Inmortal el repique duro de Ray Barretto
Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por: Damaris Hernández Mercado
Un día como hoy hace siete años el “Rey de las Manos Duras” abandonó el plano terrenal para ir con su tumbadora a otra parte.
Para quienes disfrutaron de sus descargas y rumba, la imagen del aquel músico de espejuelos de pasta dura con curitas alrededor de los dedos, se hace imborrable a través del tiempo. Su repique, el tiempo rítmico y la dureza con que azotaba el cuero no han muerto.
Ese estilo “duro” al tocar fue lo que implantó Ray Barretto desde que se colocó frente a una conga en su adolescencia. Como si los cueros duros se hubiesen adheridos a la piel de sus manos, así se proyectaba el percusionista durante una intensa ejecución musical.
Fue con sus tumbadoras que logró esa carrera musical que le permite estar en la historia del jazz latino y la salsa.
Para recordar su vida profesional y personal se celebró hoy una misa en su memoria en la Catedral en el Viejo San Juan. La viuda del músico, Annette Barretto invita al pueblo a participar de la eucaristía, donde se espera la participación de músicos locales que compartieron tarima con Barretto.
Annette, quien reside en Nueva York, donde el músico nació (1929), sostuvo a El Nuevo Día que su deseo es celebrar la vida de uno de los poco exponentes musicales que han tenido éxito simultáneo en dos expresiones e idiomas artísticos: el jazz y la salsa.
La viuda del “Rey de las Manos Duras” afirmó con un taco en la garganta que ella no lo había hecho antes porque “apenas podía hablar de la pérdida”.
“Todavía me duele mucho y lo extraño. Pero siento que ahora estoy lista para poder hablar. Es la primera vez que me siento contenta y qué mejor que hacerlo en el País que tanto amó. Ray siempre tuvo presente a Puerto Rico en cada parte que iba. Los dos símbolos que siempre le acompañaron fueron sus congas y la bandera de Puerto Rico”, detalló la viuda del músico cuyos padres eran de Aguadilla. Es por esta razón que Barretto siempre que visitaba Puerto Rico recorría la zona oeste.
La viuda del músico, casados durante 30 años, comentó que recordar los siete años de muerto en Puerto Rico es también una forma de “agradecer al pueblo el cariño que le dieron a Ray durante su vida y en su muerte”.
“Jamás pensé que Ray era tan querido en Puerto Rico. Todavía estoy sorprendida de las demostraciones de cariño en el velorio. Tanta gente se acercó, la humildad de Ray se veía en la gente, es algo que no puedo explicar. Fue maravilloso sentir ese amor a su figura”, reveló Anette quien tenía una diferencia de edad de 29 años con el músico. Ambos tuvieron un hijo, Christopher.
Visionario
Para el trompetista Humberto Ramírez la figura de Barretto tanto en la salsa como en el jazz debe ser recordada por su capacidad de implantar un estilo único dentro de ambos géneros. Según afirmó son “pocos los músicos que se pueden destacar en dos idiomas y expresiones musicales”.
“Era un visionario vanguardista. Su apodo de manos duras es lo mejor que lo define porque el repique con que le daba y la fuerza rítmica lo hizo único”, aseguró Ramírez.
Barretto se adentró a la música de manera autodidacta. Sus influencias musicales fueron John Birks “Dizzy” Guillespie y Luciano “Chano” Pozo”. Su primer trabajo profesional lo consigue en la década del 50 en el Latin Jazz Combo de Eddie Bonnemere y luego pasó a la orquesta de José Curbelo y grabó su primer disco “Wine Woman y Cha, Cha, Chá”.
No obstante, su gran paso musical, con el que comenzó a hacer un nombre de peso como percusionista fue su ingreso a la orquesta de Tito Puente. El mero hecho de estar al lado de una de las figuras más importantes del sonido latino representaba, de entrada, un reto. Sin embargo, el desafio mayor era reemplazar al percusionista Mongo Santamaría. “Ray entra con Tito Puente, una figura que ya tenía una popularidad increíble. Además, llega a reemplazar a Mongo Santamaría. Ray logró implantar su estilo y desarrollarse sin la necesidad de uno compararlo con Mongo Santamaría. Pudo lograr que uno olvidara la presencia de otro músico. Esto le permitió desarrollar su trayectoria y comienza a lograr una fama con su propio nombre”, recordó Ramírez quien durante el velorio del cantante en la Isla le hizo un homenaje con su grupo.
A partir de ese momento continúo su ascendente carrera al crear una orquesta de charanga y luego ingresar al sello discográfico de la Fania, lo que le permitió crear un nuevo concepto musical en la salsa.
Por la dirección de Barretto pasaron los intérpretes Rubén Blades, Tito Gómez, Adalberto Santiago y Tito Allen, entre otros.
“Ray pudo lograr una carrera de éxito en la salsa. Sin embargo, su gran deseo era ser un percusionista de jazz. Por eso, lanzó el disco The Other Road y aunque no fue comercial, fue su gran deseo, según lo hablamos Ray y yo en una ocasión. Después de eso continúo en la salsa pero también destacándose en el jazz”, narró Ramírez que compartió en tarima por última vez con el percusionista en el concierto Todo una vida, en el Coliseo Rubén Rodríguez, en el 2004. Allí, además participó uno de los cantantes que pulió su talento con Barretto, Adalberto Santiago.
Un gran mentor
Para Adalberto Santiago, uno de los cantantes que más trabajó con Barretto, el “Rey de las Manos Duras” fue su maestro musical. Al igual que Ramírez, el salsero destacó su estilo y ritmo.
“Él creó un estilo propio, te diría que como conguero para mí ha sido el mejor. Primero fue baterista y trajo ese estilo a la conga. Adoptó esos golpes a la conga”, mencionó Santiago que grabó cerca de 12 LP con Barretto.
Tanto en lo personal como en lo profesional resaltó la disciplina, su mente musical y su apertura para escuchar ideas.
“Fue mi maestro musical en cuanto a disciplina. Le debo mucho a él. Era un músico abierto a ideas. Escuchaba todo. Siempre con humildad compartía su éxito. A nivel personal fue un hombre de familia y en mi caso después que nos separamos, porque me fui para La Típica, continúe trabajando y colaborando”, añadió.
Dentro de las vivencias que recuerda de Barretto mencionó que fue tan estrecha su relación que la noche antes de su muerte soñó con el percusionista, lo que él interpreta como que “vino a despedirse... En los escenarios todavía siento que está sentado con sus congas”, acotó.
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