Desde el principio de su carrera en los años 90, el cantante puertorriqueño Víctor Manuelle supo triunfar en el género de la salsa romántica sin olvidar las raíces auténticas de la música afrocaribeña. El intérprete —que este año cumple los 50— celebra 25 años de carrera con un flamante disco: 25/7, que incluye colaboraciones con Gilberto Santa Rosa y Juan Luis Guerra, entre otros. En los últimos años, Víctor Manuelle se convirtió en un apasionado portavoz de la enfermedad de Alzheimer, que afectó a su padre durante mucho tiempo. Don Víctor falleció en enero de este año, provocando en el cantante nuevas reflexiones sobre las complejidades inevitables de lidiar con esta enfermedad.
- Tu nuevo disco aparece unos meses después del fallecimiento de tu padre. ¿Cómo estás manejando un proceso tan difícil?
- Llevo trabajando dos años en esta producción por lo importante que era y por las colaboraciones que contiene. Cuando mi padre falleció en enero, la etapa creativa ya había pasado. Pero sí me da nostalgia porque durante estos 25 años de carrera es la primera vez en la historia que saco un disco y no voy a tener a mi héroe conmigo. Mi papá fue el fanático número uno de mi música, algo que menciono en la dedicatoria.
Como algo personal, te cuento que Papá Dios me fue preparando. Yo había traído a mis padres a vivir conmigo, desde que en Puerto Rico sucedió lo del huracán, por la situación con la electricidad y todo eso. Estos últimos cuatro meses fueron de un compartir mucho más intenso. Estaba preparado para disfrutar de esa compañía, porque en algún momento iba a pasar lo que pasó. Llegaba de una gira, subía al cuarto de mis padres, me acostaba en la cama con mi mamá y hablábamos sobre mi papá, que estaba ahí. Me siento satisfecho porque hice todo lo que tenía que hacer en vida. Siento esa tranquilidad que es el dolor, pero sin cargo de conciencia.
- Tu madre y tu familia pasaron mucho tiempo ayudando a Don Víctor con su enfermedad. ¿Cómo enfrentan ellos el vacío que dejó su muerte?
- Es la parte más difícil para mi madre y hermano, que fueron sus cuidadores directos. Ha cambiado su rutina, porque hace muchos años que mi hermano no tenía papá, y mi madre no tenía un esposo. Tenían un bebé al que era necesario hacerle todo. Para ellos levantarse en la mañana significaba ver si mi papá estaba bien, cambiarle el pañal, darle de comer. Esa rutina es la parte más fuerte de todo esto. En los últimos años, mi padre estaba totalmente inconsciente, casi como un vegetal. Empiezas a pensar que no es la calidad de vida que se merece. Es contradictorio, porque uno no quiere que se vaya nunca. Pero cuando lo ves tan delgadito y deteriorado, le preguntas a Dios, “¿No crees que ya cumplió su misión? Ya te lo puedes llevar, para que esté bien”.
- Cumplió su misión y ahora tú cumples la tuya. Veinticinco años de carrera es un hito importante para cualquier músico. ¿Qué sientes al celebrarlos?
- Es muy emotivo. El tiempo pasa volando cuando uno está haciendo lo que le gusta, y no te das cuenta. Yo mismo no lo puedo creer. Mucha gente tiene la oportunidad de hacer música, pero tener una trayectoria y seguir vigente a través de las décadas es un privilegio que te lo da el público. No me pertenece a mí. Lo que más me sorprende es que la gente me sigue viendo como alguien mucho más joven que mi carrera. Quizás por las colaboraciones que realizo con artistas del género urbano. Todavía me perciben como uno de los jóvenes de la salsa.
- Siempre fuiste astuto para adaptarte a las nuevas tendencias de la música latina. ¿Crees que esto tiene que ver con tu vigencia?
- Me alegra que lo menciones, porque ha sido una de mis preocupaciones. Obviamente soy exponente de la salsa, un género de raíces tradicionales. Pero también tengo la tendencia de correr muchos riesgos, quizás ganándome las críticas de algunos puristas del género. Veo una tendencia urbana muy fuerte en el público más joven y por eso adopté sonidos diferentes para cautivar a esa generación. Les propongo una salsa con una modalidad más moderna.
- Si tú quisieras podrías sonear como Héctor Lavoe o Ismael Rivera. El piano de tu último sencillo, “Amarte duro”, es un tumbao clásico de salsa dura. ¿Cómo generas ese balance tan delicado entre lo tradicional y la salsa romántica?
- Crecí y me desarrollé escuchando a la Fania, Cheo Feliciano, la Sonora Ponceña, pero no puedo repetir lo que hicieron ellos. Eso ya está hecho. La salsa de los 70 era el sonido de los jóvenes latinos de esa época. Hoy existe una tendencia urbana y no podemos luchar contra eso. A través de mis colaboraciones con artistas como Farruko y Yandel [quiero] que la salsa no le pase desapercibida a los muchachitos de hoy. Que entiendan que el género no ha pasado de moda. No quiero que mi música se transforme en objeto de nostalgia. Los fanáticos la buscamos porque nos apasiona, pero no podemos pretender que tenga ese efecto en un joven de 14 años.
Sin embargo, en este nuevo disco quise incluir un tema, “Cuando me escuchen”, que preservara la estética tradicional de los años 70. Tiene temática un poco fuerte, evocando la arrogancia que existía en ese entonces entre los cantantes. Tito Rivera hizo el arreglo, y la grabamos en cinta de dos pulgadas y con la orquesta en vivo, como se hacía en esos tiempos. Ismael Miranda y Gilberto Santa Rosa me ayudaron en los coros. Este tema lo hice precisamente para darle ese balance al disco. Fue una experiencia increíble para todos.
Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Noel Algarín Martínez Todavía falta poco más de un año, pero la celebración del aniversario número 50 de Los Van Van no podía comenzar de mejor forma: con su debut en la edición número 35 del Día Nacional de la Zalza, la cita más importante de este género musical. Nunca antes una orquesta con base en Cuba había tocado en el festival que organiza anualmente la emisora Z-93 y que este año se celebra el 29 de abril en el estadio Hiram Bithorn de San Juan. “Es una satisfacción, es una placer grandísimo, un orgullo tener la posibilidad de que con tantas veces que hemos visitado Puerto Rico nunca hemos tenido la oportunidad de participar en el Día Nacional de la Zalza. Para Puerto Rico es algo grande, algo significativo por su música y para nosotros ser invitados en esta edición es algo bien, bien especial e inolvidable”, expresó en entrevista telefónica desde La Habana, Samuel Formell, director de la legendaria agrupación cubana que fundó su fenecido padre, Juan Formell, en 1969. “Vamos a ir (al Día Nacional de la Zalza) con un recorrido de los 50 años que cumplimos el año que viene. Llevando temas que siempre han sido temas clásicos para los puertorriqueños y a través de este repertorio tocaremos, mínimo, dos temas de la nueva producción llamada ‘Legado’. Pero es imposible dejar de trabajar los temas de los 70, 80 y 90”. dijo Formell, quien se presentó en Puerto Rico junto a Los Van Van tan reciente como en agosto de 2017. De acuerdo al reconocido percusionista, “Legado” fue lanzado a finales de diciembre de 2017 y es una producción trabajada con esmero, pensando en el bailador. “Legado es un disco hecho con tranquilidad y una conciencia al cien por ciento de buscar un disco bailable y que al público cada tema le gustara, le enganchara. Es un disco para mí muy profesional, muy de peso, un disco que va a caminar mucho. No solo lo siento, sino que ya me está pasando. En dos meses nos hemos disparado en Europa y América, están pidiendo que vayamos a tocar ya… En Europa principalmente, el disco, como decimos, está pega’o… Pega’o, pega’o. Ha sido una explosión en Europa que siempre ha sido un mercado muy bueno para nosotros por más de 30 años”, indicó Formell sobre el disco que incluye temas como “Yo no soy un mango”, “Al paso”, “Culpable de Nada”, “Hecho pa’ Bailar” y “Legado”.
Además de tocar por primera vez en el Día Nacional de la Zalza, Formell adelantó que ya afina los planes para la celebración en 2019 de medio siglo de carrera de la agrupación formada por su padre, fallecido en 2014. “Vamos a hacer un DVD y vamos a hacer una producción doble donde va a haber invitados nacionales e internacionales tocando música de Los Van Van desde el año 70. Además, vamos a hacer por primera vez el festival Juan Formell, “Fiesta Formell”, que sería en una locación al aire libre aquí (en La Habana), donde tenemos el récord de asistencia, casi 280,000 personas, que es el Malecón. Este festival, que se llevaría a cabo en agosto, sería el primer festival internacional donde Formell invita y, bueno, si la vida nos permite que la agenda de otros artistas internacionales puedan asistir a Cuba, sería algo grande. Y uno de ellos es Gilberto Santa Rosa”, explicó el también arreglista que comparte en la orquesta con dos de sus hermanos, el bajista Juan Carlos y la cantante Vanessa. De otra parte, Formell indicó que más temprano que tarde le encantaría cumplir un sueño viejo de realizar un concierto, en La Habana y en San Juan, con El Gran Combo de Puerto Rico. “Cada año trabajamos juntos en Colombia, en la Feria de Cali, y de hecho tenemos un concierto el 9 de junio juntos. Tocaremos en el Estadio Nacional de Lima (Perú), que también es un festival de salsa gigante, grande. El Gran Combo nunca ha tenido la oportunidad de trabajar en La Habana. Hay mucha gente que sueña con este proyecto, lo presenté y Rafael Ithier me dijo ya hace tiempo, y también Gilberto (Santa Rosa), ‘Si yo voy a Cuba, yo voy a tocar, pero con Los Van Van’. Es algo que quisiéramos lograr y es un sueño tanto de allá como de aquí”, expresó el director de la orquesta conocida también como el Tren de Cuba.
José Luis Cortés improvisa en la flauta al lado de Orlando "Maraca" Valle
Fuente: Granma, Cuba. Por: Michel Hernández El flautista, compositor y pedagogo José Luis Cortés (El Tosco), uno de los instrumentistas más notables de la música cubana, recibió el pasado sábado el Premio Nacional de Música 2017 por sus contribuciones al desarrollo y la expansión de la música cubana. En una ceremonia celebrada en el Museo Nacional de Bellas Artes, el líder y fundador de NG La Banda, nacido en 1951 en Santa Clara y graduado de la Escuela Nacional de Arte en la especialidad de flauta, recibió el premio de manos de la presidenta del Instituto Cubano de la Música, la musicóloga Marta Bonet, y la viceministra primera de Cultura, María Elena Salgado. Entre los homenajes El Tosco recibió también un cuadro del pintor Eduardo Roca Salazar (Choco). El jurado, integrado por Digna Guerra, Adalberto Álvarez, César Pedroso, Beatriz Márquez y Juan Piñera, reconoció en El Tosco los valores de una extensa trayectoria marcada por su virtuosismo, su dedicación a la enseñanza y sus aportes a la universalización de la música cubana. El Tosco fue uno de los precursores de la timba cubana durante los años 90 y con NG La Banda ha defendido una sonoridad llena de complejidades rítmicas que expandió los límites de la música cubana y puso de relieve el talento y la imaginación de un núcleo de jóvenes creadores que comenzaban a renovar la escena de la música popular bailable, influidos por el legado de agrupaciones como Irakere y Los Van Van. El Tosco, tras recibir el galardón, llamó a los medios a promover una programación más diversa y a prestarle sobre todo mayor atención a la música cubana para permitirle al público escuchar las orquestas y las sonoridades que identifican a Cuba en el mundo.
Fuente: La República, Perú. Por: Raúl Mendoza El cineasta Abner Benaim recuerda que hace unos años estaba conversando con Rubén Blades en su casa cuando de pronto el músico se paró, sacó una grabadora tipo Walkman de algún sitio, puso rewind para retroceder una cinta -esta chirrió un buen rato- y le dijo: "Escucha esto. Es Lou Reed tocando la guitarra y cantando conmigo". Benaim le dijo que ya no adelantara o atrasara la cinta, que la podía dañar. Se trataba de un registro valioso. "Cada vez que nos sentábamos a hablar Rubén me echaba esas historias increíbles y yo le decía: Rubén soy cineasta, estas cosas no se pueden quedar sin grabarlas", cuenta Benaim a través del hilo telefónico. Entre esas historias increíbles de las que Benaim habla está, por ejemplo, el hecho de que alguna vez Blades le ha cantado o mostrado a él los temas inéditos de un disco por salir. "Ese tipo de cosas yo no me las quería quedar para mí. Quería compartirlas", dice. Así nació la idea para el documental Yo no me llamo Rubén Blades, un acercamiento a la música, a la vida del artista y a la influencia que su obra -sus letras, su música, su temática social- ha tenido en tantas generaciones. Pronto se cumplirán 50 años desde que el salsero panameño grabó su primer disco. El mismo Benaim ha sido un fanático de Blades desde que era adolescente. Por esas épocas tenía un aparato CD Player que podía tocar e intercambiar hasta cinco CDs y lo llevaba consigo a todos lados, incluso cuando ingresó a estudiar a la universidad. "De los cinco discos, uno, el álbum Siembra, de Rubén, se quedó siempre en el equipo durante los cuatro años de universidad. Lo tocaba siempre para empezar el día", cuenta. No fue fácil convencer a Blades para filmarlo, seguirlo, pero Abner Benaim lo conocía hace ya buen tiempo. Esa amistad nació en 2009 cuando el cineasta culminó su película Chance -una comedia- y le mostró el trailer a Blades, que en ese entonces era ministro de Turismo de Panamá. Él cantante le pidió ver toda la película y para ello lo invitó a su casa. "Esa vez nos quedamos conversando como seis horas. Y con el tiempo se fue a Nueva York, así que nos veíamos cuando él venía a Panamá o yo pasaba por Nueva York. Y siempre tenía esas historias sorprendentes", cuenta. "Un día le dije 'déjame grabarte' y lo convencí. El proyecto nació hace tres, cuatro años, pero la filmación la empezamos hace dos años", agrega. Yo no me llamo Rubén Blades- Trailer (eng. subs) from Apertura Films on Vimeo. Ha sido un trabajo largo y paciente. Han tenido sesiones de grabación en Panamá y Estados Unidos y lo han seguido en conciertos presentados en México, Colombia, Puerto Rico. Incluso lo siguieron en el set donde Rubén graba la serie Fear the Walking Dead, en Rosarito, Tijuana. También debieron viajar a Milán, Italia, para entrevistar a Sting, quien es su amigo hace varios años y colaboró en un disco con él. "¿Fue difícil conseguir la participación de estrellas de la música en el documental?", pregunto. "Fíjate que no. La gente más famosa es muy seria y profesional con su trabajo. Por ejemplo, cuando tuve que entrevistar a Sting, me hicieron el contacto, mandé unos e-mails y finalmente me dijeron: ¿puede venir el 17 de marzo a grabar a Milán? Llegué en esa fecha y ahí estaba Sting esperándome", cuenta. Cuando recién planeaba el documental, Abner le pidió a Rubén una lista de amigos a quienes pedir testimonio sobre su obra musical y sobre su amistad. Esa lista incluyó a monstruos como Paul Simón, con quien trabajó en un musical de Broadway y quien confiaba mucho en su oído. Simón le contó a Benaim que alguna vez le había cantado a Rubén todas las canciones de un disco suyo que estaba próximo a salir al mercado. Letras de Rubén Más allá de una vida con muchas historias, a Abner Benaim le interesa entender el porqué del impacto de las letras y la música de Blades en tantas generaciones. "Es algo realmente fuerte. El miércoles estuvimos en una charla y la mayoría de asistentes eran jóvenes de 20, 25 años. Se van a cumplir cincuenta años desde que grabó su primer disco y sus canciones siguen calando en la mente de cada latinoamericano", reflexiona Benaim. El propio Rubén Blades hace lo mismo en el documental sobre una imagen de jóvenes coreando sus temas en multitudinarios conciertos: "Me sorprende que se hayan aprendido las letras de las canciones y no solo eso, sino que estas hayan sobrevivido al tiempo". Tremendo mérito si consideramos que sus letras cuentan historias, lanzan mensajes comprometidos, filosofan sobre la calle, la esquina, el barrio, Latinoamérica. Y son crónicas largas como Pedro Navaja o experimentales como Agua de Luna, que contiene temas inspirados en la obra de Gabriel García Márquez. Con su documental Benaim quiere responder preguntas que le rondaban hace tiempo: ¿Quién es este tipo? ¿De qué sensibilidad salen estas letras que calan tan hondo? Ha descubierto a un artista que se ha movido en los niveles más altos de la música. Blades ha trabajado con Paul Simon, Lou Reed, Sting, tradujo incluso la única canción que Michael Jackson grabó en castellano -Todo mi amor eres tú- y lo entrenó sobre cómo cantarla. "Blades se encerró tres días en un estudio de grabación con Jackson y el superproductor Quincy Jones, pero sobre eso no hay una sola foto", cuenta Benaim. Con Jackson, Rubén también tiene una gran anécdota: tiempo después de esa colaboración el Rey del Pop lo invitó a ver una película en su rancho, pero Blades ya tenía otro compromiso, así que no fue pero preguntó quien más estaba invitado. "Solo una persona más, Marlon Brando", le respondió Jackson. "Cosas así le han pasado a Rubén", cuenta Benaim, de manera risueña.
El director del film, Abner Benaim, al lado del protagonista, Ruben Blades
Yo no me llamo Rubén Blades tuvo su estreno mundial el 10 de marzo pasado en el Festival South by Southwest uno de los más importantes encuentros de cine y música de Estados Unidos. El miércoles pasado también fue presentado en dos festivales de México, y en abril estará en el Festival de Panamá y en el Bafici de Argentina. En el tráiler que ya está en internet se puede ver la cercanía de Blades con sus seguidores y hasta cómo unos fans le cantan Pedro Navaja a trío mientras recorre un mercado en Nueva York. Además de las estrellas de la música que hablan de su talento musical, en el tráiler se puede ver a René Pérez, "Residente", del dúo Calle 13, diciendo que creció escuchando la música de Rubén. "Es inteligente, te cuenta historias y es accesible", explica. "A mí me ha pasado que he estado caminando con él y de pronto se le acerca una persona y le pide un autógrafo o una foto. O también que alguien se le acerca y le cuenta una historia conmovedora. Pasó con un muchacho de unos 25 años que se le acercó, le dijo 'Rubén te puedo dar un abrazo, no sabes lo que ha significado tu música para mí'. Era un chico que había tenido una infancia dura pero sus canciones lo alentaron a superarse", hace memoria Benaim. En otros pasajes del filme Blades muestra su arte, su cercanía con la gente, el origen de algunas de sus mayores creaciones. Le dio amplio acceso al documentalista y el resultado ha sido un retrato íntimo. "Nunca me dijo: de esto no se puede hablar. Me ha dado libertad como artista y no se ha metido en nada. Ha sido muy abierto y tranquilo", explica Abner. En alguna parte del filme dice Blades: "Yo tengo mi testamento hecho. Mi música es parte de ese testamento".
El compositor, arreglista, contrabajista y guitarrista Eduardo Ramos ha fallecido ayer por la madrugada en La Habana, víctima de una penosa enfermendad. Ramos nació en La Habana el 20 de octubre de 1946 y estudió en la Escuela de Superación Profesional Ignacio Cervantes. Fue fundador del Movimiento de la Nueva Trova y y del Grupo de Experimentación sonora del ICAIC, dirigido por Leo Brouwer. Es autor de alguna de las canciones más difundidas que representan ese movimiento artístico y musical. Entre las más conocidas están “36 peldaños”, “Canción de los CDR”, “Su nombre es pueblo”, “Y siempre dimos más”, "Siempre te vas en las tardes". También destaca en su trayectoria su etapa como director musical del grupo de Pablo Milanés, en el que, además, se desempeño como bajista y arreglista.
Sobre él ha dicho Silvio Rodríguez recordando los días en que se conocieron: "Eduardo ya escribía canciones con unas armonías muy particulares y llegó a desarrollar uno de esos estilos tan peculiares que son únicos. Sus temas me fascinaban, tenían unas atmósferas oscuras, con giros armónicos y melódicos inhabituales, y estoy seguro de que, en aquellos años en que yo me formaba, me sirvió de mucho la honestidad de un autor como él, para completar mi conciencia exigente respecto al arte de la canción" El periodista y poeta Víctor Casaus lo evoca de este modo tras conocer su muerte: "Como compositor Eduardo dejó canciones que forman parte de la memoria histórica y popular como la dedicada a los CDR. Como instrumentista fue un músico creativo y disciplinado al mismo tiempo. Así lo recuerdan Silvio y otros integrantes de aquel dream team formidable de la música cubana. En cada cuadra se le pudiera/debiera recordar hoy por su aporte silencioso, sistemático y valioso a la música nuestra y a la cultura cubana en general" Pablo Milanés por su parte dijo: "Ha fallecido un hermano, y siento el dolor de perder aquel muchachito que empezó conmigo, con Rey Montesinos, con Martín Rojas etc., a principios de los años 60, a tratar de cambiar el mundo de la Canción Cubana"
Ramos será cremado el 19 de marzo en horas de la mañana por decisión expresa de la familia, y sus restos sepultados en la necrópolis de Colón de La Habana.
Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico El reconocido pianista, compositor, productor de televisión y representante de artistas José Juan Piñero, alias Pijuán, falleció esta madrugada a los 76 años de complicaciones cardíacas en el hospital Auxilio Mutuo, en San Juan, confirmó su hija Nancy Piñero. En entrevista con este medio, confesó que su padre sufría desde 1994 de problemas del corazón. Debido a problemas cardiacos falleció esta madrugada en el citado hospital. El cuerpo del músico será velado en la Funeraria Buxeda. Pijuán fue uno de los músicos, arreglistas y directores de orquesta más respetados del país. Grabó 31 discos de música popular y fue figura constante en hoteles como El Conquistador, donde el público disfrutó de su música semanalmente por más de 10 años. Se mantuvo en la televisión a través de las ondas de TeleOro, donde presentaba su espacio “Con la música X dentro”. Hace unos años desarrolló el concepto de Pijuán y los Baby Boomers, con el que se presentaba alrededor de la isla.
Así lee el escrito en Facebook: "Su visión adelantada a su propio tiempo sólo era superada por los valores que le adornaban como ser humano. De eso somos testigos sus tres hijos, su compañera, colegas músicos, familiares y demás allegados. Ésta es la nota que ninguna hija quisiera escribir jamás. Menos cuando se trata de alguien que a golpes de cariño y solidaridad, labró gran parte de lo que eres hoy. Mi padre, el progenitor también de Cristinita y Pijuancito; ese cuya primera disquera se llamó "Nancita Records", protagonista de aventuras y desventuras que nutrieron nuestro más amoroso anecdotario...marchó. Partió con sus arreglos poblados de corcheas a deleitar a los que ya se fueron. Puedo imaginar los estruendosos aplausos de mis abuelos Pincho y Opa al recibirle. El País conoce su trayectoria musical, radial y televisiva. Tanto, como el poder de sus manos prodigiosas y el alcance de sus oídos agudos. Lo que quizás ignoren los boricuas de aquí y de allá, es que Papi se vaciaba los bolsillos por otros, a la menor provocación: personificó el más inusitado sentido del desprendimiento y un inquebrantable espíritu de lucha. No se rendía por nada. Mis hermanos y yo nos quedamos con eso. Hoy los tres dejamos de ser un poco niños, pero nos encontramos fortalecidos al tener la más absoluta certeza de que Papi fue feliz hasta el último instante de su vida terrenal. Marchó con las botas puestas, dejando huellas que como su talento...son imperecederas. Papi, eres eterno. Eres mi ejemplo". Eres...el Maestro Pijuán".
Pijuán, el último mohicano de su época (Entrevista del año 2016) Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Patricia Vargas Casiano El pianista y director musical Pijuán entró a la Universidad de Puerto Rico con la idea de convertirse en abogado, y estudió historia con ese fin hasta que les dio la espalda a las leyes y se dejó atrapar por la cadencia y la magia de la música, y ya no pudo apartarse de ella. En medio siglo de trayectoria, el compositor ha demostrado ser un hombre que se mantiene en constante evolución, que se enfrenta a las nuevas tendencias a los 73 años con el mismo entusiasmo que cuando tenía 16, y que a pesar de haber sufrido dos infartos, su corazón continúa palpitando al ritmo de las teclas de ese piano que de tanto acariciarlo se ha vuelto parte de sí. Es que José Juan Piñero, su nombre de pila, ha sabido moverse al ritmo que le toquen. Demostrado está con su proyecto los Baby Boomers Boys, un grupo para entretener a los mayorcitos que le ha conferido una nominación al Grammy Latino en el 2014, y ha creado un cómic inspirado en las astucias de los “boomers” como superhéroes. El artista no se detiene. Desde el 2006 mantiene el programa “Con la música X dentro” en el Canal 13, en el que, acompañado de su piano y entre anécdotas y melodías interpretadas por sus invitados, transporta a la audiencia que lo sigue de lunes a viernes durante media hora a un viaje por el recuerdo. ¿Cómo se logra hacer una carrera musical de 50 años y seguir vigente? Ha sido posible gracias a tres elementos básicos. Primero, el repertorio, canciones cuidadosamente escogidas con un toque de jocosidad, fáciles para que el público pueda cantarlas con nosotros. Lo otro es el sonido, mantener un concepto musical diferente que nos identificara de forma tal que con solo escuchar un pequeño fragmento de la melodía, la gente supiera que ese era Pijuán y su Sexteto. A eso se le llama sello de identidad. Y por último e igual de importante, es la exposición en los foros adecuados. Desde el comienzo he tenido la suerte de tener siempre presencia en la televisión, discos sonando en la radio, y tocando en una tarima de hotel con música en vivo. Fuimos el primer grupo que estaba fijo en un hotel, fijo en televisión y a la vez tenía discos pegados. Para llegar hasta donde he llegado la fórmula es dedicación, consistencia con capacidad de adaptabilidad, y oído en tierra para irme amoldando a los cambios y las corrientes a las que hemos estado expuestos todos los que conformamos ese grupo generacional.
¿Cómo te inicias en la música? Con Los Armónicos, un grupo musical que organicé junto a Cuco Rivera (guitarra), Herminio Díaz (alto sax y flauta), Pacho Domenech (batería), Enrique Santiago Bisil (cantante), Frankie Medina (congas) y Frankie Vega (bajo). Todos estábamos en nuestro primer año de estudios de la Universidad de Puerto Rico en el 1959. Cumplí 16 años cuando ya habíamos empezado ese primer semestre. Aunque quizás por mi juventud no tenía claro lo que quería estudiar, me atraía la abogacía, pero aquellas clases de piano que desde niño mi mamá me obligó a tomar, me fueron llevando por un sendero distinto. Fue en la UPR que Vitito Rivera, un excelente bajista –padre de Víctor Rivera, ex secretario del Trabajo–, me vio tocando y me recomendó para mi primer trabajo profesional, en el Trader’s Vic del hotel Caribe Hilton, con Monchito Muñoz, hijo del maestro Rafael Muñoz. Tiempo después me fueron a buscar a ese lugar para ofrecerme ser el pianista del Conjunto de Paquito López Vidal (compositor de “Espérame en el cielo”), que se presentaba en el Fiesta Room del Hotel Condado Beach, la más prestigiosa sala de fiestas del país en ese momento, tanto por las estrellas que ahí se presentaban como por la Orquesta Siboney de Pepito Torres, que estaba pasando por un momento de inmensa popularidad gracias a su presencia semanal en el Show Libby’s, el más importante programa de variedades de aquella recién nacida industria televisiva de la isla. ¿Cuáles son los momentos trascendentales en tu carrera? Nuestro primer disco, “Pijuán y su sexteto”, el primer tema se colocó en la lista de popularidad titulado “La bala de plata”; el debut en la televisión en 1967 por Telemundo como figura estelar en el Show Coca Cola junto a Julio Ángel, Las Caribelles y Nydia Caro; la creación en 1973 del primer programa de salsa en la televisión local, “La factoría de la salsa”, por el Canal 7; el éxito “Alexandra” sacado del Festival OTI del 1974 y popularizado por mi grupo; y la nominación al Latin Grammy en el 2014 de mi proyecto los Baby Boomer Boys “Sólo pa’ los jóvenes de corazón” como el Mejor álbum tropical tradicional. ¿A quiénes considerarías figuras claves en el éxito de tu carrera? A excelentes músicos y cantantes que han aceptado ser parte de mis inventos musicales, ingenieros de sonido, artistas gráficos. Sobre todo a los productores Paquito Cordero, don Tommy Muñiz, Luis Vigoreaux padre y Félix Luis Alegría.
¿Crees que la industria hotelera vuelva a ser una plataforma para artistas y músicos? Posiblemente soy el último de los mohicanos de los músicos de mi época que está activo. Fui parte de esa época gloriosa de la industria hotelera del país en que la gastronomía, el sol, las playas y la hospitalidad de nuestra gente eran vitales. Puerto Rico era la capital del entretenimiento en el Caribe por las muchas luminarias de fama mundial que actuaban aquí, y pienso que lo podemos volver a ser, todo es cuestión de proponérnoslo, especialmente ahora que más artistas nuestros son figuras de relieve internacional. A mí me tocó estar en tarima con figuras como Olga Guillot, Celia Cruz, Alberto Cortez, Joel Grey (Cabaret), Gloria Estefan, Julio Iglesias, Liza Minelli, Marco Antonio Muñiz, Tony Bennett, The Temptations, y muchísimos más. ¿Cuántas producciones has grabado? Son 31, y los dos más recientes son de “Pijuán & Los Baby Boomer Boys”. Desde muy temprano en mi carrera me percaté que había que grabar discos, que a la postre son una muestra real de lo que fue tu paso por la música y tu legado. Lo más reciente que has compuesto ha sido un tema dedicado a los puertorriqueños que han emigrado a Estados Unidos y otro a los cumpleañeros.
Escribí “No hay nada como regresar”, que expresa la añoranza siempre latente de los boricuas ausentes que esperan que llegue pronto el día en que puedan regresar a su patria y estar de vuelta en su hogar. La otra la titulé “Felicidades en tu cumpleaños”. Pienso que con el tiempo esa canción será el “Happy Birthday” del siglo XXI. Tus ansias de seguir reinventándote crea a los Baby Boomer Boys, que ha sido otro éxito. ¿Por qué se ha acogido este concepto con tanto entusiasmo? El pegue de Pijuán & Los Baby Boomer Boys es porque son grabaciones que están hechas a la medida de ese público madurito, que hoy día es el segmento poblacional mayoritario del país. El repertorio está compuesto por aquellas canciones que esos maduritos guardan en su memoria como sus favoritas de siempre. Y es que esas canciones interpretadas por el conjunto de voces que conforman Edward Delgado, Tony Guayama, Esteban Rivera, Harry Fraticelli y Manolo Ruiz, con arreglos míos, es un viaje hacia otra época para todos esos jóvenes de corazón. ¿Qué otros proyectos tienes? Me gustaría producir por lo menos una canción junto a mis Baby Boomer Boys con cualquiera de estos artistas: Pedro Capó, Yolandita Monge, Soledad Pastorutt, Pasión Vega, Edith Márquez o Kalimba. Quiero sacar licencia discográfica para los Baby Boomers pero no hay, el último que hizo eso fue Edgardo Díaz con Menudo. Tengo un par de proyectos adicionales, un “sitcom” de media hora para la televisión que iría dos veces por semana. Hablemos del comic “Las aventuras de Pijuán & los Baby Boomer Boys”. Tomando en cuenta que hay un resurgir extraordinario con los cómics, ejemplo de esto es el Comic-Con que se celebró recientemente en el Centro de Convenciones de Puerto Rico con un lleno total, me di a la tarea de escribir uno, de mi grupo, con los que pueda unir tres generaciones, de abuelos, papás y los nietos. Va a salir cada tres meses con ilustraciones del artista gráfico Juan Carlos Báez. La historia está escrita de tal forma que en cada tirada La Brigada de los Baby Boomer Boys estará ayudando a alguien en particular, o a alguna entidad. En la primera tirada estaremos tratando de resolver el caso de “La gallina turuleca” que se le perdió a su dueña, y va a estar disponible en todos los estantes de revistas del país muy pronto. Eso de los cómics ya lo habían hecho grupos como los Beatles y los Monkies.
Entre lo que has hecho, fuiste productor y representante de la cantante Maggy, quien tuvo su propio espacio en Telemundo. Margarita Rodríguez Negrón (su verdadero nombre) fue un proyecto interesantísimo que puso a prueba mi creatividad y capacidad de tomar un segundo plano como productor detrás de las cámaras para impulsar una talentosísima jovencita que vino a llenar un vacío que había de una figura pop femenina dentro del movimiento juvenil que comenzó con Menudo. Su fama se regó como pólvora por toda Latinoamérica como México, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Colombia, Chile y Argentina, además de República Dominicana y Estados Unidos. Le produje tres discos que la convirtieron en la máxima exponente de la canción juvenil de los 80. Además de Maggy, la Orquesta Puertorrican Power comenzó conmigo, le produje un disco a Bizcocho cantando salsa, “El premio gordo del sabor”, y representé en Latinoamérica a cantantes como Juan Manuel Lebrón y Wilkins. ¿Qué opinas de los “reality shows” y de La Banda, que es el más reciente? Hay muchas cosas que son fabricadas mecánicamente que puede que funcionen como que no. Hay que ver dónde están los ganadores de “Objetivo fama” o los de “La voz kids”, en que se destacó más el difunto Topy Mamery como juez que los cantantes, y eso es sólo en Puerto Rico. Es una tendencia mundial, pero tristemente cuando terminan las 13 semanas que dura el concurso, también terminan las carreras, por no decir los sueños y las ilusiones de los llamados “ganadores”. Parece ser que los organizadores son los únicos que ganan por las ventas astronómicas que les genera la publicidad pautada en cada edición. En noviembre te presentaste en Cuba por primera vez con tu grupo en el Festival Internacional Benny Moré. Siempre quise ir a Cuba y acepté la invitación que nos hiciera el Ministerio de Turismo de Cienfuegos para que Pijuán & los Baby Boomer representáramos a Puerto Rico en el festival. Llegamos a Cuba el 24 de noviembre y permanecimos ocho días. Un nutrido grupo de boricuas que nos acompañó con la idea de visitar Cuba fueron testigos del éxito apoteósico que tuvimos. Nuestra segunda presentación fue en el Café Miramar de La Habana. Hablemos de la familia. Tu papá era hermano del primer gobernador de Puerto Rico, Jesús T. Piñero, nombrado por el presidente Harry S. Truman. ¿Tuviste la oportunidad de compartir con él, ya que murió joven? Sí. La primera vez que compartí con tío Jesús yo tenía 5 años y fue en Humacao. La segunda ya tenía 9 años y lo fui a visitar a su casa en Canóvanas, que está frente al hipódromo, que la renovó Chemo Soto. Esa casa rosada tiene unas escaleras estrechas y subí al segundo piso con mi tío y en el descanso de la escalera había un avión muy bonito porque él era fanático de la aviación. Me preguntó si me gustaba el avioncito y le dije que sí. Entonces, me preguntó que si yo quería ser piloto, y cuando le respondí que no, él me dijo: ‘Ah, yo que te lo iba a regalar’. La próxima vez que vi a tío Jesús fue al año siguiente, en su entierro. ¿Alguno de tus tres hijos ha seguido tus pasos en la música? Nancy, la mayor, es escritora y abogada –ella estudió piano en su niñez y canta. Estuvo en los coros y la coreografía con Maggy hace muchas lunas. José Juan, “Pijuancito”, es ejecutivo a cargo de mercadeo en una multinacional en los Estados Unidos. Es un excelente guitarrista. Cristina Alejandra, de mi segundo matrimonio, es graduada en Comercio Internacional de la Universidad de Puerto Rico. Se ha formado en danza desde niña y es profesora de baile en una reconocida escuela. Has sufrido dos infartos. ¿Cómo te cuidas, cómo está tu salud ahora? Mi salud está estable, gracias a Dios, a mi médico de cabecera y a los cardiólogos que han tenido a cargo el cuidado de mi condición. Me ejercito por lo menos tres veces por semana, tomo mis medicamentos y me alimento lo más saludable posible, aunque a veces eso se complica por las horas tan dispares en que me desempeño en la televisión o en algún estudio de grabaciones. ¿Cómo es el verdadero Pijuán en la privacidad? Soy particular. Tengo orgullo natural por lo con que hasta ahora he podido contribuir al bienestar de mi familia, a mis preciadas amistades y a la cultura de mi país, y deseo seguirlo haciendo, pues debo dejar un legado a esta isla mía que tanto me ha dado. Pero mantengo mis pies en la tierra y soy una persona humilde sin ínfulas de grandeza. Estoy convencido de que nada se puede hacer sin la ayuda del Creador y sin tener un colectivo que esté dispuesto a remar al unísono para poder alcanzar objetivos comunes. Si tuvieras que ponerle un título de una canción a tu vida, ¿cuál sería? “Gracias a la vida”, de Violeta Parra.
Fuente: Juventud Rebelde, Cuba. Por: Aracelys Bedevia Si alguien dice en este momento en Cuba el nombre Juan José Hernández quizá la mayoría no recuerde que se trata del joven rubio y carismático que durante tres años cantó con la orquesta Adalberto Álvarez y su Son (1996-1999). Después de eso dejamos de verlo en en escenarios cubanos deleitándonos con su música. Sin embargo, Juanchi, como le dicen cariñosamente a este cantautor y salsero cubano, no ha dejado de crear. Ha cultivado una carrera en ascenso que le ha permitido situarse en los primeros escaños dentro del panorama cultural internacional, no solo como cantante sino también como compositor, pues a él debemos canciones tan populares como Arroz con habichuela (El Gran Combo de Puerto Rico); Cubanos (Isaac Delgado, Los Van Van); y Conteo regresivo (Gilberto Santa Rosa); por citar solo algunas de las más pegadas. Otros grandes como Elvis Crespo, Víctor Manuel, Ismael Miranda, José Alberto El Canario y la Original Banda El Limón, de México, también han incorporado a sus repertorios temas de este creador, quien ha colaborado con Ana Isabelle, Pupy Santiago, NG2, Luisito Carrión, Julio C. Sanabria, y Oscarito (El más loco). Juanchi es igualmente autor del sencillo de Gilberto Santa Rosa que acaba de salir al mercado bajo el título El amor de los amores; y ha grabado cuatro CD con su empresa San Juan-Habana Records: Llegó San Juan-Habana (2008); El amor se fue de rumba (2009); La hora del té (2012); y Llegué para quedarme (2016). Sin embargo, en Cuba, su patria, apenas se conoce la música de este camagüeyano que cuenta con más de 400 piezas de su autoría (un centenar de ellas grabadas); dos premios de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (Ascap); año 2008 y 2009, respectivamente, a la Mejor Canción Tropical y a la editora de la pieza, Clave Beat Music; y dos nominaciones a los Grammy Latino. En 1999, con apenas 24 años, luego de haber cantado con la orquesta Adalberto Álvarez y su Son, se radicó en San Juan, Puerto Rico. Ahí estableció una familia y ha desarrollado una carrera artística que hoy lo coloca en el pentagrama musical caribeño como compositor, músico, cantante y productor.
«Agradezco infinitamente la oportunidad que tuve de ser parte de la agrupación de Adalberto. Mi paso por ella fue una gran escuela», confesó a JR durante su reciente visita a La Habana, donde viven sus padres, hermana y sobrina. —¿Cómo fue tu inserción en el panorama musical boricua? —Puerto Rico es un país fiestero. Mis primeros trabajos en él fueron con la guitarra. Me adentré en su música, folclor. La primera oportunidad me la dio Ismael Miranda. Después de eso, el trompetista Humberto Ramírez hizo una audición y pude grabar una canción. Willie Rosario me vio cantando y empecé a trabajar con su orquesta (2006-2013). Paralelo a ello seguí componiendo canciones. Desde entonces existe entre nosotros una gran amistad, lo respeto y admiro mucho. «En 2006 quise hacer mi orquesta porque tenía muchas canciones escritas y quería interpretarlas yo. Le puse San Juan Habana porque en ella fusiono dos culturas muy parecidas. Al comienzo éramos cinco músicos y ahora somos ocho. Sabía que iba a ser difícil, porque nosotros no sonamos igual a otros grupos. «Gran parte del éxito que hemos tenido se debe a la integración musical de mis influencias cubanas con las puertorriqueñas. Hacemos salsa, timba, son cubano, guaguancó o guaracha, rumba, merengue, pachanga, plena, changüí, timba, conga santiaguera, entre otros géneros. «En Puerto Rico se conoce la música cubana. Ahora mismo no hay muchos cantantes cubanos allá. El más reconocido soy yo. Todos se van a vivir a Estados Unidos». —Te lo han propuesto… —Sí. He ido a presentaciones, pero me voy a quedar en Puerto Rico que es como estar en Cuba, con algunas ausencias, por supuesto. Es un país que quiere mucho al mío y que me abrió las puertas. Mis hijos (Juan José y Diego Alejandro) nacieron en Puerto Rico. Tengo muchos amigos allá. Mi agradecimiento eterno a los puertorriqueños. —¿Por qué la música? —Mi mamá no me daba leche. Me ponía a Benny Moré. Ella es una mujer muy musical. En la casa teníamos un tocadisco y yo me pasaba las horas delante de él. Escuchábamos rumba, música clásica, jazz, El Gran Combo, Julio Iglesias, Oscar D' León, Rubén Blades… Mi mamá cantaba. Tiene muy buen oído, le debo mucho. «Un día llegué de la escuela y le dije a mis padres: búsquenme una guitarra que el viernes voy a tocar en el matutino. Salieron por todo el pueblo hasta que la encontraron. No logré aprender en tres días, pero al menos canté. A los nueve años aprendí a tocarla “de oído”. «Canté en muchas bandas juveniles. Mis padres siempre estuvieron conmigo, apoyándome. Mi papá caminaba para arriba y para abajo con todos los instrumentos. En la adolescencia me incorporé a la Nueva Trova, y en 1991 inicié estudios de canto lírico en el Instituto Superior de Arte. También trabajé en el Teatro Lírico Rodrigo Prats, de Holguín, donde actué en varias óperas, operetas y zarzuelas». —Tu vasta carrera como compositor te ha colocado en lo más alto del panorama musical contemporáneo. —Lo hago como algo natural, por inspiración. Comencé a los 13 años de edad. Nunca pensé en dedicarme a componer canciones. En ocasiones grabo la música en mi móvil o me siento a escribirla. Soy muy exigente conmigo. Ivonne Guerra, mi esposa y representante, me ayuda mucho. Es muy afinada y posee buen oído. —Cuéntanos cómo surgen Arroz con habichuela, Conteo regresivo y Cubanos. —Una tarde, al ir a buscar a mis hijos a la escuela, parece que tenía mucha hambre porque se me ocurrió la canción Arroz con habichuela. Empecé a tararearla. Cuando llegué a la casa se la canté a mi esposa y ella me dijo que era bien boricua la música. «Jerry Rivas me pide algunos temas y le grabo un cassette pero no incluyo Arroz con habichuela, porque la quería para mi grupo. Lo escucha y me pide algo más cubano. Se la canto y quedó muy complacido, tanto que tituló el CD Arroz con habichuela y fuimos nominados El Gran Combo de Puerto Rico y yo, como compositor, para un Premio Grammy en 2007. «Algo similar sucedió con Conteo regresivo. Gilberto Santa Rosa me pidió algunas canciones. Primero no se la envié. Luego decidí hacerlo y ya ustedes vieron el resultado. Es una balada que ha pegado mucho y fue nominada a los Grammy en 2008.
«Cubanos yo se la había presentado a Isaac Delgado hacía ya algún tiempo. En ese momento no se dio lo que pensábamos hacer. Un día Isaac me dice: escucha esto. Era mi canción acabada de grabar, sin los arreglos todavía. Fue una sorpresa para mí. La interpreta junto con Los Van Van». —Tienes dos películas. Háblanos de ellas. —En ambas aparezco como actor secundario. La primera vez fue en la película cubana Cuarteto de La Habana (dirigida por Fernando Colomo, 1999), y la segunda aparición la hice en La espera desespera (Coraly Santaliz, 2012, Puerto Rico). Mis hijos dicen que ganaré el Oscar al artista extra, extra, extra secundario. —¿Cuánto ha influido en tu crecimiento como artista la formación recibida en el sistema de enseñanza artística cubana? —Todo lo aprendido en mi patria resume mi logro. Cuba es un referente para el mundo; yo defiendo nuestra música en todas partes y digo con mucho orgullo que soy cubano. «La música es una carrera de resistencia, sacrificio y reinvención. Pero sobre todo, de aprendizaje. Coqueteo con la poesía, el baile, el dibujo, la actuación, pero la música es... mi pasión. «Estoy preparando un proyecto literario-musical, con escritores puertorriqueños, y el quinto CD con mi orquesta San Juan Habana». —¿Tienes en mente trabajar con alguna casa discográfica cubana? —Es lo que más quisiera en este momento. Poseo todos los derechos de mi música y puedo darla grabada para que la promuevan. O preparar algo completamente inédito. «No tengo todavía una respuesta en firme pero ya hemos iniciado algunos contactos y estoy a la espera de que me llamen. «Yo sueño con actuar nuevamente en mi patria y estoy seguro de que muy pronto podré estar aquí con mi grupo. Quiero poner a bailar a la Isla como hago en Puerto Rico y compartir escenario con mis amigos músicos».
Esta noche los Salseros de todo el Mundo tenemos una invitación a promover la música que más nos gusta a través de las redes sociales. La dinámica es como sigue: junto al tag #SalsaConAmor, todos podemos postear hoy en Twitter, Facebook o Instagram las canciones románticas que más nos gusten, a partir de los siguientes horarios: 06:00 PM (México/ Costa Rica/ El Salvador/Honduras/Nicaragua) 07:00 PM (Colombia/Perú/Ecuador/Panamá) 08:00 PM (Puerto Rico/ Venezuela/ Bolivia) 09:00 PM (Chile/ Argentina/Paraguay/Brasil/Uruguay) Se trata de una iniciativa colectiva entre salseros de distintos países que busca, cada quince días, hacer de la Salsa una tendencia en la red. Ya lo sabes, salsero. Prepárate para compartir y disfrutar de lo mejor de la salsa romántica. Esta noche... #SalsaConAmor... Únete!!!
A Frankie Ruiz solo le bastó vivir 40 años para convertirse en uno de los cantantes salseros más queridos. De vida agitada y dueño de un timbre de voz muy especial, Frankie estuvo dos veces en Perú, una con La Solución, en pleno apogeo de "La Rueda" y la última a finales de 1986 cuando ya era "Solista pero no solo"
Este 2018 se cumplen 60 años de su nacimiento, ocurrido un día como hoy (10 de marzo), y 20 años de su prematura muerte. Celebrando la vida de Frankie Ruiz, presentamos a continuación el capítulo que la obra Historia de la Salsa, escrita por el puertorriqueño Hiram Guadalupe y editada por Primera Hora en el año 2005, le dedicara al recordado cantante boricua... Va Por Ti, Frankie!!!
Frankie Ruiz. Fuente: Historia de la Salsa. Por Hiram Guadalupe Pérez
Melódica voz con arraigo popular
La figura musical de Frankie Ruiz le imprimió un nuevo impulso a la salsa en los años 80, contribuyendo a la revolución del género, justo en un momento en que las prioridades de las casas discográficas y las estaciones radiales se enfocaban en la promoción de otros ritmos.
De voz dulce y melódica, el salsero se convirtió en uno de los exponentes más fuertes de la canción salsera, sobre todo como representante de las melodías eróticas y románticas, a las que aportó su armoniosa voz, su sentido rítmico, su cadencia y su espíritu campechano.
Siempre afable y natural, el vocalista tuvo la dicha de ganarse el aprecio de sus fanáticos, quienes llegaron a proclamarlo su representante y lo convirtieron en la efigie musical más relevante de la década de 1980.
Ante todo, fue cantante de pueblo, como siempre insistió en afirmar, logrando ser, hasta cierto punto, eje del relevo de voces grandiosas para la salsa como Ismael Rivera y Héctor Lavoe, en popularidad y devoción.
En una ocasión, y durante una entrevista televisiva que el reportero Noel Cruz transmitió con motivo de su fallecimiento, el laureado compositor Catalino "Tite" Curet Alonso lo describió como "voz inigualable de siempre".
"Los grandes tienen muchos éxitos consecutivos y no fallan una. Él (Frankie Ruiz) fue así, uno de los exponentes más fuertes con una aportación importante. Iba en el camino de los grandes e iba a llegar donde llegó Ismael Rivera y Héctor Lavoe en calidad y ya estaba a mitad de camino", destacó el autor de "La cura" y "La rueda vuelve a rodar", dos éxitos del cantante.
Su voluntad artística
Nacido el 10 de marzo de 1958, en la ciudad de Paterson, en Nueva Jersey, José Antonio Ruiz Negrón ("Frankie") mostró desde niño sus inquietudes por cantar, siempre alentado por su madre Hilda Estrella Ruiz, quien falleció cuando el artista tenía 17 años de edad.
"Comencé en Nueva York con orquestas de la calle, con los muchachos del barrio desde que tenía siete años", contó el salsero, durante una entrevista que le realizó el periodista Pedro Zervigón durante la transmisión de su programa de televisión en Telemundo, el 24 de mayo de 1992.
Poseedor de un talento prodigioso, en plena adolescencia logró su primera participación formal con Charlie López y La Orquesta Nueva, junto a quien grabó sus primeras canciones en 1971, "Salsa buena" y "Boriquen", reportadas en una producción de 45 rpm y que en 1993 se lanzó en formato de cedé.
Curiosamente, su arribo a la orquesta se dio en calidad de bongocero, pero ante la ausencia del cantante principal del grupo, el joven osado asumió la responsabilidad.
Antes, cuenta el periodista Jaime Torres Torres de El Nuevo Día, cuando Frankie Ruiz tenía nueve años de edad cantó con Johnny Albino en el club Montecarlo de Nueva Jersey, identificando la escena como su primera aparición escénica.
"Aunque entonaba boleros, cuando regresaba de la escuela se divertía tocando sus latas en forma de bongó. Fue tal su rapidez y habilidad en la ejecución de la percusión que en un concierto de Tito Puente, celebrado en Paterson, fue invitado a la tarima a tocar un solo y el "Rey del Timbal" quedó tan impresionado con el talento del muchacho que le regaló unos timbales", narró el veterano reportero en una biografía que acompañó una compilación de éxitos del artista y que título "La leyenda de un sonero".
Brilló con "La rueda"
Aun cuando no había desarrollado su talento como cantante, Frankie Ruiz se mudó junto a su madre y hermanos a Puerto Rico, en 1974, estableciéndose en la residencia de su abuela Concepción Negrón, en el barrio Balboa de Mayagüez.
En la Isla participó con las orquestas La Dictadora y La Moderna Vibración, ambas situadas en la "Sultana del Oeste", sin que estas comparecencias artísticas trascendieran.
Para entonces, el salsero había abandonado la escuela y buscaba fortuna en el ambiente musical, reafirmando su convicción en la ruta profesional que había seleccionado.
En 1978, el cantante ingresó a la agrupación La Solución, donde permaneció por espacio de tres años.
"Conocí a Frankie en unas fiestas patronales en Maricao. Ya en el grupo habíamos hecho un disco y él fue a vernos en con su mamá y ella insistió en que lo escuchara y le di una oportunidad en el segundo set. Cuando se trepó a la tarima vi que cantaba, me gustó y lo invité a un ensayo", narró Roberto Rivera, director y fundador de La Solución, durante una entrevista en el programa de televisión de Noel Cruz, en 1998.
Los primeros temas que cantó el salsero con la agrupación fueron "La fiesta no es para buenos" y "Salsa buena", que luego se consignaron en el álbum "Orquesta La Solución" (1979), en el que también interpretó "De sentimiento me muero", "Soledad" y "Del campo soy".
Fue en esa etapa de su historia cuando el nombre del joven cantante, de apenas 21 años de edad, comenzó a despuntar en los escenarios.
Empero, su segundo disco con el grupo, de título homónimo, lo consagró como una de las voces más prometedoras de la canción popular, con temas como "La rueda", de la inspiración de Víctor Mato, "Separemos nuestras vidas", "La vecina" y "Bartolo".
Éstos fueron los primeros éxitos del artista en los umbrales de su carrera profesional, a los que se unió el trabajo "Frankie Ruiz y La Solución" (1980) en el que su nombre en la portada del disco arrojaba luz de la imponencia del cantante.
"Nunca me olvido de que una vez Rubén Blades lo escuchó cantar cuando Frankie comenzó en la orquesta y me dijo: 'Conserva a ese muchacho que va a llegar lejos'"; sentenció Roberto Rivera.
Esplendor en su travesía salsera
HABÍA comenzado a disfrutar del sabor del éxito cuando en el verano de 1976 Frankie Ruiz vivió una de las escenas más difíciles en su vida, la muerte súbita de su madre Hilda, de 37 años de edad.
"Cuando la perdí me dolió, ha sido lo más grande y fue lo que me llevo a las drogas", confesó el artista en una entrevista de televisión realizada por el reportero Pedro Zervigón, en 1992.
A partir de entonces, la carrera musical del salsero se torció como consecuencia del acelerado consumo de sustancias controladas, lo que el cantante nunca negó. Mas la lista de sus éxitos fue creciendo y en poco tiempo se convirtió en una de las personalidades más relevantes de la salsa, imponiéndose con su melodioso estilo interpretativo.
"Pasé por muchas cosas cuando perdí a mi madre. Yo tenía 17 años, todavía estaba joven y no sabía lo que hacía. Entré a las drogas y no pude dejarlas porque cuando me di cuenta me estaba hundiendo y nadie me podía hacer parar", narró para la televisión el afamado salsero, en 1992.
En mayo de 1981, Frankie Ruiz se integró a la orquesta de Tommy Olivencia, sustituyendo a Gilberto Santa Rosa. En esta etapa produjo el disco "Un triángulo de triunfo" (1981), seguido de "Tommy Olivencia" (1983) y "Celebrando otro aniversario" (1984).
Esta época colocó al cantante en el favor del público con tema como "Primero fui yo", "Mujeres como tú", "Como lo hacen", "No que no", "Lo dudo", "Aléjate de mí", "Te estoy estudiando", "Pancuco" y "Viajera", este último que aparece en el disco "Primer concierto de la Familia TH" (1981).
"La radio le dio a Frankie todas las oportunidades del mundo y la radio refleja la popularidad. Él fue gente que puso en alto el cartel de la Pirinola –un barrio adyacente al barrio Balboa de Mayagüez por donde creció en su adolescencia–. No hay duda de que La Solución fue su base y su caldo de cultivo, (al punto de que) fue una estampa de la orquesta. Y ya luego vino Tommy, que fue fenomenal", expresó Tite Curet Alonso en una entrevista especial que se le realizó en el momento del fallecimiento del salsero, en 1998.
Un tártaro en solitario
La fama que cultivó en los tres años que permaneció junto a la Orquesta la Primerísima de Tommy Olivencia viabilizó su lanzamiento en solitario, en un principio acompañado de la orquesta Puerto Rican Power de Luisito Ayala.
Bajo la firma de la casa TH Records, Frankie Ruiz grabó su primer álbum en solitario, "Solista… pero no solo" (1985), que incluyó los temas "Ahora me toca a mí", "Esta cobardía", "Como le gustan a usted", "Tú con él", "Amor de un momento", "El camionero", "Si esa mujer me dice que sí" y "La cura", esta última escrita para él a la medida por Tite Curet Alonso.
"Frankie nunca aprovechó la fama que le dio el mundo y las sustancias controladas lo descontrolaron. Por eso quise describir su vida con 'La cura' y a él le gustó y fue un exitazo en Puerto Rico y Colombia", narró hace seis años el fenecido compositor antillano.
La fuerza que imprimió el denominado "Tártaro de la Salsa" en la música popular fue bárbara. Su primer álbum fue un éxito total y lo despuntó como una figura importante en el mercado de Centro y Latinoamérica.
Su popularidad fue inmensa y, como la espuma, creció, ejerciendo un dominio en el ambiente salsero en el momento más crítico del género. Eran los años en que la salsa comenzó a sentir la amenaza de la fuerza que adquirió el merengue y la balada en el gusto comercial del principal sujeto de consumo: las mujeres, para quien la radio y la industria del disco estilizó sus productos musicales.
En ese sentido, Frankie Ruiz se esgrimió como una figura redentora –y hasta emancipadora– de la salsa, logrando mantener la vigencia del género y capturando el gusto de las nuevas generaciones, sin apartarse de los arreglos musicales cadenciosos y bailables que les daban fuerza a las melodías.
Para muchos salseros de la época, la labor del intérprete de "La rueda" le dio un impulso a la salsa y su éxito como solista facilitó el eventual arribo al mercado de figuras de alto calibre como Gilberto Santa Rosa y Tony Vega, entre otros.
Rumbo a la gloria de Maelo y Héctor Lavoe
NO hay duda de que Frankie Ruiz fue un cantante excelso. Su voz elevó la canción salsera a dimensiones inusitadas, justo en los momentos de más crisis para el género.
Su trabajo representó una avenida para cautivar el gusto por la salsa de las nuevas generaciones, sabiendo conjugar el gusto por los temas melosos, románticos y eróticos inscritos en patrones armónicos sólidos y cadenciosos.
Pero más que cantante, el "Tártaro de la Salsa" fue un ser humano que nunca se cautivó por la fama que logró en su trayectoria elevándose a la altura de los falsos dioses. Fue, en cambio, ídolo del pueblo por el carisma y la gracia con que siempre se sintió representante de su gente.
Esa actitud de "don de pueblo" le ganó el más importantes de los galardones en su carrera: el amor de su público. Así pudo, además, ganarse el aplauso de sus seguidores aun en sus peores escenas, cuando los problemas con el uso de alcohol y otras sustancias le invadieron su sombra.
"Era grande e iba a llegar a donde llegó Ismael Rivera y Héctor Lavoe en calidad… estaba a mitad de camino", apuntó el fenecido compositor Tite Curet Alonso en ocasión de una entrevista en 1998, días después de la muerte del cantante.
El creador de su gran éxito "La cura" siempre se refirió al salsero como una de las voces más selectas del cancionero popular. Gozaba de recordar sus anécdotas con el intérprete y siempre contó con gracia el hecho de que el artista no sabía leer en español y había que cantarle las canciones para que se las aprendiera.
"El creció, pero siempre se debió a su raíz", apuntó el escritor, al tiempo que contaba con asombro cómo el salsero llegó a ganar hasta $5 mil diarios.
Frankie Ruiz tuvo una gran época de éxitos comerciales, mas de penuria personal. El artista cumplió cuatro años de prisión en la cárcel de Tallahasee (salió en 1992), acusado del delito de piratería área, luego de un altercado con una aeromoza en medio de un viaje en avión, en el que el artista agredió a la asistente del vuelo cuando ella lo sorprendió consumiendo drogas en la nave.
"Nunca pensé que iba a estar preso, ni que eso era delito federal. Mi caso fue pequeño porque nunca mate a nadie. Lloré en la cárcel y bueno que me pase. Me desahogué y allí aprendí… y doy gracias por lo que me pasó porque aprendí y senté cabeza y aprendí a recuperar mi mente que estaba perdida en un planeta y cuando me cansaba de ese (planeta) brincaba a otro", sostuvo el salsero en una entrevista realizada el 24 de mayo de 1992 por Pedro Zervigón y transmitida por Telemundo.
En esa misma intervención confesó que atentó contra su vida. "En un momento quise quitarme la vida, lo intenté porque no me importaba nada", aseguró quien nunca tuvo el reconocimiento formal de su progenitor, Frank Torresola.
En un gesto de ternura, Tite Curet, en una intervención en el programa de entrevistas de Noel Cruz, expresó el dolor que sintió por la partida del intérprete de "Vuelvo a nacer" con las siguientes palabras: "Nos dejaste un poco amargado por tu final, y contentos por tus triunfos. Esperamos que ahora en la gloria sigas cantando y mirando rumbo a la Pirinola de Mayagüez".
La Pirinola es un barrio adyacente al sector Balboa, donde creció en su juventud el cantante.
El ocaso de una historia de gloria
CONSIDERADO una figura importante de la salsa, Frankie Ruiz lanzó su segundo disco con su orquesta, "Voy pa' encima" (1987), que con la fuerza de los temas "Quiero llenarte", "Si no te hubieras ido", "Desnúdate mujer" y "Mujeres", entre otros, le ganó un sinfín de distinciones, entre ellas el galardón de artista del año por la revista Billboard y su primer "Disco de Platino ".
Las ventas de este álbum se dispararon –se habla de sobre 300 mil unidades en Puerto Rico y Estados Unidos en tiempo récord–, además de haberse convertido en su mejor pasaporte a la internacionalización europea, donde en españa, por ejemplo, cautivó con "Desnúdate mujer".
"Con ese sonido caliente y bailador que representa lo mejor de lo nuestro, Frankie Ruiz nos brinda en este su segundo disco su particularísima mezcla musical que cuando es destilada, produce la salsa de hoy, interpretada con el sabor y sentimiento inigualable de este nuevo ídolo salsero", escribió el periodista Jessie Ramírez en la presentación del álbum.
Un año después, en 1988, grabó "En vivo… y a todo color", otra producción asombrosa en la salsa que se dimensionó con las melodías "Me acostumbre", "Mujer", "Sólo por ti", "Dile a él", "La rueda vuelve a rodar", "Si te entregas a mí", "Por eso" y "No puedo".
Para muchos críticos este trabajo comenzó a proyectar el escenario de desorden y desconcierto que albergaba la vida del artista.
"Aunque la fama nunca se le subió a la cabeza, la fortuna, sus desengaños en el amor, su vida de bohemio, su devoción a los santos y su carácter lo avasallaron al extremo de que dejó de ser el cantante disciplinado de antaño. Por ejemplo, cuando grabó el elepé 'En vivo… y a todo color' llegó amanecido al estudio de grabación y no pudo emplearse con la excelencia vocal de sus primeros discos", sostuvo Jaime Torres Torres en un texto biográfico del artista.
En 1989 produjo "Más grande que nunca", un proyecto que logró hacer bajo un permiso especial de las autoridades carceleras de la prisión federal de Tallahasee (Florida), y el que en uno de esos pocos casos dados en la historia musical, alcanzó vender sobre 100 mil discos, mientras se colocó como preferencia en la radio con "Tú eres" y "Deseándote".
Luego lanzó "Mi libertad" (1992), recordado por los éxitos de "Bailando" y "Mi libertad", seguido de "Puerto Rico soy tuyo" (1993), "Mirándote" (1994) y "Tranquilo" (1996), que le ganó un premio en los Latin Music Awards del Billboard de 1997.
La producción "Nacimiento y recuerdos" (1998), que incluyó el tema "Vuelvo a nacer", fue su última experiencia en un estudio de grabación. Algo deteriorado en su salud, al vocalista se le diagnosticó cirrosis hepática en el hígado y comenzó a sufrir la agonía de una vida en decadencia.
Adelgazó considerablemente y hasta perdió el color y la fuerza de su voz, razón por la que en su último disco sólo pudo cantar tres temas.
Frankie Ruiz murió el 8 de agosto de 1988, en un hospital de Nueva Jersey, a sus 40 años de edad.