Frankie Ruiz (1958-1998)
A Frankie Ruiz solo le bastó vivir 40 años para convertirse en uno de los cantantes salseros más queridos. De vida agitada y dueño de un timbre de voz muy especial, Frankie estuvo dos veces en Perú, una con La Solución, en pleno apogeo de "La Rueda" y la última a finales de 1986 cuando ya era "Solista pero no solo"
Este 2018 se cumplen 60 años de su nacimiento, ocurrido un día como hoy (10 de marzo), y 20 años de su prematura muerte. Celebrando la vida de Frankie Ruiz, presentamos a continuación el capítulo que la obra Historia de la Salsa, escrita por el puertorriqueño Hiram Guadalupe y editada por Primera Hora en el año 2005, le dedicara al recordado cantante boricua... Va Por Ti, Frankie!!!
Frankie Ruiz. Fuente: Historia de la Salsa. Por Hiram Guadalupe Pérez
Melódica voz con arraigo popular
La figura musical de Frankie Ruiz le imprimió un nuevo impulso a la salsa en los años 80, contribuyendo a la revolución del género, justo en un momento en que las prioridades de las casas discográficas y las estaciones radiales se enfocaban en la promoción de otros ritmos.
De voz dulce y melódica, el salsero se convirtió en uno de los exponentes más fuertes de la canción salsera, sobre todo como representante de las melodías eróticas y románticas, a las que aportó su armoniosa voz, su sentido rítmico, su cadencia y su espíritu campechano.
Siempre afable y natural, el vocalista tuvo la dicha de ganarse el aprecio de sus fanáticos, quienes llegaron a proclamarlo su representante y lo convirtieron en la efigie musical más relevante de la década de 1980.
Ante todo, fue cantante de pueblo, como siempre insistió en afirmar, logrando ser, hasta cierto punto, eje del relevo de voces grandiosas para la salsa como Ismael Rivera y Héctor Lavoe, en popularidad y devoción.
En una ocasión, y durante una entrevista televisiva que el reportero Noel Cruz transmitió con motivo de su fallecimiento, el laureado compositor Catalino "Tite" Curet Alonso lo describió como "voz inigualable de siempre".
"Los grandes tienen muchos éxitos consecutivos y no fallan una. Él (Frankie Ruiz) fue así, uno de los exponentes más fuertes con una aportación importante. Iba en el camino de los grandes e iba a llegar donde llegó Ismael Rivera y Héctor Lavoe en calidad y ya estaba a mitad de camino", destacó el autor de "La cura" y "La rueda vuelve a rodar", dos éxitos del cantante.
Su voluntad artística
Nacido el 10 de marzo de 1958, en la ciudad de Paterson, en Nueva Jersey, José Antonio Ruiz Negrón ("Frankie") mostró desde niño sus inquietudes por cantar, siempre alentado por su madre Hilda Estrella Ruiz, quien falleció cuando el artista tenía 17 años de edad.
"Comencé en Nueva York con orquestas de la calle, con los muchachos del barrio desde que tenía siete años", contó el salsero, durante una entrevista que le realizó el periodista Pedro Zervigón durante la transmisión de su programa de televisión en Telemundo, el 24 de mayo de 1992.
Poseedor de un talento prodigioso, en plena adolescencia logró su primera participación formal con Charlie López y La Orquesta Nueva, junto a quien grabó sus primeras canciones en 1971, "Salsa buena" y "Boriquen", reportadas en una producción de 45 rpm y que en 1993 se lanzó en formato de cedé.
Curiosamente, su arribo a la orquesta se dio en calidad de bongocero, pero ante la ausencia del cantante principal del grupo, el joven osado asumió la responsabilidad.
Antes, cuenta el periodista Jaime Torres Torres de El Nuevo Día, cuando Frankie Ruiz tenía nueve años de edad cantó con Johnny Albino en el club Montecarlo de Nueva Jersey, identificando la escena como su primera aparición escénica.
"Aunque entonaba boleros, cuando regresaba de la escuela se divertía tocando sus latas en forma de bongó. Fue tal su rapidez y habilidad en la ejecución de la percusión que en un concierto de Tito Puente, celebrado en Paterson, fue invitado a la tarima a tocar un solo y el "Rey del Timbal" quedó tan impresionado con el talento del muchacho que le regaló unos timbales", narró el veterano reportero en una biografía que acompañó una compilación de éxitos del artista y que título "La leyenda de un sonero".
Brilló con "La rueda"
Aun cuando no había desarrollado su talento como cantante, Frankie Ruiz se mudó junto a su madre y hermanos a Puerto Rico, en 1974, estableciéndose en la residencia de su abuela Concepción Negrón, en el barrio Balboa de Mayagüez.
En la Isla participó con las orquestas La Dictadora y La Moderna Vibración, ambas situadas en la "Sultana del Oeste", sin que estas comparecencias artísticas trascendieran.
Para entonces, el salsero había abandonado la escuela y buscaba fortuna en el ambiente musical, reafirmando su convicción en la ruta profesional que había seleccionado.
En 1978, el cantante ingresó a la agrupación La Solución, donde permaneció por espacio de tres años.
"Conocí a Frankie en unas fiestas patronales en Maricao. Ya en el grupo habíamos hecho un disco y él fue a vernos en con su mamá y ella insistió en que lo escuchara y le di una oportunidad en el segundo set. Cuando se trepó a la tarima vi que cantaba, me gustó y lo invité a un ensayo", narró Roberto Rivera, director y fundador de La Solución, durante una entrevista en el programa de televisión de Noel Cruz, en 1998.
Los primeros temas que cantó el salsero con la agrupación fueron "La fiesta no es para buenos" y "Salsa buena", que luego se consignaron en el álbum "Orquesta La Solución" (1979), en el que también interpretó "De sentimiento me muero", "Soledad" y "Del campo soy".
Fue en esa etapa de su historia cuando el nombre del joven cantante, de apenas 21 años de edad, comenzó a despuntar en los escenarios.
Empero, su segundo disco con el grupo, de título homónimo, lo consagró como una de las voces más prometedoras de la canción popular, con temas como "La rueda", de la inspiración de Víctor Mato, "Separemos nuestras vidas", "La vecina" y "Bartolo".
Éstos fueron los primeros éxitos del artista en los umbrales de su carrera profesional, a los que se unió el trabajo "Frankie Ruiz y La Solución" (1980) en el que su nombre en la portada del disco arrojaba luz de la imponencia del cantante.
"Nunca me olvido de que una vez Rubén Blades lo escuchó cantar cuando Frankie comenzó en la orquesta y me dijo: 'Conserva a ese muchacho que va a llegar lejos'"; sentenció Roberto Rivera.
Esplendor en su travesía salsera
HABÍA comenzado a disfrutar del sabor del éxito cuando en el verano de 1976 Frankie Ruiz vivió una de las escenas más difíciles en su vida, la muerte súbita de su madre Hilda, de 37 años de edad.
"Cuando la perdí me dolió, ha sido lo más grande y fue lo que me llevo a las drogas", confesó el artista en una entrevista de televisión realizada por el reportero Pedro Zervigón, en 1992.
A partir de entonces, la carrera musical del salsero se torció como consecuencia del acelerado consumo de sustancias controladas, lo que el cantante nunca negó. Mas la lista de sus éxitos fue creciendo y en poco tiempo se convirtió en una de las personalidades más relevantes de la salsa, imponiéndose con su melodioso estilo interpretativo.
"Pasé por muchas cosas cuando perdí a mi madre. Yo tenía 17 años, todavía estaba joven y no sabía lo que hacía. Entré a las drogas y no pude dejarlas porque cuando me di cuenta me estaba hundiendo y nadie me podía hacer parar", narró para la televisión el afamado salsero, en 1992.
En mayo de 1981, Frankie Ruiz se integró a la orquesta de Tommy Olivencia, sustituyendo a Gilberto Santa Rosa. En esta etapa produjo el disco "Un triángulo de triunfo" (1981), seguido de "Tommy Olivencia" (1983) y "Celebrando otro aniversario" (1984).
Esta época colocó al cantante en el favor del público con tema como "Primero fui yo", "Mujeres como tú", "Como lo hacen", "No que no", "Lo dudo", "Aléjate de mí", "Te estoy estudiando", "Pancuco" y "Viajera", este último que aparece en el disco "Primer concierto de la Familia TH" (1981).
"La radio le dio a Frankie todas las oportunidades del mundo y la radio refleja la popularidad. Él fue gente que puso en alto el cartel de la Pirinola –un barrio adyacente al barrio Balboa de Mayagüez por donde creció en su adolescencia–. No hay duda de que La Solución fue su base y su caldo de cultivo, (al punto de que) fue una estampa de la orquesta. Y ya luego vino Tommy, que fue fenomenal", expresó Tite Curet Alonso en una entrevista especial que se le realizó en el momento del fallecimiento del salsero, en 1998.
Un tártaro en solitario
La fama que cultivó en los tres años que permaneció junto a la Orquesta la Primerísima de Tommy Olivencia viabilizó su lanzamiento en solitario, en un principio acompañado de la orquesta Puerto Rican Power de Luisito Ayala.
Bajo la firma de la casa TH Records, Frankie Ruiz grabó su primer álbum en solitario, "Solista… pero no solo" (1985), que incluyó los temas "Ahora me toca a mí", "Esta cobardía", "Como le gustan a usted", "Tú con él", "Amor de un momento", "El camionero", "Si esa mujer me dice que sí" y "La cura", esta última escrita para él a la medida por Tite Curet Alonso.
"Frankie nunca aprovechó la fama que le dio el mundo y las sustancias controladas lo descontrolaron. Por eso quise describir su vida con 'La cura' y a él le gustó y fue un exitazo en Puerto Rico y Colombia", narró hace seis años el fenecido compositor antillano.
La fuerza que imprimió el denominado "Tártaro de la Salsa" en la música popular fue bárbara. Su primer álbum fue un éxito total y lo despuntó como una figura importante en el mercado de Centro y Latinoamérica.
Su popularidad fue inmensa y, como la espuma, creció, ejerciendo un dominio en el ambiente salsero en el momento más crítico del género. Eran los años en que la salsa comenzó a sentir la amenaza de la fuerza que adquirió el merengue y la balada en el gusto comercial del principal sujeto de consumo: las mujeres, para quien la radio y la industria del disco estilizó sus productos musicales.
En ese sentido, Frankie Ruiz se esgrimió como una figura redentora –y hasta emancipadora– de la salsa, logrando mantener la vigencia del género y capturando el gusto de las nuevas generaciones, sin apartarse de los arreglos musicales cadenciosos y bailables que les daban fuerza a las melodías.
Para muchos salseros de la época, la labor del intérprete de "La rueda" le dio un impulso a la salsa y su éxito como solista facilitó el eventual arribo al mercado de figuras de alto calibre como Gilberto Santa Rosa y Tony Vega, entre otros.
NO hay duda de que Frankie Ruiz fue un cantante excelso. Su voz elevó la canción salsera a dimensiones inusitadas, justo en los momentos de más crisis para el género.
Su trabajo representó una avenida para cautivar el gusto por la salsa de las nuevas generaciones, sabiendo conjugar el gusto por los temas melosos, románticos y eróticos inscritos en patrones armónicos sólidos y cadenciosos.
Pero más que cantante, el "Tártaro de la Salsa" fue un ser humano que nunca se cautivó por la fama que logró en su trayectoria elevándose a la altura de los falsos dioses. Fue, en cambio, ídolo del pueblo por el carisma y la gracia con que siempre se sintió representante de su gente.
Esa actitud de "don de pueblo" le ganó el más importantes de los galardones en su carrera: el amor de su público. Así pudo, además, ganarse el aplauso de sus seguidores aun en sus peores escenas, cuando los problemas con el uso de alcohol y otras sustancias le invadieron su sombra.
"Era grande e iba a llegar a donde llegó Ismael Rivera y Héctor Lavoe en calidad… estaba a mitad de camino", apuntó el fenecido compositor Tite Curet Alonso en ocasión de una entrevista en 1998, días después de la muerte del cantante.
El creador de su gran éxito "La cura" siempre se refirió al salsero como una de las voces más selectas del cancionero popular. Gozaba de recordar sus anécdotas con el intérprete y siempre contó con gracia el hecho de que el artista no sabía leer en español y había que cantarle las canciones para que se las aprendiera.
"El creció, pero siempre se debió a su raíz", apuntó el escritor, al tiempo que contaba con asombro cómo el salsero llegó a ganar hasta $5 mil diarios.
Frankie Ruiz tuvo una gran época de éxitos comerciales, mas de penuria personal. El artista cumplió cuatro años de prisión en la cárcel de Tallahasee (salió en 1992), acusado del delito de piratería área, luego de un altercado con una aeromoza en medio de un viaje en avión, en el que el artista agredió a la asistente del vuelo cuando ella lo sorprendió consumiendo drogas en la nave.
"Nunca pensé que iba a estar preso, ni que eso era delito federal. Mi caso fue pequeño porque nunca mate a nadie. Lloré en la cárcel y bueno que me pase. Me desahogué y allí aprendí… y doy gracias por lo que me pasó porque aprendí y senté cabeza y aprendí a recuperar mi mente que estaba perdida en un planeta y cuando me cansaba de ese (planeta) brincaba a otro", sostuvo el salsero en una entrevista realizada el 24 de mayo de 1992 por Pedro Zervigón y transmitida por Telemundo.
En esa misma intervención confesó que atentó contra su vida. "En un momento quise quitarme la vida, lo intenté porque no me importaba nada", aseguró quien nunca tuvo el reconocimiento formal de su progenitor, Frank Torresola.
En un gesto de ternura, Tite Curet, en una intervención en el programa de entrevistas de Noel Cruz, expresó el dolor que sintió por la partida del intérprete de "Vuelvo a nacer" con las siguientes palabras: "Nos dejaste un poco amargado por tu final, y contentos por tus triunfos. Esperamos que ahora en la gloria sigas cantando y mirando rumbo a la Pirinola de Mayagüez".
La Pirinola es un barrio adyacente al sector Balboa, donde creció en su juventud el cantante.
El ocaso de una historia de gloria
CONSIDERADO una figura importante de la salsa, Frankie Ruiz lanzó su segundo disco con su orquesta, "Voy pa' encima" (1987), que con la fuerza de los temas "Quiero llenarte", "Si no te hubieras ido", "Desnúdate mujer" y "Mujeres", entre otros, le ganó un sinfín de distinciones, entre ellas el galardón de artista del año por la revista Billboard y su primer "Disco de Platino ".
Las ventas de este álbum se dispararon –se habla de sobre 300 mil unidades en Puerto Rico y Estados Unidos en tiempo récord–, además de haberse convertido en su mejor pasaporte a la internacionalización europea, donde en españa, por ejemplo, cautivó con "Desnúdate mujer".
"Con ese sonido caliente y bailador que representa lo mejor de lo nuestro, Frankie Ruiz nos brinda en este su segundo disco su particularísima mezcla musical que cuando es destilada, produce la salsa de hoy, interpretada con el sabor y sentimiento inigualable de este nuevo ídolo salsero", escribió el periodista Jessie Ramírez en la presentación del álbum.
Un año después, en 1988, grabó "En vivo… y a todo color", otra producción asombrosa en la salsa que se dimensionó con las melodías "Me acostumbre", "Mujer", "Sólo por ti", "Dile a él", "La rueda vuelve a rodar", "Si te entregas a mí", "Por eso" y "No puedo".
Para muchos críticos este trabajo comenzó a proyectar el escenario de desorden y desconcierto que albergaba la vida del artista.
"Aunque la fama nunca se le subió a la cabeza, la fortuna, sus desengaños en el amor, su vida de bohemio, su devoción a los santos y su carácter lo avasallaron al extremo de que dejó de ser el cantante disciplinado de antaño. Por ejemplo, cuando grabó el elepé 'En vivo… y a todo color' llegó amanecido al estudio de grabación y no pudo emplearse con la excelencia vocal de sus primeros discos", sostuvo Jaime Torres Torres en un texto biográfico del artista.
En 1989 produjo "Más grande que nunca", un proyecto que logró hacer bajo un permiso especial de las autoridades carceleras de la prisión federal de Tallahasee (Florida), y el que en uno de esos pocos casos dados en la historia musical, alcanzó vender sobre 100 mil discos, mientras se colocó como preferencia en la radio con "Tú eres" y "Deseándote".
Luego lanzó "Mi libertad" (1992), recordado por los éxitos de "Bailando" y "Mi libertad", seguido de "Puerto Rico soy tuyo" (1993), "Mirándote" (1994) y "Tranquilo" (1996), que le ganó un premio en los Latin Music Awards del Billboard de 1997.
La producción "Nacimiento y recuerdos" (1998), que incluyó el tema "Vuelvo a nacer", fue su última experiencia en un estudio de grabación. Algo deteriorado en su salud, al vocalista se le diagnosticó cirrosis hepática en el hígado y comenzó a sufrir la agonía de una vida en decadencia.
Adelgazó considerablemente y hasta perdió el color y la fuerza de su voz, razón por la que en su último disco sólo pudo cantar tres temas.
Frankie Ruiz murió el 8 de agosto de 1988, en un hospital de Nueva Jersey, a sus 40 años de edad.
Comments (0)
Publicar un comentario