14 jun 2016

Estrellas siguen visitando el Museo de Jairo Varela


Junio ha sido un mes importante para el Museo de Jairo Varela en Cali, ya que ha recibido la visita de importantes figuras del cantar salsoso.

Ismael Miranda con Alex D'Castro estuvieron el fin de semana pasada y Charlie Aponte lo visitó diez días atrás. Este tipo de eventos refuerzan la imagen e importancia de este recinto que se viene convirtiendo en punto de referencia de la afición salsera caleña.

A continuación las reseñas respectivas....

Cristina Varela, Ismael Miranda, Alex D'Castro y Umberto Valverde


Ismael Miranda y Alex D'Castro

Como si se tratara de un concierto y con gran respeto por su público, Ismael Miranda y Alex D’Castro se presentaron en el Museo Jairo Varela, de Cali. Allí, en el segundo piso de la Plazoleta que lleva el nombre del fundador del Grupo Niche, los  salseros se profesaron un sentimiento mutuo que va más allá de la música, y es su fe en Cristo.

Tuvieron un público conformado por varias generaciones, como  una chica de 20 años que les agradeció por seguir cultivando “la salsa clásica, de la que muchos nos perdimos, pero que heredamos de nuestros padres”.

“Creí que iba a llegar a un museo que iba a ser en la zona rural, no sabía de la Plazoleta, que iba a ser un sitio tan bonito, tan bien presentado, Dios siempre tiene un buen propósito, yo iba a dar unas maraquitas y una fotico, pero me voy a poner serio y voy a donar algo que valga la pena”, confesó.

Contó que conoció a Jairo Varela en 1986. “Compartimos tarima en varios lugares. Es lindo que ustedes tienen estos recuerdos de él. Lo admiro porque puso el nombre de Colombia en alto. Siempre iba pa’lante. Cuando inventaron la reversa, él no estaba, porque siempre iba para adelante”, dijo Miranda, intérprete de Señor Sereno, Caretas, Así se Compone un Son.

Por su parte, Alex D’Castro habló de Miranda con la devoción de un discípulo: “Estamos frente a una figura muy importante de la música, activo siempre, en unas condiciones tremendas, que respeta a su público, es un hombre de bien, sano, de familia. Desde  jovencito trabajé con él,  me pagaba poco y me fui (risas).  Él es mi padrino de boda, cantó en mi boda.  El Señor se ocupó de unirnos y cuidarnos”.

Admitió incluso una travesura que hizo en la Universidad de Puerto Rico, aprovechándose de su cercanía a  Miranda: “Había una clase que  necesitaba aprobar, y le dije al profesor, en mi inglés que es malísimo: ‘Yo estoy en la Fania All Stars’,  y me lo llevé  a las fiestas con él.  Yo creía que estaba en la Fania, y es que Ismael es la Fania,  él entra al escenario y lo transforma.  Para nosotros los salseros él no es una estrella de la Fania, es un planeta de la música tropical”. “Me asusté, pensé que ibas a decir reliquia”, bromeó Ismael.

D’Castro habló además del milagro que obró Cristo en él: “Nunca me di un pase de coca,  pero aún así perdí la voz y eso me dio una depresión tremenda.  Pude hacer un alto en el camino, que es tan necesario (por eso me gusta tanto  esa canción de Jairo Varela). Cristo dice ‘Si vienes a mí yo te restauraré’ y restauró  mi voz, mi familia, mis hijos. Fui un instrumento en la vida de este muchacho -dijo señalando a  Ismael- y lo bauticé en las aguas como pastor. Es un privilegio ver a alguien nacer de nuevo”. Y selló su confesión con un beso fraternal a Miranda.  



Este último, quien deleitó al público del Museo al interpretar ‘Las 40’, hizo otra confesión: “Yo fui un niño que nunca estudió, no creía que iba a hacer nada, y al tener dinero y no tener muchas cosas y  no tener cerebro, usé todo lo que mi Dios me dio para mal utilizarlo, y caí en el vicio,  hice  un montón de cosas que no debía.  Pero yo le doy gracias a Dios que pude recapacitar rápido. Fui bautizado en mi casa por este hermano (D’Castro). Los salseros pensamos que vamos a perder muchas cosas si entregamos nuestra vida a Dios, pero  cuando lo hacemos, las cosas se ponen más chéveres”.


Habla Ismael Miranda:

"Una vez Héctor Lavoe se puso (sin mi permiso) mi traje nuevo y al coger el micrófono, la electricidad le dio un sacudón,  cayó encima de los timbales y me hizo trizas la ropa. Le advertí que si no me la pagaba, le partía  la cara.  Nunca me la pagó”,

“La Fania sigue siendo la compañía más grande en la historia de la música latina. La mayor parte de los artistas de Puerto Rico, Centroamérica y Nueva York, pertenecían no solamente a la Fania sino a todas las compañías que compró Jerry Masucci. Él gastó millones de dólares  para que esta música se escuchara en todas partes. Él hizo un trabajo  brutal”.

“Mucha gente habla cosas negativas de Jerry, yo nunca, porque yo era un nene de 16 años que no tenía mucho porvenir.
 A los 15 años  fui preso y después en varias ocasiones. Cuando niño yo no me veía con mucho futuro,  me crié en un lugar muy malo, prácticamente solo, no tenía quién me guiara. De vivir en la calle, porque para eso iba, a los 17 años firmé con La Fania y de pensar que toda mi vida  iba a ser un Don Nadie me encontré en una compañía con muchos artistas   que se convirtieron en mis papás y en  mis grandes amigos, Tito Fuentes, Celia Cruz, Cheo Feliciano. Jerry Masucci  me pagaba mucho  dinero, me compró mi primera casa”.



Charlie Aponte: La salsa en el mundo está viva, gracias a Cali y a Colombia

» Feliz y orgulloso de conocer el Museo Jairo Varela, se declaró Charlie Aponte durante la visita que el inolvidable cantante del Gran Combo de Puerto Rico hiciera al santuario de la salsa en Cali, atendiendo la invitación que gentilmente le hicieran Álvaro Gómez y Umberto Valverde.

Con su vitalidad, jovialidad y simpatía irradió el recinto que lo recibió con música de fondo. Oír los acordes de Cali Pachanguero le erizó la piel. Ver el traje y la peluca de Celia Cruz le encharcó los ojos. Y apreciar las miles de imágenes, donaciones de artistas, recuerdos inolvidables de Jairo Varela con el Grupo Niche y demás elementos que hacen grande al museo, lo obligaron a hacer una pausa, cogerse la cabeza con las dos manos y expresar: “La salsa en el mundo está viva gracias a Cali”.

Palabras que no fueron un cumplido. Salieron del corazón de un hombre sensible, tan sensible, que decidió abandonar la orquesta que lo acogió durante 41 años para poder disfrutar del calor de su hogar, su esposa y sus cuatro hijos. Y fue Lucas, el menor de ellos (17 años), el que le tocó la fibra cuando le dijo a su mamá: “Mira… en la puerta hay un señor que quiere entrar”. “Oye… ese es tu papá…” le respondió su madre.

De inmediato se fundieron en un abrazo y ambos -con lágrimas en los ojos- decidieron crear una “Nueva historia” título de su álbum que ya sacó como solista y “Para festejar” juntos, título de la canción que abre el repertorio.

Y no es que Charlie sea un padre irresponsable. Ni mucho menos. No había podido compartir en familia porque de los 41 años que estuvo como vocalista del Gran Combo, durante 39 no tuvo vacaciones. Ingresó a la Universidad de la Salsa cuando contaba con 22 años, en reemplazo de Pellín Rodríguez para acompañar en tarima a Andy Montañez. Su primera gira lo trajo a Cali, ciudad donde hizo su primer baile en la caseta Tropicaña. Y su despedida también fue en Cali el 30 de diciembre de 2014, en el Living Concierto de la Feria en el Diamante de béisbol.

No fue coincidencia que Cali -la capital mundial de la salsa- fuera el debut, en 1973 y despedida, en el 2014, de un grande de la salsa como Carlos Juan Aponte Cruz, nacido un 2 de febrero de 1951 en Bayamón (Puerto Rico), para gloria del mundo.

Con la humildad que lo caracteriza, compartió mesa con Cristina Varela (la hija de Jairo); José Aguirre (director del Grupo Niche) y Umberto Valverde (escritor, cultor y promotor de la salsa en Cali). Sin titubear, Charlie aseguró: “El Grupo Niche le dio tanto prestigio a Colombia ante el mundo, como El Gran Combo se lo dio a Puerto Rico”.



Esas frases tocaron a Cristina, la hermosa morena hija de Jairo. Con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, hizo un anuncio que conmocionó al nutrido auditorio que recibió a Charlie: “Juanito Murillo, en nombre de los percusionistas de Cali y Colombia, trae para el museo Jairo Varela un poster del “mago del timbal”, Douglas Guevara”. El sentimiento la dejó muda.

Juanito, timbalero del Grupo Niche, tomó la palabra y corroboró la noticia. El auditorio también quedó mudo: Douglas, el eterno pana y timbalero de Jairo Varela, había fallecido el pasado 30 de julio de 2015 al no soportar la anestesia para un trasplante de riñón. Y hoy, frente a Charlie Aponte, entraba a engrosar la galería de los grandes.

Charlie, cauto pero con ganas de soltar otra chiva, anunció que él también haría su aporte al museo con una de las piezas que se remontan a los orígenes del Gran Combo. Y ahí dejó la expectativa.

Los asistentes al museo se miraban entre sí. Los integrantes del Grupo Niche, cuchicheaban. Los Gemelos de la Salsa (antigua Alquimia) divagaban. El Asesor de la Alcaldía de Cali en lo concerniente a la vida nocturna, Alejandro Vásquez, juraba que sería la primera partitura de la orquesta. Los periodistas azuzaban para que diera una pista… Eso solo lo sabe Charlie. Y ojalá pronto lo sepa el mundo.

El tiempo pasaba y nadie se quería ir. Charlie posaba, se tomaba fotos, firmaba autógrafos, se abrazaba con todos. Cristina sollozaba, José se acicalaba la guayabera y Umberto -como buen anfitrión- iba y venía para que ninguno de los periodistas se quedara sin las impresiones de Charlie.

Todos, absolutamente todos, ovacionaron al maestro con un sonoro aplauso de despedida. Cristina volvió a llorar. Umberto a sonreír. Y todos, absolutamente todos, desearon que Charlie volviera a Cali… con el regalito en la mano.

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