Un sábado por la tarde en Puerto Rico tuve la oportunidad de departir una charla con el legendario productor Ralph Cartagena, quien se encontraba por esos días (marzo de 2019) en la "isla del encanto".
Gracias a Edgard Nevarez, pude compartir con el propietario de Rico y Combo Records (quien hoy cumple años) y grabar esta entrevista que hasta el día de hoy permanecía inédita, la misma que compartimos con Ustedes.
Hoy, sábado 21, la sonera boricua Choco Orta ofrecerá su concierto DE MI CASA PARA EL MUNDO 3.
Orta realizó un primer streaming en marzo pasado y repitió la experiencia en el mes de julio. La de mañana será su tercera presentación virtual, que también será transmitida, desde su casa en Santurce, a través de su cuenta personal de Facebook y su canal de YouTube.
En este concierto, Choco Orta compartirá una graneada selección de temas que son parte de su discografía personal, plasmada a lo largo de su extensa trayectoria musical, la misma que se resume en seis producciones personales, algunos sencillos y una veintena de invitaciones para participar en producciones de agrupaciones de renombre, desde su aparición en la industria de las grabaciones, allá por el año 1987.
Se trata de un evento completamente gratuito. Sin embargo, quien tenga a bien hacer algún donativo, se ponen a disposición las cuentas de Pay Pal, Zelle y Venmo que se asocian al correo chocoorta@gmail.com, o a través de la aplicación ATH Móvil, en Puerto Rico, al +1 917 334 6481. Donativos iguales o mayores a $50, se harán acreedores a la más reciente producción de Choco Orta: LO SUYO ES MENTIRA (2020).
La presentación comenzará a las 7:00 pm, hora de Puerto Rico.
Ha muerto Pedro Miguel Huamanchumo Caramutti, uno de los históricos de la música tropical en el Perú.
Natural de Trujillo, Huamanchumo formó, a comienzos de los 60, un cuarteto que animaba fiestas y eventos en los Barrios Altos. Uno de los integrantes del grupo era su hermano Raúl Huamanchumo Reyes, quien ya había ganado experiencia tocando el requinto con Lucho Barrios. Raúl era conocido artísticamente como Chalo Reyes e hizo una importante carrera como cómico.
Al poco tiempo Pedro formó su grupo, Pedro Miguel y sus Maracaibos, que destacaba por el sonido de la guitarra eléctrica utilizada en lo tropical. Fue una sensación.
Una de sus primeras formaciones fue: Pedro Miguel (voz y bajo), Chalo Reyes, Rufino Ortiz y Vicente Grados (guitarras), Pedro Elías (timbales), Manuel Rivera (congas) y Vicente Gómez (trompeta).
Pedro Miguel grabó una serie de LPs que fueron muy populares en los 70. Sin duda, ha sido uno de los músicos más importantes en el género bailable peruano.
2 de setiembre del 2009: Carlos Enrique Estremera Colón cumplía 51 años y atendía mi llamada para la Radio de El Salsero. Era mi primer encuentro, telefónico, con uno de los cantantes que más admiraba. Él venía de grabar “El Muñeco” con el Guasábara de José Lugo y estaba pronto a convertirse en uno de los favoritos de los salseros de Perú.
La primera vez que lo vi, tenía un frac de pingüino. Eran los 80 del siglo pasado. A un lado suyo estaba Johnny Vásquez, al otro Rafu Warner y cantaba “Donde Irá”. Maestra Vida de Luis Delgado Aparicio, vía Canal 9, había hecho posible que descubriera a un cantante muy particular, no solo por ser albino sino, principalmente, por su manera de improvisar.
Inició su carrera con Los Pleneros del Quinto Olivo y fue cantante de La Mulenze, cuando esta era una banda que solo acompañaba a los cantantes que llegaban a la isla y aún no era “la orquesta de la juventud”.
“Siempre fui vanguardista. Mientras mis amigos soñaban con cantar en grupos estilo Gran Combo, yo admiraba a la banda de Bobby Valentin por sus arreglos musicales”, me dijo Estremera esa tarde del 2009.
En 1978, estuvo a punto de grabar con Mulenze pero Valentin lo convocó para que hiciera “Canta mi gallo” en su nuevo álbum. Al final, tuvo que cantar “El muñeco de la ciudad” y “La boda de ella” en reemplazo de Lüigi Texidor, quien abandonaba la orquesta de “El Rey del Bajo”por presiones de Masucci y la Fania. El tema de Roberto Angleró pegó fuerte en las radios de todo el continente y la disquera Top Hits le ofreció un contrato que rechazó. “Muchos dicen que fue el error de mi vida, pues pude haber empezado como solista en una disquera importante. Pero a mí me gustaba la sonoridad de Bobby”.
Año tras año, disco tras disco, el cantante albino a quien ya le decían “El Cano” se hizo de las preferencias del público. Valentín, en un afán de ampliar el catálogo de Bronco Records, le propuso la grabación de tres discos como cantante solista. Solo hicieron “Bobby Valentin presenta a El Cano Estremera” de 1982 y “En Acción” de 1984.
Alfredo Falú, saxofonista que por aquel entonces era parte de la banda, recuerda que el bajista tuvo también la idea de juntar a Estremera con Néstor Sánchez “El Albino Divino”. El proyecto no prosperó, pues el clima caluroso de Puerto Rico no le asentaba bien a Sánchez. Queda en la historia que el único encuentro de los dos soneros albinos ocurrió en el álbum “Somos Música” de 1983.
Estremera rompió contrato con Bobby para emprender solo una carrera singular que lo definió como uno de lo mejores soneros de su generación. La relación con su exlider quedó dañada, a tal punto de que el bajista no lo consideró en su aniversario 25. En la celebración estuvieron todos sus cantantes, menos él.
Su primera visita a Perú, en 1987, fue accidentada. El promotor había enviado solo los pasajes, mas no el adelanto que se estilaba por contrato. Aún así, el cantante tomó el riesgo y llegó a Lima. En Perú vivíamos épocas difíciles: “cuando llegué había una amenaza de bomba en el aeropuerto, el empresario no se apareció y tuvimos que correr por todo Lima para conseguir hotel antes que nos cogiera el toque de queda. No llegué a cantar y tuvieron que pasar quince años para volver”.
En ese momento acababa de salir su primer álbum solista, “El Niño de Oro”, que incluyó un tema peruano: “Emborráchame de amor”, de Mario Cavagnaro, que se lo había escuchado a Héctor Lavoe, en tiempo de bolero.
Su segundo LP, “Salvaje 88” (el primero que saco en su propia disquera Cano Estremera Group) se lo dedicó a Carlos “Perú” Loza, quien lo acompañó en aquella primera y efímera experiencia peruana. Quien diría que nuestro país sería, décadas después, una de las plazas más importantes en su carrera.
Después de producir dos discos más en su propio sello (los dos volumenes de “Dueno del Soneo”, el primero con la direccion de Julito Alvarado y el segundo con la batuta de Jose Lugo) firmó con Ralph Cartagena. Iban a ser cinco discos para Combo Records, pero solo se publicaron cuatro: “Cambio de Sentido”, “Punto y Aparte”, “Diferente” y “Opera Ecuajey Vol.1”, del 2002, tributo a Ismael Rivera. Precisamente ese año, volvió a Perú, para el Festival Chimpun Callao.
Estremera tenía planeado continuar la serie de “óperas”, la siguiente iba a ser “Opera Familia”, dedicada a “Cheo Feliciano, pero el contrato con Combo Records se rompió y, en el 2003, participó en el álbum en vivo de Puerto Rican Masters: La Historia de la Salsa, cantando “Cúcala”, “La Esencia del Guaguancó” y el “Medley – Rolando La Serie”.
Mas que por sus grabaciones discográficas, Estremera ganó fama por su forma de cantar e improvisar en conciertos y bailes. El 29 de julio de 1990 había deslumbrado al público haciendo 105 soneos consecutivos en el tema “A Mí”. Al día sigueinte hizo 106 en un show en Comerío, luego 128 en una fiesta en Yabucoa y, el 25 de agosto de ese año, batió su propio record: 130 inspiraciones en Juan Díaz. Su primer duelo al atardecer con José Alberto “El Canario” en el Día Nacional de la Zalsa de 1995 y su polémica saga que incluyó también a Lalo Rodriguez y Domingo Quiñones, su “Boranda” en el 45 Aniversario de la Ponceña (“Papo Mini Mi”) apuntalaron su fama. Se convirtió en el cantante con más “grabaciones en vivo”, que circulaban entre los coleccionistas con gran expectativa. La piratería jugó a su favor. “Es un mal necesario”, confesaba.
El 2 de diciembre del 2011 debuté en La Mula TV con mi programa Oyelo que te Conviene. En la segunda emisión del mismo, “Cano” Estremera fue mi invitado especial. Rudhy Flores se había convertido en su promotor en Perú y tuvo la gentileza de facilitar su presencia en mi programa. La experiencia se repitió al año siguiente. En ambos casos disfruté de un artista inteligente y frontal, versado en la conversación.
Por esos años, el albino llegó decenas de veces a Perú, donde era recibido fielmente por sus fanáticos. Colombia fue también un mercado muy favorable para el sonero, hasta el impasse que originó su veto en el año 2014. No era la primera vez que pasó por esos avatares, pues en la década anterior le habían prohibido actuar en el Anfiteatro Tito Puente por haber dedicado frases peyorativas a la gobernadora de Puerto Rico.
Muchas veces, el “Cano” caminaba en el “filo de la navaja” cuando improvisaba en tarima, lo que causó resquemores y críticas entre varios de sus colegas. Se decía que sus actitudes causaban anticuerpos en gran parte del gremio salsero. Es por eso que llamó la atención el proyecto Guasábara, en el que José Lugo fue capaz de juntar, en un mismo estudio, a Estremera con Gilberto Santa Rosa y Víctor Manuelle. “Cano” no pudo con su genio y se lo puede ver, en los tres segundos finales del video del “Making Of” de dicho álbum riendo y diciendo: “los hipócritas de la salsa”.
Después de “El Muñeco”, José Lugo le produjo, en el 2012, el single “La Profecía”.
Al igual que Néstor Sánchez, sufrió de fibrosis pulmonar. Por varios meses pudo mantener un tratamiento que controlaba dicha dolencia, pero en setiembre de 2018 su condición de salud se complicó y tuvo que viajar a Pennsylvania para un transplante de pulmones.
Hace exactamente dos años, el 2 de noviembre de 2018, “Cano” Estremera fue sometido a la operación que le salvó, temporalmente, la vida. Sin embargo no pudo recuperarse plenamente y nunca más volvió a cantar.
El 28 de octubre pasado, el mundo de la salsa recibió la triste noticia de su muerte.
Esta tarde pude ver parte de la transmisión de su sepelio. Las palabras de su esposa Yamira y de sus tres hijos, Carla, Gilmarie y Joel. Los recuerdos de colegas como Rafu Warner (su room-mate en los años que compartieron juntos en la banda de “El Rey del Bajo”), El Cacique de la Z-93 (que recordó la singular personalidad de su amigo), Luisito Carrión (quien tomó su puesto en la orquesta de Valentin, “porque reemplazarlo nunca”), Moncho Rivera (“fue uno de los nuestros”) y Maelo Ruiz (con quien hablaba no solo de música sino también de deportes).
Sus colegas y admiradores rindieron tributo a quien hizo de los tributos su especialidad. Uno de sus grandes méritos fue, gracias a su genial talento de sonero, hacer nuevos clásicos de los viejos clásicos de la salsa. Su objetivo era que la salsa retomara la popularidad de los buenos tiempos de los 70. Para él, esa era su responsabilidad.
La noche del 9 de diciembre del 2011 terminé así mi entrevista con el “Cano”:
-Como quisieras que te recuerden las generaciones que vienen?
-Como lo que soy, un irreverente, un revolucionario, un innovador.. y como el mejor de la salsa.