9 jun 2019

Celia Cruz y la historia de "Químbara" y "Toro Mata"



Todos recordamos que Celia Cruz debutó en Fania en el disco Hommy A Latin Opera de Larry Harlow, interpretando el tema "Gracia Divina"



En el libro Celia Mi Vida, Una Autobiografía, escrito por Celia con Ana Cristina Reymundo, se detallan el relato de como "Reina Rumba" firma con Jerry Masucci y se mencionan también algunos datos sobre el disco Celia & Johnny, en especial de los temas "Químbara" y "Toro Mata"

Cuando se refiere a "Toro Mata", Celia indica que se lo escuchó cantar en Perú a una cantante de nombre Cecilia pero que no recordaba el apellido. La "Guarachera de Cuba" debe referirse a Cecilia Barraza.

Acá el extracto del libro autobiográfico publicado el año 2004

Estábamos todavía en México cuando recibí una llamada, en la cual me informaron que Larry Harlow, «El Judío Maravilloso» de la Fania, estaba escribiendo una ópera -basada en una ópera rock que se llamaba Tommy- con música afrocubana y en español, titulada Hommy. Entonces, a Masucci se le ocurrió que tendría que ser yo la que cantara el número Gracia divina. 

Cuando regresamos a Nueva York, me salieron con la noticia de que habían fijado la fecha para que yo grabara la canción con Larry Harlow. Me aprendí el número el mismo día que lo grabé, y luego la Ópera debutó en el Carnegie Hall en 1973.

Después de Hommy, Masucci se encaprichó con que quería grabar conmigo. Hablamos con Morris Levy y nos salimos del contrato ya que no nos estaba haciendo muy buena promoción con los discos que grabé con Tito Puente. Entonces firmé un contrato con Masucci, con la condición de que si no pasaba nada con el primer disco no seguiríamos juntos.

Jerry Masucci cumplió con todo lo que me prometió con ese primer elepé. Lo primero que hizo fue preguntarme con quién quería grabar, y yo le dije, «Con Pacheco», ya que en aquel entonces
Pacheco sonaba como la Sonora Matancera. Él siempre fue gran admirador de la Sonora, tanto, que cantaba en sus coros y era la misma voz de Caíto.

Lanzamos un primer elepé llamado Celia y Johnny, el cual fue un gran éxito. Jerry le dijo a Pedro: «Yo te la voy a poner en los primeros lugares», y como así fue, firmamos un contrato a largo
plazo con Vaya, que era propiedad de Masucci. Ese elepé es el que trae Químbara, una canción escrita por un muchacho que se llamaba Junior Cepeda.

En 1973, Junior le mandó a Pacheco un casete con más o menos veinticuatro números. Como no recibió respuesta alguna, se apareció en la oficina de la Fania y le dijo a Pacheco: «Maestro,
mire, yo soy el que le mandó el casete con las canciones». Pacheco le contestó: «Sí, sí, pero me tengo que ir para una reunión. ¿Por qué no me esperas?¿ Ya comiste?». «No», le contestó Junior. «Pues ve, come y al rato bajo». Pues Pacheco se olvidó del muchacho.

Después de quién sabe cuántas horas, Pacheco bajó y el muchacho seguía esperándolo ahí. «¡Caramba!», dijo Pacheco, «Discúlpame. Pero a ver, ¿qué canciones me mandaste tú?». «Maestro», le contestó Júnior, «es la que va, 'químbara químbara cumba quim bambá ... ' ». Y con eso lo cogió Pacheco del cuello y le dijo, «ven para acá muchacho». Y así fue que llegó Químbara a manos de Pacheco.

A Masucci no le gustaba ese número porque decía que todas las canciones salseras dicen «la rumba me está llamando». Yo le insistí que no era verdad. Le expliqué que los cantantes cuando están inspirados dicen eso y que seguro que hasta yo misma lo había dicho en alguna grabación con la Sonora. Le dije que el número estaba muy bueno y que yo lo quería grabar. Le expliqué que Químbara era como si el tambor le estuviera hablando a la tumbadora y al bongó. Al fin accedió. Ese número ha sido el más famoso de ese elepé. Está a la par con los más famosos números de la Sonora, como El Yerbero Moderno y Bemba Colorá. Tristemente, Junior murió un 29 de julio, dos días antes de que saliera el elepé con Químbara. Nunca se enteró de lo grande que fue ese número ni los otros que le grabe después, como Dime si llegué a tiempo.

...

Con la Fania, en Celia y Johnny, cada cual trajo sus ideas sobre los números que se debían grabar. Yo traje Toro mata, una canción peruana muy bonita que aprendí durante los días que pasé en el Perú a mediados de los sesenta. Yo estaba presentándome en un teatro de ese país andino y oí a una muchacha llamada Cecilia - nunca he podido acordarme de su apellido o quizás nunca lo supe- que lo cantó. Me gustó y le pedí a un señor que se llamaba Alberto Castillo, y que copiaba muy bien, que me anotara la música. Él la escuchó, se aprendió la melodía, me dio la parte para piano, y así yo me la traje para Nueva York. Creo que le llevé el disquito a Pacheco y le gustó porque está en un tiempo muy peruano. También traje otra que se llama La langosta y el camarón que grabé con la Sonora y que le gustaba mucho a Pacheco. Ya no me acuerdo quién trajo El canto a La Habana, que se ha vuelto como un himno para los exiliados cubanos, ya que la letra habla de un viaje nostálgico por la isla.

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