Luchito Muñoz: Antagónico y Bendito
Fuente: La República, Perú. Por: Renzo Gómez Vega
Se grabó entre Lima, Trujillo y el mar Caribe. Se mezcló en Independencia, en el Cono Norte. Suena al Bronx, a La Habana y, de pasadita, a El Carmen.
No es palabrería ni un exceso de cortesía. Lo que Luchito Muñoz ha cocinado es una tremenda herejía.
Salsa dura, romántica y timba en una sola producción. Perro, pericote y gato bebiendo de la misma combinación.
Ensalada de influencias pero con similitud pa' que lo bailen los grandes y también la juventud.
Aquí no hay confusiones pues ya tiene cuarenta. Son ocho temas de salsita nada aguachenta.
Antagónico se llama, y no hay quien lo discuta. Pues el hombre se ha fajado y hasta percuta.
Un todista de los que escasean. Produce, compone, arregla, sonea y si se lo piden también bucea.
Nació en La Victoria pero se crio en Cercado. Tocó en bares y hoteles, pero de la salsa es el abanderado.
Siguió estudios de nutrición en la Villarreal. Y tiempo después, valgan verdades, inició una aventura surreal.
Hacer salsa en Trujillo. Qué disparate. Y aunque no lo crean, fue en esa dificultad que el tipo encontró un acicate.
Porque Trujillo es cumbiambero, y eso todos lo saben. Pero insistió cuantas veces pudo antes de que lo destraben.
Latin Soul se llamó su orquesta. Y es cierto, al inicio muchos no la digerían pero era su propuesta.
Versionó rock en inglés y lo llevó para su molino pues al final le brotaba un poco de indio taíno.
Antes había estado con Los Titanes. Entonces Oscar Quesada había despertado en él ciertos afanes.
Su padre fue el primero hay que recalcar. Pianista de tangos y música criolla que le legó el secreto familiar.
Sería mezquino no mencionar a Carlos Orellana. Otro pianista de los bravos que hace buen tiempo cerró sus persianas.
Luchito se lamenta pues los que más quiere se le van deprisa. Ofrendarles sus composiciones se ha vuelto su premisa.
En este disco ha convocado a los más que cantan. Rico Walker y Marcial Istúriz con la potencia de sus gargantas.
También hay solos de piano como los de César Correa. Como dicen los colombianos: pa' que tú oigas, tú mires y tú veas.
Correa es peruano. No se confundan. De esos talentos esparcidos que salen cada cierto tiempo y que raras veces abundan.
Pero sigamos con los invitados de Antagónico que en La Chica Blues, Elmer Ferrer se robó el protagónico. Cubano con clase que brilló en Los Van Van. Hay que gozar su destreza en cada ademán.
Si de fusiones se trata ahí va Mi primer festejo, el junte de los pregones con el cajón añejo.
Los tambores batá imponen su africanía. Más los metales y los vientos, ¡Dios disculpe esta majadería!
Primero está el bailador ha bautizado a otro de sus manifiestos. En serio que para incluir solos de percusión hay que tenerlos bien puestos.
Hay gente que duda si en verdad tiene la llave. ¿Y entonces de dónde salió sonero que canta en clave?
Lo inicia con guaguancó y lo termina con rumba Mozambique. Al fin y al cabo, adornos y repiques.
He intentado hacer una innovación. Aunque sé que probablemente haya hecho un papelón. Así que mejor le dejo la palabra a Lucho, porque esto sinceramente ya es mucho:
Antagónico es el corazón de un latino que no quiere perder su identidad y con música construye el camino.
Antagónico es el momento que me inspiro, motivado por cada lugar recorrido. Es el color de la realidad o tal vez de lo que imagino.
Antagónico es el hoy enfrentado al olvido. Antagónico es este disco de matices inadvertidos que se bifurcan y se encausan cuando es propicio.
Es el pueblo africano que retumba en el oído. Es Cuba, Perú, Venezuela, Colombia, Nueva York y Puerto Rico.
Antagónico soy yo que al explicarlo me meto en un lío.
El bailador en la pista pide la clave que se ha perdido. Antagónico sigo y Antagónico termino con rumba, son o timba. Con un festejo y la negrura de mi cajón entrometido. Antagónico es usted que me ha escuchado y me ha leído.
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