28 may 2012

La difícil tarea de ser "Cano" Estremera



Fuente: El Nuevo Dïa, Puerto Rico. Por: Damaris Hernández Mercado

Su honestidad al decir las cosas tal como las ve le ha traído más problemas que alegrías

Sus posturas lo han llevado a la marginación personal y profesional. En tarima es eje de controversia por su estilo egocéntrico, irreverente, agresivo y polémico a la hora de improvisar un soneo. No comprende ni acepta las segundas posiciones, por eso se autoproclama el “Dueño del soneo”.

Se trata del salsero Cano Estremera, un eterno disidente que con o sin presencia en los escenarios musicales ha hecho una carrera de más de 30 años en el género de la salsa logrando un sinnúmero de aciertos en el pentagrama popular.

El salsero albino criado en Santurce reconoce que sus posturas son las que han provocado laceraciones entre colegas, productores y ejecutivos de la industria musical.

No obstante, para Estremera eso nunca ha sido motivo de preocupación, porque no decir lo que se siente es “violarme y faltarme el respeto yo mismo”.

“Hay que vivir con lo que uno postula. Yo hubiese sido igual de disidente si hubiera sido político, abogado o doctor... hubiese tenido la misma problemática porque esa es mi manera de ser. Donde quiera que voy revoluciono la cosa”, asegura.

El vocalista comenzó su carrera con la Orquesta Mulenze. Luego en 1978 se une a Bobby Valentín, con quien forma uno de los binomios de mayor prestigio musical en el género, hasta la separación en 1984, cuando decidió labrar su camino como solista. Pero desde ese momento, los cocolos anhelan presenciar la reunión entre ambos, que Estremera no descarta, pero sí condiciona.

Tras una ausencia de los escenarios en los pasados años, el vocalista retorna con el tema ‘La profecía’, sencillo que lanzó en diciembre y que formará parte de su concierto de 30 años de aniversario, que realizará el 3 de junio en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, en Santurce.

A días de su concierto, Estremera pasa revista de su vida en entrevista con El Nuevo Día. En un tono más calmado que en el pasado, pero con la misma honestidad que lo caracteriza, revela algunos de sus aciertos y desaciertos.

¿Cuándo descubriste que querías ser salsero?

Entré a la salsa como percusionista y duré muy poco, porque había demanda de cantantes. No entré a la música por gusto, sino por una necesidad. Por ser albino y no haber estudiado, ya que el sistema (educativo) era solo para los que ven o para los que no ven, surgió la oportunidad de hacer escoba o cantar y dije es mejor cantar... y siempre he sido ambicioso. Cuando vi que me iba bien entendí que podía vivir de esto.

O sea, qué siempre viste la música como un negocio.

¡Oh sí! Desde el principio lo veo como un negocio, pero no del que me puede dar millones, sino del que puedo subsistir. Si lo hubiese visto de otra manera ya me hubiese prostituido a lo comercial, y eso es ir en contra de mi dignidad. Todo el mundo quiere transcender, pero con cantar par de canciones no se logra eso. Lo que te va a dar transcendencia es cantar cosas que la gente vive a diario.

¿Consideras que lo has logrado?

Sí, por eso estoy aquí. Contrario a otros salseros, a mí el género me necesita. Tengo mucho que ofrecer, a otros ya se les acabó. Hay una carencia de soneros, pero yo estoy aquí. Mucha gente ha interpretado que he desperdiciado mi tiempo al no explotar mi potencial como salsero, pero es que quería otra cosa para mí. Lo quería todo o nada. Vayan diez a verme, esos diez son míos y para esos diez soy trascendental.

¿De qué te arrepientes?, porque mira que has dicho cosas...

De todo lo que me he callado y de lo que no he hecho.

Abandonaste a Bobby Valentín para caminar solo. Al día de hoy los aficionados del género desearían un junte entre ustedes. ¿Existe alguna relación entre ambos?

No estamos mal, pero nunca hemos llegado a un acuerdo. En términos comerciales hemos intentado negociarlo varias veces, pero no se da. En mi mente de sabelotodo pienso que Bobby quiere hacer un concierto porque él siente que le robé parte de su fama. La figura mía se identificó tanto con Bobby Valentín que él no se puede deshacer de mí. Cuando me fui de su orquesta lo hice para probarme que podía solo, aún reconociendo que no existía mejor marco musical que el que me daba Bobby Valentín. Al César lo que es del César.

Pero dejando eso a un lado, ¿el junte se puede dar?

Sí, pero tiene que ser bajo mis condiciones económicas. Estoy sonando, estoy más vigente que él. Mi propuesta es de miles y es para hacer una gira y ellos no quieren porque sería trabajar para mí. A mí me interesa una gran gira internacional y luego fiestas patronales, hasta que esto se muera... Cuando eso pase, entonces hacemos un concierto con todos los cantantes de Bobby.

¿Quiénes fueron tus influencias musicales?

Justo Betancourt y Néstor Sánchez, que era un cantante albino.

¿Quiénes, a tu juicio, han trabajado bien en el género?

A nivel comercial, Gilberto Santa Rosa. Nadie ha trabajado más que él en términos de lo que es negocio; él tomó el modelo de Tito Rodríguez. Y yo no tengo una disidencia con él, lo que pasa es que no voy por ese camino.

Siempre has dicho que eres el mejor sonero. ¿En la actualidad existe alguien que sonee mejor que tú?

No existe nadie que sonee mejor que yo. Ni siquiera cercano. Estoy en un plano aparte a los demás. Siempre he postulado que soy el mejor sonero. Mira como es la cosa que ellos son buenos, desde Domingo Quiñones, Gilberto Santa Rosa, José Alberto “El Canario” y Tito Nieves... Todos son buenísimos, pero yo soy mejor.

¿A qué le atribuyes tu ejecución en los soneos?

A mi preparación. Es algo innato. Cuando era muchacho empecé a escuchar música jíbara de la montaña y nadie me tuvo que explicar que la rima era una cosa obligada.

Luego de esos duelos fuertes tan comentados que Domingo Quiñones y tú realizaron, ¿si lo encuentras de frente lo saludas?

Claro, nos saludamos bien chévere, pero de pura hipocresía. Es que no hay soneros desde Benny Moré, luego vino un Ismael Rivera, Marvin Santiago... Pasan 20 años para que salga un sonero.

¿Reconoces que tus soneos son de fuerte contenido y de corte personal y por eso muchos los repudian?

Me crié en la época del doble sentido. Si estamos en un duelo y tú me tiras tengo que tirarte fuerte. Soy un vaquero. Si me llaman ‘albino ciego’ no puedes esperar que te diga flores. Tengo una coraza de toda mi vida, desde pequeño, pero no lo voy a usar como una muleta en mi defensa.

¿En algún momento te sentiste discriminado por el albinismo?

Sí, pero no lo sabía. Siempre pensé que no era así. Con la edad descubrí que he sido marginado. La gente no me reconoce el talento en muchas posiciones por ser albino. Ser diferente lo veo como una ventaja.

¿Por qué entiendes que tienes arraigo entre el pueblo?

Porque nunca he tenido una posición que la gente entienda que he dejado de ser de pueblo.

¿Te sientes satisfecho profesionalmente?

Nunca lo voy a estar, porque soy muy autocrítico. Sí estoy conforme en como he llevado de mi carrera, porque me siento en libertad y esa es mi mayor satisfacción. El camino mío no se lo recomiendo a nadie. Tengo un complejo de superioridad bien violento o ¿no te habías dado cuenta?

Sí... desde que pronunciaste el primer yo.

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