Manolo Rodríguez: el cantor del Jirón Zepita
El próximo domingo 17 será el "Tributo a un Amigo", evento que se hará en Ventanilla en homenaje al cantante nacional Manolo Rodríguez, quien está cumpliendo 35 años de carrera musical.
La página Salserísimo-Perú le dedica una nota especial a Manolo, la misma que nos permitimos reproducir...
Fuente: Salserísmo-Perú. Por: Martín Gómez
La voz salsera de Manolo Rodríguez tiene la particularidad de acercarnos a Puerto Rico. Su estilo tiene independiente ciudadanía boricua. Por algo, cierta vez fue elogiado por el mismo Rafael Ithier, director del Gran Combo. Pero el cantante, desde su casa del jirón Zepita, en el Callao, recibe con calma esta muestra de afecto. Es que a la virtud de sus cuerdas vocales se le suma otra: la humildad.
Hace rato Manolo pudo irse del país y buscar opciones afuera. Pero su familia pudo más. A ello se suma el especial cariño que le tiene a sus raíces, al Callao. El cantante, que arrancó como corista allá por 1980 en la orquesta de Oswaldo y su Combo, observa con tranquilidad esos 35 años de trayectoria en la escena salsera local. Las anécdotas abundan. Y uno tendría que remontarse a los salsódromos de la década de los 80, las temporadas con el Combo Hit Parade Latino. Las fiestas salseras en todas las Máquinas (del Sabor). También los Bailes con Saravá, los festivales del Callao, los salsódromos del Jirón Washington en el Centro de Lima. Más de una jornada internacional acompañando en los coros a algún sonero del exterior y hasta un sabroso himno para Ventanilla. En fin, Manolo ha visto de cerca toda esa efervescencia de la salsa que se bailaba en los barrios de Lima y Callao.
En los años 90 integró la Sensual 9.90, del maestro Oscar “Pitín” Sánchez. Después recaló en la orquesta de Aníbal López y La Única. Junto a la agrupación del gran timbalero tuvo la oportunidad de acompañar a Celia Cruz en una inolvidable gira por Chile, Argentina y Uruguay. El Gran Rex de Buenos Aires fue testigo de una noche en la que Manolo junto a Celia Cruz puso a bailar a los argentinos con una versión de “Vasos Vacíos”, el clásico de Los Fabulosos Cadillac. Vicentico, el cantante de Los Cadillac, nunca llegó. Así que él asumió el encargo. La canción se la tuvo que aprender en los camerinos. Al día siguiente, en Buenos Aires, Manolo era el más feliz paseando por la avenida de Mayo. Solo faltó un pejerrey arrebosado para completar la dicha.
Hoy el cantante, luego de pasar por La Efectiva y la Orquesta Vaya, sigue vigente. Cada tarde de sábado, lo encontramos en la cebichería El Jibarito de Bellavista, dando cátedra de cómo se canta salsa bien afincadita. Ahora mismo está terminando su primer CD como solista. Tiene pedidos especiales para Colombia donde lo conocen como “el cantante del bastón”. Sí, porque Manolo desde 1987 enfrenta una enfermedad del aparato locomotor. “Cuando me la detectaron en esa época me dijeron que moriría pronto. Pero fíjate, estamos en el 2015, y aquí me tienes”. En las palabras de Manolo hay fe y esperanza. Actitud que ahora le permite estar en la antesala de este primer disco. Allí han metido mano músicos y arreglistas de prestigio (Juan Canevello, Oscar ‘Pitin’ Sánchez y Carlos ‘Peluzza’ Del Carpio, por mencionar algunos).
Manolo recalca una y otra vez que este disco es posible gracias a sus amigos. También añade que, precisamente, la cosecha de esa amistad quedará reflejada este domingo 17 de mayo. La fiesta en su honor se llama “Tributo a un amigo” y se realizará en la Explanada del Mercado Particular de Ventanilla. Varias orquestas ya confirmaron su participación. Y él no oculta su emoción.
Es un sábado y el Sol calienta fuerte el jirón Zepita. Manolo camina lento por su viejo solar, que no está en San Juan de Puerto Rico sino en el puerto del Callao, en Sudamérica. Aprovecho para contarle que hace varios años, por esas cosas de la vida, terminé bailando aquí en una descarga de vecindad y la estrella era, precisamente, él. La invitación me la hizo Nelson Gamboa, su gran amigo. Pero esa es otra historia. Por lo pronto, hay promesa de ver al cantante en Ventanilla, en su homenaje. Así será.
La página Salserísimo-Perú le dedica una nota especial a Manolo, la misma que nos permitimos reproducir...
Fuente: Salserísmo-Perú. Por: Martín Gómez
La voz salsera de Manolo Rodríguez tiene la particularidad de acercarnos a Puerto Rico. Su estilo tiene independiente ciudadanía boricua. Por algo, cierta vez fue elogiado por el mismo Rafael Ithier, director del Gran Combo. Pero el cantante, desde su casa del jirón Zepita, en el Callao, recibe con calma esta muestra de afecto. Es que a la virtud de sus cuerdas vocales se le suma otra: la humildad.
Hace rato Manolo pudo irse del país y buscar opciones afuera. Pero su familia pudo más. A ello se suma el especial cariño que le tiene a sus raíces, al Callao. El cantante, que arrancó como corista allá por 1980 en la orquesta de Oswaldo y su Combo, observa con tranquilidad esos 35 años de trayectoria en la escena salsera local. Las anécdotas abundan. Y uno tendría que remontarse a los salsódromos de la década de los 80, las temporadas con el Combo Hit Parade Latino. Las fiestas salseras en todas las Máquinas (del Sabor). También los Bailes con Saravá, los festivales del Callao, los salsódromos del Jirón Washington en el Centro de Lima. Más de una jornada internacional acompañando en los coros a algún sonero del exterior y hasta un sabroso himno para Ventanilla. En fin, Manolo ha visto de cerca toda esa efervescencia de la salsa que se bailaba en los barrios de Lima y Callao.
En los años 90 integró la Sensual 9.90, del maestro Oscar “Pitín” Sánchez. Después recaló en la orquesta de Aníbal López y La Única. Junto a la agrupación del gran timbalero tuvo la oportunidad de acompañar a Celia Cruz en una inolvidable gira por Chile, Argentina y Uruguay. El Gran Rex de Buenos Aires fue testigo de una noche en la que Manolo junto a Celia Cruz puso a bailar a los argentinos con una versión de “Vasos Vacíos”, el clásico de Los Fabulosos Cadillac. Vicentico, el cantante de Los Cadillac, nunca llegó. Así que él asumió el encargo. La canción se la tuvo que aprender en los camerinos. Al día siguiente, en Buenos Aires, Manolo era el más feliz paseando por la avenida de Mayo. Solo faltó un pejerrey arrebosado para completar la dicha.
Hoy el cantante, luego de pasar por La Efectiva y la Orquesta Vaya, sigue vigente. Cada tarde de sábado, lo encontramos en la cebichería El Jibarito de Bellavista, dando cátedra de cómo se canta salsa bien afincadita. Ahora mismo está terminando su primer CD como solista. Tiene pedidos especiales para Colombia donde lo conocen como “el cantante del bastón”. Sí, porque Manolo desde 1987 enfrenta una enfermedad del aparato locomotor. “Cuando me la detectaron en esa época me dijeron que moriría pronto. Pero fíjate, estamos en el 2015, y aquí me tienes”. En las palabras de Manolo hay fe y esperanza. Actitud que ahora le permite estar en la antesala de este primer disco. Allí han metido mano músicos y arreglistas de prestigio (Juan Canevello, Oscar ‘Pitin’ Sánchez y Carlos ‘Peluzza’ Del Carpio, por mencionar algunos).
Manolo recalca una y otra vez que este disco es posible gracias a sus amigos. También añade que, precisamente, la cosecha de esa amistad quedará reflejada este domingo 17 de mayo. La fiesta en su honor se llama “Tributo a un amigo” y se realizará en la Explanada del Mercado Particular de Ventanilla. Varias orquestas ya confirmaron su participación. Y él no oculta su emoción.
Es un sábado y el Sol calienta fuerte el jirón Zepita. Manolo camina lento por su viejo solar, que no está en San Juan de Puerto Rico sino en el puerto del Callao, en Sudamérica. Aprovecho para contarle que hace varios años, por esas cosas de la vida, terminé bailando aquí en una descarga de vecindad y la estrella era, precisamente, él. La invitación me la hizo Nelson Gamboa, su gran amigo. Pero esa es otra historia. Por lo pronto, hay promesa de ver al cantante en Ventanilla, en su homenaje. Así será.
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