2 abr 2016

Un Ultimo Tango para Gato Barbieri



Las imágenes de los sueños y las imágenes de la memoria tienen sonido.
Con el cine nos dimos cuenta que las imágenes tienen música.
Con la musica sucede algo mas antiguo y mas intimo: cuando te toca realmente puedes inventar tus propias imágenes y soñar cosas que no sabías que ibas  soñar.
La música es como una selva; tiene límites pero no los conocemos.
Hagamos posible lo mágico viéndolo con ojos calientes.
Gracias Carlos Santana y Marvin Gaye, andando por distintos senderos llegan  a ese mar donde yo soy feliz, porque la música es la memoria de los sueños.
Gracias a todos nuestros amigos, los verdaderos, los de siempre.

Gato (LP Caliente)


La tranquilidad de esta noche de sábado se irrumpe con esta triste noticia. Ha fallecido en New York, víctima de una neumonía el reconocido saxofonista de jazz Leandro Gato Barbieri.

Nacido en Rosario, Argentina, Gato abrazó el jazz como estilo musical, dándole un estilo personal e innovador a su obra. Recuerdo mucho el disco Chapter III: Viva Zapata!, donde participan músicos como Eddie Martínez, Luis Mangual y los arreglos son de Chico O'Farrill y el disco Gato que la Fania editó en 1982.

Sin embargo, lo que le dio reconocimiento mundial a Barbieri fue la música que compuso para el aclamado film de Bernardo Bertolucci "The Last Tango in Paris" (1972) protagonizado por Marlon Brando.

Barbieri fue incluido por Fernando Trueba en el film Calle 54 (2001), dedicado a exaltar el Jazz Latino y el año pasado recibió un Grammy Latino a la Excelencia Musical.

Este fue el discurso de Gato Barbieri al recibir el Grammy Latino, el pasado mes de Noviembre





Y esta es la noticia y algunas notas biográficas del recordado músico que hoy falleció


Adiós al gran maestro argentino del saxofón
Fuente: Clarin, Argentina

Murió de neumonía en Nueva York, a los 83 años, el músico argentino Gato Barbieri, uno de los saxofonistas tenores más intensos del jazz contemporáneo y cuyo talento lo llevó a ser una figura emblemática del género. Con más de treinta discos editados y un Grammy por la música de la película “Último tango en París”, este artista logró un espacio propio a través de un estilo torrencial, de tono áspero e inspirado que lo convirtieron en un solista imbatible.

Leandro Barbieri nació en Rosario, el 28 de noviembre de 1932 y sus comienzos fueron con el clarinete, bajo la mirada de su hermano mayor Rubén, trompetista. Al cumplir los 18 años se mudó a Buenos Aires donde cambió el clarinete por el saxo alto y comenzó a tocar en orquestas de baile; su anhelo era ser músico de jazz y poco a poco se fue introduciendo en el mundo del bebop, por aquel tiempo la música de Charlie Parker ocupaba todo su tiempo.

Barbieri a finales de la década del cincuenta era una figura conocida en los clubes de jazz y por su actitud silenciosa y escurridiza fue bautizado Gato. Tras su paso por la orquesta de Lalo Schifrin, Barbieri - que ya tocaba el saxo tenor - decidió nuevos rumbos y tras establecerse en Italia, se mudó a Nueva York, ciudad en la que residió hasta su muerte.

Allí tocó con la crema del Free Jazz como Don Cherry, Cecil Taylor, Charlie Haden, Pharoah Sanders, Roswell Rudd, Ron Carter - entre otros - y produjo una música de una enorme intensidad emocional como sus álbumes “Third World” y “Fenix”, en donde hizo una versión excepcional de “El Arriero”, de Yupanqui.

Barbieri lograba transmitir una emocionalidad única, quizás a raíz de la influencia que tenía de John Coltrane. Sin embargo en la búsqueda de su propio lenguaje acercó el jazz al folklore y al tango cuando nadie soñaba con esos matrimonios. El crítico y especialista Nat Hentoff señaló: “Gato Barbieri es uno de los músicos que pudo fundir su propia herencia musical con el jazz”. Barbieri, por su parte afirmaba que estaba en busca de un jazz latinoamericano.

Fue un artista decididamente innovador y respetado en la capital del jazz moderno Nueva York, por ser genuino. Como decía el baterista Elvin Jazz, lo que hace hermosa a la música no es el estilo, es su honestidad.



“Yo no soy argentino, soy internacional”
Fuente: Clarín, Argentina. Por: Pablo S. Alonso

Junto con Carlos Gardel, Astor Piazzolla, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Lalo Schifrin y Dino Saluzzi, el rosarino Leandro “Gato” Barbieri es uno de los pocos músicos argentinos que lograron trascendencia internacional por encima de los territorios hispanoparlantes. El caso de Barbieri es doblemente particular: no sólo, al igual que Schifrin, alcanzó prestigio dentro de un género norteamericano, sino que su nombre quizás sea el que más circuló después del de Gardel. A esto último se deben dos factores: su participación como autor e intérprete de la música de Ultimo tango en París, de Bertolucci, y sus exitosos discos de la segunda mitad de los setenta.

Las últimas tres décadas no sumaron muchos pergaminos. Una pérdida de rumbo en los ochenta, en medio de cambios en el mercado musical y adicciones. La muerte en 1995 de su esposa Michelle, una presencia fundamental en su vida y en su carrera, lo sumió en una depresión, uno de los factores que desembocaron en un triple bypass. Volvió a grabar en 1997, Pero qué pasa, che corazón (1999) y The Shadow Of The Cat (2002) son una versión desdibujada de sus trabajos más comerciales de finales de los setenta.

Desde entonces, Barbieri se mantuvo alejado de los estudios, paseando su leyenda en lucrativos shows en vivo, como sus apariciones en el Blue Note de New York, ciudad en la que vive hace más de 40 años. Pero una idea de Néstor Astarita, viejo compañero suyo en la escena musical porteña, germinó, tras la intervención de Litto Nebbia como productor, en un nuevo disco, New York Meeting.

El estilo, parte del material y la intención de los productores sugieren una vuelta a los días y el espíritu del Jamaica, uno de los legendarios locales musicales de Buenos Aires, donde el Gato y Astarita tocaban juntos. Pero la mención de esto a Barbieri, en una entrevista telefónica, lo hará ofuscar: “No tiene nada que ver.”

El Gato no es un entrevistado fácil. A veces es impredecible como sus solos más salvajes. “Yo nunca hablé de mis discos”, dice. No se pone el casete para promocionar un nuevo trabajo: “Astarita quería hacer la reunión de los argentinos y salió bien. Es un disco bastante lindo. Podría haber sido mucho mejor. Se hizo muy rápido. Yo soy famoso en todo el mundo, entonces puede agarrar acá como en Europa, en Rusia. Yo tampoco soy argentino, soy internacional.” Aún no había escuchado la versión definitiva del álbum, mezclado y masterizado en Buenos Aires.



Barbieri sólo puede ver a una distancia muy cercana, consecuencia de su diabetes, por eso ya no puede leer partituras. Esa y otras cuestiones de salud han cambiado su manera de encarar su trabajo: “Preparo un esquema y meto la música como si fuera un filme. Me tengo que hacer los dientes. Toco con dos dientes abajo. Me hizo muy bien (risas). Cada uno inventa, hay que saber inventar porque si no, siempre hay un problema. Chet Baker tenía un diente salido, y él tiraba por ahí.”

Recorrer ciertos momentos claves de su carrera comienza con un joven Gato cambiando el saxo alto por el tenor, y a Charlie Parker y Lee Konitz por John Coltrane: “Nunca pienso que toqué el alto (risas), porque el tenor es mucho más difícil. En Uruguay escuché Round About Midnight (Miles Davis, 1957, en un quinteto que incluía a Coltrane). Y cuando lo oí a Coltrane dije ‘Mi Dios’. Pero no lo copié porque era imposible.”

En 1962, a instancia de Michelle, Gato viajó a Italia. Allí conoció al cornetista Don Cherry, con quien comenzó a hacerse un nombre en las ligas mayores: “Aprendí a escuchar, estaba atento a lo que dice el director. Era muy difícil porque en cuarenta y cinco minutos tocábamos quince temas; estábamos en un tiempo lento y se iba a un tiempo rápido.” Sus característicos sobreagudos en el tenor eran particularmente notables por entonces: “Viene del free jazz, pero cada uno grita distinto. Cuando yo grito es como cuando ves un partido y hacemos un gol.”
Barbieri estuvo muy activo a finales de esa década como líder y como ladero en proyectos de músicos como Carla Bley, Michael Mantler y Charlie Haden, quien a su vez fue el bajista del Gato en The Third World (1969), donde Barbieri abrazó su herencia latina; el comienzo de una serie de trabajos muy distintos de lo que hoy se conoce como Latin Jazz.

La inflexión fue una sugerencia del director de cine brasilero Glauber Rocha. “Me dijo: Andate para Latinoamérica y formá tu banda”. Barbieri recuerda como un hito su vuelta a Buenos Aires en 1970 para un ciclo en el Teatro Regina, con una banda que incluía a Nana Vasconcelos en berimbao, Domingo Cura en percusión y Adalberto Cevasco en bajo: “Toqué de todo: tangos, boleros, chacareras, bailecitos (risas), fue increíble.”

Eran años politizados. “Yo era de izquierda desde que estaba en Buenos Aires; repartía papeles y éramos diez gatos. Uno trata, pero... no sucede nada”, lamenta, antes de volver sobre su país de residencia. “Obama quiere cambiar un país que no está preparado. Acá lo único que saben es business, dinero y robar. El pueblo americano no tiene educación política. Eso te lo digo porque mi señora (Laura, su actual esposa, con quien tuvo a su hijo Christian), que es americana, no se da cuenta de cómo son las cosas.”

El lado jazzman del Gato

New York Meeting (Melopea) reúne a Barbieri con Astarita, Carlos Franzetti (piano) y David Finck (contrabajo). No solo es fácilmente más interesante que sus últimos albumes sino que presenta un lado del Gato jazzman del cual casi no había constancias en disco. El repertorio fue elegido entre Barbieri y Astarita. Estandards de los cincuenta y primeros sesenta: Straight no chaser (Thelonious Monk), Someday My Prince Will Come (tema de Blancanieves, luego introducido en el jazz), So What, Blue In Green (ambas de Miles Davis), Equinox (John Coltrane), más It’s Over (de Ultimo tango en París) y Prepárense, de Astor Piazzolla. El único elemento sudamericano en la ejecución viene de detalles como el ritmo de milonga en Equinox, percibido en la mano izquierda de Franzetti. Barbieri nunca había tocado con él ni con Finck, convocado por el pianista. ¿Hablaron del approach? “No. El (Franzetti) tiene un estilo billeviano (por Bill Evans). Hay una tendencia a folclorizarlo. Yo traté de no folclorizarlo. Lo que pasa es que hemos hablado muy poco. No de música sino de fútbol”, dice el Gato, apasionado hincha de Newell’s.



Las siete vidas de Gato Barbieri
Fuente: La Nacion, Argentina

"¡Uy! ¡Qué puntual que llamaste, che! ¿No podrías darme diez minutos? Acabo de volver del parque y estoy un poco cansado", pide Leandro "Gato" Barbieri del otro lado de la línea telefónica. Son las dos y media de la tarde en Nueva York, y el músico más importante en la historia del jazz argentino, que a fines de este mes cumplirá 83 años, acaba de regresar a su departamento luego de una caminata por el Central Park. Diez minutos después, el Gato atiende el teléfono y explica: "Antes, yo hacía cualquier cosa. Incluso, jugaba al fútbol. Pero ahora tuve un pequeño ataque cerebral. Como se me paralizaron las piernas, tengo que salir a hacer un poco de ejercicio. Camino, pero no demasiado bien". También se lamenta: "El problema es que mi memoria se fue abajo, no me acuerdo de ningún teléfono. Antes yo podía llamar a todos mis amigos sin problemas. Estoy un poco triste, porque esto va a ser así para siempre. Lo único bueno es que un par de veces al mes voy a tocar al Blue Note".

El miércoles, en Las Vegas, un día antes de la entrega de premios, el legendario saxofonista recibirá en una ceremonia privada un Grammy Latino a la excelencia musical. Se trata de un merecido homenaje a una carrera que entre sus highlights ostenta la exitosa banda sonora de Último tango en París (1972), el film dirigido por Bernardo Bertolucci y protagonizada Marlon Brando, que le valió, además de la fama global y el suceso en las ventas, un Grammy a la mejor banda sonora.

Una versión de "Europa (Earth's Cry Heaven's Smile)", de Carlos Santana, que grabó en 1976 y se transformó en un hit. Y una discografía notable que supera los 50 títulos, entre álbumes propios y colaboraciones. Pero a pesar de la importancia de esta nueva estatuilla, que marca el reconocimiento de la industria luego de muchos años de silencio y ostracismo, el Gato no parece demasiado entusiasmado. "Ya no me pasan por la radio. Supongo que porque incluso para las radios de jazz, mi música tiene demasiados elementos. Lo que pasa es que yo no toco jazz. O sea, toco jazz, pero de un modo diferente. Mi música es de todos los países. Por eso vienen a verme desde Rusia, desde Italia, desde Buenos Aires? Cuando toco yo el boliche siempre está lleno, ¿Entendiste?".

Barbieri (Rosario, 1932) comenzó su formación musical en la escuela Infancia Desvalida de su ciudad natal, hasta que se mudó a Buenos Aires en 1947 y allí empezó a tomar clases con el maestro Ruggero Lavecchia (padre de Buby, célebre pianista y director de orquesta, de la que el Gato luego pasó a formar parte) y, cuando se pasó al saxo alto, con el francés Alberto Hervier. Integró diversas formaciones, la Casablanca Jazz (donde incursionó por primera vez en el be-bop) hasta los King Serenaders, y las orquestas de Panchito Cao, Toni Cefalí, Pocho Gatti, la estable de Canal 13 y la de Lalo Schifrin, en 1955, donde se inclinó definitivamente por el saxo tenor. Paralelamente, tocaba en las reuniones del Bop Club Argentino y en jam-sessions, junto a notables de la escena local como su hermano, el trompetista Rubén Barbieri, Jorge Navarro, el Negro González, Néstor Astarita, Alfredo Remus, Baby Lopez Fürst, Egle Martin y el Bebe Eguía, entre otros. "En esa época todavía éramos todos un poco verdes. Pero me acuerdo mucho del Bebe Eguía. El sí que era un genio. Un día quise tocar con su saxofón, y era imposible. ¡No sé cómo hacía! También me acuerdo de Pipo Troise, un gran trompetista. Y de Astarita, a quien le enseñé muchas cosas. Porque yo también era un creador de personas, pero no lo hacía a propósito. Era una cosa natural, mía."

En 1962, junto a su esposa de aquel entonces, Michele (que falleció en 1996), el Gato pasó uUn pnos meses en Brasil y luego partieron a Europa. Allí, tuvo un encuentro trascendental con el cornetista de free jazz Don Cherry. "Esa unión fue importantísima para mí. Nos conocimos porque él había ido a tocar con Sonny Rollins. Pero tuvieron un cruce, Sonny le dijo «no me molestes mientras estoy tocando», y se separaron. Entonces, conseguí una audición con Don en París, me escuchó tocar y le gustó. «OK, empezás mañana», me dijo. Con él toqué tres años y aprendí muchísimo, en el sentido de que no hay que hablar mucho, para tocar tenés que usar tu corazón y tu cabeza? Hay músicos que hablan muchísimo y no pasa nada. Y Don, en cambio, nunca tuvo necesidad de decir nada. El no sabía escribir música, así que yo le copié todos sus temas. De todas maneras, era un genio." Juntos, grabaron tres discos indispensables: Toghetherness (1965), Complete Communion (1966) y Symphony for Improvisers (1966).


A fines de los 60, a través de su compañera, el Gato se vinculó con el mundo del cine. Se codeaban con directores como Godard, Antonioni, Bertulucci, De Sica? Pero alguien determinante en su carrera fue el realizador brasileño Glauber Rocha, creador del Cinema Novo. Barbieri era fanático de sus películas (había visto seis veces Dios y el diablo en la tierra del sol) y sentía una fascinación especial por Antonio Das Mortes, el film de 1969 con el cual Rocha se alzó como mejor director en el festival de Cannes. En ese momento, el Gato atravesaba una crisis personal y creativa. Sentía que la lucha de los músicos del free jazz, un movimiento de vanguardia estética radicalizado políticamente hacia la reivindicación de los derechos civiles de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos en tiempos de Panteras Negras, no era suya. Y que eso, más temprano que tarde, provocaría que lo marginaran de ese circuito. Fue Glauber Rocha el que lo incitó a buscar su propia voz. Así fue como el Gato comenzó, con The Third World (Flying Dutchman, 1969), una saga de discos maravillosos que combinaban sonoridades del folklore y la música popular latinoamericana con la inventiva rabiosa del free jazz. Ese corpus de obra que va de 1969 hasta 1975, las "músicas del tercer mundo" (que ostentan una fuerte impronta social), comienza con este álbum donde el Gato, con una banda que incluía al contrabajista Charlie Haden y al tecladista Lonnie Smith, versionaba a las "Bachianas Brasileiras" de Heitor Villa Lobos (1887-1959). Glauber Rocha había usado alguna de esas composiciones de Villa Lobos como banda sonora de Terra em Transe y el Gato sintió una atracción inmediata: "Las primeras tres notas de esa obra fueron todo para mí. Y la toqué de oído. Para mí, ese es uno de mis mejores discos. Ahí también grabé un tango de Piazzolla. En Buenos Aires siempre tenían problemas con él. A mí también me pasó. Pero creo que es un tema que tienen los porteños? ¡La resistencia a la revolución! De todas maneras, era un tipo jodido, también. Pero yo siempre lo consideré un genio. Era un genio, y punto".

Unos meses antes de editar su debut solista, el Gato grabó en el debut de la Liberation Music Orchestra, dirigida por Charlie Haden, donde versionaban canciones republicanas de la Guerra Civil Española ("Viva la Quince Brigada", "Los cuatro generales") arregladas por Carla Bley y un homenaje al Che Guevara compuesto por el propio Haden, con citas al "Hasta siempre" del cubano Carlos Puebla.

Barbieri, que a los 18 años ya se había afiliado al Partido Comunista siguiendo los pasos de su hermano Rubén, se sigue definiendo como un hombre de izquierda. Y tanto en los títulos de esos discos, como Bolivia (1973, un homenaje explícito al Che Guevara, "Para mí era muy importante. Él sabía que lo iban a matar, pero igual quiso hacer todo solo. Es de una dignidad divina") y Chapter 3: Viva Emiliano Zapata (1974), como en el repertorio, el Gato marca su ideología. En una grabación histórica en el Festival de Jazz de Montreux (El Pampero, 1971), tocó una versión intensa e inolvidable de "El arriero", de Atahualpa Yupanqui. "Yo en esa época escuchaba mucha música, y así fue como llegué a escuchar sus canciones. Pero lamentablemente no llegamos a conocernos personalmente. Yo inventé una manera de tocarla donde cantaba y repetía, como en trance, «Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas». Y al final, con la banda armábamos un verdadero desastre sonoro, y el final era caótico, yo tocaba la melodía con el saxo y luego volvía a gritar «¡Las penas son de nosotros! ¡Las vaquitas son ajenas!». Era un final importante", evoca.



En ese mismo escenario, el gran saxofonista y arreglador Oliver Nelson (autor del clásico "Stolen Moments", colaborador de Cannonball Adderley, Wes Montgomery, James Brown y también del Gato en el soundrack de Último tango en París), invitó a Barbieri a sumarse a su grupo que incluía a Hank Jones, Airto Moreira y Ron Carter, entre otros para tocar "El Gato", un tema que había escrito en su honor: "Cuando me invitaron a tocar con la banda de Oliver Nelson, uno de sus saxofonistas, que era negro, dijo «¿Yo tengo que tocar con él?» y se fue. Pero Oliver era un tipo abierto, y me dijo «no le des pelota y tocá». Oliver era bárbaro. Cuando hicimos Ultimo tango? me entendió todo al instante. Yo era muy claro para explicar lo que tenía en mente. Pero él, además, era un gran compositor. Cuando me dedicó esa canción, a mí me pareció un lindo gesto, pero no me lo tomé como, de verdad, tendría que haberlo hecho. Lo oí y me pareció muy lindo, sí. Pero no le dí la verdadera relevancia. Ahora, si lo pienso, la verdad es que me emociona muchísimo".

En ese entonces, el Gato estaba acostumbrado a codearse con la crème de la crème. Desde el centro del imperio, el Gato grababa para Flying Dutchman y el icónico sello Impulse y convocaba a los músicos más prestigiosos del jazz global (el mencionado Ron Carter, Stanley Clarke, Roy Haynes) para grabar su música, que incluía versiones de "El día que me quieras" (Gardel y Lepera), "Merceditas" (Ramón Sixto Ríos), "Juana Azurduy" (Ariel Ramírez y Félix Luna), entre otros clásicos de América latina. Al mismo tiempo, el Gato grababa a sus contemporáneos, como el brasileño Jorge Ben Jor ("María Domingas") que le devolvió gentilezas rindiéndole homenaje en "Eu vou torcer". El Gato recuerda que se hicieron amigos con Jorge Ben, pero nunca llegaron a grabar juntos. "Quedábamos para grabar, pero llegaba tarde, o a veces ni siquiera venía? Así era Jorge Ben. Pero era un genio, eh. Por ejemplo, en «Todo día era día de Indio», nombra a diferentes razas de indígenas del Brasil sin parar. Esa idea, aplicada a esa canción, siempre me pareció bellísima".

El sonido del Gato, influenciado por John Coltrane y Pharoah Sanders, es intenso, como si sacara desde sus entrañas las penas de los pueblos oprimidos, coronadas en una explosión de sobreagudos. Un quejido sensual, de notas largas y profundas, que se transformó en una marca registrada tan característica como su sombrero negro de ala ancha. Fue en los tempranos 70 que el Gato se construyó a sí mismo. Luego, su música derivó en proyectos más comerciales. A fines de los 70, Herb Alpert produjo algunos discos (Caliente; Ruby, Ruby) con una atmósfera pop easy listening. Y a partir de allí, su discografía se volvió cada vez más espaciada, en sintonía smooth jazz. "Siempre me identifiqué con los pueblos oprimidos. Mis discos del Tercer Mundo marcaron una época, eran una guerrilla musical y tenían que sonar así. Después, el tiempo fue cambiando. Las compañías querían cosas más clásicas, buscaban un sonido más ligados al pop. De todos modos, había cosas divinas. Y aunque eran comerciales, nunca hice demasiado dinero en mi carrera. Toqué en Rusia, Japón, Australia, Europa y por todo Estados Unidos. Para mí eso era normal. Pero hace treinta años tuve un triple bypass. Y ahora lo que mejor tengo es el corazón. Ahora se me hace difícil caminar y le tengo miedo a la muerte. Pero cuando voy a tocar al Blue Note y estoy sobre el escenario, me olvido de todo. Es el único momento en que bebo un poco. Y ahí me siento bien."

Tres álbumes imperdibles

The Third World (1969)

Álbum fundacional, comienza a explorar sus raíces latinoamericanas, con una banda que incluye al bajista Charlie Haden y al tecladista Lonnie Smith. Hay versiones de Astor Piazzolla ("Tango"), de las Bachianas Brasileiras de Heitor Villa-Lobos y una inspirada en Atonio Das Mortes, el film de Glauber Rocha.

Chapter 1: Latin America (1973)

Aerófonos andinos, arpa india y un personal de lujo (Domingo Cura, el "Zurdo" Roizner, Ricardo Lew, Dino Saluzzi, Horacio Fumero, Quelo Palacios) marcan el sonido selvático y furioso de ese ejercicio de regionalismo crítico que el Gato ideó para su debut en el legendario sello Impulse. Fue grabado en Buenos Aires, en abril de 1973, y producido por Ed Michel.

Chapter 3: Viva Emiliano Zapata (1974)

Los arreglos del legendario Chico O'Farrill, pionero del latin jazz, crean un entorno caribeño. Participan, entre otros, Randy Brecker (trompeta), Eddie Martínez (piano), Howard Johnson (tuba), Ron Carter (bajo), Grady Tate (batería) y los percusionistas Ray Armando y Luis Mangual. El repertorio incluye una versión de "Milonga triste" (Piana/Manzi).Tres álbumes imperdibles



PUERTO RICO HEINEKEN JAZZ FEST
 EN HONOR A LEANDRO GATO BARBIERI
  
“Cuando grito con mi saxofón es porque la música necesita los gritos” L.G.B.
Anfiteatro Tito Puente. Del 4 al 6 de junio San Juan - Puerto Rico.
Una compilación de: Israel Sánchez-Coll. isanchez_coll@yahoo.com

Especial para: www.oasissalsero.com

               Es costumbre del Puerto Rico Heineken JazzFest desde los años de su fundación, dedicarle el magno evento a un músico sobresaliente cuya trayectoria haya aportado significativamente al desarrollo del género.  Este año todos los honores recayeron en el saxofonista tenor argentino, Leandro “Gato” Barbieri.  La figura de Gato domina el ala argentina de la escena del jazz latino.  Sin embargo, como lo subrayó justamente el tubista Howard Johnson, con quien colaboró dos años, “Gato no se alinea a la corriente del jazz latino, sino que sigue su propio camino.  Se identifica más con Pharoah Sanders, cuando este último montó su propia orquesta para explorar sus raíces africanas Gato hizo lo mismo.  Se ha convertido en el Pharoah de América Latina.  Por lo demás, ¿no trabajó con Lonnie Liston Smith, quien fue pianista de Sanders tres años?” Delannoy (2002)


Sus Inicios

               Inzillo (1997) escribe un texto de gran valor bibliográfico sobre la vida de Gato Barbieri, del él hemos extractado lo siguiente: Leandro nació en Rosario Argentina, el 28 de noviembre de 1932, hijo de un carpintero, además sobrino del saxofonista y clarinetista Mario Barbieri, quien se desempeño en varias orquesta locales, mencionándose en especial la del maestro Osvaldo Norton.  Su hermano mayor Rubén Barbieri es trompetista, y junto con Gato estudió música en la Escuela Infancia desvalida de Rosario.  En una entrevista con Jund (2000), Gato le comentó: “En Argentina, para 1950 tocábamos muy buen jazz.  Mi tío, tocaba tenor.  Mi hermano, tocaba la trompeta.  Tenía diecisiete años y hacíamos bebop.  También toque música clásica, sobre todo Stravinsky.  Yo fui a la ciudad (Buenos Aires) y tenía conocimiento de todo un poco.  Tocaba jazz, y fue el comienzo de una pequeña rebelión”.  

               La Escuela Infancia desvalida de Rosario era dirigida por el maestro Alfredo Serafino, quien tenía en el frente de su conservatorio un gran cartel que decía: “Escuela de Composición, Piano, Bandoneón, Violín, Bombo Indio, Charango, Dirección de Orquesta, Instrumentación, Trompeta, Clarinete…y muchas cosas más.”  “No faltaba nada, él sabía algo y no era para pasar el rato.  Había que estudiar en serio”. Comentó en una entrevista Rubén Barbieri. 

               En su infancia Gato tenía preferencia por estudiar trompeta, pero por circunstancias mismas de la escuela, el cupo era limitado, no le quedo otra opción que inclinarse por el clarinete.  En 1947 se radica en la gran urbe de Buenos Aires y pasa a tomar clases particulares con el maestro Ruggiero Lavecchia, padre del pianista argentino Buby Lavecchia. El maestro Ruggiero acondicionó su casa en Villa del Parque para sus labores de docencia, no obstante, con el transcurso del tiempo Gato se volcó al saxo alto.  Tuvo la fortuna de ser uno de los pocos alumnos del profesor francés Alberto Herviré, quien residía en Buenos Aires, este le ayudó a desarrollar la técnica para tocar notas agudas.  
               Sus allegados recuerdan que la primera incursión jazzística de Leandro “Gato” Barbieri fue cerca de sus 18 años de edad, y con los Hot Lovers, luego es reclutado por la Casablanca Jazz Band, para remplazar del músico Marito Cosentino.  Su amigo Hugo Pierre también originario de Rosario, recuerda que: “…La meca era Buenos Aires para progresar en lo económico y contactarse con grupos más populares.  Empecé a trabajar junto a Gato, en orquestas como las de King Serenaders, Pachito Cao, Tony Cefalí, Buby Lavecchia, Pocho Gatti, Lalo Schifrin y muchos más.  Nos veíamos a diario desde 1955 hasta cuando él se fue de Argentina”.  Agrega Hugo: “Tuvimos el orgullo, en 1961, cuando Lucio Milena formó la orquesta estable del Canal 13, de la televisora bonarence, de tener toda la sección de saxos compuestas por rosarinos: Arturo Sclineider, Jorge Barone, Pichón Grisiglione, el Gato Barbieri y yo”.  En los grupos que colaboramos, él tocaba el primer alto y yo el tercero.  Siempre le gustó hacer solos, mientras yo me especialicé en ser el líder de sección.  Un día me dijo: “Hugo, de ahora en más vos a ser el primer alto y yo seré el segundo, porque sos un tipo más tranquilo y yo soy un desbolado”. 

Gato tenía pasión por las jam-sessions y participó con frecuencia de las reuniones que organizaba el Bop Club Argentino, en el auditorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes, en la calle Reconquista y en 1954 resultó ganador de las encuestas de la entidad en saxo alto.  Junto a su hermano Rubén fue uno de los fundadores de la Agrupación Nuevo Jazz, que por varios años ofreció sus reuniones en el Instituto de Arte Moderno, de la desaparecida galería Van Riel, en la calle Florida. Con Jorge Navarro, el Negro González, Rodolfo Alchurrón, Néstor Astarita y demás músicos del jazz moderno, protagonizó inolvidables recitales. Inzillo (1997)

La participación de Gato Barbieri en Calle 54


               De otro lado el trompetista argentino Roberto Fats Fernández evoca: “… Una noche que tocaba en el Jamaica, un boliche muy importante que marcó un capitulo en la historia del jazz en Buenos Aires, caen Lalo Schifrin y su novia y el Gato Barbieri con la compañera ya fallecida de toda su vida, Michelle.  Terminamos un tema  y me llama Gato a su mesa y me propone integrar un quinteto que pensaba formar, casualmente, con la misma sección rítmica de la banda con la que había tocado: Baby López Fürst en el piano, Astarita en la batería, el negro González en el contrabajo y yo en la trompeta.  Le pregunté, habiendo escuchado a su hermano Rubén en trompeta - que era un fenómeno -,  por qué me elegía a mí.  Y él me contesta porqué tu tienes mucho feeling…, recuerdo que me di vuelta y le pregunté a Baby: “Che, el ñato éste dice que yo tengo mucho feeling. ¿Qué es eso”. Y López Fürst me dijo: “Es sentimiento”.

               Es sus comienzos Gato mostró simpatía por el sonido de Lee Konitz, pero luego estando precisamente con la banda de Lalo Schifrin se parkerizó. En efecto, en su historia sobre el jazz latino Delannoy (2002) escribió: …Gato ha manifestado en sus conversaciones: “Debía tener unos 12 años cuando oí la grabación de Charlie Parker Now is the Time.  Me puse a estudiar clarinete, saxofón y composición.  En 1953 ingresé en la orquesta de Lalo Schifrin y dos años después un amigo me ofreció un saxofón tenor.  El tenor se volvió mi instrumento.”  Pero en su conversación con Jund (2000), le expresó: Cuando tenía veinte años, yo compre un disco de Charlie Parker y para mí fue una apertura a algo.  Yo lo entendí inmediatamente; algunas personas le toman años y años para entenderlo.”  “Me gusto  Benny Goodman.  Aunque me gustó mucho más Harry James.  En efecto, Miles Davis dijo en un momento que Harry James fue un  increíble trompetista, pero él no tenía el coraje de ir adelante, porque él estaba en Hollywood.  Pero de Parker, tenemos una grabación cada un año”.  

Una de las primeras influencias de Barbieri fue el compositor, arreglista y pianista Boris Claudio Lalo Schiffrin.  Para el año 1955 o 1956 (?) Lalo, está de retorno a Buenos Aires y forma una Bing Band con Gato Barbieri y los hermanos Corvini, un trompetista y trombonista italianos quienes viven provisionalmente en Argentina.  Con un repertorio de composiciones de Count Basie y Dizzy Gillespie, la orquesta viaja por Argentina, Uruguay y Brasil.  En ocasión de una gira de Gillespie organizada por el Departamento de Estado, Lalo se encuentra con Dizzy, quien le propone ir a unírsele a Nueva York, dieciocho meses después, Lalo disuelve todos sus proyectos y desembarca en los Estados Unidos.

               Gato estando con Lalo Schiffrin pasó definitivamente al saxo tenor y conoció así los estilos de Sonny Rollins y de John Coltrane, saxofonista de vanguardia que influyó de manera decisoria en su trayectoria. “Cuando yo escuche a John Coltrane, tuve que ir a Uruguay porque Uruguay en esos días, después de la segunda guerra mundial, fue un país rico, mucha de la gente que emigró de Europa llevaba mucho dinero allí.  Coltrane fue para mí el sucesor de Charlie Parker, debido a que él tenía el mismo feeling, obviamente, él tocaba diferente. (…) Para mí Coltrane ayudo mucho a Miles Davis Nonet. 

En 1962, tras un breve periodo en Brasil, donde Leandro aprovecho para tomar contacto con el folclor local, se instala en Roma con su esposa Michelle, donde permaneció un tiempo bastante largo y trabajando con diversos músicos europeos y norteamericanos como el trompetista Ted Curson y el guitarrista Jim Hall (quien había conoció en Buenos Aires, cuando este se presentó en el Jamaica, acompañando a la cantante Ella Fitzgerald), además se integra a los medios cinematográficos europeos. 


La Libertad Ahora

Los 60s serían testigos de los tumultuosos colapsos de barreras que se habían mantenido en pie durante décadas.  Los esforzados éxitos de los movimientos de derechos humanos trajeron como resultado mayores libertades, para la comunidad de color –al menos en teoría - , el termino free jazz, en efecto, surgió a principios de los 60s, después del lanzamiento del influyente álbum de Ornette Coleman que tenía ese nombre, una pieza de treinta y siete minutos de duración que ocupa todo el disco, a cargo de su “cuarteto doble”.  Este grupo reúne dos bandas sin piano, una en cada canal del estéreo, con Coleman y Don Cherry encabezando una de ellas y Eric Dolphy (en el clarinete bajo) y el trombonista Freddie Hubbard al frente en la otra.  Muchos vieron en el free jazz una fortaleza subversiva y casi violenta, así como una inesperada inmediatez, características que pronto serían utilizadas para describir las pinturas “salpicadas” del artista Jackson Pollock – de hecho Coleman usa una de las pinturas de Pollock, en el album Free Jazz –, el saxofonista buscaba realizar lo que el nombre sugería: “liberar el jazz” de las fórmulas y muletillas que habían afectado el bebop y le habían robado gran parte de su espíritu Rebelde. 

                El free jazz también recibió otros nombres: “Avant-garde”, “Lo nuevo” y “esa excreta libre” – a cargo de beboppers a ultranza que consideraban que los músicos del free jazz carecían de entrenamiento apropiado y del más mínimo sentido estético.  Tesser (2000) agrega de manera fluida que, “para liberar la melodía, Ornette enfocó la mira en los patrones armónicos que habían dictado la estructura de las improvisaciones del jazz desde la década del 20, y los destruyó.  Sus composiciones no tenían ningún tipo de armonías predeterminada”.  

Cuando la banda de Ornette Coleman, se disolvió en 1962, Don Cherry se unió al famoso cuarteto de Sonny Rollins, donde estuvo entre 1962 y 1963. Codirigió posteriormente el grupo "New York Contemporary Five" con Archie Shepp y se fue a Europa de gira en una banda que incorporaba al saxofonista argentino, Gato Barbieri. Don Cherry, realizó un eficaz híbrido entre el jazz avant-garde y el word music cuando comenzó a operar por su cuenta.  Sin  embargo, antes, en 1966, grabó su Syphony for Improvisers (Blue Note), una obra de amplio rango, con una banda cuidadosamente escogida que incluían a las futuras estrellas de la nueva música Gato Barbieri y Pharoah Sanders en saxos.  Relata Gato lo siguiente: “En 1965, en Paris, conocí a Don Cherry, con quien toque free jazz durante dos años.  Grabamos dos álbumes para el sello Blue Note que me gustan mucho: Complete Comunión (1965) y Syphony for Improvisers.” (1966). Delannoy (2002)   

               Graba por primera vez bajo su nombre en 1967 dos discos: "In Search Of The Mistery" y "Obsession". Colabora luego con Carla Bley y con Charlie Haden en la "Liberation Orchestra".  Gato arroja un comentario valioso en su conversación con Fred Jung (2000): ‘Yo toqué con Don Cherry, free jazz por dos años.  Después de mi retiro con Don Cherry, toque In Search of the Mystery (ESP), también toque con la orquesta del compositor de jazz, Michael Mantle, quien era el tío de Carla Bley.  Realicé muchas cosas, pero entiendo el free jazz no era mi estilo.” “Nunca dejé de amar al free jazz…de todas formas no me gusta explicar la música. Siento que es algo que surge misteriosamente”

               En  1968 hace dúo con Dollard Brand, un apodo que gira alrededor de la  personalidad del músico surafricano Adbuullah Ibrahim, ahí le da a su música un giro decisivo hacia sus raíces sudamericanas, y más ampliamente, hacia las músicas del tercer mundo. Dirige numerosos grupos, en los que intervienen entre otros con: Joe Beck, John Abercombie, Stanley Clarke, Ron Carter, Lennie White, Roy Haynes, o Airto Moreira, Carla Bley, Charlie Haden con su Liberation Orchestra, Steve Lacy, etc.



De nuevo a sus raíces.

               Para finales de los 60s, comienza a decaer el free jazz en Francia, y un día de 1969, Gato se encuentra en Italia con el realizador brasilero Glauber Rocha (Director y realizador de Deus e o Diabo na Terra do Sol y Antonio das Mortes) y le dice, “Tú eres latino”, “Tú tienes que hacer tú propia música”, con estas palabras le abre los ojos ante su cultura, ya que Gato sentía que estaba descuidando sus raíces.  Viajó a Buenos Aires, donde realizó varias presentaciones en el teatro Regina, anticipando lo que fue su formula Revolucionaria.  Armó un sexteto constituido por los músicos argentinos Gustavo Kerestezachi en el piano, Adalberto Cevasco en el bajo, Pocho Lapouble en la batería, Domingo Cura en la percusión, el brasileño Naná Vasconcelos en el berimbau y percusión y gato en el saxo.  En efecto, le comentó a Jung (2000): “para ese tiempo, logré ganar bastante dinero, tocaba tangos, música brasileña, música cubana, de todo.  Era parecido a un cóctel de frutas, no salsa.  Yo no toco salsa, yo toco lo que llamó cóctel de frutas, que tiene color, que tiene sabor, que tiene diferentes cosas, diferentes clases de fruta las cuales yo puedo colocar.  Yo no toco “straight latin”.  En efecto, los músicos de jazz no me consideran un músico de jazz.  Ellos no me consideran un músico de jazz latino, debido a que en el jazz latino hay mucho “boom, boom, boom, boom”. Yo siempre voy contra algo natural…”  

               Después de regresar a su país, la música de Leandro, tomó un ritmo diferente, al dirigir su lirismo de tono amplio hacia las corrientes rítmicas de su tierra natal.  Toma en cuenta el tango y la música percusiva de los pueblos rurales indígenas de la pampa Argentina, Barbieri ofrecía melodías sencillas tocadas sencillamente, con una ornamentación reducida al mínimo.  A ese periodo pertenecen sus álbumes, The Third World y Fénix, dos grabaciones caracterizadas según Delannoy (2002), “por acentos brasileños que Barbieri conservará presentes en su música durante varios años”.  

De esta etapa denominada regreso a sus raíces, queda para la perpetuidad un manifiesto que hizo público en el periódico La Opinión en una convulsionada Buenos Aires de 1973. “Lo que estoy buscando es conseguir un sonido auténticamente sudamericano, pero nuestra música folclórica es de origen indio y yo la siento demasiado liviana desde el punto de vista rítmico, por eso quiero una cosa más pesada y me parece válido, porque aquí también hubo un exterminio de indios.  Desde el punto de vista musical me interesa radicalizar el sonido, reivindicando como una manera de expresión actual.  Aquí (se refiere Argentina) voy a utilizar además de percusión, armónica, quena, charango y arpa guaraní y después en el Brasil pienso grabar con una escola de samba, agarrar siete u ocho tipos y tirar una cosa bien fuerte.  Quiero que la música hable de lo que pasa en Suramérica.” 

               Mientras en su disco Latino América o Chapter one (Impulse/GRP) se observa que le permite concentrarse en su tono opulento y apasionado, tejido en un sonido dulce y entrañable con una utilización frecuente de las asperezas guturales que la mayoría de los saxofonistas usan sólo ocasionalmente para dar énfasis.  Opina el crítico Neil Tesser (2000), “Las mejores grabaciones de  Barbieri ubican sus arrasadoras melodías contra fondos claramente argentinos.  En vez del calor del samba brasileño o del son cubano, el ardor de rescoldo de su música surge del envolvente bolero de las pampas, o de los seductores movimientos de los bailarines de tango en los locales nocturnos de Buenos Aires.  Estos discos, grabados a principios de los 70s, siguen siendo el ejemplo del más pleno del nacionalismo musical de Barbieri”.

               En 1971 toca su disco El pampero en el festival de Montreux.  Por su intensidad y su brillante lirismo, la prensa europea lo califica de nuevo Coltrane. “Yo tuve muy buena amistad con Marvin Gaye, Carlos Santana. Yo converse una vez con Coltrane.  Sin embargo nunca vi. A  Miles, lo vi tocar, pero nunca hable con él.  Yo hable mucho con Ornette y Don Cherry”, afirmó Gato.  

Su conversación con John Coltrane la estampa magistralmente Inzillo (2000) de la siguiente manera: “Leandro “Gato” Barbieri decidió junto a su mujer, Michelle, enviarle un regalo desde Buenos Aires, fruto de su admiración.  A través de un amigo, piloto de una compañía de aviación, se lo destinó a Nueva York.  Se trataba de un estuche para saxo tenor, hecho a mano, de cuero crudo, forrado interiormente con seda y con la palabra Trane grabada en su exterior en letras doradas.  Coltrane recibió el presente gustoso pero ignorando el remitente, ya que la nota escrita por el Gato sólo decía: “De un amigo en Buenos Aires”.   Al año siguiente, los Barbieri decidieron radicarse en Europa y se instalan en Roma.  Al poco tiempo se enteraron de que el cuarteto de John Coltrane iba a dar un concierto en Milán, y por supuesto hicieron el viaje correspondiente.  Al concluir el recital fueron al camerino a felicitarlo y se encontraron en un rincón del cuarto con el estuche que le habían obsequido.  Después de presentarse, Trane le dijo: “¿Oh, ustedes son de la Argentina?” y apuntando con un dedo al estuche agregó: “alguien me lo mandó.  Yo lo uso permanentemente”.

Cuando los Barbieri le confesaron que había sido ellos, Coltrane les agradeció y dijo: “Es hermoso”.  Luego con tono de broma en su voz, pero con seriedad en su mirada, preguntó: “¿Ustedes piensan que pueden mandarme uno igual, pero para mi saxo soprano, también…?”.        

En 1972 le lleva a la gloria y la fortuna su composición para la película de Bertolucci, “El Último Tango en París”, la cual ganó un premio Grammy por la mejor composición instrumental y fue el saxofonista quien compuso e interpretó el tema de esta película. Gracias a la película Gato empieza a disfrutar de un tremendo auge en su popularidad, particularmente en Europa.

               Pero en realidad la relación de Barbieri con el cine comenzó a gestarse en la Argentina, a comienzos de los 60s, poco antes de partir a su exilio voluntario a Europa, fue Sergio Mihanovich quien lo convocó para intervenir en la banda sonora del filme: Los jóvenes viejos, de Rodolfo Kuhn. Luego compone las partituras para las películas del realizador brasileño Glauber Rocha y más adelante de los italianos Gianni Amico, Pier Paolo Pasolini y Giuliano Montaldo. Barbiri también fue protagonista de un cortometraje sobre el jazz, realizado por el director romano Gianni Amico, en 1978 volvió a componer para la película Firepower, pero con elementos de fusión más cercanos al funky. (consulte a Inzillo)

Al periodista González (1973), Barbieri le dijo: “Bernardo Bertolucci (director de Último tango en París), escribió el guión de la película escuchando a Astor Piazzolla. Yo me sumé a eso.” “Para el público de ese tiempo (1973) el sexo era muy tabú, mientras que para el de ahora, parecería la Caperucita Roja, lo importante era que llevaba un mensaje. Además si no tienes un disco, nadie escribe ni te entrevistan”.

Al periodista Inzillo (1997), le comentó: "Cuando compongo música para un filme, todo es más confortable -declaró Barbieri- cuando uno improvisa, cada cosa está en tu cabeza. Algunos músicos piensan que improvisar es fácil. Yo creo que es muy dificultoso. Grabar un disco, por ejemplo, es para mí muy abstracto. Un filme es algo para que vos lo veas, por lo tanto es completamente diferente." 



Otros Films donde Gato colabora son los siguientes:

1962 Before the Revolution (Director/co-escritor Bernardo Bertolucci) 
1962 DAR LA CARA ( MARTINEZ SUAREZ, Jose A. ) 
1969 ORESTIADA AFRICANA ( PASOLINI, Pier Paolo ) 
1971 NA BOCA DA NOITE ( LIMA JR,Walter ) 
1975 LA GUERRA DEL CERDO ( TORRE NILSSON,Leopoldo ) 
1979 EL PODER DEL FUEGO ( WINNER,Michael ) 
1983 EL BESO DE UN EXTRAÑO ( CHAPMAN, Matthew ) 
1993 MANHATTAN BY NUMBERS ( NADERI,Amir ) 
1993 DIARIO DE UN VICIO ( FERRERI,Marco ) 
1996 SEVEN SERVANTS ( SHOKOF,Darhyus ) 
2001 Calle 54
2001 Gato Barbieri. Live from the Latin Quarter


Su encuentro con Julio Cortazar. 

El 20 de marzo de 1973, coinciden en Buenos Aires, Julio Cortázar para presentar El libro de Manuel y ser jurado del concurso que organizaba el diario La Opinión, Leandro Barbieri por su lado esta de gira y recopilando sonidos latinoamericanos. Relata el periodista Fernando González en su nota periodística que “Cortazar traía un dato equivocado. Le habían informado que Barbieri había puesto música a uno de sus cuentos, El perseguidor, Julio había visto el film en París y su música le había gustado. En efecto, Cortázar tenía el dato cambiado sólo en parte. Se había filmado El perseguidor, película de Osías Wilenski con Sergio Renán en el rol protagónico y la música la había realizado Barbieri. Pero otro. Rubén Barbieri, hermano del Gato, trompetista adusto”. 
-¡Por fin nos podemos encontrar! -dijo Barbieri-, ¿es cierto que a veces le das a la trompeta, Julio? 

Cortázar intentó acomodar su gigantesca figura en el sillón, casi con un hilo de voz, dijo: 

-No, no. Es en un plano sumamente privado. Cuando estoy muy cansado, saco mi trompeta y me hace mucho bien tomo oxigenación para mis pulmones, opinión que los vecinos no comparten, claro.

-A mí el jazz me sirve como inspiración -añadió Cortázar-, por un lado en algunos temas como el cuento El perseguidor, o aquel capítulo sobre jazz de Rayuela, eso, sería la influencia temática, una especie de swing. 

-El swing, Cortázar, el swing -corroboró Barbieri. 

-Si usted lee algunos de mis cuentos, Gato -dijo Cortázar-, podrá ver sobre todo hacia el final que cada coma, que cada palabra, salen de, una necesidad rítmica; mis cuentos nacen de un ritmo. 

Todos se saludaron y Cortázar y el Gato Barbieri no volvieron a verse nunca. Cortázar murió en París el domingo 12 de febrero de 1984.
               En la primavera de 1974, Gato deseaba grabar con una gran orquesta, se sincera con el periodista Nat Hentoff donde le revela su preocupación.  Hentoff de inmediato le recomienda hacer contacto con Chico O’Farrill.  Enterado del proyecto O’Farrill organiza una orquesta de 19 músicos contando en la percusión con el músico brasilero Airto Moreira y graban Chapter One: Latin America y Chapter Three: ¡Viva Emiliano Zapata! “Soy un gitano, no tengo nada ligado a mi país, mas bien a Latinoamérica, por eso grabé “Latin American Chapters”. También hice folclor indio, ellos son latinos, aunque los han ido matando”.  Para la critica especializada, en el caso de Delannoy (2000): “O’Farrill literalmente cubanizó a Gato Barbieri, de la primera a la última nota.  Así, el tema argentino Milonga triste se convierte en una habanera.  Lluvia azul es una minisuite afrocubana en la que se luce el flautista Seldon Powell, y ¡Viva Emiliano Zapata! Se desarrolla en una sucesión de endiablados montunos tocados por el singular pianista colombiano (ex Barretto) Eddie Martínez”. “Mi esposa Michelle, tuvo una hija en un anterior matrimonio, y su ex-esposo tiene un hijo de nombre Emiliano, y en efecto, yo le coloque a mi grabación Emiliano Zapata”, le explicó Barbieri a Fred Jung.

               Para los años 1976 y 1979, Barbieri graba para el sello A&M Record, propiedad del gran trompetista Herb Alpert cinco álbumes populares. Los cinco iniciaron una nueva etapa de su carrera, empezaron con  Caliente, Bajo fuego, Bolivia y Euphoria The Shadow of the Cat. De todos estos éxitos, Gato ha admitido que el mejor fue Caliente, y no se cansa de decir que es su favorito. Aunque su música mantenía el sabor latino, ya no manifestaba los temas o ritmos folklóricos.  

               Al parecer, las huellas musicales de Gato Barbieri se comienzan a disolver, experimenta otras vías, hasta que a mediados de 1982 se detienen las arenas del reloj musical de Barbieri.  “Desde 1982 a 1996 permanecí sin grabar por problemas con las drogas y el alcohol.  Mi esposa enfermó de leucemía, la amaba mucho, pero al final murió, en medio de esta desventura, no supe que hacer” [Michelle murió en 1995, tenía 35 años de edad].  Leandro incinera los restos de su esposa Michelle, nacida en Italia y lleva a su casa en la Isla de Capri, (que queda en la costa oeste de Italia), sus cenizas.  Bernardo Bertolucci y otros viejos amigos fueron a visitarle y le indagaron acerca del estado de salud, Gato recuerda.  “Yo estaba muy enfermo, tenía mucho dolor en mi pecho, semanas después me traslado a tocar en el Blues Alley en Washington, D.C. la paga fue bastante sustanciosa.  Fui a visitar al doctor, dado a que el dolor en el pecho se vuelve irresistible  y estuve muy cerca de un ataque cardiaco, -con su dedo, Gato traza una línea a través de su pecho – esto me costó $60,000, yo tengo un triple baypass”.  La operación salvó su vida, pero al no tener ningún seguro,  tuvo que intensificar su horario de presentaciones para pagar sus cuentas médicas. No obstante disminuyo sus actuaciones, buscando un poco más de tranquilidad y evitar un sobresalto.  “He parado de tomar, hago ejercicio, llevo una dieta balanceada, no como queso, carne ni huevos, me he convertido en un aficionado a la comida de mar.”

               En 1997 hace su debut para la casa disquera Columbia, con “Qué pasa.” En 1997 re-lanza Latino América para el sello Impulse, en 1999 graba Che Corazón, nuevamente para Columbia, el 12 de septiembre del 2000 sale su compilación Gato Barbieri's Finest Hour y el 24 de septiembre de 2002, Shadow of the Cat.

               En el más reciente The Shadow of the Cat, se describe como una reunión entre amigos.  Albert toca la trompeta y los solos de trompeta en tres piezas “El chico, The shadow of the cat y Para todos”.

Barbieri ha mantenido durante muchos años una muy buena amistad con Herb, sin embargo fue el productor Jason Miles (bien conocido por sus trabajos con varias leyendas del jazz y el pop, desde Miles Davis a Luther Vandross) quien llamó a Herb Albert para trabajar en el álbum.  Expresa Gato: “él (Albert) se sintió muy feliz por participar y me dijo, Gato tú tocas muy hermoso. Yo le correspondí el elogio. Él conoce mis problemas de salud, pero me dijo: esta vez, te voy apoyar en todo. Nosotros hablamos de todos los músicos que admirábamos, quienes aún continuaban con nosotros y quienes habían muerto, de verdad que fue una magnifica conversación, nos admiramos mutuamente”.  En “The Shadow Of The Cat”, Barbieri combina las influencias latinas con la moderna y seductora vibración del jazz contemporáneo bajo la dirección del productor, ganador del Premio Grammy, Jason Miles. Conocido por sus trabajos con legendas del jazz y del pop (desde Miles Davis a Luther Vandross) y por sus grabaciones para los recientes tributos a Ivan Lins y Grover Washington Jr., Miles traslada el explosivo sonido de tenor de Barbieri al nuevo milenio gracias a las colaboraciones de músicos de la élite del jazz actual como Peter White, Sheila E., Cassandra Reed y el fundador de Peak Records, Russ Freeman. Junto a ellos, músicos latinos como los bajistas Mark Egan y Will Lee, los baterías Vinnie Colaiuta y Richie Morales, el pianista Óscar Hernández, el percusionista Marc Quiñones y el guitarrista Romero Lumambo.



               Una de las particularidades de Gato Barbieri es que  nunca realiza ensayos ni dice que va a presentar.  En su entrevista con la periodista Estela Pérez (2002), lo manifiesta: “Quiero que los músicos no estén mirando y marcando lo que sigue. Me gusta estén a la expectativa de lo que puede suceder. Eso es algo que aprendí con Don Cherry. Nosotros interpretábamos en un set de 45 minutos por lo menos 20 temas, pero como una especie de potpurrí, cuatro minutos de un tema, de ahí saltábamos a otro y otro. Así aprendí a ser ligero, a estar atento a lo inesperado, a la improvisación”.  Barbieri dice que el sentido del arte musical no es explicable, pues genera en cada uno diferentes emociones. "Davis, Monk, el mismo Piazzolla, jamás hablaban de eso; si hay algo que explicar,
deja de ser arte".

               El apodo de Gato, le fue colocado en Argentina, debido a que tocaba en varios lugares la misma noche e iba corriendo de un lado a otro vestido de negro, como un gato, además que su temperamento es huraño y arisco, (no le gusta que le impongan, sino hace lo que quiere),bajo estas circunstancias,  fácilmente gano su famoso apelativo.

               En la actualidad, Barbieri compone un sonido menos áspero, aunque pleno de matices, con tonos opulentos y por momentos suavemente apasionados, Gato ataca líneas que fluyen de cierta dulzura a la aspereza del quejido, de ese sonido cuerno que tan bien desarrolló el genial John Coltrane. Sus melodías transitan por el latín, aunque despojadas de ese aire afrocubano; música de melodías sencillas, con una mínima ornamentación pero concentrado en los matices tímbricos. Su sonido, por momentos es denso, casi opulento y se convierte en una fina línea lírica.

               Barbieri  le resulta difícil situar su música, tanto que le parece problemático definirlo. Opina: “Los músicos de jazz dicen que hago jazz latino, los de jazz latino dicen que hago jazz.  Pero yo creo que soy más latino que muchos en la forma de expresarme cuando toco; yo hago de cada interpretación un canto a Latinoamérica. Incluso si son temas que no pertenecen a nuestro ámbito, siempre les doy un toque latinoamericano", creo que hago algo así como una ensalada de fruta, en la cual los ingredientes son el tango, el bolero, toques afrocaribeños, música brasileña (cuándo no) y jazz. Pero nada es riguroso en mis composiciones”. Pradines (2000)

               En diversas entrevistas como en la llevada a cabo por Pérez (2000), ha dado su opinión sobre la música actual, en efecto, es una visión personal que se ajusta a sus modelos: “Lo que pasa es que los norteamericanos siempre quieren ir para delante y los latinos nos quedamos en el mismo lado. Los latinos están perdiendo un poco los sonidos naturales. Por ejemplo, la salsa. Ya hay muchos tipos de ella: la feísima, la un poco mejor, y luego los que tocan salsa no para un concurso de baile sino porque lo que hacemos es arte. Mi salsa tiene olor, cambios, diferentes colores, no es aburrida.  Hoy no hay líderes, ninguna figura de la actualidad tiene la presencia de un Miles, de Ornette o de John Coltrane. Diría que en la actualidad el jazz ha generado un fuerte espíritu de colaboración que logra mantener el proceso de crecimiento musical sin grandes "cabezas". 

“Un buen músico actual es Joshuan Redman”, yo toco como soy yo, punto y aparte, no me gusta negociar, no me gustan los productores de ahora, son muy rápidos, gastan mucha plata para una cosa que se puede hacer en cinco días, ellos se tardan veinte. Tengo que decirte que hacer discos ya me aburre, siempre sentir lo mismo, eso ya lo hice y estoy cansado, prefiero hacer conciertos donde ninguno me dice lo que tengo que hacer. El estudio tiene un límite, el corazón no te lo enseña ninguna escuela, es lo que brota de uno. En Europa toco en pueblos pequeños donde la gente es normal y les gusta sentir la música. Arman como una plaza, ponen silla y el público es gratificado con lo que se le ofrece. Aquí no es así, hay que ser simpático y hablar mucho. No soy de esa manera, soy como un gato en cierto sentido, me gusta estar solo.” Pérez (2000)

¡Felicidades Gato!

La Revista Down Beat del 21 de abril de 1977, le dedicó su Portada. 



Bibliografía consultada:
Delannoy, Luc. (2000).  Caliente.  Una historia del jazz latino.  Fondo de Cultura Económica.  México.
Neil Tesser (2000). Guía PlayBoy de Jazz.   Emecé Editores.
Inzillo Carlos (1997). Leandro Gato Barbieri. Recuperado de:
http://www.lamaga.com.ar/
Inzillo Carlos (2000).  El 17 julio de 1967 fallecía uno de los líderes del free-Jazz. Recuperado de: http://www.lamaga.com.ar/
Jung Fred. (2000). A Fireside Chat with Gato Barbieri. Recuperado de: http://www.jazzweekly.com/interviews/gbarbieri.htm
González Fernando . "Gato" Barbieri y Cortázar entre cucarachas. Recuperado de: http://www.lamaga.com.ar/php/archivo.php?accion=Nota&id=336
Nano Herrera. (1977). Julio Cortázar y Gato Barbieri. Recuperado de:
http://www.datamarkets.com.ar/nano/CORTAZ.htm 
Julio Cortázar, El perseguidor. Recuperado de: 
http://www.literatura.us/cortazar/perseguidor.html
Sánchez. Juan. El último tango en París. Recuperado de:
http://usuario.tiscali.es/actores/
Pérez Estela. (2001). Gato Barbieri: 'la melodía es lo importante'
Pradines. Cesar. (2000).  La marca registrada del Gato.

BIOGRAFÍAS DE MÚSICOS Y CANTANTES DE JAZZ.  Recuperado de:
http://www.apoloybaco.com/biografiasprincipal.htm
Gato Barbieri Home Page.   http://centralentertainment.com/gato/

Comment (1)

GRACIAS EN NOMBRE DE UNO DE LOS MUSICOS MAS REPRESENTATIVO DE TODA LA VIDA
GRACIAS EN NOMBRE DE TODOS LOS MUSICOS
GRACIAS EN NOMBRE DE LA MUSICA
GRACIAS
NESTOR ASTARITA
jazztarita@hotmail.com