28 ago 2022 0 comentarios

El Gran Combo de Puerto Rico regresó a República Dominicana

 


Fuente: Listín Diario, República Dominicana. Por: Ramón Almánzar

Los lazos históricos entre el Gran Combo de Puerto Rico y los dominicanos quedaron renovados la madrugada de este domingo cuando celebraron sus 60 años en la salsa y regresaron a Santo Domingo tras diez años de ausencia, esta vez al hotel Jaragua.

Esta conexión especial con República Dominicana se estableció desde la primera conformación como agrupación, en la que incluyeron como voz estelar al dominicano Joseíto Mateo, quien grabó el primer tema del grupo, "Menéame los mangos".

Después vendría otro lazo musical con un dominicano: Johnny Ventura, con quien establecieron una amistad hasta la hora de su muerte, el 28 de julio de 2021, y de quien grabaron la clásica salsa "Trampolín".

De hecho, Rafael Ithier, el fundador del Gran Combo, sacó anoche un momento para recordar a su amigo: "Antes de seguir tocando, quiero que ustedes se unan a nosotros y le demos un abrazo a una figura que más que amigo fue un hermano de nosotros, el señor Juan de Dios Ventura, Johnny". 

En el hotel Jaragua, este tema tomó particular sentido nostálgico al no poder contar con la presencia física del legendario Johnny Ventura, pero sí con la de su hijo Jandy Ventura, a quien Ithier abrazó y le dio sus bendiciones.

"Trampolín" incluyó a Jandy en la interpretación de esa noche, generando algarabía total en la sala.

Otro regalo para fue la grabación de "Amame", escrita por el dominicano Palmer Hernández, la que tambièn cantaron en Santo Domingo esta vez.

El Gran Combo hizo un recorrido histórico por su carrera desde el mismo 26 de mayo de 1962 cuando se escucharon por primera vez en la radio puertorriqueña. O desde el 20 de noviembre de 1963, día en que lanzaron su segundo álbum como grupo, "De Siempre", con Pellín Rodríguez y Andy Montañez como las voces líderes. 

El repertorio incluyó muchos de los temas de la década de los años 70, que fue muy productiva para esta legendaria orquesta, pero también de inestabilidades por la salida y entrada de cantantes. 

En 1977 salió Andy Montañez y entró Jerry Rivas, quien permanece activo en el frente de voces de la agrupación.

En la actualidad, junto a Jerry cantan Anthony García, quien ingresó en 2015, y Joselito Hernández, desde 2017. La verdad que sus voces son de iguales matices de esos temas originales, además de estar soportadas en una orquesta de 10 músicos que le dan el real sonido de siempre.

A lo largo de su historia suman otros ocho cantantes, entre ellos cuatro ya fallecidos: Joseíto Mateo (de 1962 a 1963), "Chiqui" Rivera (solo estuvo en 1962);  Pellín Rodríguez (que permaneció entre 1962-1973) y Marcos Montañez (estuvo en 1973).

Los otro cuatro son: Andy Montañez (1962-1976), Mike Ramos (1970-1979). Charlie Aponte (1973-2015) y Luis "Papo" Rosario (1980–2019).

En la descarga musical en el Jaragua no faltó "Un verano en Nueva York", escrita por el cubano Justi Barreto y que simbolizó toda una época en la música latina, cuando la salsa reinaba, y en el ambiente que se vivía sobre la mitad del siglo XX.

"Un verano en Nueva York", en la voz principal de Andy Montañez, fue incluida en el disco “Número 7” de El Gran Combo de Puerto Rico, lanzado al mercado en 1975.

“Si te quieres divertir, con encanto y con primor, solo tienes que vivir un verano en Nueva York”, reza la salsa, que la noche del sábado fue cantada a todo pulmón por los presentes en el hotel Jaragua.

Ese repiqueteo del sonido de trompetas es tan contagioso que lleva al climax del concierto, dándole el soporte rítmico junto con la percusión, los timbales, el piano, el bajo, los trombones y saxofones, a uno de los grandes clásicos de la salsa que todavía hoy día hace bailar a las nuevas generaciones.

"Un verano en Nueva York" un claro reflejo de lo que se vivía en la década del 70, cuando la gente latina bailaba al compás de la salsa, un movimiento musical que había abandonado las zonas marginales del Bronx y Queens, donde se había germinado, para expandirse hacia otros lugares.

Ese ánimo festivo prevalece. Los dominicanos congregados en el salón del hotel Jaragua dieron testimonio de eso y la algarabía llegó al éxtasis.

Otro tema relacionado a Nueva York es "Se me fue, bendito se me fue, se me fue la mujer pa´ lla pa´ Nueva York".

Otro infaltable fue "No hay cama pa tanta gente", escrito por el trovador Florencio M. Morales Ramos (Ramito), que da aires de Navidad al escucharlo.

El vocalista Charlie Aponte fue quien le dio la idea a don Rafael Ithier de cambiar algunos nombres por la gente de la farándula, de la televisión y la música popular en esos años, entre ellos Johnny Ventura, Tito Puentes y Celia Cruz. El tema aparece en el álbum "Nuestra Música" (1985).

El show en el Jaragua incluyó otras de las salsas más difundidas en República Dominicana: "Me liberé", "Brujería", "Mujer celosa", "Tilín tilón", "Aguacero", "Se nos perdió el amor", "Ojos chinos", "Hojas blancas", "Timbalero", "Arroz con habichuela", "Y no hago más na". 

"Pilito" y "No hay cama pa´ tanta gente" fueron las dos últimas para cerrar a las 3:00 de la madrugada, con muy pocas peticiones sin complacer, talvez "Nido de amor" y "A la reina" faltaron, pero ya estaba más que bueno. Demasiado bueno.

Admirable lo de Rafael Ithier. Se pasó toda la noche de pie dirigiendo con sus manos la orquesta. A sus 96 años (que los cumple este lunes) conserva la energía, ya lacerada por el tiempo, que le imprimió durante décadas a esta agrupación. 

"Gracias, gracias, gracias", dijo Ithier cuando habló con voz ronca y escuchó los aplausos de los presentes, un tributo merecido por ese legado inmaterial para Puerto Rico y el Caribe.

Luego agregó: "Estoy convaleciendo de una enfermedad que me dio hace como dos años con la pandemia y estoy metido en casa, no he salido de casa a nada, pero cuando cuando me dijeron que venía para Santo Domingo yo dije: - no me puedo quedar, tengo que ir pa` Santo Domingo".

Previo a la presentación de la denominada "Universidad de la salsa", el evento contó con la salsera dominicana Ruth la Cantante y el merenguero Wilfrido Vargas.

Cerca de las 11:00 de la noche del sábado, Ruth sirvió de anfitriona, interpretando un popurrí de La India, “Caballero engaño, “Sonero”, “Ahora resulta”, “La loba” y su más reciente sencillo “Qué lástima me das”.

Luego subió al escenario el merenguero Wilfrido Vargas, quien impuso su veteranía con una banda muy acoplada y un frente de cantantes jóvenes que mantienen la energía, el buen canto y las coreografías como parte esencial del tradicional sonido de esta agrupación.

Wilfrido Vargas y su orquesta ofrecieron una hora de lo mejor de uno de los repertorios más populares del merengue.

“Les damos las gracias a todos ustedes y a la gente que ha hecho posible para que yo esté aquí junto con El Gran Combo, que cumple 60 años en las tarimas con Rafael Ithier”, expresó Wilfrido cuando retomaba el ritmo de “El africano”.

No faltaron otros de los emblemáticos merengues de Los Beduinos, como “Comején”, “Volveré”, “El jardinero” y “Sálvame”.

Ericko Zapata fue el encargado de la producción artística, que contó con la animación de Julio Clemente y Yoryi Castillo.

26 ago 2022 0 comentarios

Academia Latina anunció los Grammy Latino especiales del 2022

 


La Academia Latina de la Grabación® anunció que Rosario Flores, Myriam Hernández, Rita Lee, Amanda Miguel y Yordano recibirán el Premio a la Excelencia Musical de este año. Además, Manolo Díaz, Paquito D’Rivera y Abraham Laboriel recibirán el Premio del Consejo Directivo.

“Los logros colectivos de este extraordinario grupo de artistas y sus contribuciones a la música latina son incalculables”, dijo Manuel Abud, CEO de La Academia Latina de la Grabación. “Será un gran privilegio honrar a estas legendarias figuras durante la Semana del Latin GRAMMY® en Las Vegas”. 

El Premio a la Excelencia Musical se otorga a intérpretes que durante su carrera han hecho contribuciones creativas de sobresaliente valor artístico a la música latina y sus comunidades. El Premio del Consejo Directivo se otorga a personas que han realizado importantes contribuciones a la música latina durante su carrera, pero no necesariamente en la forma de interpretaciones. El Consejo Directivo de La Academia Latina de la Grabación vota ambas distinciones.

Se homenajeará a los galardonados durante un evento privado el miércoles, 16 de noviembre de 2022, en el Mandalay Bay Convention Center. Eduardo Osorio regresará como productor ejecutivo junto al equipo de producción de La Academia Latina de la Grabación.

Galardonados con el Premio a la Excelencia Musical 2022:

Rosario Flores (España)

Desde el comienzo de su notable carrera, este fenómeno del pop español ha aportado elegancia y sobriedad a todas sus actuaciones, ya sea una balada rockera, una auténtica rumba catalana o una cadenciosa canción de amor. Nacida en Madrid en el seno de una de las familias musicales más emblemáticas de España, comenzó a grabar música desde muy joven y contó con la tutela de su hermano mayor, el cantautor Antonio Flores, en discos como Siento, de 1994. Un año después de su trágico fallecimiento, Rosario ofreció un desgarrador homenaje a su memoria, “Qué bonito”, el cual se convirtió en uno de sus mayores éxitos. En 2002, un papel en la obra maestra de Pedro Almodóvar, Hable con ella, mostró su versatilidad como artista, que también brilla en su álbum más reciente, el exuberante Te lo digo todo y no te digo na de 2021.

Myriam Hernández (Chile)

Una de las cantautoras chilenas de mayor influencia y éxito comercial, Myriam Hernández surgió a fines de los 80 y dejó una huella profunda en la música romántica contemporánea. Tras el éxito de “El hombre que yo amo” de su álbum Dos, en 1990, “la baladista de América” —como se la conoce afectuosamente— ha ido creando éxito tras éxito gracias a la pasión de su estilo “amyrianado”, que genera un delicioso contraste con las delicadas tonalidades nocturnas de las melodías. Hernández ha colaborado con destacados artistas como Gilberto Santa Rosa, Marco Antonio Solís, Cristian Castro y Paul Anka, además de establecerse como una respetada personalidad televisiva.

Rita Lee (Brasil)

Rita Lee es una de las cantautoras más exitosas en la historia musical de Brasil, una artista visionaria cuya singular identidad fusiona sicodelia con balada pop, MPB, bossa y new wave. Comenzó su carrera con la banda Os Mutantes y grabó discos con el grupo Tutti Frutti, que incluida la obra maestra de 1975 Fruto Proibido. En 1979 lanzó el el legendario LP Rita Lee, en colaboración con su esposo, el multiinstrumentalista Roberto de Carvalho, y Su sociedad artística continuó durante los 80 con una larga lista de éxitos radiales y conciertos multitudinarios. En décadas posteriores, comenzó a salir de su zona de confort con grabaciones acústicas como Aqui, Ali, em Qualquer Lugar, una colección de canciones en directo basadas en temas de los Beatles.

Amanda Miguel (Argentina) 

Nacida en la provincia de Chubut, Argentina, Amanda Miguel estudió música en Buenos Aires, donde conoció al cantautor Diego Verdaguer, su futuro esposo y socio creativo. Con Verdaguer como productor, editó entre 1981 y 1984 una visionaria trilogía de discos conceptuales conocida como El sonido. Grabados en Los Ángeles con extraordinarios músicos de sesión, los álbumes impactaron a los aficionados de las baladas tórridas y generaron éxitos masivos, entre los que figuran “Así no te amará jamás”. En 1992, lanzó Rompecorazones, una sofisticada excursión en la música ranchera, seguido cuatro años más tarde por el éxito pop Ámame una vez más. Con una carrera que abarca más de cuatro décadas, su pasión por la música continúa en 2022 mediante la gira “Siempre te amaré”, junto a su hija Ana Victoria.

Yordano (Venezuela)

El cantautor ítalo-venezolano Yordano ha transformado la música latina con su visión poética y un delicado cancionero que se inspira en el pop cosmopolita, las cadencias tropicales y la balada romántica. Luego de estudiar arquitectura, comenzó su carrera musical en 1978 como vocalista de la banda Sietecuero. Fue su segundo álbum como solista en 1984, Yordano, y la canción “Manantial de corazón”, que lo consagraron internacionalmente. Sus siguientes discos presentaron éxitos radiales como “Locos de amor” en 1988, y la canción de comentario social “Por estas calles” cuatro años más tarde. En 2016 recordó su catálogo en El tren de los regresos, con importantes artistas invitados como Carlos Vives, Kany García y otros destacados artistas.

Galardonados con el Premio del Consejo Directivo 2022:

Manolo Díaz (España)

Después de una larga carrera en la industria de la música, Manolo Díaz volcó su experiencia como cantautor con conciencia social y ejecutivo de disqueras a su rol como vicepresidente y ahora miembro del Consejo Directivo de la Fundación Cultural Latin GRAMMY®, donde sirvió durante más de siete años. Participó activamente en la ola del rock español en los 60 en su país natal, primero como guitarrista de Los Sonor y luego como compositor y productor de éxitos para Los Bravos y Aguaviva. Durante los años 70, Díaz hizo la transición a una respetada carrera como ejecutivo de la música con CBS, Sony, IFPI y UMG, donde trabajó de cerca con destacados artistas como Julio y Enrique Iglesias, Raffaella Carrá, Juanes y Carlos Vives, entre otros.

Paquito D’Rivera (Cuba)

Ganador de nueve Latin GRAMMYs® y cinco GRAMMYs®, el saxofonista y compositor cubano Paquito D’Rivera ha enriquecido el mundo de la música latina contemporánea con su sentido del humor y exuberancia artística. Fue integrante fundador del supergrupo progresivo cubano Irakere en los años 70. Tras emigrar a Estados Unidos en 1980, creó la United Nations Orchestra con el legendario Dizzy Gillespie, un puente entre el jazz y los estilos afrocaribeños. En su faceta como solista, D’Rivera se ha presentado con orquestas sinfónicas en todo el mundo y ha promovido la inclusión de compositores latinoamericanos en el repertorio clásico.

Abraham Laboriel (México)

Nació en la Ciudad de México, Abraham Laboriel aprendió a tocar la guitarra con su padre antes de pasarse al bajo. Fue el compositor Henry Mancini quien le aconsejó a mudarse a Los Ángeles para conseguir trabajo de sesión, y tras una gira internacional con el cantante Al Jarreau, Laboriel consolidó su reputación como músico de extraordinaria técnica que podía adaptarse fácilmente a todos los estilos. Muy admirado en la comunidad del jazz, Laboriel ha trabajado con grandes como Ella Fitzgerald y Herbie Hancock, y también se volvió el bajista favorito de muchas estrellas latinas, entre ellas Julio Iglesias, Rubén Blades, Roberto Carlos y José José.

La Semana del Latin GRAMMY culminará con la 23.a Entrega Anual del Latin GRAMMY®, que se trasmitirá en vivo por Univision el jueves, 17 de noviembre de 2022, a partir de las 8 p.m. Este/Pacífico (7 p.m. Centro) desde el Michelob ULTRA Arena del Mandalay Bay Resort and Casino.


25 ago 2022 0 comentarios

"Los Mundialistas" (in memoriam Orlando de la Torre)

Orlando "Chito" de la Torre en un cromo del álbum Panini del mundial México 70
 

Ha muerto Orlando “Chito” de la Torre, destacado futbolista, referente del Sporting Cristal y seleccionado peruano que jugó el mundial México 70.

La noticia no solo abarca el espectro deportivo sino también el musical, pues de la Torre fue uno de los propietarios de Los Mundialistas, uno de los locales emblemáticos de la naciente movida salsera de inicios de los 70 del siglo pasado.

Jorge Eduardo Bancayán, el gran difusor y conductor del programa radial “Hit Parade Latino”, recuerda que el local que albergó a Los Mundialistas quedaba en la esquina de la avenida Grau con Los Incas, al frente del cuartel Barbones en el Cercado de Lima, y era el depósito de una ferretería, propiedad de Rómulos Olivos, amigo de “Chito”.

Había terminado México 70 y “Chito”, gran aficionado a la salsa y a la música criolla, convenció a Olivos y a otro amigo, Alfonso Salinas, para convertir el depósito en lo que sería uno de los epicentros salseros de Lima.

Inicialmente, en “Los Mundialistas” se tocaba música criolla (Lucía de la Cruz era una de las cantantes que se presentaban en el local) hasta que la salsa se hizo un espacio los días viernes, sábado y domingo. Bancayán fue el animador de dichas veladas salseras que tuvieron como gran protagonista a la orquesta de Beto Villena.

Un fin de semana, Bancayán le propuso a de la Torre que llevara la orquesta Rumbaney, para que se presentara en el local. “Chito” accedió y la banda chimbotana realizó dos presentaciones que quedaron para la historia.

En marzo de 1974, de la Torre traspasó “Los Mundialistas” a Willy Porras y Herculano Soto, quienes mantuvieron el local, que era uno de los preferidos del público y que tuvo a El Combo de Loza, dirigido por Carlos Nunura y luego por Oscar "Pitín" Sánchez, como otra de sus grandes atracciones.

Porras recuerda que, en el año nuevo de 1978, varios músicos de la orquesta de Willie Colón que habían animado una fiesta de fin de año, fueron invitados al local para descargar. Otro de los músicos extranjeros que lo visitaron fue el panameño Toby Muñoz.

La situación social del país empezó a complicarse y el gobierno militar de la época implantó prolongados toques de queda. Dicha situación atentó contra la continuidad del negocio y los propietarios decidieron cerrar el local.

En su libro Usted es la culpable, Eloy Jaúregui escribió una crónica acerca de “Los Mundialistas”, la cual compartimos nuevamente como homenaje a su recién fallecido creador.


LOS MUNDIALISTAS / LA NOCHE QUE SE SOLTARON LOS CABALLOS

1.

El salsódromo fue la institución para los cuerpos ardorosos. Y la salsa se posesionó del sentimiento de los peruanos. Y en un principio del Callao y luego de Lima. El cabaret que se hizo carne para congregar a los amantes del desenfreno. Se cuenta las tribulaciones de un limeño anonadado por el cielo de tambores, de un joven al descubrimiento de los vericuetos del ritmo y el laberinto del sexo. Con los ojos erectos, leamos su incontinente música.

Llegué. Llegamos. El piso de losetas, las paredes forradas con retratos de futbolistas, las luces amarillas y azules, las mesas de fórmica, la barra y el escenario. Nadie se explicaba qué demonios tenía aquel lugar que hacía a las mujeres extremadamente nalgudas, qué diablos trastornaba y las hacia nalguear como ninguna [cf. E.E. Pizarro La carne es para morder p. 167: «carne mollar que ocupa todo el espacio intermedio entre el fin del espinazo y el nacimiento de los muslos. Muelle y acogedoras, aposento para caerse jamás muerto»]. Llegué. Llegamos. Bailaban tres parejas y una bailaba mejor. Llegamos unos y salieron definitivamente otros. Armando Cruzado pidió la primera cerveza.

Y estaba igualito Lucho Delgado Aparicio. También bailaba, pero bailaba como un príncipe. Un Tarzán rumbero en la selva del sentimiento y el feeling. Un Nureyev –con traje italiano– del trópico. Nadie se acercaba a su mesa. Era un personaje. Allí, elegantísimo, romántico y correcto, siempre rodeado de bellezas, siempre en el gesto preciso. Entonces descubrí el encanto de la palabra “caché”. Entonces descubrí el otro rostro de la salsa, no esa de los seres culebrones, sino la de aquellos comunes mortales en la decisiva danza decente de la vida.


La bacteria del ritmo. Eso precisamente me atacó como la fiebre amarilla, más caribeña que asiática, como la malaria antes de ser maleado. Yo, pálido como una ocopa en medio de un mar de espinillas, ahogado por los trombones y trompetas, náufrago en la jungla de los tambores. Y encarcelado por el terciopelo de la noche, un puro púber en el blanco de la rumba. Entonces a uno le crecían los primeros pelos en la molleja, el bajo vientre y la huasamandrapa. Entonces uno era feliz, fibroso como la yuca, un torete suelto entre las mesas de la virginal arrechura y la ortografía del pecado y el pescao.


2.

Carlos Loza, un Nobel de la rumba y con zapatos amarillos, me dijo: “si no bailas, te bailan”. Tenía razón el profeta, esteta de las guarachas, oyente de Don Américo y sus caribes, de El cuarteto Jiménez y la agrupación de Eduardo Armani. En Los Mundialistas -un garaje adaptado a restaurant danzant, en la última cuadra de la avenida Grau, pasando el hospital Dos de Mayo, y a la vuelta de mi tía Peta-, de noche era el templo de las profanaciones.

Ahhh, Los Mundialistas. Y se llamaba así y no asá, porque su primer propietario era Orlando La Torre, un futbolista que jugó en el mundial de México 70, y al principio los shows eran de música criolla, y boleros, y orquesta para bailar suavecito. Pero llegaron los chalacos -el swing tiene alma marina- y la simbiosis dio por hijo un extraño vivir y respirar aputamadrado. Cholo con zambo y una pizca de chino. Eran los reyes del achoramiento, un silletazo con patada a la luna y moría el payaso. Entonces se apoderó del recinto El Combo Loza, una formación salsera ortodoxa, del rico “llauca”: dos trompetas, dos trombones, bajo, tres cubano, conga, bombo y timbales, más tres cantantes y un animador que se parecía mi papá, don Peter Mac Donald, hombre del pelo, natural de Chincha.

Tres mujeres me pegaban contra el techo, me daban de alma, me amotinaban. Soledad, cajera de piel blanca y ojos tourbillons –carne blanca, más que sea de hombre–, Soledad y sus hermanas: Piedad y Caridad. O eran Caridad y Piedad, sintetizaba en la hermana Soledad. A Soledad la conocí mientras Vitín Esquivel cantaba «Un pañuelo y una flor». La conocí de los pechos para arriba. Es que siempre estaba sentada tras la barra. De los pechos para abajo era un misterio. En todo caso, yo hablaba con la mujer decapitada de los pechos para arriba. Casi un busto, su busto y su testa. Ella no iba a perder la cabeza por mi amor. Yo iba a perder el resto del cuerpo si no apuraba la cosa.


3.

Un domingo, después del hipódromo –entonces era un jugador jugado siempre a placé por el placer [el orgasmo del que llega segundo y no último]– me inflamé en la salsa del valor: por esos años el ron de quemar era mi perdición, un pirómano a mano con el dragón que me habitaba. “Y pensar que en mi vida fuiste flama” y me dije: “Intruso corazón, déjala quererla”. Ella no contestó, apenas me mostró la factura de mi cuenta pero yo sentí que me estaba diciendo: “¿le has pedido permiso a tu mamá?”. Era verdad, los 18 años no lo hacen a uno un “rechú”. Yo me creía un “rechú” y no era un “rechú”. Entonces el bolero terminó por liquidarme. “Yo no sé para qué, para qué son esos plazos traicioneros”.

El show empezaba los viernes a las once de la noche. Llegaba la orquesta que dirigía el maestro Carlos Nunura con Oscar “Pitín” Sánchez, que recién había llegado de Nueva York. Aparecían primero los pitucos, muertos de espanto con sus muchachitas más jóvenes y más enamoradas. Después entraban los de la PIP con trajes de PIP y modales de PIP. Luego los faites y las marocas, al rato ingresaban los cafichos y sus nenas. Más tarde los maricas y los bancarios y las pamperas. Después los señores y la pulentería. Entonces se armaba el rumbón, y la jarana y el king y la vaina ¿Que qué cosa era la vaina? Eso, la coca, damas y caballeros ¡Y a gozar que el mundo se va ha acabar!

Con el tiempo me hice de conocidos, de gente mayor, conocidos todos en la jalea del vivir. “El Pato” Ordóñez, el timbalero, Nicasio Macario, el bongocero, Willy Porras notable policía plantado. Jorge Eduardo Bancayán, el presentador, Jorge Verástegui, hoy el mejor fotógrafo de Lima. Y nuestra mesa se llenaba de cervezas como todas. Y se arrancaba la orquesta y nos arrancábamos nosotros en busca de la presa, femmes famosas de la noche, jamás fatales. Y su alegría era nuestro anclaje en su piel de higo lustroso por las grasas del deseo.


4.

El show terminaba recién el lunes por la mañana. Así terminábamos en la cizalla de la resaca. Así, los cuerpos se desahogaban en la sábana de la rumba. Pero eran tiempos del caldo de gallina negra, de los seviches en las cantinas de la Av. Iquitos. Había que trabajar y escuchar los discos de ese flaco increíble, el Héctor Lavoe, escucharlo para cauterizar el alma. Había que preparar los zapatos macarios para el próximo viernes. Y otra vez Soledad. “Hola Soledad” de Rolando La Serie. Y buenas noches Soledad. Y mozo, sírvame en la copa rota y que quiero sangrar gota a gota el veneno de su amor. En Los Mundialistas uno se hizo de fierro, por lo de la chaveta y el revólver. Y la bronca nos tatuó como las congas de Ray Barretto, el indestructible.

Pero una noche la saqué a la pista, no de la calle sino del baile. Fue un descubrimiento, una revelación. Era divina del busto para abajo. Cuando danzaba, su cintura -el resorte de la lujuria- evolucionaba como yo me engolosinaba. Su talle, sus caderas, el correcto equilibrio de la belleza salvaje. Aquellas caderas al ritmo libidinoso de “Un verano en Nueva York”. Y las piernas suicidadas en sus zapatos de taco aguja y sin talón, y sus medias con raya atrás, dos bastiones bajo el pórtico de las delicias. Soledad acompañada. Soledad para el oscuro mensaje de la sangre. Entonces, susurré en su oído: “¿Sabes preparar arroz zambito?”. “Sí -dijo ella como una madre de pecho- y muchas, y muchas cosas más”, agregó Gregaría para el resto, sola para mi solita.

Que si esto es escandaloso, es más vergonzoso no saber amar, dice otro bolero, pero esa es harina de otra rockola. Lo cierto es que en Los Mundialistas, vi desfilar las humanidades más increíbles y maravillosas de esta ciudad. No está más Los Mundialistas, el toque de queda de los militares lo acabó reduciendo a un remalazo de melancolía. Era difícil seguirle el ritmo porque era auténtico. Y hablo de Los Mundialistas virginal, el macho, el del negro “Tomate” y el cholo “Caminito de Huancayo”, antes que lo invadieran los “progres”, aquellos intelectuales que una noche salieron corriendo porque Herculano Soto sacó la pistola e hizo tiro al blanco con un negro. La salsa, ladies and gentleman, puede ser ética, moral o filosófica. La salsa la puede interpretar el Grupo Niche para que la goce el propio Nietzsché. La vive este servidor para que nadie le quite lo bailao.

24 ago 2022 0 comentarios

La fiesta de Gilberto Santa Rosa en Puerto Rico

 

Gilberto Santa Rosa acompañado de su esposa Alexandra Malagón

Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por Rosalina Marrero-Rodríguez

La celebración de los 60 años del cantante Gilberto Santa Rosa no se quedó en Nueva York. En la noche del martes el salsero fue sorprendido con una gran fiesta en la Fundación Luis Muñoz Marín en Trujillo Alto, organizada por su esposa, la presentadora Alexandra Malagón.

Con una ambientación inspirada en el glamour de la década de 1960, el festejo esta vez fue uno más íntimo, aunque no por ello de poca gente. Alexandra Malagón se encargó de invitar a los familiares, amigos y seres queridos de su esposo, quien tenía algún conocimiento sobre la sorpresa que lo esperaba desde las 7:00 de la noche y que se extendería hasta entrada la medianoche.

“He tenido 60 años increíbles, siempre he dicho que mi vida, personal y profesional, ha sido como una montaña rusa y me ha permitido vivir muchas emociones y estar rodeado de la gente bonita que he podido cruzarme en el camino”, expresó el salsero a su llegado al vestíbulo de la fundación. “Veía esos 60 años tan lejos, pero ¡Ya llegaron!”, exclamó agradecido.

Entre las amistedes que dijeron presente, estuvieron los cantantes Marco Antonio Solís, José Alberto “El Canario”, Ednita Nazario, Víctor Manuelle, Wison Torres, de Los Hispanos, Oscarito, Chucho Avellanet, Gerardo Rivas, el productor y animador Luisito Vigoreaux, su manejador Rafo Muñiz, el comediante Otilio Warrington “Bizcocho” y por si fuera poco, uno de sus padres en la música, Rafael Ithier y El Gran Combo de Puerto Rico.

“Gracias a este grupo yo me decidí a hacer esto que me ha dado vida a mí y me ha permitido conocerlos a todos ustedes, ser querido en mi país, ser querido fuera de aquí, tener una familia espectacular y una familia extendida”, agradeció “El Caballero de la Salsa” abrazado a Ithier, quien aprovechó para comenzar a celebrar los 96 años, que oficialmente cumplirá el próximo lunes.

El cantante Marco Antonio Solís compartió que conoció al salsero a través del también colega Tito Nieves y desde ese primer momento conectó con él por su calidad humana.

“Cuando me lo presentó ya en otro plano, en un cumpleaños mío, ahí ví a la persona que hay detrás del artista y ahí supe que iba a ser un amigo para siempre”, destacó “El Buki”, al tiempo que valoró la integridad y el sentido del humor de su amigo.

Siendo la orquesta favorita de Gilbertito era de esperar que Los Mulatos del Sabor lo volvieron a acompañar en un momento tan especial, al igual que cuando cumplió los 50 años.

Entre los momentos memorables de la fiesta se cuenta lo que representó el debut del cantante Chucho Avellanet en la salsa cantando el clásico “Caballo pelotero” junto con El Combo. Aunque le advirtió al cantante Jerry Rivas que lo salvara si se le escapaba la letra, su impeacable voz superó cualquier olvido. Tan emocionado estaba, que hasta se atrevió a sonear un poco.

La relación de Chucho Avellanet y Gilbertito remonta al segundo especial que produjo el Banco Popular, según recordó.

“Gilberto es la persona más humanitaria que he conocido, más dulce, más noble, siempre te quiere ayudar, nunca te olvida”, apreció el cantante, que además es su padrino de bodas.

Como era de esperar, el cumpleañero se unió a El Gran Combo para hacer lo que mejor saber hacer, cantar en su clave, en su swing, con la gracia y elegancia que lo ha definido a lo largo de sus cuatro décadas de trayectoria musical. Fue así que el sonero complació a su gente querida con uno de sus temas favoritos, “Y no hago más na’”.

Algunos de los detalles que hicieron de la fiesta una cargada de detalles especiales, fueron la selección de fotografías proyectadas en pantalla grande de distintos momentos en la vida del cantante; otra proyección de los que fueron sus programas de televisión favoritos y la presencia de un amigo de la infancia del salsero, Mario Ortiz.

Este fue el segundo festejo del artista por sus seis décadas de vida. El primero lo disfrutó el pasado domingo, cuando se presentó ante un repleto Beacon Theatre en el Upper West Side de Manhattan, Nueva York.


23 ago 2022 0 comentarios

Muere el productor Creed Taylor



Ha muerto Creed Taylor, importante productor quien fundó las disqueras Impulse! y CTI, sellos de gran relevancia en la historia del jazz nortemaericano. Taylor lideró también en los 60 la histórica disquera Verve.

Precisamente, cuando Taylor era productor de Verve, estuvo a cargo de la realización del LP The new sound, que reunió por primera vez a La Perfecta de Eddie Palmieri con el vibrafonista Cal Tjader. Eso fue en 1966, un año antes de que fundara su disquera propia CTI.

Quince años después, en CTI, Taylor produjo el álbum La cuna de Ray Barretto.

Con respecto al disco de Tjader y Palmieri, esto fue lo que escribí en mi libro Eddie Palmieri La Historia del Sol Mayor:

Uno de los admiradores de La Perfecta era el vibrafonista norteamericano Cal Tjader, uno de los precursores del llamado jazz latino, especialmente en la costa Oeste de los Estados Unidos. Había empezado en el jazz, pero se rindió ante los ritmos latinos cuando fue parte, desde 1953, del grupo del pianista George Shearing. Un año después formó su propio grupo, grabando primero para Fantasy y luego para Verve Records.

Palmieri y Tjader se encontraron una noche en el club Cheetah. El vibrafonista propuso grabar un disco juntos y el pianista aceptó, no sin antes elevar la propuesta a Morris Levy, quien pidió hablar con Creed Taylor, cabeza de la disquera donde Tjader grababa. Acordaron hacer no solo uno sino dos discos, uno sería en Verve y el otro para Tico.

Ambos músicos se juntaron el martes 24 de mayo de 1966 en los estudios de Rudy Van Gelder en Englewood Cliffs, New Jersey, para empezar la producción del primer disco que tendría arreglos de Claus Ogerman y el propio Eddie. Ese día grabaron dos temas:

- Picadillo, de Tito Puente.

- Ritmo Uni, composición de Palmieri y de su trombonista José Rodrigues. 

Continuaron la sesión al día siguiente para grabar dos cortes más:

- Guajira en azul, escrito a cuatro manos por los protagonistas del álbum.

- On a clear day you can see forever, de Burton Lane y Alan Jay Lerner, escrito para un musical de Broadway que Barbra Streisand llevaría al cine en 1970.  Palmieri y Tjader lo hicieron en ritmo Mozambique.

El jueves 26 de mayo, Cal y Eddie culminaron el disco con cuatro temas más:

- Modesty, composición de John Dankworth y Benny Green que era tema musical de una tira cómica inglesa titulada Modesty Blaise, publicada desde 1963 y que trataba de las aventuras de una espía. Esta tira fue llevada al cine, precisamente en 1966, con Monica Vitti en el papel protagónico.

- Los jíbaros, de Ray Rivera y Vin Roddie.

- Unidos, de Tjader y Palmieri.

- El sonido nuevo, también compuesto por Cal y Eddie.

Este último corte sirvió para ponerle el título al LP, The new sound o El sonido nuevo, que sería la primera grabación oficial de jazz afrocaribeño de Eddie Palmieri, la misma que resultó, en términos prácticos, una grabación de La Perfecta más Cal Tjader.


La cuna de Ray Barretto fue grabado en agosto de 1979 y publicado dos años después. Cuando entrevistamos al conguero, no dio buenas referencias con respecto al trato que se le dio a la producción de dicho álbum, que presentó a músicos como Tito Puente y Charlie Palmieri.



Con respecto a Creed Taylor, publicamos la reseña (en inglés) de la web udiscovermusic.com


Creed Taylor, Jazz Giant And Impulse! Founder Has Passed Away At The Age of 93. Fuente: udiscovermusic.com Por: Charles Waring

Creed Taylor, the visionary jazz record producer and founder of the Impulse! and CTI labels, who brought bossa nova to the global market, passed away this morning at the age of 93.

Over a 50-year career that yielded almost 300 albums, Creed Taylor’s gift as a record producer was getting the best out of jazz musicians in the recording studio. He created musical settings that enhanced their talents, and possessed an unerring ability to broaden an artist’s commercial appeal without sacrificing their creative needs.

Following the news of Taylor’s passing, a number of his friends and colleagues shared statements about this music industry legend.

“From his visionary ear for talent to his singular skills as a producer, Creed Taylor’s impact on jazz can’t be overstated,” shared Jamie Krents, President of Verve, Impulse! and Verve Forecast Records.

“Whether it was signing John Coltrane to Impulse! Records or helping to introduce Bossa Nova music to the world via his work with Charlie Byrd, Stan Getz and Astrud Gilberto for Verve, Creed’s integrity and innovative, open-minded approach to music have made him an inspiration in perpetuity to everyone at these labels and he will be dearly missed.”

Bruce Resnikoff, President & CEO of UMe, also added: “Creed Taylor founded one of the most important jazz labels of all time with Impulse! and was a vital figure in the growth and success of UMG for decades. Through Impulse!, Verve Records, and CTI, he was instrumental in releasing and producing so many incredible and timeless albums that continue to be loved today. More than just music, Impulse! was a cultural beacon of progressivism, spiritualism, and activism throughout the 1960s and 1970s. Creed was one of the great record executives and his contributions to the world of music will forever be remembered and enjoyed.”

Starting at the U.S. indie label Bethlehem in the 1950s, Taylor went on to make his mark at ABC/Paramount, where he founded the iconic jazz label Impulse! in 1960 before taking the helm at Verve Records. In 1967 he started his own company, CTI.

Taylor wanted to develop jazz’s allure beyond its core audience. He created a remarkable catalog of albums that raised the bar for jazz through impeccable sound quality, clever concepts, and eye-catching covers. He often persuaded jazz musicians to expand their repertoires by interpreting pop songs and classical music. “I wanted to make a musician sound good to people who may not be that sophisticated about jazz or improvising,” he told Record Collector in 2008.

Not everyone – especially jazz purists – appreciated the smooth, pop-oriented chart hits that Taylor masterminded at Verve in the 60s, for artists such as Stan Getz, Wes Montgomery, and Jimmy Smith. But the controversial crossover approach brought these musicians, and others, widespread attention that vindicated his instincts – and made them household names. Pianist Bob James worked with Taylor at CTI in the 70s, and described him as “a great casting agent,” with a knack for finding the right personnel for projects. “He really had the foresight and taste to bring great musicians together in the studio,” James told this writer in 2018.

Creed Taylor was born in Lynchburg, Virginia, on May 13 in 1929. He was raised on a farm near White Gate, a small town under the shadow of the Blue Ridge Mountains. Though bluegrass music dominated the local airwaves when Taylor was young, he was drawn to the more exotic sonics of big band jazz. At the age of 10, he began tuning into late-night live broadcasts from New York’s Birdland venue, hosted by jazz radio personality Sid “Symphony Sid” Torin. “I heard everything that was coming out of Birdland and made it a point to listen to two or three o’clock (in the morning) and then get up and get the bus to school,” he told Shook in 2008.

Taylor’s passion for the music of trumpeters Harry James and Dizzy Gillespie led him to pick up the horn in high school, where he played in local jazz bands. Taylor’s obsession with jazz was such that he would hitchhike to Roanoke, a town 75 miles away, just to catch Benny Goodman, Woody Herman, and Cab Calloway playing live.

After leaving high school, Taylor spent four years studying psychology at Duke University in North Carolina and continued to play trumpet in a band called The Five Dukes. In 1951 he was drafted into the Marine Corps and, a year later, went to the frontlines in the Korean War. After completing military service, Taylor headed to New York City – the center of the jazz world.

In New York, jazz’s bebop revolution was in full swing led by the innovations of virtuoso musicians like saxophonist Charlie Parker and trumpeter Dizzy Gillespie. Taylor knew his horn-playing couldn’t match people like the technically dazzling Gillespie, so he shifted his focus to producing records. At that time, in the early 1950s, the modus operandi of jazz labels was to record jam sessions. Taylor had no production experience, but he did have youthful bravado, a psychology degree, as well as an instinctive feeling about incorporating a more focused and conceptual approach to jazz records. “I was just convinced I could do it,” he told Jazzwax in 2008. “It was a mix of naiveté and positive thinking.”

That’s how 25-year-old Taylor talked his way into working at a struggling label called Bethlehem in 1954. His first task was getting loose in the studio with singer Chris Connor, whose previous big band recordings had been unsuccessful. Taylor felt she would thrive in a more intimate setting, and put her with pianist Ellis Larkins’ trio to make Lullaby Of Birdland, Bethlehem’s first 10″ LP. As well as producing the record, Taylor was also involved in the promotion and marketing, including the artwork. The album was a roaring success.

Taylor’s subsequent successes with Carmen McRae, Charles Mingus, and Herbie Mann for Bethlehem, caught the attention of ABC/Paramount. In 1956, he was hired as a staff producer at the film company’s fledgling record label. He initially put themed concept albums together before building up the label’s jazz catalog. One record, in particular, brought him notoriety: the 1958 LP Sing A Song Of Basie by vocal trio Lambert, Hendricks & Ross. It was groundbreaking because the singers overdubbed their voices to create intricate vocal versions of Count Basie tunes. It was also the first album with Taylor’s signature inscribed on the back cover, a feature of every album he produced thereafter. “I wanted to put my stamp on something that I did, so there would be no backing away,” he told Record Collector in 2008.

Taylor’s reputation was growing, not simply for his production but also his contributions to the way records looked. At ABC/Paramount, he revolutionized LP cover art by introducing high quality laminated sleeves featuring cover photos by Pete Turner, whose stunning shots would grace many of Taylor’s LPs over the next 20 years.

Despite the noise his records made in the jazz world, Taylor was a quiet person, bordering on shy. “He was a real introvert,” said Don Sebesky, Taylor’s go-to arranger in the 1970s, in a 2009 interview with Shook magazine. “He used me as his mediator between himself and all the musicians in the room because he felt a little bit reticent about telling them what to do. He would ask me to convey his thoughts to them in a musician’s way.”

The late Claus Ogerman, an arranger who worked with Taylor in the 60s on albums for pianist Bill Evans and singer/songwriter Antonio Carlos Jobim, remembered him as “very smart” and having “great taste.” He told Wax Poetics in 2010: “Creed was a very easy-going, no-problem producer, which was very unusual. Many producers stopped you in the midst of your work but he would never do that … If he wanted to change something he mentioned it while we were listening back to the tape.”

In 1960, ABC/Paramount created a dedicated jazz imprint called Impulse! and named Taylor the founder. He brought A-list artists to the new label, including John Coltrane and Ray Charles, and established the company’s identity by pairing high quality recordings with eye-catching, heavy-duty gatefold sleeves.

Within six months of Impulse’s launch in 1961, Taylor had moved on. He joined MGM’s Verve label where his production of 1962’s Jazz Samba by saxophonist Stan Getz and guitarist Charlie Byrd sparked America’s love affair with Brazilian bossa nova. Taylor was also responsible for Getz/Gilberto, Getz’s influential 1964 collaboration with singer/guitarist João Gilberto, which introduced the world to the Brazilian maestro’s wife, Astrud. Her wispy vocals on “The Girl From Ipanema,” transformed bossa nova into an international phenomenon.

In 1967, Taylor left Verve to start his own label, CTI (Creed Taylor Incorporated) as an imprint of A&M Records. The label’s early LP successes included Antonio Carlos Jobim’s Wave and George Benson’s The Other Side Of Abbey Road, a jazz interpretation of the iconic Beatles album, which epitomized Taylor’s desire to reach wider audiences.

Artistic differences with A&M prompted him to independently re-launch CTI in 1970 with marquee signings like virtuoso trumpeter Freddie Hubbard, saxophonist Stanley Turrentine, and flautist Hubert Laws. But it was an obscure Brazilian pianist, Deodato, who broke the label into the mainstream: “Also Sprach Zarathustra (2001),” an edgy jazz-funk retooling of classical composer Richard Strauss’ music from the sci-fi film 2001: A Space Odyssey, was a U.S. No. 2 hit single. Taylor then convinced other artists to reinterpret classical pieces, including pianist Bob James who was one of CTI’s best-selling artists in the mid-’70s.

Taylor expanded CTI by creating a sister label, Kudu, dedicated to soul jazz. The roster included saxophonists Grover Washington Jr. and Hank Crawford, as well as singer Esther Phillips, who brought the label a disco hit with the 1975 single, “What A Diff’rence A Day Makes.”

But CTI’s sudden success sowed the seeds for its downfall. Warner Bros. and Columbia lured many top CTI musicians with the promise of big money, and soon the fast-expanding label was crippled by debt. After filing bankruptcy in 1978, Taylor reluctantly sold the catalogue to Columbia, where it remained.

In 1989, Taylor briefly resurrected CTI as an independent entity until 1996. Signings included jazz-rock fretboardist Larry Coryell, bassist/composer Charles Fambrough, and veteran guitarist Jim Hall. Taylor faded from view, but in 2009 a host of reissues re-ignited interest in his back catalog. At age 79, he put together a CTI All-Stars Band that toured Europe and recorded a live album under his supervision. With its harmonious marriage of sound, concept, and image, Taylor’s final recording stayed true to the values he brought to jazz back in the 1950s.

22 ago 2022 0 comentarios

Muere Ernesto Bacallao, vocalista de la Aragón


Esta mañana, a través de sus redes sociales, la Orquesta Aragón comunicó el fallecimiento de Ernesto Bacallao Serrano, vocalista estelar de la banda.

Ernesto nació el 7 de noviembre de 1957 y era hijo de Rafael “Felo” Bacallao Hernández, quien (desde 1959) fue uno de los legendarios integrantes de la Aragón, primero como bailarín y luego como cantante. 

Ernesto siguió los pasos de su padre y se integró también a la popular agrupación cubana, primero como cantante suplente. En 1993 Felo decide retirarse y Ernesto tomó el relevo para escribir su propia historia en la Aragón.

Aunque no era tan buen bailarín como su padre, Ernesto supo mantener “el cuño” en las voces del grupo, aún cuando sus inicios se dieron en una época difícil para el estilo tradicional de la charanga cubana, pues eran los años de la ebullición de la timba.

Que descanse en paz, Ernesto Bacallao

21 ago 2022 0 comentarios

Festival de salsa en Mayagüez será en homenaje a Ismael Miranda


Fuente: El Nuevo Día.com Puerto Rico

 La cuarta edición del “Festival de Salsa” de Mayagüez, rendirá homenaje al destacado cantautor salsero Ismael Miranda, uno de los pilares del género de la salsa.

El evento se llevará a cabo el domingo, 28 de agosto a partir de las 11:00 a.m. en La Concha Acústica del Palacio de Recreación y Deportes de Mayagüez. El emblemático espacio, bautizado por el alcalde como Concha Acústica Frankie Ruiz en honor a la trayectoria musical de este legendario puertorriqueño, servirá de escenario para la participación los exponentes Frankie Ruiz Jr., Viti Ruiz, Luis Enrique, Tony Vega, Joey Hernández con “Puerto Rico Es Salsa”, Simón Pérez, Guillo Rivera, La Mulenze, José Alberto “El Canario”, Rey Ruiz y DJ Andy “El más bailable”.

El “Festival de Salsa” de Mayagüez es producido por Madera Events junto al Municipio Autónomo de Mayagüez.

“Nos complace unirnos por cuarta ocasión para llevar este evento y aportar a la celebración del pueblo. Además, dedicarlo a una figura como Ismael Miranda, que ha aportado tanto a la historia de la salsa, nos llena de mucho orgullo”, expresó el equipo de producción en una parte de prensa.

El legado musical de Miranda abarca más de cinco décadas de trayectoria y sobre 40 producciones discográficas. Con su impecable voz, el eterno “Niño bonito de la salsa” ha convertido en éxito temas como “Así se compone un son”, “Qué rico suena mi tambor”, “Como mi pueblo”, “Abran paso” y “Señor Sereno”.

El artista se recupera del quebranto de salud que sufrió el año pasado como consecuencia de un derrame cerebral. Luego del infarto cerebral isquémico, el artista se encuentra en su proceso de recuperación que con lleva tiempo y paciencia.

Como antesala al festival, el sábado 27 de agosto se realizará el “Rumbón” en la Plaza Colón de Mayagüez. A partir de las 7:00 de la noche, el público podrá disfrutar de la oferta musical del DJ Andy “El más bailable”, directamente desde Nueva York, y de Moisés Cancel con “Pichy” Pérez.

Ambos eventos son libres de costo.

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Gilberto Santa Rosa cumple 60 años y debuta en el teatro Beacon de New York

 


Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por: Damaris Hernández Mercado

Si el cantante puertorriqueño Gilberto Santa Rosa hoy, domingo, en su cumpleaños 60, le pide algo más a la vida sería una ingratitud o avaricia de su parte, ya que reconoce ser un afortunado con todo lo que ha vivido, sentido y experimentado en seis décadas.

El “Caballero de la Salsa” se siente realizado, satisfecho y bendecido con todo lo que la vida le ha dado en los aspectos profesional, personal, familiar y afectivo que lo han formado como ser humano.

La voz de “Carta sobre la mesa” asegura que desde su crianza en casa de sus padres en Santurce, el emprendimiento con el maestro y director de orquesta Mario Ortiz hasta la actualidad no cambiaría nada. El intérprete es un hombre alegre y genuino, lo demuestra tanto dentro como fuera del escenario. Las palabras generosidad y gratitud, hoy, 21 de agosto, describen muy bien lo que vive al comienzo de una nueva década.

“Aquí estoy festejando mis primeros 60 años haciendo lo que me gusta hacer y que tanto amo. No puedo pedirle nada más a la vida, porque la vida conmigo ha sido espectacular… con altibajos, regulares, pero ha sido un balance muy positivo y más de lo que soñaba o planeaba. Si tuviera que pedir algo en la vida, sería para los demás. No para mí. Pido por mi familia, por mis amigos, por mi país porque lo que necesitamos es calidad de vida y bajar la violencia. No puedo quejarme de nada. Hasta me siento mal por pedirle algo más a la vida que no es para otra persona”, dijo el artista en entrevista con El Nuevo Día en medio de su gira internacional “Camínalo”.

Al hacer un fugaz repaso de cómo empezó a cantar aquel chico de 14 años, -sin emular los pasos de ningún cantante de su casa-, y logrando una carrera musical constante, productiva e impecable, su explicación radica en “tener la mismo pasión como cuando empecé, eso no ha cambiado.”

“Decir en este momento de mi vida que no me siento realizado sería muy injusto con la vida. De todo corazón sé que me quedan proyectos, pero me siento realizado porque quería ser cantante de oficio y lo logré. La otra cosa importante es que mi primer lugar siempre ha sido Puerto Rico, mi patria, y eso es lindo. Muchos cantantes tuvieron que mudarse y hacer otras cosas para sobrevivir”, agregó.

Su primera vez

Por eso celebrar sus 60 años sobre los escenarios es un gran éxito para él. Santa Rosa pisa hoy por primera vez el icónico escenario del Beacon Theatre de Nueva York para presentar su concierto, por lo que el espectáculo tendrá un matiz y estreno especial.

Comenzar la nueva década en la Gran Manzana es para él “como llegar y estar en el salón de un familiar en Nueva York” en el que la unión, la familiaridad y el vínculo inquebrantable que ha forjado en 46 años serán celebrados con el público.

“Esta noche será especial porque es el final de una década y el comienzo de otra. Aunque para ser honesto, tener 60 años suena mucho y pesado”, admitió entre risas.

La ciudad de Nueva York fue una meca para la creación de movimientos musicales en el siglo pasado, especialmente para el género del a salsa que logró difundirse y comercializarse desde las calles y barrios de Nueva York.

Santa Rosa recordó que fue el fallecido maestro Ray Barretoquien grabó una producción en vivo en 1976 en el Beacon Theatre de Nueva York y marcó un capítulo en la historia de la salsa.

“Una de las estrellas más icónicas de la salsa, Ray Barreto hizo una grabación en ese teatro. A partir de entonces, se convirtió en uno de los teatros reconocidos entre los latinos por la grabación de Barreto. Es la primera vez que aparezco allí. Nueva York tiene su propia historia con esta música y más allá de haber sido la Meca de este género en su momento, todos los puertorriqueños tenemos una historia relacionada con Nueva York, por la diáspora y para mí es como llegar y estar en familia”, dijo el artista, quien cuenta con más de 35 producciones discográficas que incluyen álbumes de estudio y compilaciones.

Otro de los aspectos particulares de su cumpleaños es que además de celebrarlo con su público devoto, estará acompañado de su familia, pues con él trabajan tres de sus cuatro hijos. Así que la celebración continuará después del show y seguro por más días rodeado de su esposa Alexandra Malagón, su familia y amigos.

La voz de “Conciencia” volvió a los escenarios internacionales tras la pausa por la pandemia del COVID-19 con auditorios abarrotados, como fue el caso del Auditorio Nacional de México, Costa Rica y Chile. Santa Rosa continúa consolidando su carrera a través del reconocimiento y apoyo de sus fanáticos dentro y fuera de Puerto Rico.

Anoche actuó en Glenside, Pensilvania y esta mañana llegó a Nueva York para su show programado para las 7:00 p.m.

“Esta gira que iniciamos el año pasado en Estados Unidos ha sido una mezcla de emociones ya que fue después de la pandemia y toda la gente que nos ha acompañado ha llegado con la buena onda de reencontrarnos y ha sido muy lindo y especial. Ha sido muy bueno, como el caso de Chile, que pudimos hacer dos funciones, regresar a Costa Rica después de cinco años. Todo ha sido muy chulo y encima ¡cumpliendo 60 años! Es una bendición”, explicó el cantante.

El viaje musical continuará el 25 y 26 de agosto por Medellín, Colombia; el 27 de septiembre en Bogotá, Colombia y el 2 de septiembre en Ciudad de Panamá, Panamá.

Mientras tanto y mientras le den años sobre los escenarios, su deseo es que el “público se siga emocionando” para que pueda seguir recargando energías y seguir caminando.

¡Feliz cumpleaños, Gilberto!

20 ago 2022 0 comentarios

Un brindis por el pionero de la salsa Larry Harlow



Hoy conmemoramos el primer año de la muerte de "El Judío Maravilloso" Larry Harlow.

El mejor obituario que se escribió en su memoria estuvo a cargo del músico y educador Bobby Sanabria.

A manera de tributo al recordado músico y productor, presentamos dicho obituario, traducido al español, el mismo que fue publicado el 26 de agosto de 2021 en la web de la emisora WBGO.

Larry Harlow, Bobby Sanabria y Rubén Blades


Fuente WBGO.com Por: Bobby Sanabria

Larry Harlow, personaje omnipresente en la salsa quien se ganó el sobrenombre de “El Judío Maravilloso (The Jewish Marvel)”, murió el viernes 20 de agosto de 2021 en el Calvary Hospital en el Bronx, Nueva York. Tenía 82 años.

Su esposa, María Del Carmen Harlow Kahn, dijo que la causa fue insuficiencia renal.

Pianista, arreglista, productor y visionario, Harlow fue pionero en el uso de teclados eléctricos en la salsa, además de establecer la poderosa línea frontal de dos trompetas y dos trombones que la mayoría de las bandas del género utilizan en la actualidad. Le dio a la música una identidad neoyorquina conservando sus profundas raíces afrocubanas. También fue el primer artista latino en desarrollar “el álbum de concepto”, con obras como La Raza Latina: A Salsa Suite y Hommy, A Latin Opera.

Raíces de Brooklyn

Buddy y Larry Harlow (foto de Myles Kahn)

Un producto de Bensonhurst, Brooklyn, Lawrence Ira Kahn nació el 20 de marzo de 1939. Su padre Nathan "Buddy" Kahn, de ascendencia austriaca, era un bajista y líder de la banda de baile del famoso Latin Quarter de Nueva York. Su madre Rose Sherman, de ascendencia rusa, era contadora y ocasionalmente cantaba ópera. Según el hijo de Harlow, Myles, Rose le consiguió al joven Larry su primer concierto, en el Carroll Hotel en Catskills.

Por parte de su padre, la familia Kahn tiene una raiz judío asquenazí austríaca. El abuelo paterno de Harlow fue crítico de teatro del The Jewish Daily Forward. Buddy Kahn fue el primero en adoptar Harlow como apellido. “Mi padre tuvo un accidente automovilístico y un médico llegó al lugar y le salvó la vida”, me dijo Larry. “Su apellido era Harlowe. Así que mi padre tomó su apellido en honor a él. Luego, simplemente, eliminé la 'e' en la ortografía".

Al crecer, Larry se sentaba en primera fila en los conciertos de su padre en el Barrio Latino. Propiedad de Lou Walters, el "LQ" presentaba los mejores espectáculos del momento, como Frank Sinatra, Sarah Vaughan y Dean Martin con Jerry Lewis. “La hija de Lou era Barbara Walters”, recordaba Harlow. “Solíamos sentarnos en el balcón, viendo asombrados los espectáculos. Mi papá podía cantar en diferentes idiomas, por lo que se hizo muy popular entre el público y dirigió la banda durante unos 30 años. También me llevó a muchos espectáculos de Broadway, así que tuve la oportunidad de experimentar el teatro musical a una edad temprana”. Esa influencia que luego se manifestaría en las obras de gran formato que luego produciría.

Sus raíces en Brooklyn generaron amistades duraderas. “Crecí en Rockaway Parkway. Tengo cerca de 50 amigos con los que me mantengo en contacto, desde cuando iba a la escuela primaria”, dijo. “Muchos de ellos, como Neil Axelrod, a quien conocí en el jardín de infantes (cineasta) y Leon Gast (fallecido, gran fotógrafo, director de cine ganador del Oscar), todavía van a nuestros conciertos”.

Larry Harlow a los trece años (Foto de Myles Kahn)

Música y Arte

Formado como pianista desde los cinco años, Larry se destacó también en otros instrumentos. “Me aceptaron en la High School of Music and Art, que entonces estaba en West 137th y Convent Avenue Street en Upper Harlem. No sé cómo es ahora, pero en ese entonces era muy prestigioso haber ido allí. Obtenías, en cuatro años de secundaria, lo que hoy obtienes en cuatro años de conservatorio. Muchos de los músicos de la New York Phil habían ido a la escuela. En aquellos días, además de un instrumento principal, también debíamos de tener un instrumento secundario y terciario. El oboe era mi instrumento secundario, y me volví lo suficientemente bueno como para tocar ocasionalmente en la Filarmónica de Brooklyn”.

La High School of Music and Art resultó ser un cambio de vida por otra razón: “Cuando me bajaba del metro, tenías que subir una colina larga para llegar a la escuela. Solía escuchar música latina saliendo de las bodegas. La música era popular entre nosotros los judíos, pero realmente no sabía nada al respecto”.

Un saxofonista afroamericano llamado Hugo Dickens dirigía una banda popular en Harlem. Este grupo poco estudiado se convirtió en una incubadora de muchas futuras estrellas de la música latina, como el trombonista Barry Rogers y los percusionistas Wille Bobo, Steve Berrios y Pucho Brown. Dependiendo de la paga por el concierto, actuaba como un pequeño combo o una gran banda. “Me senté en un ensayo”, recordó Harlow

“Ellos tocaban arreglos originales de melodías cubanas como ‘Mambo No. 5’. Yo podía leer bien y tocaba todo lo que estaba escrito, pero me dijeron que estaba mal, que no sabía tocar la música. Yo estaba confundido porque estaba leyendo exactamente lo que estaba en el papel. Aprendí que las partes del piano estaban simplificadas, no como los verdaderos pianistas latinos las tocarían en un concierto. Entonces fui a una tienda y traje discos de Noro Morales, Joe Loco y otros, y me di cuenta como rompían los acordes de una manera rítmica, que en la música cubana se llama 'guajeo'. Luego, un trompetista en una de mis clases, que era italiano, me enseñó sobre la clave, el componente rítmico de la música cubana. También hubo algunos estudiantes latinos en la escuela que me ayudaron. Yo estaba fascinado. Me enamoré de la música.

Me gustaba Thelonious Monk, el jazz y todo eso. ¡Yo era uno de los chicos que escribían “Bird Lives!" en las paredes de la estación de metro cuando murió Charlie Parker. Pero en ese momento, la mayoría de la gente del jazz que yo admiraba eran drogadictos, y eso me desagradaba. Descubrí que en la música latina se podía improvisar, había baile y el ritmo era emocionante. Fue entonces cuando decidí que tenía que ir a la fuente de la música, Cuba”.

Cuba y los Catskills

La primera vez que Harlow fue a Cuba, tenía la perspectiva de un turista. “Pero en mi segundo viaje, fui inteligente”, dijo. “Me llevé una vieja grabadora de carrete Webcor y grabé todo lo que pude. Literalmente, había música por todas partes. Vi a la Orquesta Aragón, la principal orquesta de charanga (flauta y violín) de Cuba, y me hice amigo de los músicos. De hecho, viajaba con ellos en su autobús a los conciertos. Aprendí español, fui a ceremonias de santería, rumbas, lo que sea. Había un pequeño restaurante en La Habana al que iban todos los músicos que se llamaba Fania. Ahí fue donde conocí a [futuro fundador de Fania Records] Jerry Masucci. Él era de Brooklyn como yo, así que nos llevamos bien”.

El viaje de investigación de Harlow a Cuba se vio interrumpido cuando Fidel Castro marchó hacia La Habana el día de Año Nuevo de 1959. “Estaba sentado en un banco del parque y uno de los rebeldes se me acercó y me dijo: 'Será mejor que te vayas'”, recordó. “Tomé el primer avión que salió de allí”.

Al regresar a los Estados Unidos, encontró trabajo con su amigo de la infancia, el vibrafonista Harvey Averne, en la región de Catskills en el norte del estado de Nueva York. Catskills, que se remonta a la década de 1920, era conocido como Borsch Belt por su popularidad entre la comunidad judía. El área cobijaba a una serie de centros turísticos de verano y una industria del entretenimiento increíblemente próspera que empleaba a cientos de músicos. Una velada típica contaba con un espectáculo al estilo de Las Vegas con un reparto acompañado por una big band, seguida de una banda latina que cerraba la velada para bailar. Las familias podían alquilar bungalows para el fin de semana o todo el verano.

“Los hombres regresaban a la ciudad para trabajar durante la semana, dejando solas a sus hermosas esposas e hijas durante el fin de semana. Algunos les decían a los músicos: 'Aquí hay 25 dólares'. Quiero que vigiles a mi esposa. Bueno, ¿qué crees que pasó? No solo mirábamos a sus esposas, también mirábamos a sus hijas. Pero también funcionaba al revés. La mayoría de los hombres que dejaban a sus esposas e hijas allí también tenían sus mujeres en la ciudad. Todos se divertían. Algo de eso se representó en la película Dirty Dancing, pero créanme, era mucho más sucio. Yo era joven y me divertía mucho”.

Pero en términos de real importancia, el hedonismo pasó a un segundo plano frente a la música. “Había un pequeño hotel llamado Schenck’s”, dijo Harlow. “Era el último hotel y todos los músicos latinos aparecían después de que todos los otros locales habían cerrado. El dueño nos dejaba el salón de baile para que pudiéramos tocar toda la noche. Ahí es donde conocí a muchos de los músicos que luego se convertirían en superestrellas”. En el documental de PBS de 1998 Through the Eyes of Larry Harlow - El Judio Maravilloso, el legendario vocalista de salsa Cheo Feliciano recordó esas sesiones en Schenck's: “Era fascinante ver cómo esos judíos norteamericanos, que no tenían nada que ver con nuestra idiosincrasia, tocaban nuestra musica."

Orquesta Harlow

Después de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, Estados Unidos impuso embargos comerciales y de tránsito a Cuba. Ya no venían grupos de la isla a Nueva York, epicentro de la música latina. Todas las grandes discográficas habían dejado caer a la mayoría de sus artistas latinos, ya que el consenso era que la música latina, en particular la cubana, era una propuesta comercial perdedora.

Este vacío pronto fue ocupado por Masucci, un ex oficial de policía de la ciudad de Nueva York convertido en abogado, y Johnny Pacheco, un flautista y percusionista nacido en República Dominicana que había tocado con Tito Puente. Cuando formaron Fania Records en 1964, Larry fue su primer artista firmado.

“Lo primero que noté fue que realmente sabía tocar música latina”, atestiguó Pacheco en un perfil de Harlow de 2010 de Larry Rohter en el New York Times. “Tenía una banda sólida, pero cuando tomaba un solo, era increíble. Ahí era cuando realmente me atrapaba. Se notaba que realmente había escuchado a Peruchín y a todos esos muchachos en Cuba. Las escalas que solía tocar, me quedé estupefacto. Realmente era El Judío Maravilloso”.

Las primeras grabaciones de Harlow presentaron el híbrido nacido en Nueva York llamado Latin Boogaloo, una fusión de ritmos cubanos como el cha-cha-cha, la guajira y el son montuno con letras en inglés. “Lo odiaba”, dijo. “Pero lo hice porque se estaba vendiendo y teníamos que seguir siendo relevantes”.

Luego, en 1970, uno de sus héroes, Arsenio Rodríguez, la maravilla ciega del tres cubano, murió de neumonía. La posterior grabación del Tributo a Arsenio Rodríguez de Harlow fue el primer reconocimiento por parte de cualquier líder de banda sobre la importancia de Rodríguez para lo que hoy se conoce como salsa. Que viniera de alguien que ni siquiera era latino solo ayudó a asegurar su estatus legendario.

“Sin Arsenio no hay salsa”, afirmaba Harlow. “Este hombre, que fue el primero en agregar la conga, el piano, múltiples trompetas y más a la música, murió en la oscuridad. Nadie en la escena latina hizo nada en su homenaje. Como judío, escuchaba comentarios sarcásticos acerca de que yo era un forastero. Ese álbum ayudó a borrar algunos de esos comentarios sarcásticos y me ganó algo de respeto”.

Fania All-Stars

Entre sus muchas otras distinciones en la música latina, Harlow fue miembro fundador de Fania All-Stars, que se reunió por primera vez en 1968. “La Fania All Stars se inspiró en los viejos álbumes de Alegre All Stars que Al Santiago había producido a principios de los años 60”, dijo. “El concepto era tomar a los mejores directores de orquesta del sello Fania y que cada uno de ellos eligiera a dos de sus acompañantes y su cantante y se ensamblaran en un supergrupo. Tuvimos un concierto en el club nocturno Cheetah en la ciudad de Nueva York, que hoy es S.I.R. Estudios. Yo fui quien le dijo a Jerry que debía filmarlo. Conseguí a mi viejo amigo Leon Gast como director y se hizo la película”.

La película en cuestión fue Our Latin Thing, estrenada en 1972. Fue el primer vistazo del mainstream estadounidense a la vibrante escena de la salsa underground de Nueva York. Larry remarcaba: “Los puertorriqueños de Nueva York buscaban una identidad y la encontraron en la música cubana. Pero era música cubana tal como se tocaba en Nueva York”. Lo más destacado de la película son las escenas de Larry en el estudio de grabación dirigiendo una sesión de regrabación con los vocalistas Ismael Miranda, Adalberto Santiago y Cheo Feliciano en “Anacaona”. Larry también aparece en lo que se ha convertido en un solo de piano icónico.


Hommy

En 1969, The Who lanzó Tommy, una ópera rock sobre un niño sordo, mudo y ciego que era un mago del pinball. Ese álbum llevó al rock a un nivel superior del arte. Larry había sido un fanático del género, de su vestimenta y producción, e incluso había experimentado con su propio grupo de rock, Ambergris.

“Tommy me afectó profundamente. Fue increíble”, dijo. “Me inspiré y comencé a colaborar con el vocalista y compositor Genaro ‘Heny’ Alvarez, y se nos ocurrió una ópera latina a la que llamamos Hommy. La diferencia era que era un niño sordo, mudo y ciego que era un virtuoso de la conga”.

Aunque fue inspirada en Tommy, Hommy fue tan diferente musicalmente que se erigió como una obra maestra. El 29 de marzo de 1973, Harlow dirigió una orquesta de 50 músicos en un concierto de Hommy en el Carnegie Hall. La música contó con ocho vocalistas, incluida Celia Cruz, que se había retirado a vivir a México. Fue un momento triunfal tanto para Larry como para la comunidad mayoritariamente puertorriqueña de la ciudad, ya que ahora la música latina había llegado a un nivel superior del arte.

El 23 de julio de 2014 se programó un nuevo concierto de Hommy en el Lincoln Center,el cual fue desafortunadamente interrumpido por una tormenta catastrófica, propia de una película de ciencia ficción. Mi Multiverse Big Band, nominada a varios premios Grammy, fue elegida por Larry como la banda principal de soporte, con la adición de una sección de cuerdas y un coro. En total, 100 músicos estuvieron en el escenario.

La Raza Latina

En 1977 Larry compuso su siguiente obra maestra, La Raza Latina. Fue nuevamente un proyecto a gran escala que rastreaba las raíces de la música desde África occidental hasta Cuba y finalmente a la ciudad de Nueva York. Esta vez el vocalista destacado fue Rubén Blades y la música dejó más espacio para músicos orientados al jazz como el saxofonista alto Bobby Porcelli.

El piano

Como pianista, Larry estaba profundamente arraigado en la tradición cubana. Fue profundamente influenciado por músicos como Peruchín (Pedro Nolasco Jústiz Rodríguez) así como por virtuosos puertorriqueños como Charlie Palmieri, Juan “Joe Loco” Esteves y Noro Morales. Pero también combinó eso con elementos de modernismo, como lo ejemplifican músicos como Lennie Tristano, George Shearing y McCoy Tyner. Junto con su contemporáneo Eddie Palmieri, Harlow transmitió esas influencias a una nueva generación de pianistas como Oscar Hernández, Ricky González y otros.

Una Hora

Larry procedía de una generación de directores de orquesta que tuvo que soportar mucho: desde propietarios de clubes sin escrúpulos, ejecutivos de compañías discográficas, promotores y, en ocasiones, músicos poco profesionales. Recuerdo un compromiso en Panamá con The Latin Legends Band. Formado en 1994 por Larry, Johnny Pacheco, Ray Barretto y Yomo Toro, el grupo era en cierto sentido una versión reducida de Fania All Stars, pero no menos potente.

Para la década de 2000, Barretto y Pacheco se habían ido. Yomo y Larry se quedaron, asumiendo el liderazgo completo del grupo. A nuestra llegada a Panamá, el promotor titubeó y titubeó acerca de pagarle a Larry el saldo del compromiso con constantes dilaciones y excusas. Habíamos llegado por la mañana. Al anochecer, llegada la hora de tocar, Larry aún no había recibido el saldo. Había dos guardias armados con ametralladoras y vestidos con uniformes militares verdes, que supuestamente nos protegían. ¿Estaban realmente allí para protegernos?

El promotor llega y le dice a Larry: No te preocupes, les pagaremos después de que suban al escenario. Sin alterarse, Larry le respondió: “Te daré una hora para que me consigas el dinero que me debes. Si a esa hora no regresas con el saldo de 8,000 dólares, subiré al escenario y le diré a la multitud por qué no tocamos. Recuerda, la prensa también está ahí afuera y escuchará todo lo que diga. ¿Qué piensas que va a pasar? Al día siguiente estarás en todos los periódicos de Panamá y de América Latina. Nunca podrás hacer otro concierto en tu #*@ vida”.

El promotor sudaba con cada palabra que Larry decía. Luego repitió: “Te doy una hora, una hora”. El promotor se fue con su asistente. Yomo Toro, el virtuoso cuatrista puertorriqueño, movía incrédulo los pulgares y decía: “No puedo creer que estemos pasando por esta mierda”. Los dos guardias de seguridad empezaron a decirnos que nos querían, que les daba vergüenza, y que esto no era el reflejo del pueblo de Panamá. Si queríamos, les dispararían a los promotores por nosotros. Larry les respondió: "Esperen a que primero nos paguen". Todos nos reímos nerviosamente, esperando lo peor. Pero el promotor regresó en una hora y Larry obtuvo el dinero. Como un crupier de blackjack en Las Vegas, ojeó el dinero de un solo golpe. Luego dijo: “¡Vamos, todos al escenario!”

Como habíamos pasado mucho tiempo esperando el dinero, estábamos retrasados en el concierto y en el vuelo de regreso, que salía una hora después de que termináramos. Todavía no habíamos regresado al hotel para recoger nuestro equipaje. La multitud nos acosaba para pedirnos autógrafos, impidiéndonos subir al autobús para regresar al hotel. Por suerte, esos guardias armados con ametralladoras nos ayudaron. Cuando llegamos al aeropuerto, el vuelo ya estaba cerrado. El próximo vuelo de regreso a Nueva York saldría en una semana. Cuando descubrieron que era Larry, llamaron por radio y detuvieron el avión y nos subieron, tratándonos como VIP.

Otro ángulo sobre el carácter de Larry Harlow: allá por 1974, cuando no habían computadoras, recolectó más de 100,000 firmas y protestó frente al Teatro Uris en Nueva York, donde se realizaba la ceremonia televisada de los premios Grammy. Su labor como miembro del Capítulo de Nueva York consiguió finalmente el reconocimiento del género y una categoría propia. En 2008, recibió el premio The Trustees Lifetime Achievement Award de la Academia.

¿Moraleja de la historia? Confía en el líder, “El Judío Maravilloso”.

Aché

Los viajes de Larry a Cuba lo habían expuesto a las profundas raíces africanas de la música. Aunque en Cuba hay diferentes religiones de raíces africanas, la santería es la más frecuente. Nacida en las tradiciones sagradas de los poderosos yoruba en Nigeria, donde es conocida como Ifá, fue traída a la isla durante el período colonial. Construida sobre el concepto de aché, energía positiva suprema, se sincretizó con imágenes católicas para enmascarar su práctica. Larry se convirtió en devoto y, finalmente, en un completo iniciado: sacerdote de Ochún, la deidad yoruba de los ríos, el amor, el romance y la belleza.

“No veo ningún conflicto en que yo sea judío y santero”, dijo. “Todavía uso la estrella de David y estoy orgulloso de ser judío. Lo veo como una forma de protección. Ya sea la cábala o la santería, si me jodes, te marchito las pelotas. La ironía es que de todos los integrantes de la Fania All Stars, yo fui el primero en hacer santo. Después de que lo hice, todos esos comentarios sarcásticos acerca de que yo era judío cesaron”.

Como si eso no fuera suficiente, Larry obtuvo una licenciatura en música del Brooklyn College y una maestría en filosofía de la New School en la ciudad de Nueva York. Hasta aquí, todo lo que puedo decir es ibae abae tonú baba Larry. Dolor.

Por el apoyo en la preparación de este artículo, un agradecimiento especial a la familia de Larry Harlow: su esposa, Maria Del Carmen Harlow Kahn; su hijo, Myles Kahn; su hermano menor, el saxofonista, flautista y locutor de radio Andy Harlow; y sus nietos, Aaron y Sasha.