A sus 70 años, Eliades Ochoa promete esta noche recordar a Buenavista Social Club.
Eliades Ochoa promete esta noche armar la rumba, la que suena en Cubita la bella, pero esta vez en Lima, en pleno Miraflores acompañado del grupo Patria. A sus 70, sigue cantándole al mundo, orgulloso de su son y de Buenavista Social Club, un encuentro de grandes que nació para trascender.
- ¿Usted fue el “más chico” de Buenavista Social Club?
El nieto... jajaja. Yo entré de 49 años y me encontré a muchos con sesenta, setenta, setentaitantos. Era uno de los niños.
-Lo de Buenavista fue un fenómeno irrepetible...
Han pasado veinte años y se sigue hablando del disco, del grupo. Y fue algo irrepetible, primero, por la calidad que tiene la música cubana, con todo el respeto de los demás ritmos que se escuchan en cualquier parte del mundo, nosotros tenemos un ritmo fuertísimo. Y lo otro es que, los que participaron, los fundadores, te hablo de Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, Rubén González, Omara Portuondo y yo, todos traíamos una cadena de victorias como artistas.
-El mundo descubrió a gente que ya era gigante. ¿Ry Cooder, como productor del disco, se llevó todas las palmas?
Ry Cooder no junta a nadie, se adapta a lo que nosotros estábamos haciendo. Cooder llega siendo un no conocedor de la música cubana, por decirlo de alguna forma, pero el que nos reúne a todos fue Juan de Marco González, el dueño de la orquesta Afro Cuban All Star. Unos se habían jubilado, otros estaban haciendo otras cosas, De Marco se encarga de reunir a todo el grupo, menos a Eliades Ochoa.
-¿Cómo sale el disco entonces?
Yo estaba contratado desde Londres por el sello World Circuit para grabar en La Habana un disco con unos músicos africanos, y como estos no llegaron, el dueño de la discográfica pide hacer un disco de música cubana. Fue así que encargaron a Juan de Marco a buscar un cantante, Ibrahim; un pianista, Rubén Gonzales; un sonero y buscaron a Eliades y es así como sale el Buenavista.
- ¿Imaginaron la trascedencia que tendría el disco?
Nunca, jamás pensamos en lo que iba a suceder, nosotros solo fuimos a trabajar con mucho amor y respeto, como hacemos siempre a la hora de hacer un disco, un trabajo, un concierto.
- ¿Qué escucha la gente joven hoy en Cuba?
Todo tiene su público, a la gente mayor le gusta el bolero, hay gente que le gusta el son, a la juventud le encantan ritmos de otros países.
-¿Cómo ve los cambios en Cuba? ¿El restablecimiento de relaciones con los Estados Unidos?
Me parece muy bien y debe ir en avance, todos los días se deben ir discutiendo y haciendo cosas nuevas a favor del pueblo. Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos da mucha alegría para los Estados Unidos, para las familias que viven en Cuba y para los cubanos que están fuera.
Alfredo Falú ha vuelto. Motivado por el deseo de su nieta Ninotchka de aprender a tocar el piano, Alfredo regresó a los estudios de grabación (después d eun prolongado paréntesis) y acompañado de sus hijos Yamill y Kevin nos entrega Recrudescence, una muestra balanceada de Salsa y Jazz Latino que presenta a un combo de muy buenos músicos y un repertorio muy bien seleccionado.
Alfredo empezó su carrera con Angel Nater y con el recordado pianista y arreglista Jorge Millet. Sin embargo, la mayoría de los salseros reconocemos su paso durante toda una década (1974-1983) dentro de la orquesta de Bobby Valentín y a cargo del saxofón barítono.
Alejado de la banda de Valentín, Falú se embarca a su primera experiencia como solista y conforma su orquesta La Nueva Salsa, de corta vigencia. Al poco tiempo (1986) postula e ingresa a la Banda del Army donde se quedaría por veinte años hasta que, afortunadamente para nosotros, se decide a grabar Recrudescence.
El oyente gozará cuando escuche el gran sonido de Falú y su grupo musical en un disco de gran calidad musical. El único "reproche" es que el disco traiga solo seis temas, pero el esfuerzo ha valido la pena. Alfredo Falú ha vuelto... Y de que manera! Oyelo que te conviene....
Esta vez no ocurrirá como aquella vez de hace dos años atrás, cuando fue una falsa alarma.
Ahora sí podemos confirmar que, después de 26 años, Eddie Palmieri y su banda de Salsa regresarán a Perú.
En la web de Palmieri, sección "Tour Dates" apareció la siguiente imagen:
anunciando una presentación el próximo mes de Octubre.
Como debe ser fuimos a la fuente y nos comunicamos con Edward Palmieri II, el hijo y manager del Maestro Palmieri, quien escribió lo siguiente:
"Edward Palmieri II <@aol.com>
ParaEduardo Livia Hoy a las 17:03
Eduardo,
Contracts have been signed :)
The Palmieri's are so excited to finally return to Peru and see people who truly adore Mr. Palmieri's career and music.
I am working on having everyone from Peru who attended Mr. Palmieri's concerts in Colombia as our guest for the show.
Say hi to the family!!!
Un abrazo,
Eddie Palmieri II"
Esto confirma al 100% que el contrato ya está firmado y que los Palmieri están muy emocionados de finalmente regresar a Perú y ver al público que realmente adora la carrera y música del Maestro.
Palmieri pretende tener un detalle especial con el grupo de peruanos que estuvimos en Colombia en Octubre del año pasado.
Sin duda Octubre será un mes de mucha Salsa. Primero se confirmó (semanas atrás) a Rubén Blades. Ahora se confirma a Eddie Palmieri... La crema de la crema... Salsa de Verdad!
La Orquesta Aragón es una leyenda viva de Cuba que defiende la música patrimonio de la isla, las raíces del son, el chachachá y la rumba. Pertenecer a esta es un orgullo para sus músicos y constituye su propia vida.
Rafael Lay, a sus 56 años, actual director de la llamada ‘Charanga eterna’, habló a propósito de su próxima presentación en el Teatro Jorge Isaacs, hoy jueves 23 de junio, a las 8:00 p.m.
¿Qué piensa del público caleño?
Es un público muy alegre, desde hace mucho tiempo estuvimos ahí y no ha cambiado. La alegría del caleño sigue siendo la misma, es trasnochador, fiestero. Acostumbra a ir a nuestros conciertos, porque es muy conocedor de nuestra música y de nuestra historia y nos exige un repertorio tradicional, aunque queremos siempre mostrarles temas un poco más actuales, siempre quieren los tradicionales. Para esta ocasión les dije a los muchachos que seamos disciplinados y que cantemos lo que ellos quieren escuchar, para que salgan complacidos y contentos. Ya de Cali nos mandaron las propuestas y no vamos a entrar en ningún tipo de contradicción. El público que vaya al concierto se encontrará con el repertorio que ellos quieren escuchar.
¿Su padre estuvo en Cali con la Orquesta? ¿Usted lo acompañó?
Mi padre estuvo en Cali en 1977, en Las Vallas. Yo tenía 18 años, estaba finalizando mis estudios y aunque ya hacía presentaciones con ellos no pude acompañarlos esa vez.
¿Qué legado le dejó su padre que tiene en cuenta como director?
Que fuera tan amante, tan fiel a la música de la Aragón, fue una de las principales herencias que hemos recibido de nuestro padre y de esa generación, que llevó a la orquesta a su máximo de calidad. Heredamos ese resultado y un público que durante tanto tiempo le ha hecho seguimiento a la historia de la orquesta. Nos enseñó cómo hay que trabajar en el día a día en esta profesión, aunque parezca que no, hay que estar preparando todo lo que va a suceder en la siguiente ocasión. Nos enseñó que hay que trabajar el presente, en el público actual, con la experiencia del pasado, pero mirando hacia el futuro.
Su padre tuvo muchas ofertas para irse del país. ¿Qué cree que lo mantuvo siempre fiel a Cuba?
Yo te voy a decir una cosa, el artista está donde considera que tiene más expectativas su trabajo, su arte. En el caso de la Orquesta el arraigo a Cuba ha sido fundamental, el estar en contacto directo con el quehacer del cubano, con lo cotidiano; sería bastante difícil estar fuera de Cuba por mucho tiempo, porque el hilo conductor, el cordón umbilical, se perdería. Para un solista quizás sea más fácil radicarse fuera de su país, pero para una agrupación con 14 miembros es muy complicado y riesgoso. Las ofertas han sido de trabajo, la orquesta ha estado de gira en los países donde el público la solicita.
¿Para usted cuáles son las canciones que se han convertido en himnos en los países que ha visitado?
‘El Bodeguero’ es la más internacional, es un chachachá que ha sido versionado por infinidad de intérpretes. Está el caso de las versiones que se hicieron de ‘Cachita’ o de ‘Pare cochero’, que es un son de los años 30 en Cuba, interpretado por los sextetos y la Aragón ha hecho una versión que ha sido la bandera: está ‘Sabrosona’ que es un tema propio de la Orquesta, muy versionado por los salseros, en la época de La Fania, de la salsa. En Colombia, en todo concierto tenemos que cantar: ‘Quiéreme siempre’, ‘Aprende muchacho’ y ‘Guajira con tumbao’. El sonido que la Orquesta le imprime, el adorno musical, la instrumentación, y la manera de interpretar sus temas ha sido lo más apreciado.
¿Qué piensa de la apertura que vive Cuba, que recibe hoy en día a diario a muchos artistas del mundo?
Mira, el caso nuestro, del cubano, por su idiosincrasia, por su hospitalidad, por su manera de ser, está preparado para recibir a todo foráneo que quiera estar en Cuba, que quiera compartir con nosotros. Si ya viene una avalancha de gente, debemos crear una infraestructura que es lo que no tenemos. Pero desde el punto de vista social estamos preparados para recibir a todos los que quieran venir a visitarnos.
¿Qué significa para ustedes estar cumpliendo 77 años? ¡Son leyenda!
¡Ahhh! Mira, estamos felices. Yo estoy muy satisfecho de estar cumpliendo esta cantidad de años, no solamente por cumplirlos, sino por la trascendencia que va obteniendo la agrupación. A la juventud siempre la hemos tenido presente, desde que la orquesta se formó. Los jóvenes tienen su propia manera de expresarse, porque tiene su propia realidad. La juventud siempre ha estado al tanto de la orquesta como un valor, un legado, un referente de una de las épocas más prolíficas de la música cubana. Los artistas jóvenes ven en la Aragón uno de sus oponentes más clásicos y oírla tocar aún en vivo les resulta muy satisfactorio. Nos sentimos contentos de mostrar este formato orquestal, bien cubano y con géneros de nuestro acervo cultural.
Y van a presentar en Cali a un integrante nuevo, ¿quién es él?
Es nuevo para los caleños, pero está desde el 2013 con nosotros: Sixto Llorente. Fue muy popular en Cuba entre los cantantes soneros, de la generación de los años 80 y 90. Nosotros muy contentos de tenerlo en nuestra formación y va a ser una revelación para el público caleño.
¿Cuántos músicos son en escena? ¿Y cuál es el secreto para dirigir a tanta gente?
Somos 14. Hay dirección en el escenario y fuera de él, no solo se trata de marcarlos en escena, sino de su estado de ánimo, para saber a qué te vas a enfrentar hay que ser hasta sicólogo, la dirección conlleva un poco de cada cosa, eso lo heredamos de nuestro padre. Hay qué conocer el temperamento de cada músico.
¿La Aragón compartió escenario con Celia Cruz?
Celia y la Sonora Matancera compartían escenario en Radio Progreso, la emisora que acogió a la orquesta cuando emigró a la Habana y logró entrar a la isla. Celia cantó con todos los cantantes que pasaron por la orquesta y en su momento, con la nuestra, eran increíbles en escena.
¿Con este auge del reguetón, cree que los jóvenes sí están dispuestos a preservar los géneros cubanos?
Nuestros géneros cubanos ya tienen valor patrimonial, van a estar presentes, no de moda, porque el tiempo pasa, las generaciones se suceden y cada época tiene su propia manera de expresarse. No tengo nada en contra del reguetón, ellos tienen su discurso, su lenguaje muy popular, correspondiente con las grandes masas. Hay cosas interesantes, otras no, pero el ritmo es pegajoso, el público se mueve y hay que tener en cuenta que muchas personas lideran esta propuesta y arrastran mucho público. Pero, ¡nada! Cuando este público tenga más edad, va a querer conocer otras cosas, y ahí es donde entramos nosotros.
Medellín empieza a volverse una cita ineludible para cualquier sonero. Prueba de esto es que directo desde las amplias planicies con cultivo de tabaco y caña de azúcar, y desde los densos montes donde el sinsonte le canta a Cuba, Eliades Ochoa, ya una leyenda de la música de la isla, vendrá para Medellín.
Este auténtico guajiro —como se conoce a los campesinos cubanos—, llevará el son a Plaza Mayor este sábado, acompañado nada menos que por la legendaria Orquesta Aragón. Así, el nacido en Loma de la Avispa prevé una noche de guateque en la capital antioqueña. EL COLOMBIANO tuvo el honor de dialogar con él sobre este y otros temas.
¿Cómo comienza en el son?
“Desde niño empecé a tocar la guitarra, porque mi padre tocaba el instrumento. Entonces al verlo a él crecí ya con ese instinto musical, y empecé a rayar algunas notas. Así aprendí. Soy autodidacta, yo no fui a la escuela de música”.
¿Y en qué año comienza usted a sonar en Cuba?
“Yo nací en 1946 en Loma de la Avispa, Santiago de Cuba, y en 1953 ya estaba tocando la guitarra. Pero como profesional comienzo en el año 63, tocando en un programa llamado Trinchera Agraria, que se emitió después de la revolución”.
¿Con qué época de la música cubana se queda: con esa de auge del son, o con la de ahora, siglo XXI, en la que usted defiende esta maravillosa cultura como uno de sus baluartes?
“Para mí todo fue válido, porque si yo no hubiera iniciado en esa época a lo mejor hoy en día tuviera una finca o estuviera criando caballos allá en el campo. Ese momento me sirvió para iniciar en la música, para tener pasión por ella y desarrollarme en ella. Por lo tanto yo estoy agradecido con todos los momentos que he vivido en la música cubana”.
¿Cómo describiría usted ese momento en el que inicia el Buena Vista Social Club y ustedes logran fama incluso en países del norte?
“Para Eliades Ochoa, ser fundador del Buena Vista Social Club es toda una experiencia. En especial porque llevamos nuestra música a cualquier rincón del planeta. Lo digo así y no me equivoco. Con este grupo hemos logrado sonar en los cinco continentes. Como cubano, gracias al Buena Vista, tuve la oportunidad de ser un embajador del son”.
¿Antes del Buena Vista Social Club se sentía olvidado en la escena mundial?
“Para nada. Yo antes recorría distintos países de Europa, América y del Caribe, con el Cuarteto Patria, con el cual tengo muchísimos discos y he hecho muchas giras”.
Le voy a contar una anécdota. Yo estuve en Cuba el pasado diciembre, entré a un sitio en La Habana Vieja, pedí una canción de Guillermo Portabales, cualquiera, y para mi sorpresa me miraron tan mal que pensé que me iban a sacar del lugar... ¿Cuba podría estar olvidando sus raíces por cuenta de ritmos como el ‘Cubatón’ (reggaetón cubano)?
“No, no. La verdad que eso que te pasó fue un poco extraño. ¿No recuerdas qué lugar era? Todas las agrupaciones de pequeño formato que hay, en cualquier parte de Cuba, se saben todos los temas tradicionales y lo hacen muy bien. Los mismos que hacemos con Buena Vista Social Club: El carretero, El cuarto de Tula, Chan Chan, A la luna yo me voy. Todas esas se las saben los pequeños grupos que hay por ahí trabajando en las calles. Y yo nunca he visto en la isla un maltrato a nuestra música. Al contrario, cuando paso por algún lugar de esos, los músicos me piden tocar con ellos”.
Hablando de Portabales, ¿qué influencias tiene?
“Estas vienen de mi padre y mi madre. Y de lo que escuchaban, que yo también oía cuando pequeñito: Trío Matamoros, el dúo Los Compadres, María Teresa Vera, María Teresa Linares, Septeto Nacional, toda esa gente. Celina y Reutilio, yo oía a toda esa gente, me gustaba todo el son. Pero yo no lo hago igual que ellos, porque aprendí solo mis cosas. Yo toco y canto como Eliades Ochoa, un guajiro que salió de las montañas pero siguió guajiro. Y eso me ha valido mucho, porque tengo mi sello”.
En 2015 ese guajiro estuvo en la Casa Blanca, tocando ante el presidente de EE. UU, tras décadas de enemistad que hubo con la isla...
“Eso fue algo histórico. Fuimos los primeros músicos cubanos que entramos a la Casa Blanca, y nos recibe el propio Obama. Nos saludó con mucho respeto, mucho cariño, se rio, se tomó fotos con nosotros. Todos nos sentimos muy bien esa noche. Y esa sonrisa suya no fue hipocresía, era la alegría de saludarnos y de oír nuestra música. A nosotros, además, nos dio mucha felicidad saber que después de todos los problemas entre Estados Unidos y Cuba, logramos hacer un aporte para que avance esa reconciliación”.
¿Ustedes se ven como una parte de este proceso? Por supuesto aportando desde la cultura y música...
“Nosotros política no hacemos. Pero desde la música llevamos alegría a cualquier país. Ese sería nuestro aporte. Y yo he llevado alegría a EE. UU. desde hace muchos años, la primera vez en el año 89. Siempre he recibido allá cariño y respeto, no tengo nada malo que decir, porque algo que me gusta mucho de lo que hago es que a donde quiera que voy soy muy bien recibido. Otra cosa que me alegra es que va a escucharme gente joven, y acude a mis conciertos sabiendo que lo que yo voy a hacer es música tradicional”.
¿Es otra prueba de que el son está más vivo que nunca, inmortal, patrimonio de Cuba para la humanidad?
“El son ha echado raíces en esta tierra. Profundas. Gozando siempre de buena salud”.
¿Cómo se ha sentido en sus visitas a Colombia?
“No es la primera vez que voy, he ido varias veces. Y siempre me ha pasado lo mismo: yo sé que gusta mucho la música cubana, y eso lo siento por cómo me tratan. Me reciben con cariño, me piden muchas canciones de mi repertorio, y no solo lo nuevo. Muchas personas me sacan discos del Cuarteto Patria, de los años 80, para firmarlos. Hacen fila para tomarse fotos conmigo. Eso es muy bonito y como sonero me siento muy bien siempre que voy a Colombia. Eso a la larga lo retribuyo porque si quieren Chan Chan, lo toco, si quieren Lágrimas Negras, lo toco. Yo me debo a mi público colombiano”.
¿Esa fama que tiene ahora lo ha cambiado en algo?
“Yo sé que la fama existe, he oído hablar de ella y sé que hay muchos famosos. Lo que pasa es que yo todavía no la conozco (risas)”.
¿Qué les diría a los paisas que acudan a su concierto? ¿Que se tomen su roncito?
“Lo que les puedo decir es que me voy a sentir muy bien haciendo mi música en Medellín, que yo sé que gusta mucho allá. Pero más que nada porque sé que me voy a sentir en familia, porque somos una familia grande la que gusta de esta música. Así que no está mal que la gente se tome sus copitas, eso es bueno para la circulación (risas)”.
Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por: Brenda Peña López
El Gran Combo cumplió su meta de haber llevado su música a cada continente, pero se quedó con la espinita de tocar para la masa.
Haber pisado al fin suelo africano es un punto que El Gran Combo de Puerto Rico ya puede borrar de su lista de metas por cumplir.
África era el único continente al que los integrantes de la agrupación no habían llevado su música y lo lograron recientemente, cuando fueron invitados por el presidente de la República de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, para tocar en su fiesta de cumpleaños.
Pero a pesar de la satisfacción que les dejó haber puesto a bailar a los cerca de 150 invitados al festejo, don Rafael Ithier, fundador y director de la orquesta, se quedó con las ganas de haber ofrecido un concierto masivo en esas tierras.
“Yo pensé que iba a ser de esa manera, porque con nosotros fue Tito Rojas y era una inversión de mucho dinero para ser una actividad privada, pero cuando llegué allí empecé a ver Roll Royce, Mercedes, Bentley y todos estos aparatos... era el presidente, que cumplía años. Quiere decir que allí estaba la crema y nata, muy bien, pero me hubiese gustado que estuviera el pueblo”, expresó Ithier.
A pesar de las más de 30 horas de vuelo y el cansancio que esto les pudo causar, el también pianista señaló que fue toda una aventura y recalcó que para el grupo fue un logro que los convirtió en los primeros exponentes salseros en recorrer los cinco continentes. También apreció que el público para el cual cantaron dominara el idioma español, pues eso facilitó la comunicación con ellos.
“Ellos bailaron, nos retrataron. Yo hablé con ellos porque ellos hablan español, donde fuimos. Nos felicitaron mucho y se quejaron de que nosotros y muchos artistas como nosotros no iban mucho allí y, por lo tanto, no nos conocían, que sabían que existíamos, pero que no nos conocían. Y yo pues: ‘Si nos llaman con más frecuencia, pues venimos con más frecuencia’ ”, manifestó con su usual picardía.
Tanto gustó la actuación de los “Mulatos del Sabor” de ese lado, que el presidente dejó abierta una invitación para volver a tocar allí en diciembre. Si vuelven, espera que puedan presentarse ante un público más nutrido.
“Me gustaría que fuera de esa manera, porque yo pienso que si se limita a los pudientes, a los ricos, ellos disfrutan la música de nosotros, pero el pueblo también la puede disfrutar y entonces podemos llegar a las masas”, recalcó.
Por otro lado, Ithier señaló que la reciente dedicatoria del Aniversario de la Salsa 2016 y la colocación de su nombre en el Paseo de la Fama de Puerto Rico son reconocimientos no solo a su trayectoria con el grupo, sino al sacrificio que implica tener una carrera como la de ellos, en la que los constantes viajes de trabajo les hacen extrañar demasiado a la Isla.
A pocas semanas para cumplir los 90 años, subrayó que el motor de su vida es poder seguir haciendo lo que más disfruta y compartirlo con sus fanáticos.
“Ya yo no cumplo, ¿sabes?; los disfruto. A mí se me olvida (la edad que tengo). Naturalmente, en el caso mío, yo siento el peso (de los años), porque no es lo mismo a los 90 que a los 25 ni a los 30, pero el entusiasmo y el compromiso que uno hace con uno mismo de hacer lo mejor posible para poder complacer a la gente que nos llevó hasta aquí me obliga a dar la milla extra para hacer lo mejor posible de El Gran Combo”, indicó quien cumple años el 29 de agosto.
El sábado pasado se llevó a cabo "Una Noche con Salsa 7" en el Estadio Nacional de Lima, donde se reunieron India, Willie Colón, Servando y Florentino, Óscar D' León, El Gran Combo y Niche.
La primera en salir fue India, que empezó su show a las 8:00 p.m. e interpretó sus más conocidos éxitos como "Dicen que soy", "Ese hombre", "Si tu eres mi hombre" entre otros más. La puertorriqueña no dejaba de agradecer al público peruano por su cariño.
Asimismo, elogió a nuestra gastronomía peruana y presentó su tributo a Celia Cruz. La dirección musical estuvo a cargo del Maestro Isidro Infante
Luego, fue el turno de Willie Colón quien vocalizó "Gitana", "El gran varón", "Asia", "Idilio", "Talento de televisión", y el medley "Contrabando", en una muy buena actuación.
A continuación, antes de la medianoche llegó el turno de los hermanos Primera, Servando y Florentino quienes señalaron que estaban contentos de poderle cantar otra vez en el Perú. En un momento recibieron la silbatina de un grupo de gente, pero fue el público femenino el que vibró con sus canciones, siendo "Una fan enamorada" la mejor recibida por ellas. Servando y Florentino dijeron que "es una deuda que teníamos con ustedes", señalaron para luego despedirse.
Oscar D'León empezó su actuación alrededor de la 1:00 am: "Sigue tu camino", Mujer de arena", "El manicero", "Se necesita un rumbero", "Sincera confesión" y "Sandunguera" fueron parte de su repertorio. En este último tema subió a tarima Jerry Rivas, vocalista de El Gran Combo de Puerto Rico, para un mano a mano de tres cubano con "Mita" Barreto, el tresero peruano más reconocido y que siempre acampaña al "Sonero del Mundo" en nuestro país.
Los turnos finales fueron de El Gran Combo (que empezó pasadas las 2:00 am) y el Grupo Niche que lo hizo a las 3:30 am,, cerrando un prolongado show que congregó aproximadamente a más de 20,000 asistentes
La primera vez que Gilberto Santa Rosa estuvo en Colombia, hace más de 20 años, visitó tres ciudades: Barranquilla, Cali y Tuluá (Valle).
“Y en Barranquilla tuve un fracaso rotundo, fue espantoso, terrible”, cuenta el salsero desde San Juan (Puerto Rico), su isla natal, la que quiere y a la que vuelve siempre, porque nunca la ha dejado.
“Hoy, recuerdo ese fracaso de Barranquilla con simpatía, pero en ese momento sentí mucha angustia”, sigue, porque pudo ganarse después, con creces, al público de la capital del Atlántico.
Lo logró gracias a un disco en vivo que grabó en el Carnegie Hall de Nueva York, hace 21 años, un lugar emblemático en el corazón de la isla de Manhattan para la música popular y la clásica.
“Ese disco, que se grabó durante un concierto, de verdad me abrió las puertas en muchas partes, por eso siempre digo que para mí el Carnegie Hall tiene una magia especial”, sigue Santa Rosa.
Colombia siempre es una de sus paradas obligadas. Y este fin de semana tendrá dos presentaciones en Fantasyland, la fiesta que organiza el Castillo Marroquín, hoy y mañana, para celebrar el Día del Padre.
El 3 de junio pasado, Santa Rosa volvió al Carnegie Hall, donde ofreció un concierto que quería hacer el año pasado, para celebrar los 20 años de su primera vez allí, pero que por fechas tuvo que hacerse en este 2016.
“A mí me gusta Nueva York, es la casa grande de los latinos, la que nos acoge, y regresé a un lugar icónico, con 21 años más de experiencia en la vida. Ese día me devolví en el tiempo, pues la primera vez canté temas como Perdóname, Sin voluntad y Te propongo, que con el disco se relanzaron, pero lo que más recordé fue que hace un poco más de dos décadas, cuando salí de allí, sentía que había cantado como siete conciertos, estaba muy nervioso por tantas responsabilidades juntas en una sola jornada”, dice.
El intérprete de Conteo regresivo, Que alguien me diga, Por más que intento y Mentiras ganó el año pasado su sexto premio Grammy (cinco de ellos son latinos), con un disco de boleros titulado Solo bolero, que incluyó diez temas de este género, un momento de su vida musical que disfrutó mucho, “por la gran cantidad de gente que me acompañó a hacerlo y por lo emotivo que quedó”.
Sin embargo, cuenta que su nueva producción, que acaba de terminar de grabar, es “de salsa total. Lo hice con La Sonora Sanjuanera, un grupo puertorriqueño dirigido por Víctor García. Es un disco muy pero muy bailador, para que la gente lo disfrute”, afirma el músico, y agrega que todavía no hay fecha de lanzamiento.
Esa Sonora Sanjuanera nació en 1999 y su director ha trabajado con, entre otros, Ismael Miranda, el Sexteto Son Boricua, Chamaco Rivera y la orquesta Los Violines de San Juan. Es un grupo cercano a los sonidos del son. “A mí me gusta reconocer el talento de los músicos de mi país y fue un placer trabajar con ellos”, dice Santa Rosa.
Ese placer se relaciona con el sentido de su gusto por la música popular y por la folclórica, que le imprimió su primera maestra de música, Jenny Díaz.
“Ella murió muy joven, pero yo no la olvido. Fue la primera persona que me dio la mano en el camino de tratar de ser un cantante, cuando yo tenía 7 años”, sigue.
“Me enseñó el amor por la música y especialmente por el repertorio latinoamericano. Nunca le pude dar las gracias debido, primero, a que nos dejamos de ver y luego a su prematuro fallecimiento, pero siempre que llego a un país y lo relaciono con alguna canción de su folclor, recuerdo a la maestra Jenny”, agrega Santa Rosa.
¿Dónde y cuándo?
Hoy Sabado 18 - 8 p. m. Castillo Marroquín. Autopista Norte kilómetro 21, Bogotá. Informes: 593-6300 y www.tuboleta.com. Boletas: 80.000, 130.000 y 230.000 pesos. Palcos: 3’000.000 de pesos.
Una moción de felicitación del Senado al percusionista, director de orquesta y coreógrafo Roberto Roena fue entregada hoy en reconocimiento a sus 60 años en la música.
“Aparte de reconocer la trayectoria musical de Roberto, este homenaje tiene otro propósito. Cuando los países entran en crisis tienen que hacer una introspección, tienen que pensar, ¿qué es lo mejor que nosotros hacemos? y tenemos que apoyarnos en nuestras fortalezas como país para buscar las claves de cómo nos vamos a recuperar económicamente y socialmente. Estoy convencido de que una de las fortalezas de Puerto Rico es la creatividad de la gente, y dentro de las industrias creativas a mi juicio, la más importante es la industria de la música”, destacó el senador por San Juan, Ramón Luis Nieves.
Al aceptar el homenaje, Roena dijo sentirse orgulloso. “Seré artista siempre. Gracias a todos los compañeros”, expresó al agradecer el cariño, el respeto y la amistad.
Estuvieron presentes en la actividad Willie Rosario, Bobby Valentín e Ismael Rivera hijo, entre otros. La familia agradeció el reconocimiento a través de un mensaje de su hijo Roberto Roena hijo.
Roberto Roena nació el 16 de enero 1940, en el barrio Dulces Labios de Mayagüez. A los nueve años se trasladó junto a su familia a Santurce. Junto a su hermano Cuqui comenzaron a participar en concursos de talento lo que dió paso a su contratación semanal en el programa de televisión “La Taberna India” del canal dos. Fue allí donde conoció a Rafael Cortijo. Trabajó entre los años 1954 a 1955 en televisión en el espacio semanal “El Show de Cortijo y Su Combo” al lado de su cantante estrella Ismael Rivera, deleitando a los seguidores del combo con algunos pasos de baile casi acrobáticos. Este es el inicio de diferentes competencias y contratos de baile para actuar en los mejores salones de baile de Puerto Rico.
A los 16 años Roberto cumplió uno de sus sueños al ser invitado por Cortijo para tocar en Nueva York donde se presentaron en el famoso salón de baile El Palladium y en el Teatro Puerto Rico. Posteriormente el director de la agrupación de Rafael Cortijo al observar el interés de Roena y sus destrezas, le ofreció sus primeras lecciones de percusión. Encontró en él un percusionista innato, especialista en el toque de la bomba y la plena. Más adelante Roena se aseguró en el puesto cuando te tocó sustituir al bongosero de Cortijo. Así dio inicio su imparable carrera musical.
Este homenaje es la primera de las actividades para celebrar sus 60 años en la música.
Concluido el reconocimiento Roberto Roena y su Apollo Sound tocaron para los presentes en La Rotonda del Capitolio.
Fuente: El Nuevo Día. Por Rosalina Marrero Rodríguez
Músico. Bailarín. Integrante de las más grandes agrupaciones salseras. Compañero de tarima de legendarias figuras de la música tropical. Líder de su Apollo Sound.
De Roberto Roena hay mucho que decir. Con una trayectoria musical de 60 años, las vivencias artísticas de este bongosero pueden ser para nunca acabar.
“Es un montón”, reaccionó el artista, de 76 años.
Esta mañana el llamado “Gran bailarín” fue protagonista de un homenaje a su trabajo musical, ocasión en que regresó a través de su discurso a sus tiempos con Cortijo y su Combo, luego con El Gran Combo de Puerto Rico, hasta llegar al momento en que lanzó su propia agrupación, Apollo Sound, que actualmente integra una nueva generación de músicos y cantantes.
El reconocimiento a esta gloria de la percusión, impulsado por el senador Ramón Luis Nieves, inició cerca del mediodía en la Rotonda del Capitolio, a donde llegaron varios de sus compañeros músicos, entre éstos Sammy “El Rolo” González, Willie Rosario y Bobby Valentín.
Roena hizo varias pausas antes de dirigirse a los presentes. Estaba realmente emocionado por el honor, aunque no está acostumbrado.
“En realidad a mí no me gustan estas cosas, porque no creo que merezca esto”, expresó el músico después de darle gracias a Dios y a Rafael Cortijo, porque a partir de ellos, su vida fue otra.
“Tengo muchos recuerdos de Cortijo, del Combo y de mi grupo por supuesto. Muchos recuerdos gratos; como todo en la vida, hay dos o tres cositas que pasan que ni las recuerdo porque son tan mínimas”, expuso sin entrar en detalles.
Más tarde expresó que, más que el zika o el cáncer, le teme “al mal de la hipocresía”. “Detesto la hipocresía”, afirmó.
Rosario y Valentín reconocieron los valores de Roena como persona, músico y también como pelotero. “De Roberto Roena se ha dicho de todo aquí. Solo me resta decir que uno de los dones que le dio (Dios) fue que fue deportista”, recordó “Mr. Afinque”.
Willie Colón será parte de ‘Una noche de salsa 7’, show que se realizará este sábado en el Estadio Nacional y que reunirá en un mismo escenario a El Gran Combo, Niche, Oscar D’León, La India, entre otros. Sobre su presentación, sus 50 años en la música y otros temas conversamos con el sonero también conocido como ‘El malo del Bronx’.
- ¿Qué expectativas para este concierto en el que compartirá escenario con otros grandes de la salsa?
- Estoy muy contento de ser parte de este concierto. Normalmente no hay oportunidad para compartir la tarima con Gran Combo por ejemplo, así que allá vamos. Estoy feliz de reencontrarme con el público peruano del cual estoy muy agradecido por el cariño que siempre han mostrado a la salsa, a Lavoe y yo que me he aprovechado mucho de eso.
- ¿Este concierto significa una antesala a las celebraciones por sus 50 años en los escenarios?
- Bueno sí, ya son 50 años de rumba, empecé muy joven, era muy chico cuando lancé mi primer disco en el año 66. El tiempo vuela como una flecha, ni me di cuenta de que ya pasaron 50 años. Ahora alisto mi gira de aniversario, me presentaré en Estados Unidos, iré a escenarios donde pocas veces he tocado, también iré por Europa y los países latinos. Lo difícil ahora es complacer al público, son muchos temas y no puedo tocar todo lo que me piden, no nos da el tiempo, pero vamos a tratar de complacer a todos.
- ¿Está pensando quizá en despedirse de los escenarios en un corto tiempo?
- No, eso no se me cruza por mis pensamientos. Yo voy a seguir hasta que pueda.
- ¿Cuál considera usted que ha sido la clave para mantenerse vigente durante 5 décadas?
Mira, he tenido la suerte de cruzarme con mucha gente talentosa en el camino como Héctor Lavoe, Rubén Blades, Celia Cruz. Pero creo también que parte de la fórmula es no tener una fórmula, es ser original, es no tratar de repetir éxitos, de quedarse en lo mismo, eso no funciona.
- ¿Cómo siente que ha evolucionado la salsa desde sus inicios a la actualidad?
- Yo pienso que el género se mantiene porque la esencia de la salsa está presente en esos nuevos ritmos que han salido como son el género urbano, el reguetón.
- ¿Y qué fue lo que cambió?
- Básicamente la forma de hacer música fue lo que cambió y mucho. Esa evolución digital afectó el negocio y lo cambió todo. De repente con el internet desaparecieron las tiendas de discos, las compañías discográficas tampoco están más y ya no hay presupuesto para hacer un disco... Ahora las canciones son más cortas también, antes te podías demorar todo lo que quisieras en un tema, ahora no te puedes pasar de cuatro minutos. Todo cambió, solo hay que adaptarse.
- ¿Cuál es su relación con el público juvenil?
Tengo la buena fortuna de que los ‘chamaquitos’ me siguen, creo que sus padres les enseñaron a querer mi música. En lo que sí ayudó la tecnología es que esos jovencitos pueden ver videos de mis presentaciones, me pueden ver cantando con Héctor Lavoe y eso es bueno... No sé, tal vez me siguen porque me ven como una de las últimas reliquias vivas de la salsa.
- Sabemos que le interesa dejar su legado plasmado en un libro autobiográfico...
- Sí, ese proyecto se está tardando mucho. Tenía previsto presentar mi libro el año pasado pero se postergó. Ahora estamos tratando de afinarlo. Quizá se tenga que hacer en dos tomos. Espero tenerlo listo pronto.
- A propósito de su visita a Lima, Patricia Fuentes, hija del compositor peruano Walter Fuentes, ha señalado que el proceso legal que se le entabló por plagio (por el tema ‘Llegó la banda’) aún está en proceso y que esperan una sentencia favorable para ellos...
- (Silencio). Eso se celebró hasta tres veces y ellos perdieron, lo que dice no tiene ningún fundamento. Tuvieron suficientes oportunidades para probar lo que dicen y no pudieron. Perdieron.
Datos
Show. ‘Una noche de salsa 7’ arrancará a las 6 p.m. con Oscar D’León, La India, Willie Colón, Niche, El Gran Combo y Servando y Florentino. Además, estará como invitada la orquesta Zaperoko.
Zonas. El Estadio Nacional estará dividido en las zonas Pilsen: S/ 373, SuperVip: S/ 230, Vip: S/ 130 y Preferencial: S/ 75. Entradas en Teleticket.
Andy Montañez Jr. conversa con el músico y compositor peruano Pepe Villalobos
Fuente: Salserisimo Peru. Por: Martín Gómez y Antonio Alvarez
Andy Montañez Jr. acompaña a su famoso padre hace más de treinta años. Supervisa que todo funcione al milímetro tanto en la tarima como fuera de ella. Confiesa que no es fácil.
Cuando ha viajado por tierra, acostumbra ir de copiloto. “Todos pueden dormirse menos yo ni el conductor”, afirma. Por eso, cuando recuerda el accidente de su padre de abril del 2012 en Colombia, no puede evitar que la tristeza lo derrumbe. “Yo me quedé en Puerto Rico porque debía renovar mi pasaporte. Pero cuando ocurrió aquello no sabes la impotencia que sentí. Yo debí estar allí”.
Esa madrugada, Andy Jr. recibió la llamada de Juan José Hernández. “Me timbró y me dijo tómalo con calma y escucha lo que te voy a decir. Es con tu papá… tu papá tuvo un accidente”. Andycito empezó a gritar en su casa. No podía creer lo que escuchaba del otro lado del teléfono. Se molestó consigo mismo. Luego empezó a recibir las primeras fotos que ya circulaban por las redes sociales. Su papá ensangrentado, y su hermano Harold y el pianista también heridos. Fue terrible. “Felizmente, dentro de todo, le doy gracias a Dios porque él siempre está con mi padre y ahí lo ves, recuperado, cantando”. El capítulo aquel quedó en el pasado.
Hoy Andy Jr. está feliz. Su chispa boricua tiene como fondo a una guitarra criolla y un cajón peruano. Estamos en la Casa de Pepe Villalobos, una peña que rinde tributo a nuestra música de la costa. El heredero está embelesado con la voz de Victoria, quien canta un vals de nuestro Felipe Pinglo Alva. Y él ahora pide un Pisco Sor. Y aplaude y se emociona. En su alma parece que habita otro criollazo, que ahora devora un seco con frijoles, que ahora toca la quijada de burro y don Pepe Villalobos, gentil, se la obsequia. Y el boricua, agradecido, añade un brindis por la vida.
Ese es Andycito, el hijo que no salió vagabundo como intensamente lo pedía su padre en una salsa clásica del Gran Combo de Puerto Rico. Andy Jr. recuerda ahora el disco que grabó en los años 80 con su hermano Harold. Aquí sonó “Lloro”, le comento. También habla de Los Hijos de los Célebres, aquella producción en la que alternó con el hijo de Pellín Rodríguez y de Ismael Rivera. Lo que se hereda no se hurta.
Pero él tiene novedades. Nos cuenta que ya está casi lista su producción en solitario y que lleva por título “Mi sueño, mi pasión”. Precisamente, por eso está aprovechando su visita en Lima para promocionar el tema ‘Tengo nada’, de la inspiración de Juan José Hernández, el cubano que se metió a Puerto Rico en el bolsillo luego de escribir “Arroz con habichuelas” para el Gran Combo. “Juan José tiene un enorme talento”, dice. Además creo que hoy es más boricua que cubano, exclama con una sonrisa.
Pero ¿por qué esperaste 30 años para trabajar un disco propio?, le pregunto. Y Andy Jr. remarca que no es fácil separarse de un hombre tan bueno como su padre. Y, en especial, trabajar junto a él. “Fíjate que acaba de cumplir 74 años. Y con él se aprende todos los días. Pero hace poco conversábamos y me dijo: alguien tiene que tomar la batuta cuando yo no esté…”. Andy Jr. se emociona una vez más cuando habla de su querido viejo. “Es mi maestro, mi amigo, mi todo. Sé que tengo una misión y la voy a lograr. Te amo, papá”.
Miles de aficionados al género tropical se dieron cita al estadio “Paquito” Montaner de Ponce para el evento de SalSoul
La emisora salsera SalSoul celebró ayer el espectáculo musical Aniversario de la salsa 2016, dedicado a Rafael Ithier, uno de los fundadores de El Gran Combo de Puerto Rico, una de las orquestas más emblemáticas de este ritmo caribeño.
Cientos de “cocolos” se congregaron en el estadio Francisco “Paquito” Montaner de Ponce para festejar el evento musical, en el que también se le rindió homenaje a Tito Puente, conocido como “El rey del timbal”.
Ithier, que el viernes pasado develó su estrella en el Paseo de la Fama de Puerto Rico en San Juan, dirigió ayer la orquesta que ayudó a fundar en 1962 junto al bongocero Roberto Roena y el fenecido saxofonista Eddie “La bala” Pérez.
De 89 años, Ithier entró en el mundo de la música desde muy pequeño porque su padre Nicolás tenía un grupo de bohemia y su tío Salvador fue guitarrista y segunda voz del Trío Borinquen de Rafael Hernández Marín.
Ithier fundó El Gran Combo de Puerto Rico junto a Pérez y Roena, después de romper con el grupo de Rafael Cortijo y su Combo, al que pertenecieron durante ocho años y en el que también participó Ismael Rivera, mejor conocido como “El sonero mayor”.
Ese mismo año, el grupo produjo su primer álbum, Menéame los mangos, en el que colaboró el cantante dominicano Joseíto Mateo, para comenzar así una larga historia musical que ha llevado a esta banda a llevar a la salsa por todo el mundo.
Algunos de los grandes éxitos de El Gran Combo de Puerto Rico, conocidos como “Los Mulatos del Sabor” o “La Universidad de la Salsa” son Brujería, Ojos chinos, Timbalero, No hay cama pa’ tanta gente y Y no hago más na.
El espectáculo rindió también tributo a Puente bajo la dirección del maestro José Madera, al tiempo que participó también la Tito Puente Tribute Band, con los cantantes Ismael Miranda, Tony Vega, Domingo Quiñones y Frankie Vázquez.
Otras orquestas que actuaron en el espectáculo fueron la de Willie Rosario, conocido como “Mr. Afinque”, la del colombiano Diego Galé, que presentó a su compatriota Patty Padilla, y quien rindió homenaje a Celia Cruz, conocida como “La Guarachera de Cuba”.
Asimismo, en la ciudad sureña de Ponce, cuna de destacados salseros como Héctor Lavoe y Cheo Feliciano, ante cientos de salseros participaron las agrupaciones La Puerto Rican Power, la del timbalero Manolito Rodríguez y los cantantes Anthony Cruz, Alex Matos y Yan Collazo.
Junio ha sido un mes importante para el Museo de Jairo Varela en Cali, ya que ha recibido la visita de importantes figuras del cantar salsoso.
Ismael Miranda con Alex D'Castro estuvieron el fin de semana pasada y Charlie Aponte lo visitó diez días atrás. Este tipo de eventos refuerzan la imagen e importancia de este recinto que se viene convirtiendo en punto de referencia de la afición salsera caleña.
A continuación las reseñas respectivas....
Cristina Varela, Ismael Miranda, Alex D'Castro y Umberto Valverde
Ismael Miranda y Alex D'Castro
Como si se tratara de un concierto y con gran respeto por su público, Ismael Miranda y Alex D’Castro se presentaron en el Museo Jairo Varela, de Cali. Allí, en el segundo piso de la Plazoleta que lleva el nombre del fundador del Grupo Niche, los salseros se profesaron un sentimiento mutuo que va más allá de la música, y es su fe en Cristo.
Tuvieron un público conformado por varias generaciones, como una chica de 20 años que les agradeció por seguir cultivando “la salsa clásica, de la que muchos nos perdimos, pero que heredamos de nuestros padres”.
“Creí que iba a llegar a un museo que iba a ser en la zona rural, no sabía de la Plazoleta, que iba a ser un sitio tan bonito, tan bien presentado, Dios siempre tiene un buen propósito, yo iba a dar unas maraquitas y una fotico, pero me voy a poner serio y voy a donar algo que valga la pena”, confesó.
Contó que conoció a Jairo Varela en 1986. “Compartimos tarima en varios lugares. Es lindo que ustedes tienen estos recuerdos de él. Lo admiro porque puso el nombre de Colombia en alto. Siempre iba pa’lante. Cuando inventaron la reversa, él no estaba, porque siempre iba para adelante”, dijo Miranda, intérprete de Señor Sereno, Caretas, Así se Compone un Son.
Por su parte, Alex D’Castro habló de Miranda con la devoción de un discípulo: “Estamos frente a una figura muy importante de la música, activo siempre, en unas condiciones tremendas, que respeta a su público, es un hombre de bien, sano, de familia. Desde jovencito trabajé con él, me pagaba poco y me fui (risas). Él es mi padrino de boda, cantó en mi boda. El Señor se ocupó de unirnos y cuidarnos”.
Admitió incluso una travesura que hizo en la Universidad de Puerto Rico, aprovechándose de su cercanía a Miranda: “Había una clase que necesitaba aprobar, y le dije al profesor, en mi inglés que es malísimo: ‘Yo estoy en la Fania All Stars’, y me lo llevé a las fiestas con él. Yo creía que estaba en la Fania, y es que Ismael es la Fania, él entra al escenario y lo transforma. Para nosotros los salseros él no es una estrella de la Fania, es un planeta de la música tropical”. “Me asusté, pensé que ibas a decir reliquia”, bromeó Ismael.
D’Castro habló además del milagro que obró Cristo en él: “Nunca me di un pase de coca, pero aún así perdí la voz y eso me dio una depresión tremenda. Pude hacer un alto en el camino, que es tan necesario (por eso me gusta tanto esa canción de Jairo Varela). Cristo dice ‘Si vienes a mí yo te restauraré’ y restauró mi voz, mi familia, mis hijos. Fui un instrumento en la vida de este muchacho -dijo señalando a Ismael- y lo bauticé en las aguas como pastor. Es un privilegio ver a alguien nacer de nuevo”. Y selló su confesión con un beso fraternal a Miranda.
Este último, quien deleitó al público del Museo al interpretar ‘Las 40’, hizo otra confesión: “Yo fui un niño que nunca estudió, no creía que iba a hacer nada, y al tener dinero y no tener muchas cosas y no tener cerebro, usé todo lo que mi Dios me dio para mal utilizarlo, y caí en el vicio, hice un montón de cosas que no debía. Pero yo le doy gracias a Dios que pude recapacitar rápido. Fui bautizado en mi casa por este hermano (D’Castro). Los salseros pensamos que vamos a perder muchas cosas si entregamos nuestra vida a Dios, pero cuando lo hacemos, las cosas se ponen más chéveres”.
Habla Ismael Miranda:
"Una vez Héctor Lavoe se puso (sin mi permiso) mi traje nuevo y al coger el micrófono, la electricidad le dio un sacudón, cayó encima de los timbales y me hizo trizas la ropa. Le advertí que si no me la pagaba, le partía la cara. Nunca me la pagó”,
“La Fania sigue siendo la compañía más grande en la historia de la música latina. La mayor parte de los artistas de Puerto Rico, Centroamérica y Nueva York, pertenecían no solamente a la Fania sino a todas las compañías que compró Jerry Masucci. Él gastó millones de dólares para que esta música se escuchara en todas partes. Él hizo un trabajo brutal”.
“Mucha gente habla cosas negativas de Jerry, yo nunca, porque yo era un nene de 16 años que no tenía mucho porvenir.
A los 15 años fui preso y después en varias ocasiones. Cuando niño yo no me veía con mucho futuro, me crié en un lugar muy malo, prácticamente solo, no tenía quién me guiara. De vivir en la calle, porque para eso iba, a los 17 años firmé con La Fania y de pensar que toda mi vida iba a ser un Don Nadie me encontré en una compañía con muchos artistas que se convirtieron en mis papás y en mis grandes amigos, Tito Fuentes, Celia Cruz, Cheo Feliciano. Jerry Masucci me pagaba mucho dinero, me compró mi primera casa”.
Charlie Aponte: La salsa en el mundo está viva, gracias a Cali y a Colombia
» Feliz y orgulloso de conocer el Museo Jairo Varela, se declaró Charlie Aponte durante la visita que el inolvidable cantante del Gran Combo de Puerto Rico hiciera al santuario de la salsa en Cali, atendiendo la invitación que gentilmente le hicieran Álvaro Gómez y Umberto Valverde.
Con su vitalidad, jovialidad y simpatía irradió el recinto que lo recibió con música de fondo. Oír los acordes de Cali Pachanguero le erizó la piel. Ver el traje y la peluca de Celia Cruz le encharcó los ojos. Y apreciar las miles de imágenes, donaciones de artistas, recuerdos inolvidables de Jairo Varela con el Grupo Niche y demás elementos que hacen grande al museo, lo obligaron a hacer una pausa, cogerse la cabeza con las dos manos y expresar: “La salsa en el mundo está viva gracias a Cali”.
Palabras que no fueron un cumplido. Salieron del corazón de un hombre sensible, tan sensible, que decidió abandonar la orquesta que lo acogió durante 41 años para poder disfrutar del calor de su hogar, su esposa y sus cuatro hijos. Y fue Lucas, el menor de ellos (17 años), el que le tocó la fibra cuando le dijo a su mamá: “Mira… en la puerta hay un señor que quiere entrar”. “Oye… ese es tu papá…” le respondió su madre.
De inmediato se fundieron en un abrazo y ambos -con lágrimas en los ojos- decidieron crear una “Nueva historia” título de su álbum que ya sacó como solista y “Para festejar” juntos, título de la canción que abre el repertorio.
Y no es que Charlie sea un padre irresponsable. Ni mucho menos. No había podido compartir en familia porque de los 41 años que estuvo como vocalista del Gran Combo, durante 39 no tuvo vacaciones. Ingresó a la Universidad de la Salsa cuando contaba con 22 años, en reemplazo de Pellín Rodríguez para acompañar en tarima a Andy Montañez. Su primera gira lo trajo a Cali, ciudad donde hizo su primer baile en la caseta Tropicaña. Y su despedida también fue en Cali el 30 de diciembre de 2014, en el Living Concierto de la Feria en el Diamante de béisbol.
No fue coincidencia que Cali -la capital mundial de la salsa- fuera el debut, en 1973 y despedida, en el 2014, de un grande de la salsa como Carlos Juan Aponte Cruz, nacido un 2 de febrero de 1951 en Bayamón (Puerto Rico), para gloria del mundo.
Con la humildad que lo caracteriza, compartió mesa con Cristina Varela (la hija de Jairo); José Aguirre (director del Grupo Niche) y Umberto Valverde (escritor, cultor y promotor de la salsa en Cali). Sin titubear, Charlie aseguró: “El Grupo Niche le dio tanto prestigio a Colombia ante el mundo, como El Gran Combo se lo dio a Puerto Rico”.
Esas frases tocaron a Cristina, la hermosa morena hija de Jairo. Con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, hizo un anuncio que conmocionó al nutrido auditorio que recibió a Charlie: “Juanito Murillo, en nombre de los percusionistas de Cali y Colombia, trae para el museo Jairo Varela un poster del “mago del timbal”, Douglas Guevara”. El sentimiento la dejó muda.
Juanito, timbalero del Grupo Niche, tomó la palabra y corroboró la noticia. El auditorio también quedó mudo: Douglas, el eterno pana y timbalero de Jairo Varela, había fallecido el pasado 30 de julio de 2015 al no soportar la anestesia para un trasplante de riñón. Y hoy, frente a Charlie Aponte, entraba a engrosar la galería de los grandes.
Charlie, cauto pero con ganas de soltar otra chiva, anunció que él también haría su aporte al museo con una de las piezas que se remontan a los orígenes del Gran Combo. Y ahí dejó la expectativa.
Los asistentes al museo se miraban entre sí. Los integrantes del Grupo Niche, cuchicheaban. Los Gemelos de la Salsa (antigua Alquimia) divagaban. El Asesor de la Alcaldía de Cali en lo concerniente a la vida nocturna, Alejandro Vásquez, juraba que sería la primera partitura de la orquesta. Los periodistas azuzaban para que diera una pista… Eso solo lo sabe Charlie. Y ojalá pronto lo sepa el mundo.
El tiempo pasaba y nadie se quería ir. Charlie posaba, se tomaba fotos, firmaba autógrafos, se abrazaba con todos. Cristina sollozaba, José se acicalaba la guayabera y Umberto -como buen anfitrión- iba y venía para que ninguno de los periodistas se quedara sin las impresiones de Charlie.
Todos, absolutamente todos, ovacionaron al maestro con un sonoro aplauso de despedida. Cristina volvió a llorar. Umberto a sonreír. Y todos, absolutamente todos, desearon que Charlie volviera a Cali… con el regalito en la mano.
Estas líneas son un intento de desahogo ante una pena que aún no es fácil procesar. Es por eso que recién me atrevo a escribir, porque el golpe ha sido (es) muy fuerte y ayer no me salían las palabras. Ahora que puedo, intentaré decir que José Lugo fue (es) uno de seres (primero persona, músico después) más especiales que he conocido en el mundo de la música.
Willie Rosario y Bobby Valentín fueron la escuela en las que pulió sus dotes e ingresó a las grandes ligas, primero como pianista y luego como arreglista en la Salsa de los 80s. Luego vino un “intervalo salsero” de tres años donde tiene como mentores a personajes como Luisito Benjamín y Pedro Rivera Toledo, quienes le recomiendan prepararse para dejar de ser “un pianista de montunitos”, para entonces regresar a la Salsa en 1990 con Luis Enrique y luego entrar a la orquesta de Gilberto Santa Rosa, con quien probaría suerte como Productor durante una de las etapas más brillantes de “El Caballero de la Salsa”, en la cual empezaron a sucederse sus continuas visitas a Perú. Graba también con Víctor Manuelle, Marc Anthony, Issac Delgado y Cano Estremera, entre muchos nombres, y también forma parte del colectivo Tropical People antes de embarcarse, años más tarde, a la aventura del primer disco propio, que resulta ser Piano Con Mata (Bronco, 2003), CD prologado por Mark Levine y Leni Prieto y con la foto de su niño JoseMa al piano.
Lima, 2009: La primera vez que lo entrevisté
Su ópera primera presenta a un músico inquieto y experimental. Aún no era Guasábara, explosión musical que vendría el año 2008, con el formato de Big Band que se nominaría a los Grammys y que reuniría a “perro, pericote y gato” (Santa Rosa, Cano Estremera, Víctor Manuelle, Herman Olivera e Issac Delgado fueron los vocalistas), un verdadero “All-Star” salsero que, sin exagerar, es uno de los mejores discos de este siglo que recién empieza.
Empezada mi aventura con El Blog y la Radio de El Salsero, Lugo, sobrino-nieto de Silvia Rexach, tuvo la gentileza de atender mi solicitud para una entrevista acá en Lima y en la cual no solo hablamos de su carrera musical, dedicándole unos minutos a su amiga peruana Eva Ayllón, sino que también desmenuzamos “canción por canción” esa sensacional grabación, que incluía un DVD corto que anoche busqué y encontré con mucha remembranza.
Es ahí que empezó nuestra amistad, que se mantuvo principalmente por teléfono e internet ya que, al retirarse de la orquesta de Santa Rosa, sus viajes a nuestro país se cortaron.
Recuerdo mucho que en esa primera entrevista me dijo que él “no hacía música perecedera” sino “música bien hecha, para que perdure en el tiempo”. Me acuerdo después su emoción cuando se presentó en Las Vegas con su big-band (para el 2009 a raíz de la ceremonia del Grammy) y, años después, esa misma sensación de expectativa cuando abrió el Día Nacional de la Zalsa 2013, expresada durante la entrevista que le hice para Oye lo Que Te Conviene en La Mula TV. Ya había sacado al mercado Poetic Justice cuando el Guasábara ya no era big-band sino Combo. Ya había producido “Sonó Sonó… Tite Curet” para el Banco Popular.
José Lugo en Las Vegas, previo al show de Guasabara en el año 2009
Musicalmente, intentó ser un enlace entre el estilo tradicional de la salsa y el sonido contemporáneo que la industria de hoy impone. El puente entre el Siglo XX y el Siglo XXI. Juan de Marco González, el motor inicial del Buena Vista Social Club, dice que Lugo fue uno de los pocos que entendió y utilizó elementos de la timba cubana en sus orquestaciones. Además de músico, Lugo era uno de los músicos más activos en las redes sociales y un convencido de que el internet trae más beneficios que perjuicios.
Hace casi un año, en julio pasado, José me envió una canción que formaría parte de un disco nuevo. La letra era de Pablo Padín, uno de los compinches más fieles del Guasábara y la voz era nada menos que de JoséMa, sí el niño de la carátula del Piano con Mata. El disco completo, titulado “Dónde Están?” (como la canción de adelanto) salió a la venta el 15 de Enero de 2016. Al día siguiente era mi cumpleaños y mientras conversaba con él no pude recibir mejor regalo. En los agradecimientos de esa producción tuvo la deferencia de incluirme. Ese detalle, hoy más que nunca, adquiere un significado muy sentimental.
Por esos días le pedía una entrevista para presentar el disco completo. Se negó porque me anunció que estaba cuadrando una gira promocional que incluiría Lima. Y así fue: Panamá-Colombia-Ecuador-Peru-Mexico. Entre fines de febrero y comienzos de marzo pasados Lugo, JoséMa, Padín y Luis Omar Sanabria (el otro cantante del disco) recorrieron los medios promocionando su trabajo.
Llegaron a Lima la noche del martes 1 de marzo y se fueron la noche del jueves 3. El miércoles 2 visitamos parte de Lima, fuimos a una emisora de FM donde el programador les dijo que “su estilo de música no tendría cabida en la programación” (increíble como vergonzoso) y terminamos la tarde almorzando un pollo a la brasa en San isidro. Estaba entusiasmado, haciendo incluso planes para intentar una presentación en nuestra ciudad, aunque después me enteré que ya sentía persistentes molestias en la espalda.
Con José, Gilberto y Luis Omar, la última vez que Luguito recorrió Lima
Nadie podría imaginar ese diagnóstico médico al regreso de esa gira ni tampoco la triste noticia de ayer que no solo me ha conmovido, sino que también debe advertirnos la importancia de prevenir y visitar al médico, especialmente quienes tenemos antecedentes de cáncer en la familia. José, te prometo que lo haré.
Finalmente, acá a la distancia, en Lima, el mejor homenaje que puedo hacer por ti no es solo escribirte, sino también escuchar y difundir tu música. Estas líneas no son una biografía. Son un tributo al amigo y al músico (en ese orden) que admiro. En este momento difícil es lo que me sale.
Lo digo una vez más: la ventaja que tienen los artistas como tú es que a través de sus discos siguen viviendo.
“Parece que uno se va a morir, pero no se muere na”. Te quiero mi hermano….
El pianista puertorriqueño José Lugo, ganador de ocho premios Grammy y quien fue miembro de la orquesta del reconocido bajista boricua Bobby Valentín, falleció hoy a sus 56 años de cáncer, confirmó su familia en un comunicado de prensa.
Según detalló en el texto Josema Lugo, hijo del fenecido músico y también farmacéutico, su progenitor, quien también trabajó junto al cantante puertorriqueño Gilberto Santa Rosa, fue un "luchador incansable que batalló por su vida hasta el último minuto".
"Su orquesta Guasábara Combo estará vigente en sus corazones y continuará llevando su nombre en alto por siempre", resaltó Josema Lugo, al tiempo que informó que próximamente ofrecerán más información sobre los actos de sepelio de su padre.
Igualmente, varios músicos colegas de Lugo, entre ellos, Santa Rosa y el batería boricua Henry Cole, expresaron sus condolencias en las redes sociales.
"La familia musical se despertó esta mañana con la triste noticia del fallecimiento del maestro José Lugo", expresó Santa Rosa en su cuenta de Twitter.
"Mi más profundo pésame para su familia. Mis oraciones para el descanso eterno de su alma, y mi agradecimiento por su gran aportación a mi carrera. Descansa en paz, 'Lugüito'", agregó "El caballero de la salsa", con quien trabajó Lugo algunos de sus temas más conocidos.
Cole, por su parte, dijo que hacía "mucho tiempo que no sentía esta tristeza" tras la partida de Lugo, quien en el año 2011 ayudó en la producción del especial navideño del Banco Popular de Puerto Rico, "Sonó, sonó... Tite Curet", en honor al fenecido compositor puertorriqueño.
"Lugo, un inmortal de nuestra música y fuente infinita de inspiración. Gracias por tu legado y por todo el que vendré por consecuencia de este", añadió Cole.
Bajo su orquesta, Guasábara Combo, Lugo publicó cuatro discos, entre ellos, "Piano con mata" (2004), "Guasábara" (2008), "Poetic Justice" (2011) y "Dónde están" (2016).
En la producción de "Guasábara" -que significa el grito de guerra, el ataque imprevisto, la batalla, para los indios taínos en Puerto Rico-, participaron los salseros Santa Rosa, Víctor Manuelle, Cano Estremera, Herman Olivera y el cubano Isaac Delgado.
"Este es el mayor logro en mi vida. Compartir con los compañeros que más estimo, es increíble", expresó Lugo a Efe en aquel entonces.
En el "¡Sonó, sonó... Tite Curet!", Lugo trabajó junto a Omar Silva y Ricardo Pons en la producción, donde participaron artistas como Cheo Feliciano, Rubén Blades, Andy Montañez, Calle 13, Tego Calderón, entre otros, quienes interpretaron algunos de los temas más emblemáticos de Curet Alonso.
Otros artistas que se destacan en el álbum son los salseros Lalo Rodríguez y Roberto Roena, la venezolana Trina Medina, el grupo colombiano La 33, la banda de reggae Cultura Profética, la orquesta de salsa La PVC, Viento de Agua, Yuba Iré, Yerbabuena, Danny Rivera y Michael Stuart.
Algunos de los temas que se incluyen en el álbum son "Vale más un guaguancó", por Blades; "Barrunto", por Feliciano; "Sobre una tumba humilde", por Rodríguez; "Marejada feliz", por La 33; "Mi triste problema", por Rivera; "Con los pobres estoy", por Calderón, y "Sorongo", a cargo de Calle 13 junto a Seun Kuti y Sammy Tanco.
Montañez, por su parte, grabó "Esto es el guaguancó"; Roena junto a su agrupación el Apollo Sound y el trompetista Jerry Medina reprodujeron "De todos maneras rosas"; Trina Medina canta "Lamento de Concepción", y el grupo de salsa La PVC junto a Ismaelito Rivera, Fe Cortijo y Rafy Cortijo interpretan "Pa' los caseríos".
Fotos: El Vocero, Puerto Rico. Por: Josenid Orozco
Gilberto Santa Rosa y Rafael Ithier en la ceremonia
Doña Cocó Feliciano devela la Estrella en homenaje a Cheo
El turno para Gilberto Santa Rosa
Santa Rosa y Familia
Y ahora la Estrella de Don Rafael Ithier, el fundador de El Gran Combo de Puerto Rico
Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Patricia Vargas Casiano
A partir de hoy quedan perpetuados los nombres de cinco puertorriqueños que han dado prestigio a nuestra Isla en el Paseo de la Fama de Puerto Rico.
Son estos la conductora de televisión María Celeste Arrarás, los cantantes Lucecita Benítez, y Gilberto Santa Rosa, y el director de El Gran Combo de Puerto Rico, Rafael Ithier. También fue incluido el fenecido cantante Cheo Feliciano en un homenaje póstumo, representado por su esposa Socorro “Cocó” Prieto y sus hijos.
La ceremonia de develación se celebró al caer la tarde de en Ventana del Mar en Condado presidida por el gestor del Paseo de la fama, Santiago del Villar, rodeada de invitados y público que siempre se asoma para ver de cerca a los artistas que admira.
“Estoy contenta de estar con tantos otros compatriotas que son homenajeados en este día y que tanto admiro, es un día especial. Es la primera vez que me siento feliz de que me pasen por encima”, comentó a El Nuevo Día la presentadora del programa “Al Rojo Vivo” de Telemundo quien estuvo acompañada de sus tres hijos Julián (18), Adrián (16) y Lara (15), y su madre Astrid Mangual.
La animadora aseguró que antes de venir a recibir su estrella buscó información para saber cómo posaban las famosas.
"La pose que más me gustó fue la de Roselyn Sánchez, que fue la que hice. Se lo dije a Lucecita y ella me dijo: 'Si tú te tiras yo también'. La hicimos y nos encantó", contó sonriente Arrarás.
María Celeste ya tiene también su estrella en Paseo de las estrellas de México y en República Dominicana.
Por su parte, Alexandra Malagón, presentadora del evento, recordó que su esposo Gilberto Santa Rosa se despertó en la mañana preguntándose si era merecedor del homenaje.
"Con una carrera de 40 años y siempre con su humildad. Esta mañana cuando se levantó me dijo '¿Por qué me están dando esto a mi si hay otros que se lo merecen más que yo?'", reveló Malagón.
"Eso es así”, dijo Gilberto dándole la razón a su esposa. "He sido privilegiado y, hablando con Santiago, estoy seguro que con tanta gente con talento de aquí, el paseo va a tener estrellas de aquí a Bayamón".
A Santa Rosa le acompañaron sus hijos y su nieto Gian Marco, de su hijo Javier. "Y ahora tengo otra que se llama Evelyn que nació hace dos meses".
Lucecita, quien estaba muy elegante, vistió un traje largo para hacerle honor al evento. “Llevo mi edad con dignidad y mientras esté cantando, estoy viva”, manifestó la “La Voz Nacional de Puerto Rico”.
Mientras, Ithier compartió que "nací músico porque soy autodidacta. Empecé esta carrera porque me encanta la música y Dios me dio el talento".
Las palabras de la viuda de Cheo Feliciano estuvieron cargadas de mucha emoción. “Ha sido muy difícil vivir sin Cheo Feliciano por dos años”, dijo Cocó llorosa en el homenaje póstumo que se le hiciera en el Paseo de la Fama al compositor y cantante.
Fuente: Fundacion Nacional para la Cultura Popular, Puerto Rico. Por: Jaime Torres Torres
Demasiadas razones musicales lo atan a Puerto Rico.
Los éxitos que compuso para Gilberto Santa Rosa, El Gran Combo e Ismael Miranda y el taller de su banda San Juan- Habana posiblemente son las más significativas.
Por eso en su tercer cedé el cantautor Juan José Hernández afirma que llegó para quedarse porque las raíces en Borinquen son muy profundas.
“Es exactamente así. Hay veces, a lo largo de mi carrera, que me han preguntado si me voy a la Florida como hacen muchos cubanos o si me voy a quedar escribiendo o trabajando para San Juan-Habana aquí y creo que hay espacio y oportunidad para hacerlo todo organizadamente. Aquí tengo mis raíces musicales y filiales, que son mis hijos y nacieron en este suelo”, dijo Juan José a la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
El concepto del disco “Llegué para quedarme” descansa en colaboraciones con otros artistas. Juan José tiene siete invitados especiales en la producción, como Ana Isabelle, NG2, Gisselle, Oscar Serrano y otros.
“Quería hacer un disco de colaboraciones. Poco a poco fui seleccionando a varios artistas, que tenían que ver algo con la canción y conmigo como persona. No es un panismo. Era importante la química. Me di a la tarea de contactar a los artistas y creo que le dan relevancia y otra expansión a la música, hacia otros públicos y mercados, lo que también le da a la salsa otra expansión. Las colaboraciones están de moda, pero yo no lo hago por eso porque desde el primer disco de San Juan-Habana en 2008 tuvimos a Ismael Miranda y Pupy Santiago, y en el segundo a Issac Delgado. Y ahora en este disco tenemos varias colaboraciones”, explicó Juan José, quien también grabó con Perico Ortiz e Ismael Miranda en “El mundo está mejor”, con Luisito Carrión en “Bajo amenaza” y con José Alberto ‘El Canario’ en “De no ser por ella”.
Juan José Hernández (derecha) conversando con Luisito Carrión (izquierda), uno de los invitados en "Llegúe para Quedarme"
A la pregunta de cómo justifica la presencia de merengueros como Gisselle y Oscar Serrano, el director de San Juan-Habana destacó que el ex integrante de Grupomanía es su amigo.
“Aparte de un gran amigo, es un gran artista que sigo mucho y admiro por su carisma en el escenario y la picardía y la energía que imprime en sus presentaciones, tanto con Grupomanía como solo. Y como el merengue ‘Yo ando buscando un amor’ tiene clave y tiene solos, que a él le gusta mucho, aparte de que es mi amigo, pensé que es un artista que debe estar en mi disco. Y Gisselle también es una amiga que es cantante y artista. Y en ‘Yo sin ti, tú sin mi’ pensé que puede aportar mucho en términos de carácter interpretativo”, abundó al tiempo en que igualmente elogió la participación de la baladista, actriz y bailarina Ana Isabelle en “Ellas y ellos” por “la frescura” que aporta.
En la onda social, como hizo con “La Marijuanita”, Juan José presenta a Ismael Miranda y al trompetista Luis Ortiz en la composición “El mundo está mejor”.
“Con Ismael tengo una trayectoria profesional extensa. Fui corista suyo cuando llegué de Cuba. Esta es la tercera composición que grabamos a dúo. El mensaje debía ser interpretado por alguien de su trayectoria y credibilidad como Perico, que está envuelto últimamente en causas y grabaciones para dejar un mensaje y un legado. Los dos accedieron y cuando la escucharon les gustó el mensaje. Los tres pensamos que las cosas pueden ir mejor y que eso depende del camino que uno tome. Si tomas el camino del bien estarás más cerca de que el mundo esté mejor”.
Otro refrescante aporte del cedé “Llegué para quedarme” es el bolero “No puedo amarte más”. Así complació a su esposa Ivonne Guerra. “Fue el último tema que arreglé y tiene un aire ‘jazz band’ y pop, y una letra bastante poética. Por esos días andaba escuchando desde Count Basie hasta Beny Moré y su banda gigante”.
Una década después de la organización de San Juan Habana, Juan José Hernández reconoce que la banda ha evolucionado del sonido del son tradicional al de la salsa contemporánea. “Las mismas canciones y el mismo aprendizaje como músico y director de orquesta me llevó a seguir explorando. Fui aumentando el timbre del grupo y la orquestación. Mi faceta de arreglista ha incrementado. La música es desarrollo. No hemos perdido la esencia ni la identidad, pero he podido insertarme más en el mercado mundial”.
Ahora que Cuba se abre a Estados Unidos y viceversa, Juan José Hernández no descarta regresar a su patria para presentar su arte. “Es posible. Ya he recibido invitaciones para algunos festivales que no se han podido concretar. Espero que suceda pronto porque en Cuba hay mucha gente que conoce el trabajo del grupo y siempre están de buena gana y con los brazos abiertos a recibir a todo el que viene de afuera y, en este caso, sería recibir a alguien que nació allí y en cierta forma ha triunfado acá”, dijo Juan José, cuya familia, incluso sus padres, residen en la Antilla Mayor.
De hecho, Juan José Hernández, con su experiencia de 10 años como enlace en Puerto Rico de la cultura cubana, como en un pasado relativamente reciente lo hicieron Justo Betancourt y Pupy Santiago, hubiera deseado participar en el concepto de la producción “Cuba y Puerto Rico son…”, lo mejor de 2015 conforme al criterio de la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
“Me hubiera encantado participar cantando. Solamente me llamaron para unas entrevistas. Pero me hubiera gustado participar. A mucha gente le extrañó que San Juan-Habana no estuviera con su música ahí. Pero agradezco por la entrevista y sé que en algún momento se dará […] porque vamos a estar en Cuba y Cuba aquí y en el mundo entero”.
De otro lado, Juan José Hernández anunció que, tras los discos que produjo a Julio César Sanabria y a Los Cantores de Bayamón, el director de esta agrupación, José Raúl Marrero delegó en él la realización de un segundo cedé navideño.
“También tengo en agenda a Luisito Carrión. Siempre hay cosas sucediendo en la composición. El hijo de Andy Montañez me grabó y también tengo dos temas en el nuevo disco de Gilbertito. La Original Banda Limón me grabó el año pasado y una muchacha mexicana, llamada Adriana, me grabó en balada. Uno sigue desarrollándose y aprendiendo”.
El disco “Llegué para quedarme” de Juan José & San Juan Habana se consigue en la tiendita de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan y en el portal prpop.org.
A las 4.50 a.m. de hoy salió Domingo Quiñones a la tarima del centro de espectáculos Isla del Paraíso. Una orquesta muy modesta en el acompañamiento lo secundó. Y el artista trató de presentar lo mejor de su repertorio.
Pero, luego de la primera canción, abundó en sinceridad al contarle a su público que no le habían pagado. Así, mientras los smartphone de los celulares se multiplicaban registrándolo todo, el cantante siguió con su show.
No faltaron las fricciones y los conatos de bronca, lamentablemente. Todo ello le dio mucha palidez a la presentación de Quiñones, una de las voces más importantes de la salsa.
Finalmente, hay que destacar la voluntad del artista con su público. Se entregó al máximo. A los organizadores, una llamada de atención. A la salsa no se le maltrata, menos a los cantantes y los músicos.
Salserísimo Perú buscó comunicarse con Latin Kings, la empresa encargada de contratar al cantante puertorriqueño, pero aún no recibimos respuesta que esclarezca este hecho bochornoso.
Resulta extraño el comportamiento de los empresarios, dado que en redes sociales compartieron un video donde se le ve a Domingo muy contento visitando el barrio de Atahualpa, en el Callao, donde se le hizo un mural.
ACTUALIZANDO: Miguel Lara Ramos de Latin King hizo su descargo sobre el caso de Domingo Quiñones, indicando que en realidad ellos y el cantante fueron perjudicados por Alexis Pino y Giancarlo Rodríguez, responsables del incumplimiento del contrato. Lara añadió que Latin King incluso ha apoyado a Domingo para que retorne a su país sin inconvenientes.
Anoche falleció el más grande boxeador de todos los tiempos: Muhammad Ali. Hay un capítulo que une la biografía de esta leyenda del deporte con la música (y la Salsa) y es su combate con George Foreman en 1974, realizada en Kinshasa, Zaire, que estuvo precedida por un festival musical que tuvo como atracción principal a Jame Brown y que incluyó también a Fania All Stars.
Fruto de su actuación en ficho Festival, que unió la música y el boxeo en un espectáculo denominado Rumble in the Jungle, fue la serie de discos y videos de Fania All Stars en Africa.
A continuación un texto tomado de la obra Los Ecos de Muhammad Ali, donde se recuerda aquel evento en Africa, la Rumble in the Jungle
Música y boxeo en Kinshasa
Suenan las primeras notas de The Payback. James Brown aparece en el escenario con un traje escandalosamente setentero. Hace una reverencia. Comienza el espectáculo. Es septiembre de 1974 en la República de Zaire y en el estadio 20 de Mai de Kinshasa hay casi 80.000 personas. Es el festival de música Zaire’74, que se organizó alrededor del Rumble in the jungle, la pelea entre George Foreman y Muhammad Ali por el título mundial de los pesos pesados. Lo que pasó esos días en el corazón de África trascendió del deporte y de la música.
¿Por qué en Kinshasa?
Don King, un visionario, dueño solamente de su propia dialéctica, antiguo rey de las apuestas ilegales de Cleveland, marcado por un pasado de cuatro años en prisión por haber matado a un hombre, tuvo una idea maravillosa. Logró la firma de Foreman y Ali en un contrato que le garantizaría 5 millones de dólares a cada uno si se enfrentaban en un duelo que sería monumental, pese a que él no disponía ni siquiera de un dólar. De ahí la perspicaz resolución de buscar los 10 millones en los cofres del dictador Mobutu. Éste decidió abrir su cartera atraído por el tamaño del evento. Además, la ocasión representaba la oportunidad de meter de nuevo a su país en el mapa del mundo.
Fue ahí cuando al trompetista sudafricano Hugh Masekela y al productor estadounidense Stewart Levine se les ocurrió aprovechar este evento para crear un festival que diese a conocer la música afroamericana. Cuando se lo hicieron saber a Mobutu, el dictador dijo que daba la autorización para llevarlo a cabo en su país pero no estaba dispuesto a desembolsar ni un dólar.
Así que los dos organizadores tuvieron que recurrir a un grupo de inversores liberianos para lograr la financiación. Entonces iniciaron la búsqueda de los mejores cantantes afroamericanos de soul, jazz, rhythm and blues y salsa. El resultado fue la crème de la crème del black power musical estadounidense y lo mejor de la música africana de entonces. El rey del soul James Brown, el gran guitarrista B.B. King, el artista de blues Bill Withers, el percusionista afrobeat Big Black, el grupo soul de Detroit The Spinners, y el grupo funky de Houston The Crusaders. Por la parte africana la orquesta local OK Jazz dirigida por el guitarrista Franco, el cantante de rumba congoleña Tabú Ley Rochereau, el saxofonista camerunés Manu Dibango y la diva sudafricana Miriam Makeba. Y por la comunidad negra latinoamericana La Fania All Stars. Sobre todo llama la atención el último conjunto: ‘La Fania’, que en este caso contó con la participación de la reina de la salsa Celia Cruz. Esto sirvió para demostrar que la música afroamericana no era solo blues y jazz sino que había un lugar en medio del mar Caribe llamado Cuba donde también había gente de raza negra haciendo buena música.
Los preparativos, tanto en Nueva York como en Kinshasa, fueron difíciles. Éstos iluminaron las complejidades y contradicciones de organizar un espectáculo moderno en un país del tercer mundo. No hay que olvidar que en la década de los 70’ Zaire era –y sigue siendo– un país muy pobre, debido principalmente a “la cleptocracia de Mobutu”, dice Jordi Turtós, periodista y crítico musical. Y añade que “era uno de los países más ricos desde el punto de vista musical, cultural e incluso de recursos”.
Pero una lesión durante un entrenamiento hizo que Foreman tuviese que posponer seis semanas el combate, separándolo así del festival y eliminando prácticamente la asistencia potencial de turistas internacionales. Levine tuvo que pensar en una sola noche si cancelaba el festival o seguía adelante. Pero los músicos ya habían cobrado sus honorarios. Así que aprovechando sus contactos de la cadena ABC, Levine habló con el periodista deportivo Howard Cosell para retener 24 horas la noticia de que el combate se posponía, para que los músicos no se echasen atrás.
El día del viaje, James Brown se presentó en el aeropuerto con 40.000 libras de equipaje adicional –ya que tenía pactados otros conciertos en África– y se negó a despegar sin ese material. A pesar de ser peligroso, se lo admitieron, no podía haber festival sin el Rey del Soul. Levine dijo en una ocasión que debido al exceso de peso en el avión cuando pasaron por Madrid tocaron los árboles. Fueron dos días y dos noches de viaje en las que se notó una confluencia de culturas y ritmos entre los músicos.
En una de las escenas más emblemáticas del documental Soul Power (Jeff Levy-Hinte, 2008), la reina de la salsa, Celia Cruz, baila y canta dentro del avión mientras que el resto de los músicos corean y tocan instrumentos improvisados, como una botella de cristal o un zapato.
Los problemas continuaron cuando llegaron a Zaire. La corriente era de 220 vatios en el país africano y no de 110 como el equipo que habían traído de Estados Unidos. Por suerte encontraron unos generadores de 110 vatios que habían sido donados a Zaire por la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos. El festival continuaba según lo planeado.
Muhammad Ali y James Brown pasean en coche por Kinshasa
Y finalmente, llegó el día. Todo estaba preparado. Las actuaciones fueron extraordinarias, para muchos, las mejores de los artistas. Según Jordi Turtós el hecho de que estuviesen en África actuando delante de un público que les “recibió con los brazos abiertos” fue clave para que los artistas diesen lo mejor de si. Tocaron canciones que han pasado a la historia como Hope she’ll be happier, Guantanamera o A man’s world en un entorno inmejorable. El pueblo congoleño se entregó completamente a un festival que, aunque no tuvo la repercusión que los organizadores creían, significó un antes y un después en la historia de la música en África.
Aquel concierto puso a Zaire en el punto de mira del mundo, lo colocó en el mapa y sobre todo subrayó su importancia como país. “La importancia que tenía como mina de recursos musicales y económicos aunque también ayudó a dar a conocer la rumba de allí”, afirma Jordi Turtós. Artistas como Franco o Tabu Ley Rochereau son dos ejemplos de los artistas más grandes de este género, y ambos actuaron en el festival. Este concierto supuso que muchos críticos musicales y periodistas se fijasen en el país africano, en su música, y eso hizo que luego se impulsasen las carreras de algunos zaireños.
Los días 22, 23 y 24 de septiembre en Zaire fueron una fiesta. El público recibió a los artistas como dioses aunque el concierto no tuvo la repercusión esperada por los organizadores. Quizás el motivo fue que no se celebró a la par que el combate.
A pesar de ello, para Jordi Turtós, el objetivo del festival –que era crear conciencia sobre la música negra– sí que se consiguió. “Ya desde 1965, con la lucha de los derechos raciales la música negra empezó a tener carta de naturaleza y funcionó muy bien”. La expresión musical afroamericana y cubana se entremezclaron, proporcionando material de investigación suficiente para un curso de etnomusicología.
Zaire’74 ayudó a expandir la música negra. Ese viaje a África es un momento de peso para el orgullo negro. Para los músicos, “viajar a África significó ir a encontrar sus orígenes”, afirma Turtós. “El negro norteamericano toma conciencia, pero también lo hace el mulato, el caribeño y el mestizo”, añade. Y esto fue en parte gracias a la actuación de La Fania All Stars, uno de los grupos que, según Bill Withers, más gustó.
Este festival fue de los primeros que ayudó a promocionar un evento deportivo. Un hecho que en la actualidad es muy común. Los grandes acontecimientos del deporte contemporáneo, como las Olimpiadas, los mundiales de fútbol y, en mayor medida, la Superbowl van acompañados de macroconciertos de los artistas más conocidos del momento. Algunos de los invitados a este partido de la NFL han sido Michael Jackson, Kiss, The Rolling Stones, U2, Madonna, Prince, Aerosmith o Paul McCartney entre otros. En sus comienzos el intermedio estaba protagonizado por las bandas de las universidades estadounidenses, pero la fama que alcanzó llamó a los cantantes y grupos más conocidos. Este tipo de contratos son satisfactorios para ambas partes, es una ayuda mutua. Los artistas tienen la oportunidad de actuar en un concierto donde la audiencia y la popularidad está asegurada y las empresas deportivas obtienen espectadores y fama. Todos ganan. Es en ese momento cuando un evento deportivo deja de ser solamente eso y se convierte también en un acto cultural, que une no solo a los amantes del deporte sino a un público más heterogéneo.
Sin duda, el estado de la música negra ha cambiado mucho desde 1974. Ahora está “muy de vanguardia”, como dice Turtós. Y no cabe duda de que parte de la música de los afroamericanos “acabará siendo música blanca dentro de algún tiempo, porque esta siempre se ha ido alimentando de la música negra”. Nos encontramos en un momento donde predominan dos tendencias: por una parte el hip hop, que está en un momento “bastante tranquilo, un poco inactivo”, y por otro lado las grandes estrellas de r’n’b como Beyoncé que han ido devorando el territorio más rebelde o de protesta, como fue el hip hop en sus inicios.
‘Ali Bumaye’
Seis semanas después, con Foreman completamente recuperado, la pelea se retomó. Los dos contrincantes no podían ser más diferentes. George Foreman era un negro sureño de Texas, conocido por su fuerza bruta y su seriedad. Simplemente machacaba a sus adversarios, los tumbaba con violencia sobre las lonas de los cuadriláteros de todo el mundo.
Foreman nunca quiso acercarse a la gente de África que, pese al hecho que fuese negro, lo veían como un hombre blanco, como un enemigo al que Ali debía derrotar. El grito “Ali bomaye” (Ali mátalo) se escuchaba en cada rincón de Kinshasa.
Ali era el hombre del pueblo. No fue a Vietnam porque “ningún Viet Cong me llamó negro”, razón por la cual fue multado y desposeído de su licencia para boxear durante tres años. Ali, que defendía los derechos de los negros a pesar de tener sangre blanca por parte de madre, se atrevió a decir: “Si gano voy a ser el Kissinger negro”, –como dice en el libro El Combate de Norman Mailer– haciendo referencia al secretario del Estado norteamericano reconocido por su habilidad diplomática. “Cada vez que visito un lugar, tengo que acudir a las escuelas y a los asilos de ancianos. No soy simplemente un boxeador, para esta gente soy una figura mundial”, concluyó.
Cuarenta años después Zaire ha vuelto a llamarse Congo y Mobutu ya no existe. No obstante, la gente que amaneció festejando aquellas tres noches junto a la llegada de los monzones otoñales, sigue viviendo en un país machacado por el egoísmo de sus propios gobernantes. En Estados Unidos George Foreman y Muhammad Ali se volvieron grandes amigos. Sin duda, ese concierto significó un momento de puro orgullo negro, para un país y una raza que aún hoy en día lucha por la igualdad.