28 may 2017 0 comentarios

El Gran Combo celebra sus 55 años por todo lo alto



Fuente: Fundación Nacional para la Cultura Popular. Por: Jaime Torres Torres

Nunca se bailó en el Choliseo como anoche, durante la celebración del concierto “This is it!” (“Eso es todo”) de El Gran Combo de Puerto Rico.

El título de la producción de José Rafael Dueño y Rafo Muñiz quizás entraña el entrelínea de una despedida… Y aunque don Rafael Ithier tendría 95 años cuando corresponda celebrar el 60 aniversario de El Gran Combo, lo relevante es el impacto del espectáculo que movilizó a la entusiasta grey que abarrotó el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot.

Fanaticada que, dejando a un lado la lucha de clases y las discrepancias ideológicas que polarizan a sectores de la sociedad, durante poco más de tres horas tarareó y bailó los éxitos de la legendaria orquesta conocida como la Universidad de la Salsa.

Anoche, a pesar del alto volumen y las dificultades en la mezcla de algunos de instrumentos, El Gran Combo dictó cátedra de lo que es tocar sabroso para el bailador.

La producción, simple y llanamente, fue espectacular. Los adelantos digitales en la tecnología de iluminación fueron capitalizados al máximo.

Los recursos audiovisuales también. Los testimonios de los músicos; la analogía de la popularidad y longevidad de El Gran Combo con la conquista del Universo; los dibujos animados inspirados con humor en su experiencia en una gira internacional; las coreografías de Tito Ortos y el desfile de animadores invitados, como la ex estrella de las Grandes Ligas, Carlos Delgado; el veterano locutor Alfred D. Herger; el ex campeón mundial de boxeo Félix ‘Tito” Trinidad, la ex Miss Universo, Denisse Quiñones; el productor Luisito Vigoreaux y el ex Menudo, Johnny Lozada, impartieron dinamismo e ingenio a una producción que descansó en un libreto articulado e hilvanado con coherencia, cuyo objetivo fue resaltar la brillante trayectoria de Los Mulatos del Sabor.

La participación de Gilbertito con Los Mulatos del Sabor marcó uno de los puntos culminantes del concierto


Musicalmente, el repertorio fue bastante parecido al del concierto del 40 aniversario, celebrado el 27 y 28 de abril en el Coliseo Rubén Rodríguez de Bayamón. Entonces, la producción de Tony Mojena fue documentada en un compacto doble que, 15 años después, es considerado uno de los clásicos discográficos de la salsa en vivo.

En “This is it!” fue evidente que El Gran Combo es Pueblo. Ithier y Los Mulatos del Sabor lograron lo que no ha sido posible para los políticos: unir a un país polarizado en una de sus peores encrucijadas sociopolíticas de su historia reciente.

El Gran Combo, fenómeno producto de la exposición de su talento en la radio y la televisión de la década de 1960 y 1970, es la representación perfecta de la personalidad afrocaribeña. Es alegría, fatiga, lucha y optimismo. Pero también es eco de contradicciones y convencionalismos culturales, como el aspecto del machismo latente en canciones que promueven la intolerancia y violencia de género [“Se me fue” (“deja ese diablo por allá/que nunca regrese”) y “Así son” (“así son/así son las mujeres/así son/así son cuando se quieren”)].

Aunque se grabaron y en su momento se convirtieron en éxitos, necesariamente no se tienen que interpretar en tiempos en que se promueve el respeto a la mujer como ser, a quien se le deben garantizar los mismos derechos del hombre en una sociedad que aun es machista y patriarcal.

De hecho, el popurrí titulado “Medley a la mujer” es recordado como uno de los grandes aciertos del concierto del 40 aniversario de 2002 porque exalta al sexo femenino mediante las canciones “Nido de amor”, “Ámame”, “Mujer boricua”, “Compañera mía” y “La reina” [incluida anoche al final], interpretadas entonces por Jerry Rivas y Charlie Aponte, cuya ausencia de seguro no pocos sintieron anoche y no es de extrañar pues durante 42 años fue parte fundamental de la historia de cinco décadas y media celebradas anoche.

Mas, la verdad es que Jerry, Papo Rosario y el joven Anthony García se entregaron en cada interpretación. Jerry, aunque un poco afónico [y no es para menos porque el País lleva dos semanas cubierto por una nube de polvo del Sahara] improvisó a sus anchas en “Aniversario”, “Ojos chinos”, “Sube, nene, sube”; “La muerte” y “Ponme el alcoholado, Juana” que transportaron a muchos a la década de 1970, que incluso fue evocada con la participación de Roberto Roena en rutinas de baile.

Don Rafael Ithier toco los clásicos “Acángana”, “Julia” y “La loma del tamarindo”


Anthony, por su parte, es un gran improvisador y un cantante de un registro poderoso, pero en sus soneos aun le resta superar las repeticiones de la misma entonación y melodía. El soberano, sin embargo, validó su llegada a El Gran Combo con sus aplausos en “Acángana”, “Julia” y “La loma del tamarindo”, donde don Rafa tocó el piano, articulando la sonoridad distintiva de la orquesta que, desde que Willie Sotelo lo sustituye en las blancas y las negras y en la dirección en las presentaciones en vivo, se ha visto un tanto alterada.

Anoche Papo Rosario, el sustituto de Mike Ramos en las coreografías y coros de El Gran Combo, interpretó “Acángana” y “Carbonerito”.

India, uno de los artistas invitados, apareció junto a Jerry en “Guaguancó de El Gran Combo” y continuó con “Un verano en Nueva York”, en la que desplegó su inalcanzable registro durante la proyección de pietaje del Desfile Puertorriqueño que se dedicó a Los Mulatos, aunque en los soneos no fue muy coherente ni musical, salvando su intervención el novel Anthony García.

En el Choliseo nunca se bailó, repetimos, como anoche. Jerry, a pesar de los quebrantos en su voz, rindió al público a sus pies con “El menú”, “Y no hago más na” y “La fiesta de Pilito” del disco navideño “Nuestra música” de 1985.
Del nuevo cedé “Alunizando”, que justifica el concepto de la apertura, Jerry cantó “Mi Isla”, que en medio de la presente ola migratoria promueve permanecer en el País y trabajar por su reconstrucción, pero la respuesta del auditorio fue conservadora.

El concierto “This Is It!” alcanzó su punto culminante casi a la medianoche, cuando Gilbertito Santa Rosa entró a cantar “Goyito Sabater”, el clásico “Hojas blancas” de Roberto Angleró y “La clave”, deleitando a la concurrencia con su virtuosismo como improvisador.

El cierre con “Timbalero” y la descarga de Cuqui Santos con los juveniles David Antonio Rosado y Francisco ‘Wito’ Morales fue de ensueño.

Ojo: no se debe pasar la página de “This Is It!” Es un concierto que merece reposición en este u otro escenario, incluso digno de otros mercados.

En la historia de El Gran Combo; en el binomio de Pellín & Andy; en el de Charlie & Jerry; en la simpática humildad de Martín Quiñones; en la lealtad de La Bala y en el compromiso del trompetista Víctor “Cano” Rodríguez, fallecido recientemente, palpita el sentimiento de Puerto Rico.


Y en su repertorio, la crónica popular de cinco décadas y media de sabor que han trascendido a los cinco continentes y a prácticamente todas las latitudes del mundo. ¡Eso es todo!

Roberto Roena, invitado especial en la celebración


Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Rafael Vega Curry

Una explosión de salsa en su expresión más pura, feliz y desbordante, a cargo de una orquesta que indudablemente se encuentra en uno de sus mejores momentos de su larga trayectoria, fue lo que ocurrió anoche en el concierto “This Is It”, con el que El Gran Combo de Puerto Rico celebró su 55 aniversario.

Si la expresión “This Is It” se traduce como “ahora es que es”, o algo así como “el momento de la verdad”, entonces hay que decir que El Gran Combo le hizo honor a ese título.

A lo largo de poco más de tres horas, enardeció al público reunido en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot con un tema memorable tras otro, enfocándose más bien en su repertorio clásico y no tanto en sus éxitos más recientes.

No faltó prácticamente nada de ese repertorio que, en muchas ocasiones, ha estado vinculado a momentos de la historia de Puerto Rico y que se ha vuelto histórico por sus propios méritos: “Acángana”, “Ojos chinos”, “El caballo pelotero”, “Julia”, “Vagabundo”, “Un verano en Nueva York”, “Don Goyo”, “El menú”, “Y no hago más na’”, “No hay cama pa’ tanta gente”, “Goyito Sabater”, “Las hojas blancas”, “La clave”, “La reina”… hablar de lo mejor que ha dado El Gran Combo es lo mismo que hablar de lo mejor que ha dado la salsa en toda su historia.


El Gran Combo celebra sus 55 años



Las sorpresas de la noche, curiosamente, no vinieron gracias a cantantes o músicos estrellas citados para la ocasión, sino por el agradable gesto de invitar a varios querendones del público puertorriqueño a presentar algunas de las canciones.

Los “presentadores sorpresa” fueron Alfred D. Herger, Carlos Delgado y Tito Trinidad –quienes arrancaron fuertes aplausos- el ex Menudo Johnny Lozada, Luisito Vigoreaux y Denisse Quiñones, ataviada en un deslumbrante vestido negro transparente.

Los dos cantantes invitados, La India y Gilberto Santa Rosa, deleitaron a los presentes en “Un verano en Nueva York” y “Guaguancó de El Gran Combo” (La India) y “Goyito Sabater”, “Las hojas blancas” y “La clave” (Santa Rosa, quien una vez más dio cátedra de buen soneo).

Por su parte, los cantantes del Combo demostraron que son piezas claves dentro de esta mítica formación. El relativamente recién llegado Anthony García se mostró perfectamente integrado a la orquesta.

Papo Rosario dio lo mejor de sí en “Carbonerito”. Y Jerry Rivas, el más veterano de los tres, tuvo una gran noche, con una combinación de soneos y dominio escénico que lo califican como uno de los grandes soneros de la salsa por derecho propio.

Uno de los rasgos que distinguen a las mejores orquestas, como El Gran Combo, es que suenan en vivo exactamente igual que en sus grabaciones –y en ocasiones hasta mejor.

Así sucedió en este concierto, por dos razones. La primera es que contó, en términos generales, con un buen sonido que permitía apreciar con bastante claridad el bajo y los instrumentos de percusión.

En segundo lugar, porque, para las presentaciones en vivo las orquestas de salsa suelen agregar una segunda “moña” o “mambo” (parte instrumental) que eleva aún más los niveles de excitación y alegría del oyente; puede decirse que en esos momentos es que las orquestas de salsa alcanzan su mayor esplendor. Esto se dio varias veces en el concierto, especialmente en “El caballo pelotero”, “El menú” y “La clave”.

La noche concluyó con una espectacular “Timbalero”, en la que no solo se lució Domingo “Cuqui” Santos, el timbalero del Combo, sino también otros dos jóvenes intérpretes del instrumento, quienes no fueron identificados pero que entregaron poderosas descargas, inicialmente en una tarima colocada en medio de la sección de Arena y luego en el escenario junto a Santos.

Fue una noche de memorable gozo salsero, que demostró una vez más que El Gran Combo es una propuesta única e irrepetible en el vasto panorama de la salsa.
27 may 2017 0 comentarios

Alfredo Falú gana Premio Paoli 2017 por su disco Recrudescence



El saxofonista Alfredo Falú acaba de ganar el Premio Paoli 2017 en la categoría Grabación Jazz Latino del Año con su disco Recrudescence.

Reconocimiento merecido a un artista que "reapareció" en los estudios de grabación tras un paréntesis de casi veinte años con este gran trabajo de jazz latino, lanzado al mercado el año pasado.

Felicitaciones a Alfredo y a toda la familia Falú por este premio muy especial. Que sirva de aliciente para seguir brindando más música de calidad
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El mambo de Genaro


Ha muerto Genaro Delgado Parker, indudablemente el más importante broadcaster en la historia de la televisión peruana. Controvertido por sus excesos y estilo de hacer negocios Delgado Parker convirtió a Panamericana Televisión en la estación más importante de su época, eterna competidora de América entre las décadas del 60 y 80 del siglo pasado.

Sin embargo Delgado Parker no solo fue hombre de televisión. Fue quien trajo los primeros celulares al Perú en 1990 y, en sus inicios fue un entusiasta hombre de radio, al comienzo bajo la tutela de su padre y al lado de sus hermanos Héctor y Manuel.

Sus comienzos radiales se dieron (a comienzos de la década del 50) en Radio Callao y Radio Central para luego ganar fama dirigiendo Radio Libertad. Es por esos años en que se ambienta el siguiente pasaje que aparece en el libro Genaro, publicado el año 2015 por Hugo Coya, donde se relata la forma en que Genaro difunde y populariza el mambo en Lima:


LA AYUDA DIVINA

A comienzos de 1951, la vida de Genaro continuaba alegre y tranquila. Iba a trabajar todas las mañanas, volvía a la noche a su casa y paseaba los fines de semana con su familia, hasta que su rutina fue interrumpida un típico día de llovizna, en mayo. Lo recuerda porque llegó empapado a la radio. Un discjockey se le acercó para consultarle si podía tocar un disco que había traído una aeromoza desde Miami. No controlaba ni censuraba el material por emitir, pero, tratándose de un disco impreso en el extranjero, hacer la consulta se volvió necesario para evitar una multa.


Lo escuchó con atención, y de la curiosidad pasó al éxtasis. Nunca había oído algo semejante. Una orquesta integrada por cinco trompetas, cinco saxofones y cinco trombones, aunque de la mano de una letra monótona y repetitiva, hacía derroche armónico. desplegaba melodía original y emanaba gran energía tropical.


"José, tú tienes la bemba coloraá....", repetía una y otra vez el estribillo. Tarareando la pegajosa canción, autorizó su incorporación al repertorio de la radio. Las personas llamaron una y otra vez para pedir que la vuelvan a tocar. Otra canción con letra escueta llegó a sus manos al poco tiempo: "Caballo negro, tú tienes la co... la cola blanca". Otro nuevo éxito.


Con la obtención del tercer disco del mismo ritmo, creó un programa de canciones que apelaba a los oyentes para que presten o donen discos con canciones similares. Las personas aseguraban que, al escuchar ese tipo de música, se olvidaban de sus pesares.



Dámaso Pérez Prado "El Rey del Mambo"


El mambo había llegado a Lima, causando entusiasmo entre los jóvenes y escándalo entre algunos adultos por sus cimbreantes movimientos de cadera.


Después de haber permanecido algunas semanas entre los programas más populares de la emisora, las represalias se desencadenaron.


Algunos llamaron a la radio para quejarse por la propalación de ese ritmo, y otros publicaron artículos y editoriales que referían que el mambo fue "concebido por el diablo". y condenaban a los jóvenes Delgado Parker por "impulsar el pecado".


Las crónicas de la época dieron cuenta de señoras vestidas de negro riguroso, ataviadas de mantillas y rosarios, rezando en la puerta de la radio para pedir que "Dios ilumine a sus dueños" y eviten "darle gusto al demonio".


El padre de Genaro se mostró preocupado por el inesperado protagonismo de sus hijos y trató de persuadirlos de que disminuyan los decibeles del ensordecedor ritmo que su osadía estaba provocando. Los muchachos, por el contrario, se sintieron emocionados por el revuelo causado.


Cierta mañana de domingo, ellos recibieron un inesperado y enorme espaldarazo de Juan Guevara, nada menos que el ultraconservador primer cardenal de Lima. Indignado porque muchos jóvenes se escabullían los fines de semana de sus casas para bailar mambo en lugares semiclandestinos, ordenó que en todas las parroquias de la capital se lea una drástica advertencia.


Amenazó con la excomunión a quienes promovieran " los bailes que [...] estimulan los instintos bajunos y excitan las pasiones funestas [y] las audiciones radiales que difundan los programas de letras y música nauseabunda".


La condena se convirtió en propaganda y bendición para los bolsillos de Genaro y Héctor. Los jóvenes que nunca habían escuchado radio o mambo se volcaron a hacerlo. La audiencia subió, las horas dedicadas a esa música se multiplicaron y los Delgado Parker aprovecharon la ocasión para organizar fiestas y congregar a los "mamberos" en lugares como el rimense Club de Tiro del Ministerio de Hacienda.


Como si se tratara de una secta, muchos jóvenes se escapaban de sus casas para ir a divertirse en las fiestas, mientras Genaro y Héctor incrementaban sus ganancias.


Genaro comenzó a descubrir que, muchas veces, ir contra los prejuicios puede atraer una luminosa bonanza, en un país donde los mojigatos tienen la capacidad de encender los fósforos para que los demás sientan el calor del fuego de la libertad. Un ritmo había abierto los oídos y las mentes, y despertado, además, otros sentimientos que Genaro desconocía hasta ese momento, pero estaba a punto de descubrir.
26 may 2017 0 comentarios

Jhonny Peña: "Nosotros cambiamos el mercado de la Salsa en Perú"


Jhonny Peña, líder de la Orquesta Zaperoko de Perú


Fuente: Diario Gestión, Perú. Por: Carolina Moreno Espinoza

Lo detienen en la calle a pedirle fotos. Confiesa -como si aún le costara creerlo- que nunca se le cruzó por la mente que la música lo llevaría a conseguir tanto. Jhonny Peña, mánager y miembro de Zaperoko, la resistencia salsera del Callao, se muestra orgulloso por haber construido una marca reconocida en muchos países, cuyo prestigio genera gran rentabilidad a sus integrantes.

¿Por qué Zaperoko busca elementos en la salsa dura?
Tenemos nueve años más o menos de creación, y surgimos por la necesidad de que en el Callao, de donde somos, se había perdido la salsa dura. Hubo un gran vacío por un tiempo. Mi iniciativa fue juntar a unos amigos, de diferentes orquestas del puerto, un domingo y tocar en la calle. Al ver el resultado, nos dimos cuenta de que a la gente le gustó, así que seguimos haciéndolo. Así se formó Zaperoko.

¿Cuál fue el “boom” que llevó a la orquesta a ser un referente?
Ocurrió cuando quise llevar la salsa a las calles, a los barrios. Mostrar todo ese mundo, el cual tuvo gran popularidad. A muchos les gustó la naturalidad de la orquesta y llamó la atención de las personas.

¿Cómo ve al mercado de la salsa en comparación con el de la cumbia?
Aunque algunos no lo reconozcan, gracias a la orquesta Zaperoko se cambió el mercado de la salsa, porque era uno en el que nadie quería invertir. Ahora se puede competir. Hemos llenado lugares donde la presencia de la cumbia es muy fuerte.

¿Es rentable tener una orquesta de salsa?
Depende de cómo la manejes. Puedes tener a los mejores músicos, los mejores instrumentos, pero a veces no hay conexión con el público, que es muy importante. Hay empresarios que invierten en una orquesta, pero al final no obtienen lo que quieren.

¿Zaperoko lo es?
Sí, está funcionando muy bien. La orquesta, en este momento, es una empresa. Seguimos con las grabaciones, invertimos en instrumentos de buena calidad, tenemos un staff y hasta contamos con un minibús.

¿A qué público se dirigen?
La salsa dura de Zaperoko tiene diferentes públicos. Podemos tocar en el Callao, Breña, así como en Barranco, Miraflores, Chorrillos.

¿Cuáles son los requerimientos de la orquesta para un show?
En los viajes a provincia, por ejemplo, yo pido viajar con 22 personas, porque, aparte de las 16 integrantes que somos en el escenario, también tenemos un sonidista, utileros, staff de seguridad. Pero cuando se trata de una presentación en el extranjero, es un poco más limitado. Ahí sí viajo con 18 personas.

¿Cómo van los contratos hasta ahora?
Van bien. Si alguien me llama en este momento le diría que no tengo cupo hasta setiembre. Ese mes también hemos programado la gira por Europa. Un poco antes, en julio, tenemos confirmadas varias presentaciones en festivales peruanos en Estados Unidos. Para fiestas de fin de año hay propuestas, pero todavía las estamos evaluando.

¿Han sido convocados para fiestas privadas?
Sí, mucho. Hemos estado en eventos de jugadores de fútbol, entre ellos, Jefferson Farfán, ‘Chiquito’ Flores, Juan Manuel Vargas, ‘Puchungo’ Yáñez, Miguel Rebosio y varios más.

¿Quién maneja las redes sociales de Zaperoko?
Normalmente yo. Manejo las publicaciones para que la gente se entere del “Tour zaperokero”, pero también tengo dos asistentes que me ayudan a gestionar otras páginas, entre ellas, “Fanáticos de barrio – Orquesta Zaperoko”.

¿Creía que la salsa te podía llevar a conseguir tanto?
No, no me imaginé. Antes de Zaperoko soñaba hacer varias cosas, pero luego decía, ‘no, no es posible’. Mira ahora.
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Fallece promotor Albert Torres



Nos acaba de llegar la noticia de la muerte de Albert Torres, el famosos bailarín y promotor de los reconocidos Congresos de la Salsa, los eventos de baile con los que dio la vuelta al mundo, Perú incluido.

Nacido en Brooklyn, New York, su madre gustaba de la música de Mongo Santamaría y Tito Puente. Su familia se muda a Puerto Rico cuando él tenía doce años de edad y pocos años después se "enamora" de la Salsa gracias al tema "El Ratón" de Cheo Feliciano junto a la Fania All Stars.

La Salsa lo llevó al baile y el salto a la fama mundial ocurrió con su participación en la película "Mambo Kings" que protagonizó Antonio Banderas. En 1993 es seleccionado para actuar durante la ceremonia de los Premios Oscar, convirtiéndose en el primer puertorriqueño en bailar en la historia de la ceremonia y lego vuelve al cine en el film Dance With Me con Vanessa Williams y Chayanne.



En 1998, al frente de Albert Torres Productions, organiza la primera edición de Los Angeles Salsa Congress, que se convirtió en una franquicia en muchos países y continentes y luego fue el responsable del Mundial de la Salsa, transmitido todos los años por la cadena de TV ESPN.

Reconocido a nivel mundial, el año 2011 se convirtió en Miembro del Consejo de la Danza de la UNESCO. Ese mismo año fue Gran Mariscal de la Parada Puertorriqueña en New York.



A continuación, algunos fragmentos de entrevistas al promotor y coreógrafo:

¿En los últimos años se ha visto una nueva forma en la que bailarines se aproximan a la salsa o es aún un ritmo enclaustrado en viejos esquemas? 

La salsa se ha renovado en los últimos 15 años. Los bailarines son como mariposas que vuelan libremente entre los sonidos de este ritmo. Una libertad que los lleva a explorar la parte acrobática, algo que antes no se veía. Hay un factor: la salsa está enriquecida por sonidos de lugares muy ajenos a su historia e influencias de Japón, Rusia, China o los Andes. 

¿Y en qué han aportado los bailarines actuales a que se de esta `libertad' de la que usted habla? 

Pues yo hablaría de que ahora son ellos los que marcan el compás de los músicos de salsa. Desde hace 15 años atrás, con la aparición de este tipo de congresos, los bailarines son quienes dan trabajo a las orquestas. Antes, en cambio, eran estas grandes agrupaciones o intérpretes quienes decidían cómo y quienes bailaban. La fuerza de la salsa ha logrado ya salir de Latinoamérica hacia Asia. 

¿Estos nuevos escenarios han cambiado la forma de bailar y hacer salsa? 

Sin duda. Pero sí se ha perdido un poco la formalidad del baile `one to one'; se ha perdido ese contacto visual y sensual entre quienes bailan. Es por eso que en mis talleres hablo constantemente que entrar en contacto a través de los ojos es lo que más cautiva al público que asiste a un show. 

¿Cómo la salsa hace frente a géneros masivos como la bachata y el reggaetón? 

No creo que la salsa entre en una suerte de batalla. Cuando el merengue sonó fuertemente se dijo que la salsa iba a morir. Cuando apareció el reggaetón se dijo lo mismo. Se ha visto que ello no ha pasado y eso ocurre porque los salseros son personas fieles a su ritmo y, al mismo tiempo, porque este género convoca a miles de personas año tras año. 

¿Cómo se le ocurrió hacer estos congresos de la salsa?
Los congresos empezaron a organizarse en 1997. En 1998 yo escuché del congreso y me hicieron socio del evento en Puerto Rico. En 1999, en Los Ángeles, EE.UU., empecé el evento. En el 2000 nos separamos de mis socios y desde el 2005 coproduzco los eventos mundiales.

¿Por qué promover los concursos de salsa?
Para que los bailarines se conozcan a nivel mundial. En la cadena ESPN me dijeron, hace seis años, que si quería que se vea por televisión debía hacer competencias. A mí no me gusta, pero para que los bailarines se conozcan mundialmente decidí hacer el World Salsa Championship, el campeonato más grande e importante de salsa a nivel mundial. Ahora desde abril (2012) decidí hacerlo solo, sin socios. Ahora se llama World Latin Dance Cup. Añadí otras divisiones como cumbia, bachata, casino rueda, categorías de niños y personas sobre 45 años. Tenemos como 20 divisiones (categorías). 

¿Qué requisitos deben tener los bailarines para llegar a ser campeones mundiales?
No hay requisitos. Hay que tener un balance y seguir las reglas mundiales. Estas son de tiempo, originalidad de los vestuarios, de musicalidad. Si se le cae la peluca, el arete (mientras baila), se le quita puntos; si no usa medias, también. Una peluca no dará puntos, pero si se te cae te quitará puntos.

¿Por qué impulsar el género?
¿Y por qué no? Para mí la salsa no es latina sino mundial. No tiene barreras de colores ni de país. Es increíble ver niños chiquitos bailar como los de 80 que bailan. Para mí la salsa es como si fuera una paella, una comida increíble: tiene tantos condimentos y tantas cositas. La salsa es así: con un poquito de rumba, jazz, tango, y si le pones swing y ballet se mezclan todos con una bella canción de Óscar de León, algo sucede que nos afecta desde los tobillos hasta el corazón. Los problemas siempre van a estar esperándonos en casa, pero qué cosa bonita llegar a un lugar donde todo el mundo se lleva. Cuando empieza esa música tenemos algo en común. Ojalá el mundo aprendiera de eso.



Aunque nacido en New York, Albert Torres se convirtió en uno de los grandes promotores salseros en la Costa Oeste. Su muerte ocurre en plena realización de la edición 2017 de Los Angeles Salsa Festival. ¡Que Descanse en Paz!

25 may 2017 0 comentarios

Los 55 años de El Gran Combo de Puerto Rico


Don Rafael Ithier, legendario fundador y director de El Gran Combo de Puerto Rico, orquesta que cumple 55 años


El Gran Combo de Puerto Rico está cumpliendo 55 años y en tiempos en los que lo efímero se vuelve costumbre, es necesario celebrarlo. Aquella osadía de reunir a los músicos del Combo de Cortijo que quedaron “al aire” tras los problemas con la justicia de Rafael e Ismael y armar un grupo nuevo bajo el “pomposo” nombre de El Gran Combo fue tarea atrevida que en Mayo de 1962 comenzó bajo el mando del pianista Rafael Ithier.

Tras un comienzo difícil el grupo comenzó a ganarse el cariño del boricua en base a una discografía dirigida al bailador. Desde el comienzo Ithier tuvo claro que el protagonista era el Combo completo, en conjunto. Eso no impidió que Andy Montañez y Pellín Rodríguez se convirtieran en figuras y que el público acogiera las ocurrencias del siempre jovial conguero Martín Quiñones, los pasos de baile de Roena con la campana y la voz nasal de “La Bala”.

Para los 70s, la banda ya tenía disquera propia y un nombre ganado: El Gran Combo de Puerto Rico. Tal es así que la poderosa Fania los invitó para la ambiciosa película “Salsa”. Como pasa en la vida, algunos de los músicos salieron a buscar nuevos retos pero Don Rafael supo mantener la esencia. Incluso cuando Venezuela tentó (primero) a Pellín y (luego) a Andy, Charlie Aponte y Jerry Rivas tomaron el puesto sin problemas y se convirtieron en los cantantes más importantes que ha tenido la orquesta.

Acabando esa década ya eran parte del catálogo de Combo Records y ya eran muy populares en Colombia, Venezuela y Panamá, lo mismo que en los Estados Unidos.

El Gran Combo empezó su romance con Perú en 1980. El comienzo fue tímido, puesto que pasaron ocho años para que regresaran a la Feria del Hogar de Lima. Desde entonces se han convertido en uno de los grupos salseros con más arrastre en todo el territorio peruano, Machu Picchu incluido.

Cuatro generaciones han bailado con su música, decenas de éxitos son cantados de memoria por sus fanáticos y miles de escenarios alrededor del Mundo han gozado con su swing.

Estoy convencido que “El Gran Combo seguirá” con jóvenes como Anthony García que aseguran el relevo. Y estoy convencido que el público seguirá queriendo a sus integrantes no solo por su calidad como músicos sino por su don de gente. Ya lo he escrito antes, ellos no le niegan una foto ni un saludo a nadie. Son El Gran Combo del pueblo.

Don Rafa va a cumplir 91 años y ya es leyenda. Su principal virtud como hombre de música ha sido mantener vigente y cohesionado a su Combo. Bueno, me equivoco, no es su Combo. Es El Gran Combo de Puerto Rico y del Mundo entero. Leyenda también.


Celebremos los 55 años de “La Universidad de la Salsa” como a ellos les gusta, celebremos bailando. 



Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Tatiana Pérez Rivera

Diez gobernadores y cuatro huracanes después de que en el 1962 Rafael Ithier Natal fundara El Gran Combo de Puerto Rico, aún la orquesta colecciona dos cosas: el sabor original y el cariño del pueblo al que representa. Y aquí estamos, 55 años más tarde, aplaudiendo a esta agrupación igualmente bautizada como “La Universidad de la Salsa” o “Los Mulatos del Sabor”, por el orgullo que provoca su consistencia en el terreno musical.

El secreto de El Gran Combo de Puerto Rico
Integrantes relatan cómo se logran 55 años de permanencia y éxito



El aniversario lo festejarán con el concierto This Is It!, que en el Coliseo de Puerto Rico tendrá lugar el 27 de mayo, a partir de las 8:30 de la noche. Como invitados figuran la India y Gilberto Santa Rosa.

Ithier ya tiene 91 años. Es caballeroso, cauteloso al responder y con la seguridad que los años le otorgan reconoce sus aciertos y desaciertos como creador y director musical de una orquesta considerada por sus fanáticos como patrimonio nacional. En medio de un aguacero torrencial nos recibe amable y agradecido de que retáramos el clima para encontrarlo. La claridad molesta sus ojos, así que pone y retira sus gafas oscuras con frecuencia. Cuando comienza a hablar “del Combo”, tiene la misma sonrisa que exhibe en tarima al dirigirlos.


Rafael Ithier: el líder del combo
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La orquesta ha vivido tiempos gratos y ha desafiado viento y marea,  pero  al repasar su historia  en la entrevista el saldo queda en positivo. “Yo creo que El Gran Combo, sin ser santos, ha sido un buen ejemplo. Yo hablo con los muchachos con mucha frecuencia y me siento muy orgulloso del comportamiento de El Gran Combo, de lo que significa para Puerto Rico. ¡Nosotros vamos por los aeropuertos y ni nos registran! Eso de verdad es un gran logro, porque nos hemos portado bien, hemos sido gente responsable con nosotros mismos y con lo que representamos y eso a mí me llena de un orgullo enorme, porque yo soy muy puertorriqueño. Olvídate de colores, no creo en nada de eso, yo creo en Puerto Rico, yo adoro a Puerto Rico y a mí me importa lo que pasa en Puerto Rico”, afirma convencido.

Cuando Ithier quiere relajarse escucha jazz y música romántica o “romanza”, como le decían cuando su tío fundó el primer trío del compositor Rafael Hernández, el Trío Borinquen. “Ahora le dicen balada. Te tengo que ser honrado, aquello eran poemas con música”, dice el hijo de padres mayagüezanos -Nicolás y Mérida-, quien creció en Monacillos, Río Piedras.

Las etiquetas musicales le causan risa porque considera que “la música es como una centrífuga”. “Nosotros cantamos No hay cama pa’ tanta gente. Esa canción yo la oí estando en San Francisco, California, y dije ‘me gusta’. Era de Ramito, era una canción de Navidad. Nosotros grabamos eso y se convirtió en un himno, ¡hasta nos llevaron a Barcelona a una despedida de año a cantarla! Ahora a eso le dicen salsa”, cuenta.

“A esto primero le decían música afrocubana, afroantillana, tropical, pero es música de los latinos y va a seguir siéndolo,  porque es la que más asimilamos. Esta música tiene vida si tú se la das con respeto y con conciencia de que a la gente hay que complacerla. Yo creo que no tendremos problemas con eso”, vaticina.

Como tampoco los tendrán si siguen aferrados al rigor con que operan. “La disciplina es la fuerza de El Gran Combo y el legado que podríamos dejar. Tocar bien o mal es un legado que deja cualquiera, yo creo que la durabilidad de El Gran Combo, su fuerza, está en su organización. Los muchachos me respetan mucho, yo los respeto mucho a ellos y para tomar una decisión esto no es así porque lo dije yo. No. Cuando hay que tomar una decisión, y creo es un poquito difícil, me siento con ellos y lo discutimos. Siempre ha sido de esa manera, pero hay una parte bien importante en esto”, alerta sobre la segunda parte de una historia.

“Normalmente se hace una orquesta y tiene un director y ese es el que manda, dice lo que va a pasar y paga. Aquí, desde el tiro, el director soy yo, para los efectos me hicieron el dueño de El Gran Combo y así lo entendí yo, pero aquí nos dividimos los éxitos y los fracasos. Hemos tenido muchos éxitos, modestia aparte, porque en 55 años decir que no hemos tenido ninguno sería yo hipócrita, pero también hemos tenido fracasos”, acepta.

Ithier diferencia una vivencia de la otra. Afirma que “el éxito tú lo disfrutas” mientras que “de lo que tú aprendes es de los fracasos”.“Y esos fracasos han sido bastantes, no tantos en comparación con los éxitos. Por ejemplo, hemos ido a tocar en una actividad y el que iba a pagar desapareció. Pues nos vinimos para la casa y nadie cobró. Pero entonces hay otro que me dice ‘te voy a dar $100 mil porque hagas el baile tal’, y le sacamos los gastos y nos dividimos los cien mil dólares en partes iguales. O sea, cuando hay mucho nos lo dividimos igual y cuando no hay na’ nos lo dividimos también”, detalla.

Para este aniversario le ilusiona haber invitado a la India (“¿quién iba a pensar que ella estaría con nosotros?”) y a Gilberto Santa Rosa, de quien aclara, “ese es de la casa”. “Y puede que haya una sorpresita”,  deja el tema en suspenso.


Más allá de la salsa para El Gran Combo de Puerto Rico
¿Cómo se lleva la música con la familia? ¿Cómo se combinan esas dos vidas?



Amenazado el sabor

Piénselo bien. Son 55 años procurando mantener vigencia en la cambiante industria musical. Fugaces no han sido, pero Ithier ha estado con el oído en tierra todo el tiempo para saber cuándo hacer los cambios apropiados.

“Siempre hemos tratado de dar un poquito más de lo que hemos dado”, reflexiona. “Aquí hubo una época en que el merengue se metió de tal manera que yo quiero que tú sepas que fue fuerte; íbamos a tocar en los bailes  y la gente se quedaba sentada, pero subía Wilfrido (Vargas) o Johnny (Ventura) y aquello se quería caer. Pues yo mandé a hacer cinco merengues y empezamos a tocar los bailes con un merengue y, después que los tenía en el salón, pues ya eran míos, de ahí yo me encargo”.

Los años en que se impuso la denominada salsa romántica también trajeron una alteración en el camino. Ithier reconoce que “muchas personas y fanáticos” le dijeron que “había que hacer otra cosa”.

“Incluso dentro del mismo grupo había gente que pensaba eso”, confiesa.

“Mandé a buscar un señor a quien admiro de una manera bárbara y le dije: ‘El Gran Combo es patrimonio nacional y hay que mantenerlo, hay que hacerle una serie de cosas que yo no puedo,  porque no tengo la preparación (musical), pero ustedes que son muchachos con una preparación grande, son los que tienen que coger este patrimonio’. Él me dijo: ‘lo que yo voy a hacer, don Rafa, le va a gustar’ y yo le dije: ‘te lo agradezco’. Ahí hicimos Ámame y Aguacero, que son de los estándar (clásicos) más grandes de El Gran Combo. A ese tipo le agradezco infinitamente porque más que ser un servidor de nosotros hicimos una hermandad, aprendí mucho de él”, cuenta.

¿Quién fue, don Rafa?, queremos saber. “No, no quiero herir sensibilidades”, despacha el tema con una sonrisa.Pedir ayuda no atacó su orgullo. Ithier aceptó que otra gente podía ayudar al Combo. “Pues lógico, si tú no puedes busca alguien que lo haga; lo entendí y nos dio muy buen resultado, aprendimos un montón. Había que hacer unas cositas para evolucionar dentro del estilo de El Gran Combo, sin dejar de serlo, y aquí estamos”, cuenta feliz de haber pasado el aguacero.


Las anécdotas de El Gran Combo de Puerto Rico
Cuerdas rotas, aviones incorrectos, pasmes en escenarios son sola algunas de los incidentes que nos cuentan los integrantes de la agrupación



Todavía tocan “amarraíto”, lo que significa que deben sonar “como una marcha”. “Es la manera de nosotros. Quien venga aquí tiene que adaptarse a El Gran Combo no El Gran Combo adaptarse a él”, dice.

A quienes han cuestionado cuánto más soportaría la orquesta con ese estilo, Ithier responde que quien decide es el público. “Las combinaciones ganadoras no se cambian”, insiste.


Chao Bach, hola Ramito

A los diez años, Ithier coqueteó con la guitarra y la dominó. El contrabajo lo espantó por sus dimensiones hasta que el piano que tocaba  su hermana lo cautivó.

¿Aprende rápido a tocar un instrumento?

No se me hace muy difícil aprender los instrumentos, no es que sea un virtuoso, pero resuelvo. Yo me puse por mi cuenta a tocar el piano y ahí me quedé.

¿Qué pianistas le gustan?

Mi ídolo grande se llamó Luisito Benjamín, un pianista puertorriqueño que de este género es el más grande que yo he visto.

¿Cómo uno encuentra su estilo?

A cantazos, porque uno no tiene la preparación musical como para decir ‘me voy a agarrar de Beethoven o de Bach’. A uno se le ocurre lo que se le ocurre y hace un estilo. Conozco músicos que han estudiado y se agarran mucho de la música clásica  y pueden llevarla a la música popular. Cuando yo me siento a hacer un arreglo pienso mucho en “Ramito” (Flor Morales), en “Chuíto el de Bayamón” (Jesús Sánchez Erazo), en el Cuarteto Marcano, que es lo que conozco. Me agarro de lo que oigo.

Quizás por eso su música conecta con puertorriqueños de todas edades.

Seguro, hombre. Y no estoy diciendo que soy el grande. He hecho una contribución ínfima, pero la he hecho de acuerdo a mi capacidad; yo tengo fe y creo en mí, porque soy positivo.

Complacer porque sí

Lo de “Timbalero” ya es epidemia. Una presentación sí y otra también, el Combo recibe la petición de cantar el pegajoso tema y la orquesta responde porque, según su líder, complacer y respetar al público está en su ADN.

¿Han pensado no tocarlo?

Óyeme había un pueblito -no te voy a decir el nombre- al que vamos a tocar fiestas patronales y la gente siempre quería que tocáramos el “Timbalero”. Había dos personas que siempre decían ‘yo no los traería más nunca’ porque se endiablaban. Un día tocamos “Un verano en Nueva York”, porque tiene un solo de timbal, y le gustó mucho a la gente. Cuando fuimos a acabar el público empezó: ‘¡Timbalero, Timbalero!’. Yo le dije a las dos personas: ‘¿Ustedes se dan cuenta de por qué  tenemos que tocar el Timbalero"?

¿Qué debe tener una presentación para que le satisfaga?

Yo miro  la reacción del público, si entiendo que no está muy conforme con la actuación de nosotros no me satisface porque pienso que no logramos el cometido.  Mi ambición es prepararnos para los distintos gustos del bailador.Nos respetan porque nosotros los respetamos a ellos. Nosotros tenemos que tener un respeto enorme por esa gente que está ahí, tocar ante 50 personas te parte el corazón -acuérdate que el fracaso artístico duele más que el económico- pero si hay cuatro ó diez ó veinte hay que tocar, y si hay cinco mil pues mejor todavía, es cuestión de respetar.


¿Qué significa El Gran Combo para la salsa?
Expertos hablan sobre que tiene el grupo que les ha permitido destacarse por encima de otros




El difícil adiós

Hay integrantes que han tocado toda su vida musical, o la mayoría, con la orquesta. Otros han decidido crecer en otra dirección y esas partidas suelen ser dolorosas; caldean ánimos entre los fanáticos y despiertan cobertura mediática. Sobre estos temas, don Rafael Ithier respondió.

¿Cómo se toman  las partidas?

Cada vez que ha sucedido eso a mí, y a mis compañeros, nos afecta. Vivimos más entre nosotros que con la familia y cuando tienes 20, 25 años con una persona y se te va del lado tienes que ser de hierro para no sentirlo. Quizás a mí me afecta un poquito más por una razón. Ninguno de los músicos que han entrado a El Gran Combo yo los conozco, sobre todo los cantantes. Nadie los conoce y cuando salen años después ya los conoce medio planeta. Nadie tiene un contrato que dice que tiene que estar todo el tiempo aquí, se puede ir cuando quiera, no tengo ninguna objeción a que cualquiera piense que mejor es estar siendo solista o salir de El Gran Combo. Sí, me duele, cómo no, pero si lo haces de la manera correcta me duele menos. Si te he dedicado 20 años a ti como compañero, me merezco que me digas ‘mira, no quiero seguir más’, pero no sigas andando porque yo creo que me merezco que lo hagas chévere.

Usted conoce las personalidades de todos los músicos como un padre.

Tienes un señor que tiene 44 años aquí, otro tiene 35, otro 28. ¿Por qué no se van? Porque quieren El Gran Combo, lo que representa para Puerto Rico y lo respetan. Ellos tienen una responsabilidad adicional, porque mucha gente, cuando llega una etapa de aceptación, se le van los humos a la cabeza, pero aquí no. Aquí hay una estrella grande que se llama El Gran Combo de Puerto Rico y somos como parásitos de El Gran Combo.

En el caso del pianista  Willy Sotelo, identificó en él habilidades administrativas  y confió en él.

Por una razón muy sencilla. Nosotros tuvimos bastantes managers y te tengo que ser honrado, con todos tuve algún problema porque llega un momento en que se creen con la autoridad de decir lo que hay que hacer. Llegó un momento que dije, ‘yo solo no puedo bregar con El Gran Combo’. Cuando me enfermé, William me fue a sustituir a Canadá y los muchachos estuvieron muy contentos con su actuación. Como estábamos haciendo un álbum le dije ‘quédate ahí un rato’. Él me dijo que había estado cinco años dirigiendo la orquesta de Frankie Ruiz y el Apollo Sound de Robertito Rohena. Tiene el conocimiento y, con los míos, lo voy a usar para manejarnos nosotros mismos. Te puedo decir que es cuando mejor ha funcionado El Gran Combo.

¿Qué le gustaría hacer?

Esto es un poquito difícil  admitirlo, pero  debe haber una unión de músicos. No es una casa que nos represente, es algo que cuando tú tienes una orquesta y está la situación difícil que yo te pueda ayudar y cuando yo esté pilla’o, entonces tú me ayudes a mí y al otro. A esa unión es a la que me refiero. He tratado, pero no he podido lograrlo porque no es fácil. En muchas ocasiones se ha logrado, pero no como yo quisiera que fuera.
18 may 2017 0 comentarios

17 de Junio: Una Noche de Salsa 8



Estamos a un mes del show Una Noche de Salsa 8 que, como siempre, presenta un cartel repleto de reconocidas figuras de la Salsa.

En esta edición los protagonistas serán: El Gran Combo de Puerto Rico, Tito Nieves, Grupo Niche, India, Los Van Van de Cuba, Maelo Ruiz y Los Adolescentes. También estarán de Perú Zaperoko e Internacional Mangú.

La cita está fijada para el sábado 17 de Junio, desde las 6:00 pm en el Estadio Nacional de Lima, Peru
16 may 2017 0 comentarios

Brian Lynch, Arturo O'Farrill y Pedrito Martínez ganan premio de Jazz



Ayer se dio a conocer la lista de ganadores de la edición 21 de la JJA Jazz Awards, organizada por la Asociación de Periodistas de Jazz (Jazz Journalists Association) en los Estados Unidos.

Entre los ganadores destaca el trompetista Brian Lynch , ganador del premio a Grabación del Año por su disco Madera Latino – A Latin Jazz Perspective on the Music of Woody Shaw (Hollistic MusicWorks). Además, Lynch ganó el premio como Trompetista del Año.


Otros ganadores fueron la Afro Latin Jazz Orchestra del pianista Arturo O'Farrill, reconocidos como Mejor Large Ensembley Pedrito Martínez, Percusionista del Año.


Arturo O'Farrill y su Afro Latin Jazz Orchestra


La ceremonia de entrega de los premios será el próximo 6 de junio en el Golden Unicorn Restaurant, 18 E. Broadway, New York City, a partir de las 5:30 pm

Pedrito Martínez


Mira aquí la lista completa de ganadores


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Combo Espectáculo Creación cumple 40 años



El Combo Espectáculo Creación, orquesta chalaca reconocida como la primera potencia salsera del Perú cumple cuarenta años y esta semana empezará a celebrar.

Este viernes 19 de mayo, la querida agrupación musical realizará un evento en el auditorio municipal de La Perla, donde estrenará el video-clip de su tema "Para la que se fue", para luego dar paso a un concierto especial.

La cita es a partir de las 7:00 pm en Calle Juan José Pardo 598 Urb.Benjamín Doig, La Perla, el ingreso es libre.
15 may 2017 0 comentarios

La Sabiduría de Eddie Palmieri



Fuente: Fundación Nacional para la Cultura Popular. Por Rafael Vega Curry

Si a alguien pudiera parecerle alguna vez que el sobrenombre con que usualmente se califica a Eddie Palmieri, “el Sol de la música latina” –título de una de sus grabaciones más famosas- es arrogante o excesivo, solo tendría que hacer un pequeño ejercicio para convencerse de lo contrario.

Ese simple ejercicio consistiría en cotejar la lista de sus éxitos, tanto musicales como en términos de los reconocimientos que ha recibido. Muchas de sus grabaciones, desde las primeras que realizó con la orquesta La Perfecta hasta sus posteriores combinaciones de salsa y jazz, han sentado pautas y deleitado a los melómanos del mundo entero. Sus premios incluyen un Grammy a los Logros de Vida, un título de Maestro del Jazz otorgado por la Fundación Nacional de las Artes (el más alto galardón que puede recibir un músico de jazz en los Estados Unidos) y la inclusión de su música tanto en el Registro Nacional del Congreso como en los archivos del prestigioso Instituto Smithsonian. Palmieri es, desde hace años, una figura central tanto en la salsa como en el jazz, tanto para el público y los músicos como para la academia.

Sin embargo, el maestro –que ya cuenta con 80 años de edad- no se duerme en sus laureles y acaba de publicar una nueva grabación, “Sabiduría”, su primera desde 2006. El título no es en absoluto gratuito. Este álbum refleja la experiencia acumulada durante toda una vida, en la que Palmieri ha sobresalido como pianista, director de orquesta y creador de conceptos musicales propios. Todas esas facetas están presentes en este nuevo disco, que además está hábilmente secuenciado.

La primera mitad del álbum está mayormente dedicada a destacar a los grandes solistas invitados, tales como Alfredo de la Fe en violín; Joe Locke en vibráfono; Donald Harrison en saxofón alto; Marcus Miller en bajo; David Spinozza en guitarra eléctrica; Ronnie Cuber en saxofón barítono y otros. Todo ello brinda un gran colorido al disco, sobre todo, como ya se dijo, en esta primera mitad.

La segunda mitad no es menos impresionante, pero es, por así decirlo, más convencional, pues se dedicó a la orquesta del maestro en sí, con los poderosos vientos y percusión que la caracterizan, así como sus combinaciones usuales de montunos y ritmos salseros con improvisaciones y armonías jazzísticas.

Desde el primer tema, “Cuerdas y tumbao”, Palmieri anuncia que vino a crear cosas nuevas. Aquí los vientos están ausentes, pues han sido sustituidos por el violín de Alfredo de la Fe –grabado a cuatro voces, algo que nunca antes se había hecho. La frescura y sabrosura de este número prefiguran la creatividad que continuará a lo largo de todo el disco.

Los tambores sagrados de la religión yoruba inauguran “Wise Batá Blues”, que luego se sitúa plenamente en el terreno del jazz con los solos de Donald Harrison y Louis Fouché. Aquí Palmieri entrega el primero de los cinco solos de piano que toca en este álbum, en su estilo inimitable que ameritaría un extenso e interesantísimo análisis.

“Sabiduría” es otra hábil fusión de estilos, por su tema zigzagueante –influencia, muy posiblemente, de la música de Thelonious Monk- y por los ecos rockeros que proveen los solos de guitarra eléctrica de David Spinozza. Una extraordinaria improvisación en bajo eléctrico en estilo funky, a cargo de Marcus Miller, le añade más potencia a esta interpretación.

El agradable sonido del vibráfono de Joe Locke sobresale en “La cancha”, sabroso tumbao en el estilo “clásico” de Palmieri. Locke volverá a hacer las delicias del oyente cerca del final del CD, en la pieza “Locked In”, con reminiscencias de Cal Tjader en su solo. A continuación, “Augustine Parrish” es el vehículo perfecto para que el saxofonista Harrison muestre todo su sentimiento, energía y creatividad melódica en su improvisación. Este número es un perfecto híbrido de salsa y jazz.



La pieza central del disco, tanto por su ubicación en la secuencia como por la profundidad de su expresión, es “Life”, tocada a piano solo por Palmieri en homenaje a su fallecida esposa. Lamentablemente, los gemidos del pianista, a lo Keith Jarrett, opacan ligeramente la belleza de la interpretación, al distraer al oyente. Al final de la misma, se escucha el llanto del maestro.

“Samba do Suenho”, con una atractiva melodía, y “Spinal Volt”, que pudiera calificarse como una salsa típica al estilo de Palmieri, inauguran la segunda mitad del álbum. En “Volt”, el maestro ejecuta un solo de piano gestual, basado en frases que no necesariamente son tan fluidas ni tan hiladas, pero que funcionan a la perfección.

Una agradable sorpresa es “The Uprising”, recreación instrumental del clásico “La libertad lógico”, a la que se le agregaron los cánticos de los indios de Nueva Orleans interpretados por Donald Harrison. La presencia de los batás, así como las improvisaciones de timbal y saxo barítono, le dan a esta pieza una potencia inolvidable.

El álbum concluye con tres excelentes interpretaciones que, si bien pudieran llamarse formulaicas –pues no se apartan de la combinación de salsa y jazz que Palmieri viene presentando hace años- son sumamente agradables. Estas son “Coast to Coast”, la ya mencionada “Locked In” y la descarga final, “Jibarita y su son”.

“Sabiduría” constituye una adición importante a la carrera discográfica de uno de los grandes maestros de la salsa y el jazz, un músico que siempre se ha labrado su propio camino a fuerza de creatividad y talento. Se trata de una grabación realmente memorable. Enhorabuena.
13 may 2017 0 comentarios

The Art of Latin Jazz por Oscar Hernandez



Fuente: Agencia EFE

Tras más de 40 años destacándose en el género de la salsa dirigiendo las orquestas "Seis del Solar", del panameño Rubén Blades, y la "Spanish Harlem Orchestra", el pianista puertorriqueño Oscar Hernández ha lanzado su primer disco como solista, e irónicamente de jazz, "The Art of Latin Jazz".

"Es increíble que este sea mi primer disco", dijo Hernández sobre su producción, que cuenta con diez canciones -todas composiciones suyas- y que grabó junto a su quinteto “Alma Libre” en dos días en el Stagg Street Studios en Van Nuys, California.

El quinteto de Hernández lo completan el saxofonista y flautista Justo Almario, el batería Jimmy Branly, el congüero y percusionista Christian Moraga y el bajista Jorge "Sawa" Pérez.

Según contó Hernández, el quinteto -de los cuales ninguno forma parte de la Spanish Harlem Orchestra- lleva al menos tres años presentándose en diversos festivales; eventos en los que aprovechaban para tocar todas las canciones del álbum.

Sin embargo, Hernández se decidió a armar la producción, que lanzó oficialmente el pasado 17 de marzo, bajo la disquera Origin Records, debido a la cantidad de composiciones que quería documentar en un álbum.

"Este es el primero de muchos más discos de jazz. El jazz es parte del panorama de la música, y que tratamos de expandir nuestro conocimiento en general y que se presta a la improvisación", sostuvo el veterano pianista.

"Las dinámicas son diferentes, pero es otra faceta de mi musicalidad y de mi arte como músico, otra forma de expresarme, no solo como pianista, sino como compositor", resaltó.


Nacido el 22 de marzo de 1954 en Manhattan y criado en el Bronx por sus padres puertorriqueños, Hernández comenzó a enriquecerse con la música latina en dicha ciudad neoyorquina, donde nació la salsa, por influencias de otros géneros caribeños, como la rumba, el mambo, la guajira, la pachanga y el guaguancó.

A los 12 años, comenzó a aprender a tocar la trompeta, pero luego pasó al piano, influenciado por el legendario músico de origen puertorriqueño Eddie Palmieri.

Tras participar en las orquestas “La Conquistadora” y “La Revelación”, con la que grabó un álbum con Ismael Miranda, Hernández pasó a la agrupación de Pete "El Conde" Rodríguez.

Luego, en 1976, se integró a la orquesta de Ray Barretto, con quien se adentra a las aventuras en el jazz latino.

No obstante, en 1983, Blades lo recluta como director musical de su grupo, “Seis del Solar”.

Hernández también formó parte del “Conjunto Libre”, de Manny Oquendo, y fue el director musical de la obra en Brodway "The Capeman", de Paul Simon, en 1998.

Varios años después, en 2001, Hernández entonces decidió armar su “Spanish Harlem Orchestra”, la cual ya ha lanzado cinco discos, "Un gran día en El Barrio", "Across 110th Street", "United We Swing", "Viva la tradición" y "Spanish Harlem Orchestra". De estos, ha ganado dos premios Grammy anglosajones.

Y a pesar de que Hernández debutó este año con su primer disco de jazz, el veterano músico aseguró que continuará trabajando en la salsa, género que considera su "pasión" musical.

"Es lo que más me agrada y me llena", aseguró Hernández, aunque dijo que actualmente "la salsa ha perdido impulso", pues según él, "la nueva generación de salseros no tiene la misma dinámica de las décadas del cincuenta, sesenta y setenta".

"Hay grupos que han llegado con menos interés. La salsa se fue desarrollando en Nueva York por tanto latino, las oportunidades y el ambiente, y eso creó un ambiente que era súper especial que ya no existe", sostuvo el también director musical de los musicales "¿Quién mató a Héctor Lavoe" y "La Lupe".
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Ismael Rivera: 30 años sin "la melaza que canta"


Hoy el mundo salsero conmemora treinta años de la partida terrenal de "El Sonero Mayor" Ismael Rivera, sin duda una de las voces capitales en la historia de este género musical.

En Puerto Rico, "un plenazo" frente a su panteón a manera de homenaje para el cantante que marcó un estilo y se quedó para siempre en el corazón del pueblo.

¡Maelo sigue presente, Ecuajey!

Ismael Rivera (derecha) junto a su "compadre eterno" Rafael Cortijo


Recuerdan los 30 años de la muerte de Ismael Rivera. Fuente: Agencia EFE

San Juan - Rafael Ithier, actual director musical de la orquesta El Gran Combo de Puerto Rico, rememoró en entrevista con Efe la carrera del cantante Ismael Rivera, de quien se cumplen hoy 30 años de su fallecimiento y cuya fecha se recordará con un "plenazo" frente a su panteón.

"Ismael era un dotado", resaltó Ithier a Efe sobre Rivera (1931-1987), conocido en el mundo artístico como "El Sonero Mayor", por sus dotes interpretativos en el "soneo", improvisación rítmica dentro de las canciones del género de la salsa.

"Yo hablo con la gente, y me preguntan sobre lo que hacía Ismael y no me creen: que la mayoría de las canciones que él grababa, no las escuchaba de antemano para saber cómo iba la melodía del tema", destacó Ithier sobre el legendario cantante y a quien este sábado recordarán en el cementerio de Villa Palmeras, en Santurce.

Ithier contó que conoció a Rivera mediante Rafael Cortijo, uno de los precursores de la salsa, la bomba y la plena, pues durante sus vacaciones, se hospedaba en una calle detrás de la centenaria Central High, adyacente a la Calle Culto, donde residía Cortijo, en el sector sanjuanero de Santurce.

Bautizado también como "El brujo", Rivera residía junto a sus padres, Luis Rivera Esquilín y Margarita Rivera García, en la Calle Calma, un poco distante de donde vivía Cortijo.

Rivera soñó desde niño con la idea de ser cantante, aunque trabajó como limpiabotas y albañil, según relata el libro "Historia de la salsa", del historiador, sociólogo y periodista puertorriqueño Hiram Guadalupe.

En 1948 y con tal solo 17 años, Rivera fue reclutado como "bongosero" en el Conjunto Monterrey, dirigido por Monchito Muley.

No obstante, en 1952, Rivera fue reclutado por el servicio militar para servir en el Ejército de Estados Unidos, aunque fue licenciado por no hablar inglés según la versión de algunos historiadores.

Tras su licenciamiento, Rivera se unió al Combo de Rafael Cortijo.

Sobre Cortijo, a quien Ithier siempre mencionó en la entrevista a Efe por su primer nombre y no por su apellido como mayormente los aficionados más le conocen, recordó que tocaba conga desde muchachito, pero su pasatiempo era bailar, mientras que Rivera cantaba.

"Yo tocaba piano. Lo que tocábamos era guaracha y plena. ¿Salsa? Ni pensarlo", rememoró Ithier, quien al igual que Cortijo, aprendió a tocar su instrumento de manera autodidacta.

"Cuando yo llegaba, se ponían a tocar una cosa que ni yo mismo sabía lo que era", admitió Ithier, quien junto a Rivera, Martín Quiñones, Miguel Cruz y Sammy Ayala conformaron a principios de la década del cincuenta el Combo de Rafael Cortijo.

"La Guarachera de Cuba" y "El Brujo de Borinquen": Celia Cruz e Ismael Rivera


Ithier recordó que una de las primeras grabaciones del grupo fue "Bombón de elena", escrita por Rafael Cepeda, patriarca del género autóctono de la bomba, e interpretada por Rivera.

"Cuando Ismael hizo eso, aquello explotó", resaltó Ithier sobre aquel momento que entonces catapultó a la agrupación a presentarse en Nueva York.

Otras reconocidas canciones que Rivera dejó en su legado, fueron "Maquinolandera", "El Nazareno", "Las caras lindas", "La Perla", "Dime por qué" y "Perfume de rosas".

Sobre esta última, Ithier recordó que cuando Rivera terminó de grabarla en un estudio en Nueva York, el legendario pianista le cuestionó al intérprete si de antemano conocía cómo tenía que interpretarla.

"Cuando terminó de grabar esa canción, yo le pregunté si conocía el tema. Me dijo: 'ese era yo, al menos que fuera un duende que pusieron ahí'. Así era él. Se paraba ahí sin saber el número y empezaba a cantar. Uno dice esto y la gente no lo cree, porque ahora tienen que practicar veinte veces", rememoró.

Con Cortijo y su Combo, no obstante, Rivera permaneció en el grupo hasta el año 1962, cuando de regreso a Puerto Rico después de una gira de presentaciones en Panamá, el artista fue detenido por posesión de drogas e ingresado en una prisión en Lexington, Kentucky.

A su salida de prisión, Rivera se reintegró a la agrupación de Cortijo y grabó los discos "Bienvenido" (1966) y "Con todos los hierros" (1967).

Sin embargo, tras una serie de presentaciones en Nueva York, Rivera creó el grupo Los Cachimbos, con la que grabó doce discos y siguió cosechando éxitos internacionales.

"Ismael era 'presentao' y se metía a cantar donde sea y se superó. Yo pensé que el tipo no iba a llegar y voló", resaltó Ithier del también intérprete de otros éxitos como "Perico", "Besitos de coco" y "Mi negrita me espera", y quien murió de un infarto en su hogar el 13 de mayo de 1987.