Ralphi Cien
Ahora que está terminando el Carnaval de Barranquilla en Colombia, queremos hacer referencia a la figura de Rafael Figueroa, destacado promotor salsero del hermano país, quien falleciera el pasado viernes 12 en pleno inicio del Carnaval.
A continuación una semblanza sobre Figueroa, conocido por todos como Ralphi Cien.
Murió Ralphi Cien, rey Momo de 1996 y figura salsera barranquillera
Fuente: El Tiempo, Colombia. Por: DILIA ESTHER BOLÍVAR
Rafael Figueroa, más conocido en el mundo de la farándula como 'Ralphi Cien', dejó de existir ayer en la antesala de Barranquilla. Tenía 74 años.
Era el propietario y fundador del famoso estadero de música salsa La Cien, ubicado en el barrio Rebolo, sitio por donde pasaron reconocidos artistas y personalidades del mundo político y empresarial, entre otros, no solo de Colombia sino también del exterior.
"Yo no soy médico ni abogado, ni tampoco un ingeniero, pero tengo swing que muchos quisieran tener", con este estribillo de la canción El Swing, del Gran Combo de Puerto Rico, se identificó Figueroa desde que se inició en el mundo de la salsa.
Autodenominado como 'el hombre más feliz del mundo', durante años Rafael se dedicó a fortalecer su estadero y poco a poco se metió de lleno en el mundo musical.
Este hecho le permitió codearse con artistas internacionales de la talla de Celia Cruz, los integrantes del Gran Combo de Puerto Rico, Joe Quijano, Joe Cuba, Héctor Lavoe, entre otros, músicos que en su mayoría pasaron por su establecimiento.
Pero no solo la salsa era el delirio de 'Ralphi Cien'. Como buen currambero, orgulloso de lo propio, amaba profundamente el Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad: el Carnaval de Barranquilla.
Y precisamente por esa pasión que le cautivaban las fiestas, en 1996, María Cecilia Donado, soberana de las carnestolendas de ese año, lo invitó para que le acompañara a presidir la manifestación cultural más importante del país.
"Ese es uno de las más grandes satisfacciones que me llevaré a la tumba cuando parta", expresaría en alguna ocasión a esta reportera hace un par de años. "Eso fue algo que viví plenamente, con el corazón y el alma. Hacer parte viva del Carnaval de mi tierra es algo que no tiene comparación".
El 15 de octubre de 1959, Figueroa abrió al mundo las puertas de La Cien, el estadero que en pocos años llegó a convertirse en el preferido de miles de personas de todos los rangos, clases sociales y profesiones, por su música, la mayoría de ella exclusiva, traída desde diferentes lugares del planeta por el propio Ralphi que, a pesar de su juventud, rápidamente se volvió un especialista de este género.
"A mi establecimiento llegaba gente de todos los lugares del país para comprarme música y como sabían que yo viajaba, me la encargaban. Tuve todo para volverme millonario. Sin embargo, nunca fui egoísta y compartí mis conocimientos y nunca la negué a nadie un disco que me solicitara", decía con gran satisfacción.
Desde su fundación, La Cien se caracterizó por abrir sus puertas a altas horas de la noche para recibir a todos los que llegaban a ella después de terminar las rumbas en otro lado.
"Acá venía gente que salía de matrimonios, quinceañeros o cualquier tipo de celebración. Todos llegaban buscando la 'ñapa'. Venían a escuchar música buena y a tomarse sus traguitos para finalizar los festejos. Aunque los alrededores del establecimiento tienen fama de peligrosos, el que llegaba a La Cien se sentía seguro y protegido. Más aún porque aquí llegaba gente importante con escoltas entonces eso le daba cierto grado de seguridad al lugar", manifestaba.
Hace cerca de 20 años, 'Ralphi Cien' fue diagnosticado como diabético y aunque sabía que la enfermedad avanzaría poco a poco, no se cuidó lo suficiente para evitar que eso sucediera. A todo eso se sumó la decaída del estadero, empezando por la inseguridad que con los años aumentó en el sector.
La diabetes que padecía fue ganándole a sus fuerzas y ya había empezado a ser evidente. La dificultad para caminar y sostenerse por sí solo, pérdida parcial de la visión, entre otros, fueron algunos de los aspectos negativos que brotaron en su humanidad.
"Lo único que le pido a Dios es estar vivo el día que la Cien cumpla cincuenta años de existencia", decía en repetidas ocasiones. Y El Señor le cumplió su deseo.
A continuación una semblanza sobre Figueroa, conocido por todos como Ralphi Cien.
Murió Ralphi Cien, rey Momo de 1996 y figura salsera barranquillera
Fuente: El Tiempo, Colombia. Por: DILIA ESTHER BOLÍVAR
Rafael Figueroa, más conocido en el mundo de la farándula como 'Ralphi Cien', dejó de existir ayer en la antesala de Barranquilla. Tenía 74 años.
Era el propietario y fundador del famoso estadero de música salsa La Cien, ubicado en el barrio Rebolo, sitio por donde pasaron reconocidos artistas y personalidades del mundo político y empresarial, entre otros, no solo de Colombia sino también del exterior.
"Yo no soy médico ni abogado, ni tampoco un ingeniero, pero tengo swing que muchos quisieran tener", con este estribillo de la canción El Swing, del Gran Combo de Puerto Rico, se identificó Figueroa desde que se inició en el mundo de la salsa.
Autodenominado como 'el hombre más feliz del mundo', durante años Rafael se dedicó a fortalecer su estadero y poco a poco se metió de lleno en el mundo musical.
Este hecho le permitió codearse con artistas internacionales de la talla de Celia Cruz, los integrantes del Gran Combo de Puerto Rico, Joe Quijano, Joe Cuba, Héctor Lavoe, entre otros, músicos que en su mayoría pasaron por su establecimiento.
Pero no solo la salsa era el delirio de 'Ralphi Cien'. Como buen currambero, orgulloso de lo propio, amaba profundamente el Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad: el Carnaval de Barranquilla.
Y precisamente por esa pasión que le cautivaban las fiestas, en 1996, María Cecilia Donado, soberana de las carnestolendas de ese año, lo invitó para que le acompañara a presidir la manifestación cultural más importante del país.
"Ese es uno de las más grandes satisfacciones que me llevaré a la tumba cuando parta", expresaría en alguna ocasión a esta reportera hace un par de años. "Eso fue algo que viví plenamente, con el corazón y el alma. Hacer parte viva del Carnaval de mi tierra es algo que no tiene comparación".
El 15 de octubre de 1959, Figueroa abrió al mundo las puertas de La Cien, el estadero que en pocos años llegó a convertirse en el preferido de miles de personas de todos los rangos, clases sociales y profesiones, por su música, la mayoría de ella exclusiva, traída desde diferentes lugares del planeta por el propio Ralphi que, a pesar de su juventud, rápidamente se volvió un especialista de este género.
"A mi establecimiento llegaba gente de todos los lugares del país para comprarme música y como sabían que yo viajaba, me la encargaban. Tuve todo para volverme millonario. Sin embargo, nunca fui egoísta y compartí mis conocimientos y nunca la negué a nadie un disco que me solicitara", decía con gran satisfacción.
Desde su fundación, La Cien se caracterizó por abrir sus puertas a altas horas de la noche para recibir a todos los que llegaban a ella después de terminar las rumbas en otro lado.
"Acá venía gente que salía de matrimonios, quinceañeros o cualquier tipo de celebración. Todos llegaban buscando la 'ñapa'. Venían a escuchar música buena y a tomarse sus traguitos para finalizar los festejos. Aunque los alrededores del establecimiento tienen fama de peligrosos, el que llegaba a La Cien se sentía seguro y protegido. Más aún porque aquí llegaba gente importante con escoltas entonces eso le daba cierto grado de seguridad al lugar", manifestaba.
Hace cerca de 20 años, 'Ralphi Cien' fue diagnosticado como diabético y aunque sabía que la enfermedad avanzaría poco a poco, no se cuidó lo suficiente para evitar que eso sucediera. A todo eso se sumó la decaída del estadero, empezando por la inseguridad que con los años aumentó en el sector.
La diabetes que padecía fue ganándole a sus fuerzas y ya había empezado a ser evidente. La dificultad para caminar y sostenerse por sí solo, pérdida parcial de la visión, entre otros, fueron algunos de los aspectos negativos que brotaron en su humanidad.
"Lo único que le pido a Dios es estar vivo el día que la Cien cumpla cincuenta años de existencia", decía en repetidas ocasiones. Y El Señor le cumplió su deseo.
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