Don Lucho Macedo (1930-2017)
Ha muerto Lucho Macedo. El pianista y compositor peruano Lucho Macedo falleció esta mañana, víctima de un cáncer de vejiga y colon, el cual venía tratándose en los últimos años.
Luis Young Aguero fue el indiscutido protagonista de la música tropical en el Perú desde que, en plena década del 50, conformó La Sonora de Lucho Macedo con la que destacó dentro y fuera de nuestra patria, dejando especial huella en Colombia y Venezuela.
Esta noche conversaba desde Cali, Colombia, con el genial (pianista también) Alfredito Linares quien recordaba que tal era la efervescencia popular de la que gozaba La Sonora que, al lado del trompetista Guido Herrera, él tuvo que que formar una "segunda Sonora de Lucho Macedo" debido a la gran demanda que había por su música en la Lima de mediados de siglo pasado.
Nacido el 18 de Febrero de 1930, el año pasado le dedicamos a Macedo un espacio en nuestro blog para saludarlo y reseñar algunos datos biográficos y años atrás destacamos también el homenaje que la APDAYC le dedicó por su destacada trayectoria musical.
Lucho Macedo al lado del dominicano Alberto Beltrán
Macedo grabó con Tito Rodríguez, Daniel Santos y Alberto Beltrán, solo por mencionar algunos de los nombres extranjeros que acompañan su biografía. En cuanto a los músicos locales, su grupo musical fue una verdadera escuela, el "trampolín a la fama" de otros grandes del género. Es por eso que cualquier recuento respecto a la música bailable en Perú estaría incompleto si no se destacara lo que hizo Macedo, especialmente en la época de su popular Sonora.
Cuando años atrás la disquera VampiSoul editó una serie de cuatro volúmenes titulada Gózalo, Bugalú Tropical, el escritor y cinéfilo Carlos Torres Rotondo dedicó una líneas para resaltar la dimensión e importancia que La Sonora de Macedo tuvo:
Todos los fines de semana se celebraban fiestas con música en vivo en las que podía escucharse a las orquestas de César Santa Cruz, Charlie Rodríguez, Al La Roca, Richard “Turco” Baris, Armando Boza, Roberto Mori, Carlos Pickling, Freddy Roland y Eulogio Molina, que introdujo el chachachá. Sin embargo, en el centro de la movida tropical destaca nítidamente La Sonora de Lucho Macedo, la primera de su tipo en un medio poblado exclusivamente por orquestas. Sacó a la venta más de 80 LPs e innumerables discos sencillos. De todas las agrupaciones fue la que tuvo mayor proyección internacional.
A lo largo de los años hizo giras por Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela. Fue quien acompañó a Celia Cruz y Bienvenido Granda en sus respectivas visitas en 1955. Además exactamente dos décadas después, ya en la época de la Fania, viajó para compartir escenario con Johnny Pacheco, Charlie Palmieri, Joe Cuba, Jimmy Sabater y su principal inspiración, La Sonora Matancera.
Más allá de sus incontestables méritos profesionales, Macedo hizo un aporte trascendental cuando reclutó músicos que poco más tarde fundarían las agrupaciones más importantes del bugalú. Por momentos, su carrera parece la columna vertebral de toda esta historia.
El primero en independizarse de su conjunto fue Joe Di Roma. El bongosero Ñiko Estrada salió poco después para crear su Sonora Antillana, a la que convirtió rápidamente en la segunda más importante de fines de los años cincuenta.
Junto a los grupos dirigidos por Macedo y la banda de su discípulo, La Sonora Sensación de Mario Cavagnaro completaba el trío de conjuntos tropicales contemporáneos de mayor popularidad. Todos se conocían. Pese a la constante rivalidad, solían reunirse para intercambiar impresiones y experiencias en El Patio, un restaurante ubicado frente al Teatro Segura, el mismo lugar donde treinta años antes se escuchó por primera vez música afrocubana.
El escenario era el mismo pero los protagonistas habían cambiado por completo.
De la Sonora de Macedo salieron también el contrabajista José Pepe Hernández, los percusionistas Mario Allison y Coco Lagos, el trompetista Tito Chicoma y el cantante Charlie Palomares; es decir, casi todos los protagonistas de la era dorada del bugalú a mediados de los sesenta, cada uno de ellos director de una agrupación propia, sea ésta sonora u orquesta. Y esto sin contar a otros actores principales: Pablo Branda “Melcochita”, maestro a la vez en el son y en la comedia, y Alfredo Linares.
Este último, multi-instrumentalista pero dedicado principalmente al piano, apenas había cumplido los quince años cuando ingresó a la agrupación. Era 1962 y Macedo vivía el esplendor de su carrera. Todos los sábados tenía contratadas tantas fiestas que se vio obligado a crear una sonora A y otra B para poder tocar simultáneamente en dos puntos de la capital.
Lucho Macedo iba primero donde se encontraba la A, tocaba un set, y luego se desplazaba a la fiesta donde tocaba la B. Alfredito Linares reemplazaba al maestro en los intervalos. Luego de una salida intempestiva, el pianista se fue a grabar con Ñiko Estrada, antes de convertirse él mismo en director musical.
(…)
El apogeo de las orquestas tropicales coincide con el bugalú. A estas alturas el escenario ya no era el mismo. La masiva migración interna hacia la capital determinó un cambio radical en la música popular, surgiendo así la cumbia peruana, también de base tropical. La influencia afrocubana, sin desparecer ni mucho menos, deja un espacio a la influencia colombiana. Lucho Macedo grafica en una anécdota lo sucedido: “Los discjockeys recién empezaron a organizar fiestas cuando llegaron los grupos chicha. Alterné con ellos hasta una vez en el Club de Tennis de La Victoria, en la que se desató una pelea con puñaladas y botellazos. Mi cantante, Lina Panchano, dijo que jamás volvería a tocar en esos sitios. Poco después me fui al Tumi, un restaurante en el que me mantuve durante gran parte de los setenta. Fue ahí donde grabé con Tito Rodríguez”. Con la nueva década el mercado fue tomado por la cumbia y la salsa. Una época había llegado a su fin
Don Lucho Macedo en su domicilio
Macedo hizo bailar no solo a los peruanos. En Venezuela animó los carnavales y en Colombia (tal vez igual o más que en su propia tierra) los aficionados musicales y melómanos están recordándolo desde esta mañana, cuando la noticia nos sorprendió. Alfredito Linares nos comentó que en los últimos años hubieron gestiones para que Don Lucho viajara a Medellín, gira que no pudo concretarse.
Sus restos se vienen velando en la iglesia Santa María Reina (en San Isidro) y mañana el sepelio se realizará en el cementerio Parque del Recuerdo de Lurín.
Descanse en Paz Lucho Macedo
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