17 abr 2010

Blades en Quito


Fuente: El Comercio, Ecuador

A las 20:35, de ayer, se prendió la salsa en el coliseo general Rumiñahui. La orquesta ecuatoriana Azuquito fue la encargada de preparar el escenario para la presentación del panameño Rubén Blades.

Presentaron temas como La murga, El cantante, Ave María Lola mientras los graderíos del coliseo aún recibían más público salsero. Dos parejas de baile se presentaban en las esquinas frontales del escenario. En una de ellas estaba el bailarín colombiano Quique Gaitán, director de la academia de salsa Tropical Dance. En cada salida las parejas lucían distinto vestuario. Eran trajes brillantes que resaltaban la energía del baile.

Luego se unió la voz del cantante Ítalo Torres, quien interpretó temas como El ratón, en su tributo al salsero Cheo Feliciano. Agradeció al maestro Lenin Palacios, director de Azuquito, por permitirle cantar con la orquesta.
Minutos antes, en los exteriores del coliseo aún había gente comprando entradas en la boletería y también negociando en la ya clásica reventa.

A las 22:00 los Seis del Solar empezaron a tocar. Lentamente las luces blancas, lilas, turquesas... se encendían. Rubén Blades apareció poco después, luciendo un terno negro, una camisa gris, una corbata y un sombrero blanco. Su primer tema de la noche fue El Padre Antonio y su monaguillo Andrés. La gente no tardó en ponerse de pie. Blades presentó luego de contar la historia de el "padre bueno" a Antonio Ortiz, tecladista.

Cuentas de amor siguió en el repertorio. Pero la gente se encendió con mayor fuerza cuando Blades interpretó Amor y control, uno de sus éxitos. A algunas personas entre el público hasta se le escaparon un par de lágrimas.

Luego Blades agradeció por el sombrero de paja toquilla que le regalaron en Ecuador. Lo reemplazó por un sombrero que hacía juego con su traje. Entonces agradeció al presidente Correa por la recepción que en su honor dio la noche del jueves. También dio gracias al público ecuatoriano por recibirlo.

Poco después las primeras notas de Decisiones hicieron gritar al público.

Buscando guayaba siguió en el repertorio. Luego Blades anunció la que dijo fue una de las primeras canciones que grabó con Willie Colón: Plantación adentro. Imágenes de hermosos amaneceres y paisajes diversos aparecían en la pantalla central del escenario. Blades cantaba y batía las maracas al son de la canción. Luego llegó la canción que lanzó en 1968, cuando estudiaba Ciencias Políticas en Panamá: Pablo Pueblo.

La anunció como su primera canción con sentido y la empezó a cantar con su mano derecha sosteniendo el micrófono y la izquierda en el bolsillo.

Una imagen donde aparecían banderas de diversos países a manera de collage apareció en la pantalla cuando Blades terminaba su interpretación de Plástico. Mientras mencionaba nombres de países de Latinoamérica, sobre las banderas aparecía la frase "una sola casa".

Luego conversó con el público sobre la importancia de valorar a las personas más allá de las apariencias.

Dijo que sus canciones aún tienen vigencia pese a los años, porque muchas cosas siguen igual que hace 30 años. Mencionó, por ejemplo, que ya es hora de que las mujeres ganen un sueldo igual al de un hombre, si hace exactamente el mismo trabajo. Entonces arrancó con el tema de esa niña 'de bien' que se enamora del músico: Ligia Helena.


personaje
Antes de subir al escenario del coliseo General Rumiñahui, para encender al público quiteño con su espectáculo, el cantautor panameño, Rubén Blades, cumplió con algunos compromisos sociales en la capital.

El artista llegó a la ciudad el miércoles por la tarde y el jueves por la mañana mantuvo un primer contacto con la prensa nacional. En esa rueda de prensa, brindada en el Swissôtel, Blades se dio tiempo para hablar de música y política, sus dos pasiones.

Allí, también recordó parte de su trayectoria y comparó la evolución de su música con el desarrollo que han tenido los países de la región en cuanto a las cuestiones políticas y sociales.

Con respecto a la situación de los disidentes cubanos, Blades aclaró que su posición “no es ideológica sino humanitaria”, pues no apoya al sistema que rige en la isla, pero tampoco está de acuerdo con el embargo sobre ella.

En la tarde de aquel día, el ‘Poeta de la salsa’ estuvo en el Palacio de Carondelet.

En el salón amarillo, el presidente Rafael Correa colocó sobre la chaqueta de Rubén Blades la condecoración al Mérito Cultural en el grado de Oficial.

Correa destacó la tarea que Blades realizó durante su función como ministro de Turismo de Panamá, en el gobierno de Martín Torrijos Espino. A su vez, el artista panameño se refirió a la educación y a la sensibilidad cultural que poseen los ecuatorianos.

Entre otros recuerdos, el compositor de recordados temas como Pedro Navaja y Plástico recibió un sombrero de Montecristi.

Una orquesta amenizó la consiguiente recepción y Blades subió al escenario para cantar e improvisar algunos temas junto a los músicos nacionales.

Ayer, Rubén Blades interrumpió su descanso de la mañana para brindar una entrevista exclusiva en Ecuavisa, después de lo cual se dirigió al escenario destinado como parada en su gira Todos vuelven, el coliseo Rumiñahui.

Allí, en compañía de los músicos de Seis del Solar, comprobó el estado de la infraestructura y realizó las pruebas de sonido.

Por la tarde se dirigió nuevamente hacia el hotel para descansar hasta que llegase la hora de su presentación. Los seguidores del músico, político y actor se dieron cita desde horas de la tarde en las afueras del coliseo.

La funciones de la gira Todos vuelven, que marca su regreso tras cinco años dedicados a la política, continúan esta noche, en el Coliseo Voltaire Paladines Polo, de Guayaquil.

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