¡A Night in Maria Angola! Bravo Poncho Sánchez
"La noche de anoche" quedó corta en el Maria Angola. El Conguero Poncho Sánchez tuvo su segunda vez en nuestro país y satisfizo al público que pudo gozar la música de su grupo. Latin Jazz, Salsa, Latin Soul del bueno.
Días antes de llegar a Lima, Poncho tuvo la gentileza de cederme una entrevista, la cual se publicó el lunes pasado en la Revista Velaverde.
A continuación, la transcripción total de la charla con Poncho Sánchez.
EL JAZZ SABROSO DE PONCHO SANCHEZ
Por Eduardo Livia Daza
Cuando la Salsa cambió de estilo en los 80´s y se volvió demasiado romántica, el Latin Jazz (la fusión del jazz norteamericano con la música afrocubana) fue una especie de salvavidas, de refugio para preservar la tradición. Uno de los personajes que abanderó esa corriente por aquel entonces fue Poncho Sánchez, el conguero que este fin de semana llega por segunda vez a Lima.
Ganador del Grammy 1999 por su disco Latin Soul, Poncho atendió a nuestro llamado para conversar con él, a pocos días de su nueva presentación, este sábado 13 en el Centro de Convenciones María Angola de Miraflores. ¡Música de la buena!
Velaverde: Poncho, tu más reciente disco es Live in Hollywood
Poncho Sánchez: Sí, el CD ya tiene siete meses en el mercado y tiene un poquito de todo: jazz latino, latin soul, Salsa con una nueva versión de “Son Son Chararí” y un toque de blues, pero al estilo de Poncho Sánchez
VV: ¿Llevas la cuenta de cuantos discos tienes ya grabados en Concord (su casa disquera)?
PS: Sí, creo que ya van como veintisiete discos en treinta años
VV: Tú debes ser uno de los artistas con más años en Concord
PS: Sí, yo tengo el “seniority” en la disquera, más que todos. Antes, Cal Tjader firmó contrato con Concord Records y en 1980 gané un Grammy con Cal en su disco La Onda Va Bien, que fue el primero que salió para el sello Concord Picante. Entonces en 1982 yo firmé contrato para grabar ahí y hasta el día de hoy estoy con ellos.
VV: Ya que lo mencionas, Cal Tjader fue una especie de padre musical para ti…
PS: Sí, yo tenía veinticuatro años cuando ingresé a su orquesta y estuve con él por siete años y medio. Las primeras semanas me sentía muy nervioso, porque él era un gran maestro. Fíjate que yo soy el menor de once hijos y mis hermanas y hermanos mayores tenían todos los discos de Cal Tjader. Entonces, cuando yo era muy chico ya escuchaba su música en mi casa, por lo que llegar a pertenecer a su grupo fue un sueño. Aprendí mucho con Cal. Yo estuve con él cuando ganó su Grammy y también estuve cuando murió de un ataque al corazón en Manila, de gira por las Filipinas un 5 de mayo de 1982.
VV: Cuando eso ocurre, tú “tomas la posta” para empezar Poncho Sánchez y su grupo. A veces, quien continúa la orquesta mantiene de alguna forma el sonido y el estilo de su antecesor, Pero en tu caso nunca llegaste a usar el vibráfono e incluyes en tu formato trompetas y trombones. ¿Por qué el cambio?
PS: Seis semanas antes que Cal muriera, yo firmé contrato con Concord para grabar con mi propio grupo. Después que Cal fallece la gente me sugería que tome su repertorio y su sonido y que buscara otro vibrafonista para reemplazarlo. Yo les dije: “No, Cal Tjader fue uno solo y nadie podrá tocar los vibes como él”. Era imposible que yo pudiera hacer su música ni su sonido al mismo nivel que él, así que decidí forjar mi propio estilo, tomando algo de Cal Tjader y otro poco de grandes como Mongo Santamaría y Ray Barretto.
VV: Ya que lo mencionaste quería preguntarte por Mongo Santamaría y por Tito Puente, dos grandes percusionistas que conociste y con los cuales también tocaste.
PS: Tuve la suerte de tenerlos como invitados en dos de mis discos. Fueron mis dos grandes amigos que admiro mucho y con quienes aprendí mucho en este negocio. Fíjate que los admiro tanto que yo tengo dos hijos, el mayor se llama Xabier Mongo Sánchez y el menor se llama Julián Tito Sánchez.
VV: ¿Por qué Poncho Sánchez es músico?
PS: Yo soy el menor de once y todos mis hermanos, a Dios Gracias, están todavía vivos. Cuando yo era niño, todos los días se oía en mi casa la música de Cal Tjader, Tito Puente, Orquesta Aragón. Tanto la escuchaba, que yo creí que esa era música de Texas, porque yo nací en Laredo, Texas y mis padres eran mexicanos. Luego supe que era música cubana. Mis hermanas me enseñaron a bailar el mambo, el cha-cha-cha y luego aprendí a tocar la guitarra. Hasta ahora, cuando nos reunimos en familia, mis hermanos siguen poniendo la música de Puente, de Aragón… ¡y ahora también la de Poncho Sánchez! (ríe)
VV: Así fueron tus inicios…
PS: Sí, cuando estaba en el “high school” formamos un grupo con los muchachos del barrio. Yo era el cantante y hacíamos mucho “soul music”, en especial la música de James Brown, The Temptantions, el “Motown sound”. Luego aprendí a tocar la batería y los tambores
VV: Esa experiencia familiar en tu infancia puede explicar que tu música, comparándola con el Latin Jazz de otros colegas tuyos, esté más conectada a la Salsa, al baile
PS: Es correcto lo que tú dices. A mí me gusta mucho el baile, el mambo, el cha-cha-chá, el merengue. En realidad tú puedes escuchar un mambo, una guaracha, un bolero, un guaguancó y todo eso es la base de mi música
VV: Algo que me llama mucho la atención de tus discos es que en cada uno tienes un invitado especial. Es un listado tan largo y variado en el que está incluido, por ejemplo, desde Ray Charles hasta Andy Montañez, dos grandes de estilos diferentes. ¿Cuál es el secreto para lograr esto?
PS: (Ríe). No sé en verdad… Yo doy gracias a Dios que todas las figuras, cuando les pedí participar como invitados en mis discos, inmediatamente dijeron que sí. Ellos suelen decir que les gusta mi música, y por supuesto, a mí me gusta lo que ellos hacen, sino no los invitaría. Andy Montañez es un gran cantante que cada vez que yo voy a Puerto Rico está conmigo. Ray Charles es otro gran cantante, de diferente estilo, pero muy pocos saben que a él le gustaba la música latina. En verdad han sido muchos: Freddie Hubbard, Eddie Harris, The Jazz Crusaders de Wilton Felder y Wayne Henderson, Diane Reeves, Terence Blanchard, los Hermanos Ortiz, Chic Corea, Pee Wee Ellis, Fred Wesley, Billy Preston, Sam Moore, Mongo, Tito, Francisco Aguabella, Dave Samuels, Hugh Masekela, Tower of Power. Yo estoy muy orgulloso de haber estado con todos ellos.
VV: ¿Y qué es lo próximo que se viene?
PS: Estamos trabajando en un homenaje a John Coltrane, su música al estilo de Poncho Sánchez. Recientemente hemos estado tocando con James Carter como invitado especial y pienso tener un invitado muy especial para ese proyecto. Será una gran sorpresa. Es más, en Lima pienso tocar “Giant Steps”
VV: A propósito, falta muy poco para tu segunda visita a Perú ¿Qué recuerdos de la primera?
PS: Nuestro primer viaje a Perú fue el 10 de Mayo de 1997 y fue una visita corta. Recuerdo que habíamos tocado la víspera, salimos de Los Angeles a las dos de la mañana y llegamos muy cansados a las siete de la mañana a Lima. Apenas salimos a almorzar, recuerdo que comimos un cebiche muy rico en un lugar que se llamaba Punta Sal y esa misma noche fue el concierto. Ahora también será una visita breve pero con la expectativa de hacer un gran concierto, de tocar mucho Jazz Latino, Salsa y un poquito de Latin Soul.
VV: Yo quiero que los lectores sepan que Poncho Sánchez no sólo es un gran músico sino también un gran ser humano. Hay una anécdota que te ocurrió en Perú, la primera vez, que te pinta de cuerpo entero.
PS: Oh, sí! Me acuerdo de unos muchachos, eran seis o siete que fueron al aeropuerto. Llegué muy temprano pero ellos estaban ahí y al verme me dijeron: “¡Maestro Poncho, Maestro Poncho!”. Mi gente me avisa: “Poncho, esos muchachitos están preguntando por ti”, “Pero yo no conozco a nadie aquí” dije (risas). “Maestro, somos fanáticos de tu música”, repetían. Les pregunté si irían al concierto y uno de ellos respondió: “No Maestro, eso cuesta mucho dinero”; entonces les dije “Espérenme en la puerta, yo llego a las siete de la noche y todos van a entrar conmigo”. “Está bien Maestro”, me respondieron.
Cuando llegué al concierto, pregunté a unos policías en la puerta “¿Han visto a unos muchachos aquí esperándome?”. “Sí señor Poncho, pero son del barrio y los corrimos” me respondieron. “No, no, ellos vienen conmigo, ¿Donde están?”. “Están en la esquina” me dijeron y de inmediato silbé y los llamé: “Hey! Muchachos vengan, vengan”. Sacando la cabeza, desde la esquina señalaban y me decían: “¡El policía!” a lo que respondí “No tengan miedo, ustedes entran conmigo,”. “Oh, Maestro, gracias, muchas gracias”; y estuvieron conmigo en todo el concierto, en el back stage, comieron nuestra comida y pasé un muy buen momento con ellos. Nunca me voy a olvidar de eso.
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