Ultima noche de Fidel en La Habana
Eloy Jaúregui sigue viviendo y compartiendo sus sensaciones alrededor de las ceremonias de despedida del pueblo cubano a Fidel Castro. Esta es su más reciente reporte, cuando los restos de Castro dejan La Habana y van hacia el Oriente cubano....
TEXTOS DESDE LA HABANA (5)
ÚLTIMA NOCHE DE FIDEL EN LA HABANA
Por ELOY JÁUREGUI
La Habana, Cuba.
Miércoles 30 de noviembre del 2016.
La última noche de Fidel Castro en La Habana no termina todavía. Ayer, desde el final de la tarde cuando se inició la Ceremonia Oficial del duelo en la Plaza de la Revolución, un millón de personas soportaron los discursos en todos los idiomas de los diferentes presidentes de todas partes del mundo que llegaron a la despedida del líder cubano y que tuvo una pausa luego que el actual presidente Raúl Castro pronunciara unas emocionadas palabras pasada la medianoche. Pero cuando despuntaba la madrugada Fidel Castro, como si estuviese vivo, siguió uniendo a su pueblo a lo largo del último trayecto que emprendió hoy a su destino final en la provincia de Santiago de Cuba.
Hoy he vuelto a comprobar que caminar La Habana es sentir un sol esplendoroso pero agresivo. Andar en esta ciudad es sentir un vientecillo fresco pero escaso. Hoy, circular por las amplias avenidas habaneras es estremecerse con un silencio conmovedor. Apenas el ruido de sus carros antiguos y el rumor de las “guaguas”, aquellos buses públicos que jamás circulan vacíos. Pero ahora, cuando el cortejo fúnebre, esa recipiente de cedro cubierto de una urna de vidrio de un metro de largo y alto llevándose las cenizas de Fidel Castro hasta donde inició su gesta revolucionara en 1956 en la zona de oriente de la isla, es ser testigo de aquella marcha a la inversa llamada “la caravana de la victoria” que esa vez tenía la algarabía popular de aquel triunfo de barbudos y que hoy tiene el llanto y la más íntima tristeza que abate en estas horas al pueblo de Cuba.
Las vías habaneras siempre festivas como Plaza, calle 23, La Ramba, Malecón, hoy desde las siete de la mañana han asistido para ser testigos del cortejo fúnebre que en velocidad media circula ahora mismo abrazado por la congoja masiva y popular. Nadie habla, todos se miran tratando de comprender cómo es que su comandante en jefe ya no exista más. Fidel Castro se ha despedido de La Habana donde estuvo siendo velado desde el último sábado. Entonces, entre hombres y mujeres, jóvenes y viejos, no se reza pero sí se repite con una disciplina voluntaria unos versos que desde ayer lucen sobre las paredes del Teatro Nacional: “Y esto que en sombra se volviera luz / Tiene un nombre, solo tiene un nombre /Fidel Castro Ruz.
(Continuará).
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