Encuentro de sabor y amistad
Fuente: El Nuevo Día, Puerto Rico. Por:
Hay mucha música que no hubiese sido escrita si a sus creadores no las uniera una amistad de esas grandes que derivan en proyectos comunes. Lo mismo sucede con muchos juntes musicales que reúnen en tarima a figuras de diversos trasfondos que se encuentran por cosas tan grandes como la música: el respeto, la amistad y la solidaridad.
Pocas veces eso ha sido tan evidente como lo fue anoche en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot gracias al “Encuentro”, que reunió una vez más -y luego de diez años desde aquel junte en un especial del Banco Popular- a Draco Rosa, Rubén Blades y Juan Luis Guerra.
Poco antes de las 9:30 p.m., se apagaron las luces y al instante aparecieron sobre una plataforma giratoria los tres músicos para cantar una de esas canciones que se suele dejar para el final, “Patria”. Lo de ellos fue emocional y apretarle los botones al público de entrada. A sus espaldas los rostros de cada uno en fotomontaje con las banderas de República Dominicana, Puerto Rico y Panamá. El público los recibió de pie. Aquí no era cuestión de ganarse a nadie, aquí era cuestión de encontrarse.
Sin duda, el momento más emocionante del inicio ocurrió cuando el público escuchó por primera vez a Draco cuando cantó esa estrofa que dice: “Patria son tantas cosas buenas”.
Rubén Blades quedó solo en tarima y se encargó de dar el saludo inicial y, tras cantar “Las calles” dijo: “Un placer estar aquí y lo primero que quiero decir es: Qué viva El Gran Combo de Puerto Rico, son 50 años. Para toda la familia de Puerto Rico esta canción”. Acto seguido cantó “Amor y control”. Apenas tres canciones y ya se veían parejas bailando y se escuchaba el público coreando.
Una escenografía sencilla, dos pantallas y un creativo juego de luces e imágenes enmarcaron el concierto en el que cada uno cantó poco más de media hora de canciones de su propia selección. Previo al concierto, los intérpretes compartieron con jóvenes estudiantes de la Escuela Libre de Música de Humacao.
“Rubén y yo estamos con Robi, lo queremos mucho y disfrutamos mucho de su vida y su sanidad porque está sano”, expresó Juan Luis Guerra poco antes de dedicarle a Draco la canción “En el cielo no hay hospital”. El dominicano demostró una vez más la fuerza que tiene sobre el escenario. En un santiamén puso a todo el mundo a bailar -los que se quedaron sentados movían los hombros- sobre todo cuando interpretó ese merengue rápido e histérico “La cosquillita”.
Vivo y vibrante
La actuación más emocionante de la noche fue el regreso al escenario de Draco Rosa. El público, sencillamente, se desbordó en gritos de apoyo y muestras de solidaridad. Escucharon sus canciones de pie y el hombre respondió con mucho más que la entrega de siempre. Aunque confrontó problemas de sonido al iniciar con “Noche fría” e hizo falta asistencia técnica para su micrófono, su voz se escuchó tan honda, rasgada y potente como siempre. Sobre todo cuando cantó “Penélope” con el aire oscuro que caracteriza su interpretación. Al entonar “Aleluya” lo dejó todo allí. Cantó, saltó, se dejó llevar.
“Esta es una noche muy especial, estoy muy agradecido con Dios por encima de todo. Recibo todo, gracias por ese contacto. Me llegan todas las buenas vibras. Estoy muy positivo. Hay mucha esperanza esta noche”, dijo el artista quien compartió el hecho de que ahora le da mucha más sed que de costumbre y tras continuar con su presentación invitó al público a posar con él para una foto. “Llevo casi dos años sin pisar un escenario y me hacía falta esto”. De inmediato, dio la espalda y las personas encendieron las luces de sus celulares y un amigo suyo tomó la fotografía que, de seguro, ha de verse como si estuviera rodeado por una gran sábana humana.
Con Rubén Blades cantó “El tiempo va” y con Juan Luis Guerra “Esto es vida”. “Voy a tomar un poco más de agua, antes me daban una copa de vino, un ron”, bromeó junto al cuatrista Christian Nieves, quien formó parte de su banda.
“Este último año y medio ha sido intenso. Pero me ha permitido conocer gente que te ayuda a hacer conexión con una fuerza mayor y acercarte a la vida. Gente que tiene familiares con esta cosa que no voy a nombrar.Yo estoy intensamente pensando en vida y lo digo sinceramente”, dijo con una honestidad y candidez que el público agradeció. “Juan Luis ha sido una de esas personas”.
Cerraron la noche cantando los tres “Ojalá que llueva” y “Qué bonita luna”. Media hora antes de la media noche terminó la velada. Sí. Fue memorable.
Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por: Rosalina Marrero-Rodríguez
Rubén Blades, Juan Luis Guerra y Robi Draco tienen varias cosas en común, pero su mejor punto de convergencia es la genialidad artística que cada uno aporta a lo suyo.
El concierto Encuentro, que anoche tuvo su primera de dos funciones en el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, es un banquete musical que el público de mujeres y hombres disfrutó de pie, bailando, cantando y aplaudiendo desde el inicio cerca de las 9:30 de la noche.
El concierto abrió abordando el sentimiento patriótico con el clásico Patria, interpretado por los tres grandes de la noche, cada uno apoyado por la bandera que representan (Panamá para Blades, República Dominicana para Guerra y Puerto Rico para Draco), proyectadas en pantallas gigantes.
Encuentro de tres gigantes
Al escucharse por vez primera la voz de Robi Draco, el público, que los recibió de pie, le dio un caluroso aplauso en celebración de su presencia en medio de su lucha contra el cáncer que le fue diagnosticado el pasado año.
Ya con la clave bien marcada, Rubén Blades inició su presentación con Las calles.
“Un placer estar aquí y lo primero que quiero decir es: ¡Que viva el Gran Combo de Puerto Rico! 50 años con Rafael (Ithier)”, expresó el cantante panameño.
Blades prosiguió la primera de la tres etapas que conformarían el show con una selección de sus éxitos musicales, como Amor y control y La caina.
El ex Ministro de Turismo de Panamá saludó a su colega Cheo Feliciano, con quien ya terminó de grabar una producción discográfica, antes de anunciar Vale más un guaguancó, del compositor boricua Catalino “Tite” Curet Alonso, a quien agradeció el trato que en vida le dio como persona y músico.
De Tite también interpretó La palabra adiós antes de despedirse con Decisiones.
Cúmulo de emociones
La transición a Luis Guerra se marcó con el medio giro de la tarima para traer al frente al cantautor dominicano y su orquesta.
Con todo el Choliseo bailando, el líder de la agrupación 4:40 cumplió su promesa de ofrecer puro merengue y son con La bilirrubina, A pedir su mano y Como yo, entre otros de sus éxitos.
“Rubén y yo estamos con Robi, porque Robi está sano”, expresó Juan Luis Guerra.
El reencuentro de Draco con los espectadores y viceversa fue la última etapa del espectáculo, pero sin duda la más esperada de la noche.
El músico y compositor fue recibido con una enérgica ovación de la audiencia, que pareció ignorar el problema que por unos instantes confrontó con el sonido al introducir Noche fría.
La voz del productor conserva su esencia. Se pudo mover entre los tonos bajos y altos sin dificultad, sobre todo en el número rockero Aleluya, con el que dio testimonio de la fe que lo ha mantenido de pie en su enfermedad.
“Quiero dar gracias a Dios por encima de todo y a ustedes. Gracias por mantenerse en contacto... Las energías, la buena vibra, estoy positivo, mucha esperanza aquí”, fueron sus expresiones de saludo tras un año y medio fuera de los escenarios.
Al terminar Aleluya, Robi pidió unos minutos para poder tomar agua, pues el efecto de los medicamentos le reseca la garganta. Fue entonces cuando llovieron los aplausos y los gritos repitiendo su nombre.
Poco después, pidió otros instantes para hacer una foto que recreara toda la escena.
“Estoy intensamente pensando en vida”, manifestó en otro momento.
El cierre del concierto reunió al trío de estrellas para cantar el tema de Juan Luis Guerra Qué bonita luna, tal como lo hicieron en el especial de una institución bancaria en 1993.
Este Encuentro se repetirá hoy, sábado, en el Choliseo, para así culminar lo que pudiera ser la primera etapa de una serie de presentaciones conjuntas por distintos países latinoamericanos.
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