27 ago 2019 0 comentarios

Chamaco Rivera en encuentro de coleccionistas de Noviembre en Perú



El próximo sábado 16 de noviembre se realizará en Perú el primer Encuentro Internacional de Melómanos y Coleccionistas de Salsa, evento que congregará a coleccionistas de distintas partes del mundo.

Como parte del encuentro se presentará por primera vez en el Perú el cantante puertoriqueño Chamaco Rivera,  quien saltara a la fama a comienzos de los 70 con la orquesta de Willie Rosario con temas que se hicieran muy conocidos como “De Barrio Obrero a la Quince”, “La vida”, “Devuelve mi alegría” entro otros.

La cita será en el Dragón de Barranco, Nicolás de Piérola 168 – Barranco, a partir de las 3 pm.

Entrada general S/. 50 soles          
Venta virtual en Joinnus
Informes y venta entradas físicas 959748938
Entradas en la puerta S/. 60 soles
26 ago 2019 0 comentarios

LO NUEVO: Charly Hernández - "A Distancia" (2019)



Acaba de salir al mercado A Distancia, el disco debut del cantautor, nacido en Veracruz (Mexico) y establecido en Seattle, Wahington.

Bajo la producción de Steve Guasch y la dirección del colombiano Oscar Iván Lozano, A Distancia se compone de nueves temas (ocho compuestos por el propio Charly y ocho arreglados por Lozano), la mayoría de ellos con temática romántica.

El tema que abre la producción (titulado "A Distancia"), fue lanzado el año pasado como un avance del disco completo y tiene un mensaje especial para el público.





En otro de los temas ("Me Despido"), Charly presenta a Oswaldo Román como invitado especial.

Atentos con la carrera de Hernández, uno de los nuevos talentos de la Salsa actual
25 ago 2019 0 comentarios

Hoy como ayer, Benny



Fuente: La República, Perú. Por: Renzo Gómez Vega

Ha cumplido cien años el Benny, aunque los muertos no cumplan años. Nada más vivo que una voz que sigue inquietando al mundo. En esta época de timbres artificiales, fabricados en estudios y departamentos de marketing, su voz cristalina, macerada en ron, se mantiene en el olimpo de la música popular bailable del Caribe.

Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez llegó al siglo ayer sábado 24 de agosto de 2019. Los homenajes no faltaron. En Cuba y en los demás países que lo acogieron alguna vez, allá por los años cincuenta.

¿Pero qué sentido tiene conmemorar el nacimiento de un hombre que murió hace casi sesenta años (19 de febrero de 1963)? Un aniversario de esta envergadura se recuerda cuando se trata del origen de un movimiento o una corriente, la creación de una obra mágica, un descubrimiento que marca un hito en la historia o el inicio de una revolución.

La aparición de Benny Moré es todo eso, en gran medida. El palo más duro (y virtuoso) del monte. Que lo digan los que saben.

«Un prodigio de la naturaleza. El tronco de la música cubana». Agustín Pérez Aldave, periodista peruano desafinado, pero con mucho ritmo.

«Una voz que tomaba cada vocal y la volvía tersa, alargada, con carácter, pero con romanticismo al mismo tiempo. Si Benny Moré solo fuera una palabra, esta sería dicción». Daniela Boissieu, investigadora musical colombiana, curiosa de profesión.

«¿Tú has visto un sinsonte cantando en un palo de mango? Eso es Benny Moré». Sergio Santana Archbold, cubano nacido en San Andrés, pero criado en Medellín.

«Lo que más me sorprende de él es lo mucho que sabía hacer con la música sin saber técnicamente nada de ella». Marcela Joya, periodista colombiana.

Han sido los colombianos, precisamente, como buenos historiadores de la salsa y de todos los géneros musicales afrolatinos que caben en el pote, quienes, en el 2013, se lanzaron a contar la historia de Benny Moré fuera de Cuba y de México en un proyecto colectivo que incluyó su única visita al Perú en junio de 1958.

«Quise darle un carácter universal», dice el compilador de Benny Moré sin fronteras (Ediciones Santo Bassilón.2013), Sergio Santana Archbold, un ingeniero civil que escribe libros.



La responsabilidad de aquel capítulo recayó en Agustín Pérez Aldave, un melómano que estudió literatura y terminó en el periodismo.

Nos gobernaba por segunda vez Manuel Prado Ugarteche; el aeropuerto de la capital no quedaba en el Callao sino en San Borja, donde después se levantaron las famosas Torres de Limatambo; la televisión estaba por implantarse en el país; las discotecas se habían afrancesado y se llamaban boîtes; y se estaba disputando el Mundial de Suecia 1958 donde brillaría un nene brasileño apodado Pelé.

Según Pérez Aldave, apoyado en los diarios de la época, Benny Moré arribó al Perú el martes 10 de junio luego de una breve temporada en Nueva York junto al pianista Rolando Columbié.

Algo que llamó la atención, pues por aquel entonces “El Bárbaro del ritmo” ya llevaba cinco años de haber fundado su banda gigante, un formato ambicioso con 18 músicos inspirado en los conjuntos de jazz. Su tribu lo acompañaba a todas sus giras. Pero en aquella ocasión sería Armando Boza, un saxofonista panameño afincado en el Perú, quien se encargó de su marco musical, armándole una big band con músicos nacionales.

El bendito culpable de su visita era Juan Silva Villacorta, un locutor y empresario que dirigía Radio La Crónica, el medio de comunicación más poderoso de esos años. Las radios eran el Netflix de la época. La gente las sintonizaba en busca de radionovelas lacrimógenas y conciertos en vivo.

Tres son las curiosidades que Pérez Aldave recoge en su texto: el encuentro de Benny Moré con los futbolistas Máximo ‘Vides’ Mosquera, Severiano Ramos, Mario ‘La Foca’ Gonzales y Luis Navarrete en el Olímpico, un bar en los bajos del Estadio Nacional, y su promesa inconfirmable de ver un partido de Alianza Lima; una minigira de Benny por Ica, Pisco y Chincha; y que un Arturo ‘Zambo’ Cavero, de apenas 18 años y sesenta kilos, lo acompañó en la percusión por ser músico de planta de Radio La Crónica.

La Crónica de hoy

El presente puede ser cruel con quienes lo enfrentan. Juan Silva Vidaurre —saco, chalina y mostacho— está parado en la cuadra 6 de la avenida Tacna, en el Centro de Lima, frente a lo que fue el imperio de su padre. El edificio que durante dos décadas albergó a radio La Crónica y al periódico del mismo nombre (de tres ediciones) hoy es un supermercado.

Silva da unos pasos atrás, cruza la pista, y se detiene en un sardinel para tener un mejor panorama. Con el índice empieza a señalarme la oficina de su padre, donde cerraba los contratos, la redacción fantasma, y el teatro para cien personas donde Benny cantó durante tres semanas. Así es, Benny Moré tuvo un ritmo de presentaciones frenético que incluyó las boites Las Brujas, el Embassy, así como la revista musical Bim Bam Bum que se movía por todo Lima.

Según cuenta Guido Monteverde, un temible periodista de espectáculos de aquel entonces, el cubano descendiente de esclavos congos cobró siete mil dólares semanales, por los que Juan Silva Villacorta lo exprimió.

«A mi padre los músicos lo fastidiaban duro. Le decían: no nos vayas a hacer lo mismo que le hiciste a Benny Moré. Pero estoy seguro que lo ‘arregló’».

Son tres las copias en cassette que Silva Vidaurre rescató de los shows de Benny Moré en el teatro de La Crónica. Una se la regaló a Luis Delgado Aparicio ‘Saravá’, uno de los difusores más importantes de la salsa en el país, y otra a Héctor Lavoe, en Lima, cuando nos visitó en 1986, también por única vez. A raíz de este viaje en el tiempo se ha jurado buscar la restante en donde opera La Crónica actualmente: una habitación en el techo de Radio Nacional.

Cortez, el original

«Yo no sé, no sé decirte cómo fue. No sé explicarte qué pasó, pero de ti me enamoré». Un anciano de talle largo y bigote coqueto entona el mítico bolero del Benny, en esta noche húmeda, en Barranco.

Es Alberto Cortez, un cantante peruano de sones y guarachas que alguna vez integró La Lecuona Cuban Boys junto al eximio pianista ‘Bebo’ Valdés, y que conoció a Benny Moré en Maracaibo, Venezuela, unos años antes de su llegada al Perú.

Cortez no se cansa de contar la anécdota a sus casi 90 años: Moré se olvidó las partituras en aquella gira, y lo buscó en su hotel para le prestara las suyas pues le habían dicho que había un peruano que le hacía tributos y dominaba su repertorio. Sellaron su amistad con el préstamo y unos tragos.



La estadía de Moré, el ‘Bárbaro del ritmo’, fue tan intensa que aún hay mucho por desentrañar. «Cuando su hija mayor me recibió en su casa a las afueras de La Habana me contó que Benny paraba cantando Ódiame, nuestro famoso valse peruano», dice Martín Gómez, periodista del portal Salserísimo Perú, quienes el año pasado lanzaron un especial por los 60 años de la visita de Moré.

Todo esfuerzo será bienvenido. Hoy como ayer.
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Muere Oswaldo Ponte, ex-manager de Oscar D'Leon



" - Mira Oscar, yo no puedo ser tu mánager porque tú estás acostumbrado a dirigir a los representantes que has tenido y yo no voy a aceptar eso
 - No vale. Si tú aceptas yo me acojo a tus directrices.
- Bueno, dame una semana para presentarte un plan de trabajo"

Ese fue el diálogo entre el promotor Oswaldo Ponte y Oscar D'Leon, que dio inicio de una relación que transformó la carrera del sonero venezolano. Era 1983 y, desde entonces, por poco más de tres décadas, ambos trabajarían juntos recorriendo el mundo.

No es exagerado decir que mucho del suceso de Oscar se le debe al manejo artístico realizado por Oswaldo, quien incluso fue el verdadero cerebro del libro sobre el sonero escrito por William Briceño, y publicado el año 2014, donde no solo se recogen datos biográficos del cantante, sino también de Ponte.

Cosas de la vida, la asociación entre ambos culminó hace poco más de un año y, cosas de la vida, esta mañana nos acabamos de enterar que Oswaldo Ponte ha fallecido.

Cuando, el año 2013, Oscar tuvo el accidente que le dañó el ojo izquierdo, Ponte nos concedió muy gentilmente una entrevista para Oye lo Que Te Conviene (en La Mula TV). Al año siguiente (gracias también al promotor y con motivo de su visita a Perú para Una Noche de Salsa) entrevistamos al sonero para un proyecto acerca de Cheo Feliciano y mantuvimos más de una charla con ambos.



No solo eso, nos queda una anécdota con respecto a un requerimiento sobre un producto que Oscar no podía conseguir en Venezuela, para el cual pude ayudarlo junto a algunos compañeros de trabajo y que en un futuro compartiré con Ustedes.

A su regreso de esa gira, Ponte tuvo la gentileza de enviarnos la primera edición del libro y nos propuso que escribiéramos un capítulo peruano sobre D'Leon que sería incluido en una edición aumentada del libro, proyecto que nunca vio la luz (aunque el escrito sí lo realicé y permanece inédito).


Al romperse la relación D'Leon-Ponte, no supe mucho más de él. La noticia de esta mañana nos sorprende tristemente al recordar su esforzado y exitoso trabajo detrás de uno de los cantantes más importantes que tiene la Salsa.

Descansa en Paz Oswaldo Ponte!






23 ago 2019 0 comentarios

Cien Años del "Bárbaro del Ritmo"



Fuente: El Tiempo, Colombia. Por: Juan Martín Fierro

El centenario del nacimiento de Bartolomé Maximiliano Moré (Santa Isabel de las Lajas, Cuba, agosto 24 de 1919) no es solo un acontecimiento relevante para la música de Cuba, sino para la música del mundo entero.

Que el Benny (su nombre artístico) no hubiera alcanzado una mayor resonancia no le quita haber sido uno de los cantantes más grandes del siglo XX. Si no llegó más lejos fue porque prefirió siempre, y por encima de todos los públicos y de las jugosas ofertas que recibió para irse de Cuba, cantarles a su tierra y a su gente. 

También hubo otras razones, mezcla de azar y fatalidad: Benny murió en el momento cumbre de su carrera. Su vida fue muy corta –apenas 43 años– por cuenta de una salud frágil que nunca cuidó. Benny no dormía. Y, siendo un gran cocinero, apenas comía. Su rutina de ensayos, conciertos y grabaciones iba siempre de la mano con la noche y la bohemia, agravando los problemas hepáticos que sufrió desde niño.

Por extraño que parezca, mientras su cuerpo estaba destinado a sucumbir, su portentosa voz se iba engrandeciendo con los años, parecía tener vida propia, deseaba seguir cantando más allá de la muerte. Porque hasta el último día, el Benny cantó como nadie, incluso aquel 6 de enero de 1963, cuando, presintiendo el fin, dio un concierto apoteósico ante miles de personas en el Festival Papel y Tinta de La Habana. Y uno más, el último, en Palmira, cerca de Cienfuegos, a donde llegó a presentarse el 16 de febrero de ese mismo año. Según su médico, el hígado del Benny se había hinchado a consecuencia de la cirrosis hepática y durante el viaje previo a ese compromiso tuvo un vómito de sangre. 

Contrariando la lógica, el cantante lajero salió al escenario y dejó el alma interpretando Dolor y perdón, Maracaibo y Qué bueno baila usted. Hasta ahí llegaron sus fuerzas. Tres días después vino la muerte, el martes 19, en un hospital habanero. “Mi hermano, me cogió la rueda”, alcanzó a decirle a su amigo Domingo Veloz.

Gundo, su tatarabuelo, era hijo del rey de una tribu del Congo. Fue capturado y enviado a Cuba por traficantes de esclavos. Virginia Moré, su madre, se ganaba la vida haciendo oficios domésticos en las casas de Santa Isabel, mientras que de su padre, el herrero Silvestre Gutiérrez, se sabe poco. Benny fue a la vez primogénito y unigénito de los 18 hijos de Virginia, pues sus 17 hermanos descendían de otro padre. Al nacer, su madre se instaló en un barrio de libertos de origen bantú conocido como La Guinea o el Casino de los Congos. Allí creció cantando la música de sus ancestros, bailando reguindinga y aprendiendo el arte de los tambores que invocaban a las deidades orishas. 

En casa del Benny no había luz, la plancha era de carbón. Todo se alumbraba con quinqué. Cuando a Virginia se le iba la madrugada planchando, el Benny le cantaba para que no se durmiera. Y para que no se le quemara la ropa. Aunque fue buen estudiante, tuvo que dejar la escuela en cuarto de primaria para dedicarse a trabajar en el campo. 

Cortando caña, empezó a involucrarse con la música campesina y aprendió a tocar el tres y la guitarra. A los 10 años daba serenatas y asistía a los bailes para rebuscarse algún dinero. Su debut fue en el dueto Bartolo-Bolívar, junto a José Luis Bolívar, a los 16. Después hizo parte del grupo Avance, del sexteto Vertientino y de Los Lajeritos. En 1936 decide probar suerte en La Habana y tuvo que sobrevivir vendiendo frutos, viandas sobrantes y hierbas medicinales con ayuda de un tío. 

En lo musical, su aventura fue un fracaso. A los seis meses estaba otra vez en su pueblo cortando caña. Cuatro años más tarde, a los 21, volvió a intentarlo. Su sueño seguía intacto. “La pasaba muy mal. Es la verdad. Había noches que me acostaba con más hambre que sueño. Pero estaba en La Habana. Canté primero en el dueto Cordero.

Luego me fui con el Conjunto Cauto. Pero no resolvía nada en lo material”, recordaría en una entrevista con la prensa mexicana tiempo después. Fueron cuatro años deambulando por las calles, el pantalón remendado y la camisa raída, cantándoles a los turistas, fleteando el sombrero por los bares de la ciudad. El lajero admiraba a Panchito Riset, a Antonio Machín y a Miguelito Valdés. El gran sonero Abelardo Barroso sería otra de sus influencias.

La suerte del Benny cambiaría cuando Mozo Borgellá, director de una agrupación, lo invita a una prueba de voz en la emisora Mil Diez. Desde ese momento, nada detendría su carrera. Borgellá lo conectó después con Miguel Matamoros, quien lo incorpora a su legendario conjunto. En el libro Benny Moré, el símbolo de la música cubana, de Rafael Lam, quizá su biografía más completa, hay más detalles: “La presentación de Bartolo ante Miguel fue algo decepcionante, vestía muy mal, alpargatas, camisa zurcida, le faltaban tres dientes”. Pero su voz, su prodigiosa voz, lo llevaría por primera vez a un estudio de grabación en 1944. De esas sesiones junto a Matamoros, quedarían temas como Buenos hermanos, La cazuelita y Ofrenda criolla, entre otros.

En 1945, el Conjunto Matamoros fue contratado para presentarse en México. Benny decide quedarse cinco años en el país azteca. Luego de superar dificultades para trabajar profesionalmente, al no tener permiso del sindicato de músicos, su carrera despega al lado de Lalo Montané (el famoso dueto Fantasma o dueto Antillano) y de las orquestas de Arturo Núñez, Mariano Mercerón, Rafael de Paz y Dámaso Pérez Prado, el padre del mambo cubano a cuya agrupación nunca se vinculó como cantante titular. 

Lo del Benny con Pérez Prado fue una exitosa seguidilla de colaboraciones que dejó temas memorables como Babarabatiri, Locas por el mambo, A romper el coco, La múcura y Pachito Eché, las dos últimas, composiciones de los colombianos Crescencio Salcedo y Alex Tovar. En México también grabó San Fernando, de Lucho Bermúdez, pero con la Orquesta de Rafael de Paz. Allí mismo haría su debut en el cine.

Por esos años, el cantante lajero adoptó el nombre artístico de Benny (dicen que en homenaje a Benny Goodman) y se casó con la mexicana Margarita Bocanegra. Se sabe que tuvo seis compañeras y que dejó ocho hijos. La influencia de Pérez Prado y el contacto con la gran industria del entretenimiento en México serían decisivos para que afinara la imponente presencia escénica que desató su gloria al regresar a Cuba. 

Junto al bailarín Silvestre Méndez, por ejemplo, aprendió los pasos de la rumba y del mambo. 


Según el investigador Raúl Martínez, “(…) pronto asimiló un criterio moderno de la armonía y las orquestaciones precedidas de las mejores agrupaciones estadounidenses de jazz. Pero, por supuesto, todo ello filtrado y recreado con un lenguaje, en lo melódico y en lo rítmico, a lo cubano (…)”.

Rafael Lam añade otro dato importante: la caracterización del vestuario que haría famoso al Benny, cuyo estilo desaliñado y casi chaplinesco, bastón incluido, nunca abandonó: “Vestía de traje con pantalón muy holgado, pero ceñido a la cintura y en los tobillos, un saco largo con amplias solapas y hombros amplios y acolchados, llamado zoom suit. Utilizaba un sombrero tipo italiano a veces con una pluma. El pantalón se llevaba con tirantes (…) y se complementaba con zapatos estilo francés, bicolor, generalmente blanco y negro”. El uso de los tirantes tenía, además, otra justificación: la hepatomegalia le hacía insoportable el cinturón.

La Banda Gigante
Al volver a Cuba, en 1951, el Benny consiguió lo único que le faltaba: ser una estrella en su país. Ya le decían el ‘Bárbaro del mambo’, pero cuando se unió a la orquesta de Bebo Valdés para estrenar el nuevo ritmo de batanga, un locutor de la CMKW lo bautizó como el ‘Bárbaro del ritmo’. Y sí que lo fue. La facilidad del Benny para cantar con maestría todos los géneros afrocubanos era algo sobrenatural: guaracha, mambo, son, chachachá, rumba. Todo lo hacía bien, especialmente el bolero, el género en el que dejó más grabaciones (68) de las 203 que realizó, según el investigador Sergio Santana Archbold. Dolor y perdón, Mi corazón y yo, Te quedarás, Mi amor fugaz, Preferí perderte, Corazón rebelde, Cómo fue, Conocí la paz, ¡Oh vida! y Dulce desengaño, entre muchos otros, son herencia de esa época dorada.


Conquistar al exigente público cubano, del que se había separado estando en México, no le tomaría mucho tiempo. Primero trabajó con la orquesta de Mariano Mercerón. De ahí se fue, entre otras razones, porque no le pagaban lo que debían.En 1952 se une a la orquesta del compositor Ernesto Duarte, de quien se dice llegó a discriminarlo por su color de piel y no lo presentó a cantar en ciertos escenarios de la alta sociedad habanera.

En sus comienzos, ya el Benny había padecido el racismo en algunos establecimientos y clubes que luego, cuando lo vieron triunfar, lo buscaron sin éxito para que cantara. De nada valió. Su esencia y su arte eran genuinamente populares y por eso, a pesar de ser uno de los artistas mejor pagados de su tiempo, eligió una vida modesta en su casa de La Cumbre, en la zona habanera de San Miguel de Padrón. 

Cerca de allí estaba el legendario Alí Bar, su “cuartel general”, donde ofreció conciertos memorables, envuelto en un manto de misterio sobre si aparecería o no al filo de la madrugada. “¿Vendrá hoy el Benny Moré? ¡Nadie lo sabe!”. “¿El Benny actúa hoy? ¡Ya está adentro!”, decían los carteles en la puerta, anunciando lo impredecible. Entre tanto, el genio lajero se quejaba: “Ya estoy cansado de que me exploten tanto, de ahora en adelante voy a grabar y a presentarme con mi propia banda (…)”. 

En 1953, con todo lo aprendido, se lanzó a dirigir La Banda Gigante, su “tribu”, como la llamaba, conformada por glorias de la música cubana, como Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros, Generoso Jiménez y Rolando Laserie, quien tocaba la batería. En 1955, cuando ya era un ídolo continental, el Benny se presentó con su banda en Medellín y Cartagena.

La leyenda del ‘Bárbaro’ sigue creciendo con los años. Al Benny hay que recordarlo por esa voz tronante y guapachosa a la vez, capaz de diluirse en un hilo, allá en las alturas.


Por la hondura insuperable de sus boleros. Por su histrionismo y su capacidad de improvisación, que en pleno goce hacía que la gente se olvidara de bailar y se quedara quieta escuchándolo. Por canciones que nunca pasan, como Rumberos de ayer, Bonito y sabroso, Mulata con cola, Soy campesino, Francisco Guayabal, Encantado de la vida, Como arrullo de palma y Bahía de Manzanillo, estas últimas, preciosas estampas del alma caribe. Ante todo, hay que celebrarlo por encarnar como nadie la herencia africana fundida en la sabrosura de los ritmos cubanos. Bien lo dijo el cineasta y músico mexicano Alfonso Arau, “lo que el Benny hacía es eterno”. Y eterno será.
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Eva Ayllón y Omara Portuondo recibirán Grammy Latino a la Excelencia Musical



La Academia Latina de la Grabación anunció hoy que Eva Ayllón, Joan Baez, José Cid, Lupita D'Alessio, Hugo Fattoruso, Pimpinela, Omara Portuondo y José Luis Rodríguez "El Puma", recibirán el Premio a la Excelencia Musical de este año. Además, Mario Kaminsky recibirá el Premio del Consejo Directivo. Se homenajeará a los galardonados durante una ceremonia y almuerzo privado en el Waldorf Astoria Las Vegas el 13 de noviembre de 2019, como parte de la memorable semana del 20.mo aniversario del Latin GRAMMY. El cantante y compositor ganador del Latin GRAMMY Johnny Ventura, y la reconocida periodista mexicana Paola Rojas serán los conductores del evento.    

Eva Ayllón es una de las voces más respetadas de la tradición afroperuana. Inició su carrera como miembro del popular grupo Los Kipus, con el que grabó un amplio catálogo con joyas del folclor peruano caracterizadas por melodías nostálgicas y alegres armonías de guitarra, siguiendo seis años más tarde con el lanzamiento de su primer álbum como solista, Esta Noche. Ayllón se presentó en una serie de inolvidables conciertos en el Teatro Municipal de Lima durante la década de los 90. Su fama se difundió más allá de Sudamérica, con giras frecuentes por Europa, actuaciones en Carnegie Hall y un DVD grabado en vivo en Los Ángeles. Además de unirse a la versión peruana de "La Voz" como coach, Ayllón continúa realizando giras mientras expande su repertorio de grabaciones con una gran variedad de estilos latinos.


Pocos vocalistas han gozado de una carrera tan deslumbrante y versátil como la veterana cantante cubana Omara Portuondo. Nacida en La Habana en 1930, Portuondo inició su carrera como bailarina antes de unirse a inicios de los 50a la Orquesta Anacaona compuesta enteramente por mujeres. En 1952, junto con su hermana Haydeé, Elena Burke y Moraima Secada, ayudó a formar el Cuarteto D'Aida de canto, aclamado por su novedosa combinación de armonías de jazz y estilos cubanos tradicionales. Portuondo fue parte del Cuarteto durante 15 años y se presentó en Cuba e hizo giras en Estados Unidos a la vez que encontró tiempo para grabar un impresionante álbum de debut, Magia Negra, en 1959. Luego Portuondo fue miembro activo de la Orquesta Aragón de charanga clásica y recorrió Europa y África, además de grabar presentaciones como solista varias veces. En 1999, su interpretación de "Silencio" con Compay Segundo para la música de la película Buena Vista Social Club fue una de las actuaciones más destacadas del álbum, que vendió millones de copias. En 2000, Social Club presentó un exquisito álbum con Portuondo, y en 2009 esta recibió un Latin GRAMMY al Mejor Álbum Tropical Contemporáneo por Gracias. A los 89 años, sigue activa en el estudio de grabación y salas de conciertos de todo el mundo.
21 ago 2019 0 comentarios

VIDEO: Quien a Hierro Mata - Mercado Negro





El pasado mes de Junio Mercadonegro lanzó al mercado su nuevo disco titulado Somos del Barrio.

Esta semana, la banda salsera establecida en Europa estrenó el videoclip de uno de los temas de dicha producción. Se trata del corte "Quien a Hierro Mata", una composición de Oscar Colchado con arreglos de Oscar Cordero. En la parte vocal se luce Armando Miranda.

El video fue filmado tanto en Suiza (ciudad de Zurich) como en Perú (en el popular distrito de La Victoria, en Lima) 

Véanlo y gócenlo....
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LO NUEVO: Nacido Entre Titanes - Eduardo Zayas y su EZ La Banda (2019)


El compositor puertorriqueño Eduardo Zayas nos presenta Nacido Entre Titanes, su debut disquero para el cual escribió 16 temas y convocó talento boricua y venezolano dando como resultado un álbum doble de elevado nivel y calidad.

Desde Borinquen, "como el coquí" sobresalen las voces de Choco Orta, Rico Walker, Rafy Andino. De Venezuela, la "vieja escuela" de Rodrigo Mendoza, junto a Mariana La Sonera, Edgar Dolor, Marcial Isturiz entre otros.

Los invito a escuchar Nacido Entre Titanes, un junte salsero con mucho sabor.

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Publican libro sobre la vida de Willie Rosario



Hace pocos días salió a la venta el libro "Willie Rosario, el Rey del Ritmo", escrito por el periodista colombiano Robert Téllez y publicado por Unos & Otros Ediciones. 

La obra repasa distintos aspectos de la vida y obra del gran timbalero y director musical que cuenta con más de seis décadas de vigencia en la escena musical latina y que ha permanecido como una escuela para muchos cantantes y músicos.

"Hizo un trabajo muy profesional" confiesa el propio Rosario acerca del autor del libro, quien es conductor (desde hace más de seis años) del espacio "Conversando la Salsa" que emite semanalmente Radio Nacional de Colombia.

Don Willlie añade: "creo que esta obra puede servir de inspiración para los músicos jóvenes. Espero que cuando lean mi trayectoria sepan como se puede luchar en la vida y echar palante"

A raiz del lanzamiento, El Salsero contactó con Robert Téllez para saber un poco más acerca de su reciente obra.

El Salsero: ¿Por qué elegiste a Willie Rosario como personaje para tu libro?

Robert Tellez: Son varias las razones de esta publicación. El maestro Willie Rosario , es un ícono de la música afroantillana. Su trabajo musical tiene sus orígenes en la época gloriosa del mambo en la ciudad de Nueva York, pero luego lo vemos como gran protagonista cuando el sonido de la salsa comenzó a imperar. Luego de que Rosario decide mudarse a Puerto Rico, también su orquesta logra establecerse como una de las de mayor arraigo. Es decir, Willie ha estado vigente durante más de sesenta años continuos, porque pudo reinventarse, entendiendo los cambios de la industria, y en mi opinión, eso es muy importante.

Adicionalmente, la trayectoria de Willie Rosario tiene unas características únicas: La genial idea de tener un sonido propio para su orquesta, que terminó concretándose con la inclusión del saxo barítono en una sección de cuatro trompetas. En ese sentido Willie es el pionero. Aunque ya es un formato que con el tiempo se ha vuelto recurrente, fue él quien halló ese elemento diferenciador; lo que reafirma aún más su habilidad.

Pero también el buen gusto para seleccionar los arreglistas para su música. Ahí los nombres que se encuentran son: José Febles, José Madera, Ray Santos, Louie Ramírez, José Lugo; desde luego Bobby Valentín, su amigo y socio musical;  y los pianistas Javier Fernández y Ricky Rodríguez que hicieron parte de la orquesta de Mr. Afínque. Es decir, Willie conoce muy bien su orquesta, y está tan seguro de lo quiere, que por eso hay refinamiento y tan buen gusto a la hora de elegir los arreglistas.
Otro de los aspectos que me motivó a profundizar en la carrera del maestro Willie Rosario, es el apoyo que siempre le ha dado a la juventud. Recuerde que en su orquesta estuvieron muy jovencitos, los cantantes Gilberto Santa Rosa y Tony Vega, pero también músicos como Humberto Ramírez, Jimmie Morales, Julito Alvarado, Javier Fernández, Mario Ortíz Jr, y otros más. Ese apoyo no se ha limitado a su orquesta. En tiempos más recientes ha sido soporte para talento joven como Manolito Rodríguez y José Jomar Marcano, por mencionar algunos. Ese es un aspecto de mucha relevancia. Merece gran atención.

Pero apartándonos del plano estrictamente musical, estimo que la vida de Willie Rosario, es una fuente de inspiración, porque hablamos de una persona que luchó hasta encontrar la fórmula para hacer lo que le apasiona, en este caso: música. En el libro podrán conocer cada uno de los escalones que tuvo que recorrer Willie, para llegar a tener el respeto y la admiración de la que hoy goza. Es una historia que debe ser contada. Como dice, José Arteaga en el prólogo del libro, allí está retratado Willie Rosario, el hombre y el músico, el jazzista y el salsero, el ser humano y el boricua.

Robert Tellez, el autor del libro "Willie Rosario, el Rey del Ritmo"


El Salsero: Hay algún episodio de la vida de Rosario que no era conocido y que te haya sorprendido?

Robert Tellez: Dirigir una orquesta, y mantenerse en este negocio de la música, no es tarea nada fácil. Más que sorprenderme, si pude distinguir a una persona que se ha esforzado bastante por cumplir las metas de su vida. Willie Rosario tiene más que merecido el éxito que lo distingue. Me siento muy orgulloso de haber hecho este trabajo con él. Creo que es una de los mejores proyectos en los que he tenido la oportunidad de laborar en mi oficio como periodista.
Lo que si puedo mencionarte es que hay algunos datos reveladores en el libro, por ejemplo, la fecha de nacimiento del maestro Rosario, que hasta ahora estaba errada, en lo que he podido leer en internet; y por supuesto los testimoniales de músicos y cantantes que han pasado por la orquesta, que enriquecen la obra literaria.

Adicionalmente, y para mí, de muchísimo valor, la visión de su familia, su esposa y sus cuatro hijos.
Creo que muchos van a sorprenderse cuando puedan leer cómo sus hijas han aportado ideas, para algunas de las portadas de las producciones discográficas del maestro.


"Willie Rosario, el Rey del Ritmo" consta de 233 páginas divididas en trece capítulos y recoge el testimonio de 35 figuras de la música como Gilberto Santa Rosa, Ray Santos, Bobby Valentín, Juan José Hernández, entre otros.

Ya está disponible vía Amazon y será presentado en Setiembre en Medellín y Bogotá.
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Pasión por el Beny



Fuente: Granma, Cuba. Por: Julio Martínez Molina

El lajero eterno que, en su querida Santa Isabel de las Lajas nació un 24 de agosto, un siglo atrás, será evocado por su pueblo natal, que a lo largo de todo el año ha estado imbuido en acciones de recordación, las cuales alcanzarán su cénit desde la víspera del centenario.

Odalys González Acea, directora provincial de Cultura, informó a Granma que para el 23 los lajeros efectuarán la gala artístico-cultural en homenaje al Bárbaro del Ritmo. El escenario será la Plaza Benny Moré, el sitio idóneo para esperar las primeras horas del 24, fecha de su llegada a un mundo que le reservó admiración y respeto, por engrandecer la música cubana y latinoamericana.

González Acea añadió que ese día habrá una peregrinación popular al cementerio municipal, donde reposan los restos del lajero insigne. Con descarga de rumba, el trayecto iniciará en la Casa de Cultura Benny Moré, luego, desde las dos de la tarde, con sede en el Café Cuba, los aficionados locales podrán disfrutar de una parranda campesina especial y de la acción Yo soy la rumba, en el portal del Museo Municipal.

La jornada de aniversario será clausurada con un bailable gigante en la Plaza Benny Moré, a las 11 de la noche, dijo González Acea.

Por su parte, en el municipio de Cienfuegos, donde también se celebrará por todo lo alto la efeméride, tendrá lugar el 23 de agosto en la noche la velada Esperando el Centenario, con el Septeto Unión, Ingrid Rodríguez y su Trova Jazz y artistas invitados. Se presentará el trago Loca Pasión, elaborado por iniciativa de los cantineros del Bar «Bartolo», en el patio del Centro Cultural de las Artes Benny Moré (CCAMM), donde acontecerá la Velada.

En la tarde del 24, el propio centro será escenario del Guateque de Feijóo: Cantándole al Benny, con figuras de la música campesina que rendirán un tributo guajiro al músico. Habrá también una gala cultural en el Parque Martí, en la propia jornada de aniversario, a partir de las nueve de la noche.
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Tributo a César Miró



La Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC) realizará mañana, jueves 22 de Agosto, un conversatorio y una muestra en torno a la vida y obra del Maestro César Miró.

Don César fue uno de los autores más importantes que ha tenido la música peruana, siendo sus composiciones más reconocidas: "Malabrigo", "Se va la Paloma", "Como el Rumor del Agua" y "Todos Vuelven", himno versionado en múltiples ocasiones por diversos artistas.

Durante el evento (que se realizará mañana desde las 6:00 pm en Av.Petit Thouars 5038, Miraflores) se exhibirá el saludo del cantautor panameño Rubén Blades, quien grabara "Todos Vuelven" en su LP Buscando América de 1984.

El ingreso es libre


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Cuba celebra el centenario del Beny



Fuente: Prensa Latina, Cuba

A 100 años del nacimiento del músico cubano Benny Moré, destaca hoy en el panorama cultural de la isla una serie de actividades que rinden tributo al también conocido como Bárbaro del ritmo.

Las acciones que se extenderán hasta el mes de octubre tanto en esta capital, como en la provincia de Cienfuegos, ciudad natal del cantante, incluyen conciertos, presentaciones de libros, proyección de audiovisuales, entre otras propuestas.

El Instituto Cubano del Libro dedicará el próximo 22 de agosto el espacio El elogio oportuno, habitual en la Librería Fayad Jamís ubicada en el Centro Histórico habanero, a esta figura insigne de las sonoridades de la nación caribeña, con la presentación del libro Ofrenda criolla II. El arte de Benny Moré.

Participarán en dicho encuentro el periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa, el musicólogo Jesús Gómez Cairo, Premio Nacional de Música 2018 y director del Museo Nacional de la Música, y el investigador de esa propia institución cultural José Reyes Fortún, autor del texto a presentar.

El elogio oportuno, organizado en esta ocasión con el Museo Nacional de la Música, permitirá reproducir nuevamente algunas grabaciones del Benny desconocidas en Cuba, realizadas por el artista con una grabadora no profesional poco antes de su fallecimiento; así como ver fragmentos de varios de los filmes en que dejó el testimonio de su arte.

Igualmente el día 23, en Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos, tendrá lugar la gala cultural Esperando el Centenario, en el Centro Cultural de las Artes Benny Moré, que contará con las actuaciones del maestro Pancho Amat, Premio Nacional de la Música 2010, y su Cabildo del Son, del Septeto Unión, Ingrid y su Trova Jazz y otros invitados.

Para el día 24 se prevé el inicio de la peregrinación a la tumba donde yacen los restos del artista en el cementerio municipal de su ciudad natal, con la acostumbrada descarga musical y en la noche ofrecerán un concierto el Premio Nacional de la Música Bobby Carcacés, junto a artistas de las provincias cubanas de Cienfuegos y Villa Clara.

Paralelamente en La Habana Joaquín Betancourt y su Jazz Band brindarán un concierto al Bárbaro del Ritmo el propio día de su natalicio y para los primeros días de septiembre estás previstos varios conciertos en el teatro Karl Marx.
20 ago 2019 0 comentarios

Como aire de vida que fluye dentro de nuestros oídos



Fuente: Granma, Cuba. Por: Guille Vilar

Cuando nos dicen que el aire que fluye y refluye por las narices es el mismo aire que recorre ríos, valles y  montañas, nos confirman la creencia de que, en la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto,  semejante rango de belleza es el mismo que identifica a quienes tenemos la suerte de haber nacido en dicho entorno natural.

Estos vínculos entre paisaje y cultura entretejen el alma de una nación cuando son interpretados desde la  apasionada y lúcida perspectiva de un músico extraordinario.

En el venerable momento al que fuimos convocados este sábado, nos honró alzar la voz para hacer el elogio de quien, como pocos, ha encontrado en el rostro de lo nuestro la alegría y las esencias propias de la identidad a través del baile.


A los personajes de sus canciones los descubrimos entre los asideros más comunes de la vida cotidiana, rebosantes de esa picaresca criolla en que nos vemos reflejados. Pero para poder arribar al permanente estado de gracia que le distingue, ha tenido que interiorizar lo aprendido durante largos años de encomiable esfuerzo, dedicados a compenetrarse con el enigma de lo cubano.

Su genialidad radica en que, simultáneamente, mientras fundamenta el lenguaje formal de una obra concebida  desde los códigos comunicantes de su tiempo, también se siente obligado con el rescate del sabor de añejas componendas musicales, cuya legendaria herencia ha quedado para prevalecer en cada nueva generación de cubanos.

Con maestros de tal estirpe resulta imposible tener la sensación de encontrarnos ante el testimonio del artista que recrea para una época que ya no existe, porque el paradigma de su entrega profesional precisamente consiste en no olvidar a quienes lo antecedieron, tener en cuenta a quienes lo rodean y, sobre todo, pensar en los que están por venir.

Frank Fernández, Adalberto Alvarez y Jorge Luis Rojas


Por estos ideales a los que ha entregado su vida, los rasgos del carácter aparecen enmarcados por aquellos acentos de una sencillez proverbial y de una efusiva nobleza que le han otorgado el sobrenombre del Caballero del son.

En fin, si a uno de los apóstoles de la música cubana, al gran Benny Moré, le bastaba el saludo y el reconocimiento de su pueblo para ser feliz, este inspirado profeta de la cultura raigal en la persona de Adalberto Álvarez, tampoco necesita de más.

Por tales razones, pongamos nuestras manos en los corazones y pidamos por que nos dure otros 35 años para recibir esa bendición de la música de Adalberto Álvarez y su son esparcida como aire de vida que fluye dentro de nuestros oídos.


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Beny Moré, el bárbaro del son



Fuente: El País, España. Por: Mauricio Vicent

Si la música es el alma de Cuba, Benny Moré sería el corazón de la música popular cubana. Por eso no es difícil entender el porqué de tantas celebraciones en la isla este verano, cuando Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez cumpliría 100 años, el 24 de agosto. Le apodaban el Bárbaro del Ritmo, y para homenajearle se ha programado un aluvión de actividades en todo el país: exposiciones, conciertos, concursos, documentales, presentaciones de libros y hasta un disco de la gran dama del Buena Vista Social Club, Omara Portuondo, quien a sus 88 años ha querido grabar 10 canciones que hicieron famoso a Benny, empezando por aquella que compuso al comienzo de los años cincuenta cuando arrasaba con Dámaso Pérez Prado en los salones de baile, Bonito y sabroso, que decía aquello de “pero qué bonito y sabroso / bailan el mambo las mexicanas / mueven la cintura y los hombros / igualito que las cubanas”.

Por aquel entonces lo llamaban en México el Príncipe del Mambo, aunque esa era una sola de sus múltiples facetas, recuerda Portuondo. La de sonero mayor empezó a trabajársela desde niño en el poblado cienfueguero de Santa Isabel de las Lajas, donde vivía con su madre y 17 hermanos, todos ellos descendientes de esclavos congos. Desde pequeño cantaba y se acompañaba con el tres, y su tono era tan afinado que llamó la atención del gran Miguel Matamoros, que le abrió un hueco en su trío y se lo llevó a trabajar con él en 1944, cuando ya su voz flaqueaba. Con don Miguel Moré grabó su primer disco, que incluía temas tan pegajosos como La penicilina, que hablaba de los remedios para el mal de amores.

Con los Matamoros, Bartolo —pues todavía era así conocido— hizo una larga gira por México, tan larga que al final se casó con la enfermera Juana Bocanegra Durán y por consejo del guitarrista del conjunto, Rafael Cueto, se cambió de nombre. “Aquí a los burros los llaman Bartolo, así que ya sabes”, le dijo. Moré no se lo pensó mucho y eligió Benny por el jazzista Benny Goodman, de quien era admirador, y bien escogido estuvo el alias pues enseguida se le abrieron más puertas. Durante su estancia en México trabajó con varias agrupaciones, hasta que un día le presentaron al matancero Pérez Prado, por su aspecto bautizado Cara de Foca, con quién desarrolló una corta pero intensa colaboración, cuajada de éxitos de caja.

El mambo triunfaba allí donde se presentaba, también en el cine, y al igual que Pérez Prado, Moré apareció en varias películas mexicanas de la época al lado de la rumbera cubana Ninón Sevilla, ataviado con sus pintorescas chaquetas con sobretalla y sus pantalones anchos, un look que pronto pondría de moda. 1949 y 1950 serían años de intensa actividad para ambos músicos, cuando grabaron juntos varios discos muy logrados y nutritivos en lo económico, con temas redondos como Anabacoa, Rabo y oreja, Ensalada de mambo, A romper el coco y María Cristina. Por aquellos tiempos la fama de Moré crecía sin parar y las orquestas se lo rifaban, como la del saxofonista santiaguero Mariano Mercerón, el Feo que Toca Sabroso, con quien regresaría a la isla al comenzar los cincuenta, cuando todavía el mambo no acababa de ser aceptado en la radio y la televisión cubana, si bien contaba con defensores tan ilustres como el escritor Alejo Carpentier. “Es la primera vez que un género de música bailable se vale de procedimientos armónicos que eran, hasta hace poco, el monopolio de compositores calificados de modernos, y que, por lo mismo, asustaban a un gran sector del público”, dijo el autor de El reino de este mundo.

Treinta años después de la muerte de Pérez Prado —en 1989 en México—, el debate sobre la paternidad del mambo todavía persiste (algunos insisten en que su verdadero creador fue Arsenio Rodríguez, otros aseguran que fue Orestes López, autor del danzón Mambo en 1939). El mismo Benny Moré, desde un disco grabado en 1949, intervino en la polémica cantando: “¿Quién inventó el mambo que a las mujeres las vuelve locas? / ¿Quién inventó esta cosa loca? / ¡Un chaparrito con cara de foca!”.


Poco después de regresar a Cuba con Mercerón, el Bárbaro del Ritmo se presentó en La Habana con la orquesta de Bebo Valdés y en 1953 fundó su famosa Banda Gigante, con la que arrasó en Cuba y en América acompañado de músicos de gran relieve, como el trompetista Alfredo Chocolate Armenteros, el batería Rolando Laserie, el cantante Fernando Álvarez y el trombonista Generoso Jiménez, con quien escribió numerosos arreglos para su legendaria big band. Moré no había estudiado música ni sabía leer una partitura, por lo que a lo largo de su carrera se apoyó siempre en sus músicos para transcribir al pentagrama sus geniales intuiciones.

Desde la primera presentación de la Banda Gigante, a la que Benny Moré llamaba “mi querida tribu”, el éxito fue absoluto. Su peculiar forma de dirigir y las fabulosas orquestaciones de su conjunto descomunal, integrado por decenas de artistas de primera línea que en el escenario se guiaban tan solo por las improvisaciones y el instinto de Moré, revolucionaron el panorama musical de la época. Benny sintetizaba todos los géneros, la trova tradicional, el son montuno, el guateque, la tradición folclórica, la serenata, la descarga, el club, el cabaret... Cada disco era un verdadero palo, y entre los más sonoros estuvo Pare… que llegó el Bárbaro (1958), con aquella canción dedicada a una camarera que le volvía loco: “Sírveme, un trago de ron / y toma tu cerveza, junto a mi corazón / tú eres la camarera de mi amor”. 

En 1963, en la última entrevista que dio al diario Revolución un mes antes de morir prematuramente, a causa de una cirrosis hepática de tanto beber ron, el músico enseña al periodista un corral con carneros, pollos, puercos y otros animales a los que había bautizado con el nombre de artistas famosos… “Ven acá, Elvis Presley, ven acá a comer con papi”, le dice a una chiva… Muchas de estas historias y otras anécdotas aparecen en los libros, ensayos, colecciones de fotos y también en el documental Los últimos días de Benny Moré, que se presentará el 24 de agosto en Cuba coincidiendo con el día de su natalicio.

Pero nada como las letras de sus canciones en la interpretación de Omara Portuondo. Siempre tu voz es el título del disco e incluye un evocador repaso por la cintura y los hombros de las mujeres de México y La Habana (Bonito y sabroso), por “la feliz noche en que los dos supimos nuestro amor” (¡Oh vida!) y también por “la pasión que sintió mi corazón cuando te vio junto al mar” (Hoy como ayer). No podía faltar “Déjame pensar en el fracaso que tuviste en el ayer / Deja de soñar con el pasado que no puede ya volver” (Te quedarás), ni el son afrocubano Mata Siguaraya, que habla de un árbol sagrado que en Cuba alberga a divinidades como Changó, dios del trueno, de la belleza viril y de la música en la religión de la santería. En fin, que aunque hayan pasado 100 años, pare usted, que llegó el Bárbaro.
19 ago 2019 0 comentarios

La Salsa de Puerto Rico




Este es el reportaje, realizado la semana pasada por Luis Miranda y emitido anoche en Cuarto Poder de América Televisión, que presentó a la mayoría de los artistas que se presentarán en el próximo festival Viva La Salsa, que tendrá lugar el próximo Sábado 14 Setiembre en Lima-Peru
17 ago 2019 0 comentarios

Le emociona su homenaje


Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por: Rosa Escribano

El percusionista Roberto Roena ha recibido muchos homenajes a lo largo de su extensa carrera musical, pero el que recibirá mañana domingo tiene un matiz especial.

“Estoy sorprendido porque me enteré a última hora. Lo supe en esta semana. Me siento bien porque es mi pueblo. Es en Mayagüez”, manifestó con orgullo el también bailarín sobre el reconocimiento que tendrá lugar en el Festival de la Salsa Frankie Ruiz 2019, en la concha acústica que lleva el nombre del fenecido salsero, ubicada en el Palacio de los Deportes de su ciudad natal. 

“Allí pasé mi infancia. Me acuerdo muy bien de mi barrio, Dulces Labios, donde me crié hasta los 11 años. Siempre estoy conectado con el pueblo. Tengo muchos amigos y familiares allá”, añadió el fundador de la orquesta Apollo Sound,  celebra 50 años de creación. 

Sobre la oportunidad de formar parte del evento gratuito, que se realiza por segundo año consecutivo, hizo referencia a los atributos del fallecido salsero. “Lástima que se fue muy pronto, pero Frankie fue tremendo cantante, un compueblano muy bueno”, dijo el director musical, quien cuenta con seis décadas de carrera artística. “Él tenía mucho sentimiento cantando y tenía mucho sabor, algo que no todo el mundo puede hacer”, elogió .

Al hablar de la clave para seguir en el favor del público por tantos años, el responsable de éxitos como Mi desengaño, Marejada feliz, Cómo te hago entender y El progreso lo resumió en tres palabras: respeto, ensayo y dedicación. “Lo más difícil es mantenerse y seguir hacia adelante”, manifestó pensativo el artista, quien durante su adolescencia fue descubierto por el percusionista Rafael Cortijo. “Ayuda el entusiasmo que uno tenga y el respeto que uno tenga por lo que uno hace”, resaltó. “Siempre es bueno querer lo que uno hace”.

Estar atento a los intereses del público es otro de los aspectos que destacó como relevante en el objetivo de contar con el apoyo de los seguidores. “Siempre estoy en plan de complacer al público. 
Lo que el público me pida, aquí estoy”,  aseguró el músico, con más de 20 producciones discográficas a su haber. 

A quienes interesan hacer de la música su carrera a nivel profesional, Roena comparte varias sugerencias. “Mi consejo a los jóvenes salseros es que se propongan hacer lo que quierany que estudien mucho, que estudien el instrumento, y mucha dedicación, mucho ensayo. Con eso, con la práctica, se logra todo”.
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Maelo a través del prisma de Miguel Zenon



Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Rafael Vega Curry

“Sonero”, el homenaje de Miguel Zenón a Ismael Rivera, es una grabación histórica.

Es la primera vez, que se recuerde, que una estrella de jazz dedica un disco completo a una leyenda de la salsa. Esa reinterpretación de un género a otro, enfocada en un artista específico, no se había producido antes. La originalidad, esa elusiva cualidad que no todos los grandes artistas poseen, vuelve a hacer su aparición triunfante en un álbum del saxofonista.

De entrada, debemos estar claros en que esta música no es, en absoluto, algún tipo de fusión entre salsa y jazz. Es el jazz vibrante, enérgico, rico en matices, por momentos sorprendente y frecuentemente hermoso al que nos tienen acostumbrados Zenón y su magnífico cuarteto de los últimos 15 años, que completan Luis Perdomo en piano, Hans Glawischnig en bajo y Henry Cole en la batería, todos maestros de la música por derecho propio.

Como ha explicado el propio Zenón, varias de estas interpretaciones toman como punto de partida un fragmento de los temas originales. Puede haber sido una línea de los vientos o del bajo; un coro o un soneo; una armonía o base rítmica. Sobre esta manera de proceder descansa buena parte de la originalidad del disco.

Por ejemplo, “Quítate de la vía, Perico” comienza con el saxofón emulando el sonido del tren, que poco después se convierte en un ostinato acompañado por el piano y el bajo. El impulso, sonido y desarrollo del solo de Zenón son extraordinarios.

Otros temas revelan una dulzura inesperada en los temas de Maelo, por lo menos momentáneamente. Así sucede con las introducciones al piano de “Las tumbas” y “Las caras lindas”. El hecho de que estas dos interpretaciones comiencen en un tono lírico no excluye para nada que toda la fuerza expresiva de la banda se desate poco después.



La recreación armónica, así como un breve guiño a los aguinaldos, hacen de “El negro bembón” una canción nueva, acentuada por los ritmos casi ritualísticos de Cole en la batería. Y en “La gata montesa”, van un paso más allá, con un virtuosismo y una complejidad rítmica que le hubieran arrancado una sonrisa de satisfacción a Lennie Tristano, uno de los grandes maestros del jazz. Se aprecia también el solo de bajo de Glawischnig, aquí y también en “Si te contara”.

El virtuosismo también está presente en “Las caras lindas” y “Colobó”, con pasajes ejecutados al unísono y a rápida velocidad por el saxo y el piano. Da gusto escuchar cómo Zenón recrea en su saxo alto frases específicas de los soneos de Maelo; hay mucho conocimiento aquí, evidentemente, así como la sabiduría para transportar esos soneos al jazz de manera convincente.

“Hola”, que no se encuentra necesariamente entre las piezas más conocidas del Sonero Mayor, es una de las interpretaciones más logradas del disco, por lo original de su tratamiento: comienza en onda de balada-blues, para luego adquirir cierta intensidad rockera. Del mismo modo, el clásico bolero “Si te contara” es objeto de una innovadora rearmonización, lírica y exploratoria a un mismo tiempo.



No podía faltar “El Nazareno”, probablemente la canción emblemática de Maelo. Fiel a su tema de fe, amistad y redención, comienza casi como una plegaria, para luego dar paso a la feroz interacción de la banda, liderada por la batería de Cole. Todo un ejercicio de tensión y liberación, con personalidad propia, idóneo para concluir este álbum.

Cada arreglo y cada interpretación en “Sonero” confirman que Miguel Zenón y sus músicos se encuentran en la plenitud de su arte, con una sensibilidad, imaginación y talentos únicos. Como todos sus discos, constituye una jubilosa reafirmación de la puertorriqueñidad, al proyectar a nivel mundial aspectos específicos de nuestra cultura. Una nueva obra maestra de uno de nuestros más grandes músicos.
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Yo Soy Héctor Lavoe



Fuente: Revista Somos, Diario El Comercio - Perú. Por: Ricardo Honojosa Lizárraga

"Él va del bolero a la rumba, del guaguancó al aguinaldo, pero en sí hace la música que a él le gusta: ¡La música del pueblo, la música de la calle!”, dijo Luis Delgado Aparicio, ‘Saravá’, fungiendo de presentador aquella noche mágica. El ‘Rey de la Puntualidad’ empezaba a cantar su himno personal frente a las miles de personas que lo esperaban para cantar con él, mientras un coro le decía: “Tu gente quiere/ oír tu voz sonora/ nosotros solo queremos/ que llegues a la hora”.

Lentes oscuros, pantalón blanco y chompa de un intenso celeste eran el uniforme de un hombre que venía desde Puerto Rico, desde el Bronx, desde otro mundo, enarbolando su canto y sus palabras como poesía de asfalto, como filosofía callejera de barrio bravo, de calor popular, protagonizando una de la visitas más legendarias que la historia de la salsa haya concretado en el Perú. Después de todo, la calle es una selva de cemento, cómo no.



Entre el 5 y el 10 de agosto de 1986, Héctor Pérez se puso la capa y voló como un superhéroe de ritmo y saoco caribeño sobre aquel escenario de San Miguel con La fama, La murga o Periódico de ayer, mientras un flaco chiquillo de Maranga, que aún no cumplía 18 años, pugnaba por conseguir una buena ubicación para verlo bien. Sudoroso, en bividí y con una chata de ron en la mano, coreaba con euforia, al lado de la ‘mancha’ de su barrio, canciones que hasta hace pocos días atrás solo podía escuchar en noches de vinilo, hasta que los cortes de luz o el toque de queda se lo permitieran. En aquel entonces, ese muchacho seguía esperando el día de su suerte, sin imaginar que 33 años después, su ya consolidada carrera como actor se vería coronada con la oportunidad de interpretar a ese cantante que estaba frente a él, convertido en amo y señor de la multitud.

SOY AQUEL QUE LA GENTE RECLAMA
“Cuando conversé con Joanna Lombardi y me dijo que tendría a su cargo la producción de una miniserie sobre Lavoe y que quería que yo tuviera el personaje principal, me pareció increíble. Fue como el pase de Cuevita a Farfán para el gol de la clasificación ante Nueva Zelanda”, dice entre risas Lucho Cáceres, ya sin bividí ni chata de ron de por medio.