Dia Nacional de la Salsa 2010: Fiesta pa'l Bailador
Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por: Ana Enid López Rodríguez
Quien diga que la salsa está moribunda no estuvo ayer en la vigesimoséptima edición del Día Nacional de la Zalsa, donde más de 20 mil seguidores del género se reunieron para cantar, bailar y gozar al ritmo de esta música.
La rica y variada oferta de este maratón salsero inició a la una de la tare, pero tuvo su punto más excitante pasadas las siete de la noche cuando subió a tarima la potente Orquesta del Día Nacional de la Zalsa, dirigida por el maestro Louis García y compuesta por reconocidos músicos del género. Esto como parte del segmento que sirvió como homenaje musical al compositor puertorriqueño Johnny Ortiz.
Pedro Brull sentó la pauta con sus interpretaciones de “Mi negrita” y “Prefiero ser rumbero”. Ray de la Paz no se quedó atrás con sus versiones de “Lluvia de tu cielo” y “Ojos”, popularizadas por Rubén Blades y Willie Colón. También hicieron su trabajo Luisito Carrión y Yolanda Rivera, la única representación femenina en el programa.
Pero sin duda, fue Gilberto Santa Rosa quien más se lució en los temas “Música popular” y “No se compara”, en los que dio cátedra de soneo, inspirando con los nombres de los homenajeados, Johnny Ortiz, Héctor Maisonave y “Paleco”. A ello se sumó la descarga de la orquesta, que con cinco trompetas y cuatro trombones hizo retumbar el estadio.
La entrega del Caballero de la Salsa fue retribuida con ovaciones de parte del público. Para su despedida con “La raza latina’ Santa Rosa invitó al escenario a sus colegas Charlie Aponte, Jerry Rivas, Luisito Carrión, Pedro Brull, Yolanda Rivera y Victoria Sanabria, quien sacó la cara por las féminas con sus excelentes improvisaciones. El junte fue definitivamente el éxtasis de los salseros. Maracas en mano, bailando y cantando el autor de “Catalina La O” disfrutó de cada interpretación desde un costado de la tarima.
Al cierre del evento, Luis Enrique tomó el escenario para hacerse cargo de la conclusión del evento, interpretando un medley de sus éxitos de los años '80.
El Día Nacional de la Zalsa arrancó con el debut de la orquesta Del Sur al Norte, dirigida por Julito Alvarado. La agrupación, con apenas dos años de existencia, dejó claro que la salsa tiene mucho futuro y lo hizo frente al público más exigente del género, ganando aplausos con temas como El bacalao, Herramienta, y La manía de mi mujer. “Esta es una oportunidad gigante para nosotros”, agradeció al micrófono el cantante Joel Adorno.
El segundo turno fue para La Puertorriqueña de Don Perignon, que aunque cuenta con más experiencia, también hizo su debut en el prestigioso escenario. La orquesta demostró con su afinque y sonido por qué es una de las preferidas del bailador.
“Esta ha sido una experiencia fenomenal, me siento bien complacido con mis músicos y orgulloso de haber calentado la tarima para El Gran Combo”, comentó Don Perignon a Primera Hora al concluir su intervención.
Fiesta pa’l bailador en el Día Nacional de la Salsa
Fuente: Primera Hora, Puerto Rico. Por: Mariela Fullana Acosta
El público salsero volvió a disfrutar ayer de su día con la celebración de la vigésima séptima edición del Día Nacional de la Zalsa, dedicada al compositor puertorriqueño Johnny Ortiz. Desde las 10:00 de la mañana, cientos de personas comenzaron a llegar hasta el estadio Hiram Bithorn en Hato Rey para gozar de este evento. El tapón en la avenida Roosvelt era imposible a las 12:00 del mediodía y, minutos antes de que el evento arrancara, amenazaba con llover. Pero ni el tumulto de vehículos, ni la lluvia intermitente que cayó, ni el sol ardiente posterior fueron disuasivos suficientes para que los salseros tomaran otra ruta que no fuera la del Día Nacional de la Zalsa, que organiza la emisora Z-93.
En el estacionamiento del estadio Hiram Bithorn se iba sintiendo el ambiente festivo desde temprano. Fueron varios los que prefirieron montar su propia fiesta, fuera del recinto, con carpas personalizadas en las que no faltaron los instrumentos. Uno de los que se destacaban, era el improvisado quiosco El Timbiriche, cuyos “clientes” lucían camisas azul cielo con el nombre del negocio. Además de contar con calderos con arroz guisao, chuletas al horno y bebidas de todo tipo, El Timbiriche se caracterizaba porque encima de una guagua pickup, los encargados del quiosco ubicaron una vellonera roja que acompañaba a los que se animaban a tocar el timbal, la campana, las maracas…
“Llevamos siete años haciendo lo mismo. El Timbiriche es un negocio en Toa Baja y siempre hacemos esto para compartir con todos nuestros clientes… Hay gente que entra al evento y otros que se quedan acá fuera disfrutando”, señaló Dalty Mendoza, administrador del negocio, mientras volteaba unas chuletas.
Ya dentro del estadio, todo era color. Las banderas de Puerto Rico ondeaban y las sombrillas de playa y de lluvia danzaban al ritmo del movimiento de los asistentes.

“Ésta es como mi ocho vez… Me encanta venir porque ésta es mi raíz, es la música que me crió a mí y es la música de mis padres”, destacó Jimmy Meléndez, de 60 años y quien reside en la ciudad de Nueva York. Bailando como trompo, se encontraba la familia Román Maldonado, de Vega Alta, que lleva más de diez años asistiendo a este evento. Lucy García, quien alegó ser Miss Piel Canela, no pudo resistir las cámaras y rápido se puso a posar frente a la bandera de Puerto Rico que tenía la familia Román Maldonado.
“Es la primera vez que estoy aquí, pero es que me contrataron… La gente se pasa sacándome fotos”, dijo Lucy mientras movía sus hombros casi involuntariamente al ritmo de la música. Bailando en clave estaban Francisco Dávila y Milagros Delgado. Él es de Caguas, ella, de Canóvanas. Son amigos y se ven una vez al año; en el Día Nacional de la Zalsa.
“Aquí, nada más… Ni nos llamamos, ni ná, sólo nos vemos aquí y bailamos”, explicó Francisco Dávila, mientras Milagros se reía y expresaba que este evento era “lo máximo”.
La joven de 18 años Greycha Rodríguez, de Canóvanas, no paraba de reírse, ni de bailar. Con ella, un grupo de amigos y familiares, quienes lucían camisetas rojas en las que se leía: “Cocolo de pura cepa 100% San Isidro”.
“Siempre los traigo para que se desenvuelvan en algo distinto”, comunicó Rafael Rodríguez, de 40 años y padre de Greycha.
La mayoría de los asistentes bailaban, pero también había otros que preferían sentarse en sus sillitas de playa y tomarlo con calma. Uno de ésos era Rigo Ayala, de 47 años y del pueblo de Comerío, quien junto con su hijo y amigos echaba un partidito de dominó al tiempo que se cobijaba del sol con una pava.
“Éste es el día de nosotros, a los que nos gusta la salsa de verdad”, comunicó. Cerca de Rigo, estaba Víctor Landrau, de 74 años y del pueblo de Carolina, quien cautivó a los asistentes por su impresionante parecido con el fenecido compositor Tite Curet Alonso.
“Me lo han dicho, pero no somos familia, sólo fuimos amigos y era lo más grande”, indicó.
El sol picaba con fuerza en la piel y el sudor se iba apoderando de los presentes, quienes se entregaban al ritmo en medio de un tornado de olores que incluían sudor, sunblock, colonia de frutas, alcohol y humo de fritura.
“Yo soy salsero de la mata, de corazón y te digo que la salsa nunca va a morir, mira esto como está, mira esto”, expresó José Luis Rodríguez, de Caguas, con una sonrisa danzarina.
Viva la Salsa
Fuente: El Nuevo Día. Por Javier Colón Dávila
Ante un casi abarrotado Estadio Hiram Bithorn, los salseros se congregaron ayer en el 27mo Día Nacional de la Salsa, donde se homenajearon a los vivos y donde quedó demostrado que nadie le pone un pie al frente a El Gran Combo.
La velada comenzó a eso de la 1:00 p.m. con la entrada en escena de Julito Alvarado y la orquesta del Sur Al Norte.
“La salsa está muy viva, pregúntale al bailador”, cantaban en uno de sus coros.
Precisamente uno de esos bailadores, José González, veterano de más de una decena de estos conciertos organizados por la emisora Z-93, echaba unos pasitos con su esposa Elena al ser abordado por este diario.
“¡Jamás!”, contestó a la pregunta de si la salsa ha decaído en popularidad.
“Salgo todos los sábados a bailar y ves mucha acción en la calle”, aseguró González.
Edgardo Rosado, un cagüeño de 49 años, no está tan seguro.
“La economía, mano”, fue su respuesta a la pregunta de si en efecto hay menos lugares para bailar salsa en la Isla.
En su caso, sus pistas favoritas son las de El Rancho de los Trovadores y El Patio, ambos en el municipio donde vive.
Rebecca González, de 29 años y natural de Guánica, llegó al mundo de la salsa por conducto de su madre y ayer se gozaba su decimocuarto Día Nacional de la Salsa consecutivo. Ella se da sus pasos en el local Monte Susúa, en Yauco, y el Centro de Convenciones de dicho municipio.
“Los salseros ahora son de mayor edad”, dijo mientras observaba a su alrededor muy cerca de la tarima.
Lo que no está en duda es la pasión con que los “cocolos” siguen su música. No faltó quien se presentara con un cencerro o un par de maracas o quien, a falta de instrumentos, lanzara golpes al aire simulando que tocaba unos timbales. Tampoco podían faltar las tertulias con “refrigerios” en el estacionamiento y las camisillas con la bandera de Puerto Rico.
Entre los presentes se encontraba el ex campeón mundial de boxeo Wilfredo Benítez y el representante novoprogresista Georgie Navarro. Y aunque ya no están entre los vivos, figuras como Ismael Rivera, Héctor Lavoe y Frankie Ruiz se hicieron presentes en las camisas de decenas de salseros.
Pero los boricuas no fueron los únicos en sudar la clave, pues el evento atrajo visitantes de países de América Latina como Perú, Uruguay, Venezuela, República Dominicana y Colombia, de donde es natural Alex “El Paisa” Espina, un locutor que labora para la emisora Radio Planeta, con base en Bilbao, España.
“La segunda casa de los soneros está en Cali y en Medellín”, dijo orgulloso. “Los colombianos somos los custodios de la salsa y no la vamos a dejar morir”.
Día de homenajes
El evento fue dedicado oficialmente al productor Héctor Maisonave y al compositor Johnny Ortiz. Maisonave fue el primer productor que organizó un show de salsa en el Madison Square Garden de Nueva York y fue manejador de artistas como Ismael Miranda, Tito Rodríguez, La Lupe, Héctor Lavoe e India.
“Tanto premio y tanto halago me está dando un mensaje que no me gusta”, dijo Maisonave desde la tarima arrancando risas en la audiencia.
Nacido en Puerto Rico, se trasladó en su juventud a Nueva York. Sin embargo, ayer dejó bien claro de dónde es.
“Yo soy puertorriqueño. Nací en Puerto Rico, me crié en Puerto Rico y estudié en Puerto Rico”, dijo.
Ortiz, mientras, tuvo la oportunidad de cantar junto a El Gran Combo una de sus piezas: ‘Lírica borincana’. La “Universidad de la Salsa”, que con su presencia levantó los ánimos de los presentes al tiempo que salía el sol, también tocó ‘Moforibale al tambor’, ‘El negrito’, ‘Arroz con habichuela’ y ‘Timbalero’, entre otras.
También recibió un reconocimiento el saxofón de Los Mulatos del Sabor, Eddie “La Bala” Pérez, quien en su breve discurso prefirió hablar del fundador de la orquesta, Rafael Ithier.
“Hemos recorrido gran parte del planeta y se lo debemos a él”, dijo Pérez.
Todavía con El Gran Combo en escena fue condecorado el timbalero, heladero y “band boy” de prácticamente todos los salseros que han alcanzado fama en el negocio: Ángel Luis Córdova, “Paleco”, quien tiró un solo de timbales en medio de una pieza que precisamente habla sobre él.
La larga jornada de ocho horas de música también contó con la participación de Don Perignon y La Puertorriqueña, La Corporación Latina, Orquesta Zodiac, Pedro Brull, Ray de la Paz, Luisito Carrión, Yolanda Rivera, Gilberto Santa Rosa y Luis Enrique.
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