Cerrando el Cubadisco una gala para Rafael Hernandez (y concierto de Danny Rivera)

Por OMAR VÁZQUEZ (Granma)
Quizás muchos piensen todavía que Rafael Hernández, uno de los grandes compositores puertorriqueños de todos los tiempos, sea un autor cubano. Tanta fue su implantación en el imaginario musical de la mayor de las Antillas, que incluso durante cinco años dirigió la orquesta del habanero Teatro Fausto, y compuso obras muy enraizadas en nuestro pueblo.
Por todo esto fue más que merecida la Gala Homenaje ofrecida al compositor boricua (1891–1965), en el Teatro América como parte de Cubadisco 2009, que desde el inicio corrió a gran nivel por la sorprendente demostración de jóvenes intérpretes que, aunque muchos de ellos se expresan mediante el rock, el pop y otras cuerdas, se metieron acertadamente en el pegajoso son y la guaracha, y el romanticismo bolerístico de la creación de Hernández.
Apoyados en una excelente orquesta, conformada por las cuerdas de la Sinfónica Nacional, Giraldo Piloto y su grupo Klímax y otros notables músicos, dirigidos por Juan Antonio Leyva, vocalistas como Yakelín Bell, Dayani Lozano, Sory y Pedro Lugo (El Nene) encabezaron el acierto musical, con sus interpretaciones de Corazón no llores, hasta Capullito de alelí; seguidos por el multifacético Bobby Carcassés, Moisés Valle (Yumurí), Vania y Augusto Enríquez, quien, cuando interpretaba Perfume de gardenia y ante un desperfecto del micrófono, dio muestra de profesionalidad y siguió cantando sin amplificación —tiene potencia vocal para hacerlo—, lo que el público premió puesto de pie, ayudado por la orquesta conducida, a la sazón, por Demetrio Muñiz.
Cuando Omara Portuondo (acompañada también por el guitarrista Manuel Galván, su compañero del exitoso Buenavista Social Club), comenzó a desgranar Silencio, a dúo con Andy Montañez, creímos que estábamos en el cenit de la Gala; pero, Andy siguió con Preciosa y Buche y pluma na¢ ma, con El Nene, para que el son reinara para siempre en la noche.
La velada fue la confirmación de una trayectoria de excelencia que comparten dos pueblos hermanos. No olvidemos cómo Rafael Hernández, a su mérito artístico, unió el compromiso en la lucha de su pueblo contra la opresión colonial, cuya muestra mayor es Lamento borincano.
Quizás muchos piensen todavía que Rafael Hernández, uno de los grandes compositores puertorriqueños de todos los tiempos, sea un autor cubano. Tanta fue su implantación en el imaginario musical de la mayor de las Antillas, que incluso durante cinco años dirigió la orquesta del habanero Teatro Fausto, y compuso obras muy enraizadas en nuestro pueblo.
Por todo esto fue más que merecida la Gala Homenaje ofrecida al compositor boricua (1891–1965), en el Teatro América como parte de Cubadisco 2009, que desde el inicio corrió a gran nivel por la sorprendente demostración de jóvenes intérpretes que, aunque muchos de ellos se expresan mediante el rock, el pop y otras cuerdas, se metieron acertadamente en el pegajoso son y la guaracha, y el romanticismo bolerístico de la creación de Hernández.
Apoyados en una excelente orquesta, conformada por las cuerdas de la Sinfónica Nacional, Giraldo Piloto y su grupo Klímax y otros notables músicos, dirigidos por Juan Antonio Leyva, vocalistas como Yakelín Bell, Dayani Lozano, Sory y Pedro Lugo (El Nene) encabezaron el acierto musical, con sus interpretaciones de Corazón no llores, hasta Capullito de alelí; seguidos por el multifacético Bobby Carcassés, Moisés Valle (Yumurí), Vania y Augusto Enríquez, quien, cuando interpretaba Perfume de gardenia y ante un desperfecto del micrófono, dio muestra de profesionalidad y siguió cantando sin amplificación —tiene potencia vocal para hacerlo—, lo que el público premió puesto de pie, ayudado por la orquesta conducida, a la sazón, por Demetrio Muñiz.
Cuando Omara Portuondo (acompañada también por el guitarrista Manuel Galván, su compañero del exitoso Buenavista Social Club), comenzó a desgranar Silencio, a dúo con Andy Montañez, creímos que estábamos en el cenit de la Gala; pero, Andy siguió con Preciosa y Buche y pluma na¢ ma, con El Nene, para que el son reinara para siempre en la noche.
La velada fue la confirmación de una trayectoria de excelencia que comparten dos pueblos hermanos. No olvidemos cómo Rafael Hernández, a su mérito artístico, unió el compromiso en la lucha de su pueblo contra la opresión colonial, cuya muestra mayor es Lamento borincano.
¿Y para el 2010?...
Cubadisco 2009 cerró ayer su agenda en la capital cubana con el anuncio de que la próxima edición, en la primavera del año venidero, estará dedicada al arte del repentismo.
Al adelantar la convocatoria, Ciro Benemelis, presidente del Comité Organizador, recordó cómo la improvisación de versos en el canto registra una larga tradición en el ámbito hispanoamericano, vinculada a las expresiones más auténticas de las culturas populares.
"La décima y las tonadas cubanas se hermanarán con otros metros y músicas que hablan de sueños y esperanzas", subrayó antes de precisar el compromiso personal del notable improvisador Alexis Díaz Pimienta con la organización de la cita.
Al adelantar la convocatoria, Ciro Benemelis, presidente del Comité Organizador, recordó cómo la improvisación de versos en el canto registra una larga tradición en el ámbito hispanoamericano, vinculada a las expresiones más auténticas de las culturas populares.
"La décima y las tonadas cubanas se hermanarán con otros metros y músicas que hablan de sueños y esperanzas", subrayó antes de precisar el compromiso personal del notable improvisador Alexis Díaz Pimienta con la organización de la cita.
Actualizando:
25 de mayo de 2009, 06:29La Habana, 25 may (PL)
El cantautor puertorriqueño Danny Rivera ofreció aquí un concierto en compañía de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba que puso de pie al público en el Teatro Karl Marx en la clausura de la Feria Cubadisco 2009.
El recital ofrecido por quien es conocido en su país como el Cantante Nacional fue disfrutado por un público que ovacionó cada una de las canciones magistralmente interpretadas y acompañadas por la Sinfónica dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa.
Por si fuera poco, el boricua regaló momentos inolvidables con Frank Fernández, fundador de la escuela pianística contemporánea, quien lo acompañó al piano en la interpretación, entre otras, de lo que se ha convertido en imprescindible en su repertorio, Madrigal, solicitada reiteradamente por el público que colmo la sala.
Otro momento especial aconteció con Danny al lado de Omara Portuondo, la cantante cubana con mayores lauros en el exterior, con quien en un inigualable dúo ocasional, interpretaron, como ellos sólo podían hacer y acompañados al piano por Frank, la siempre joven 20 Años, que hizo famosa a Maria Teresa Vera.
Danny Rivera le cantó al amor, la amistad, la familia, la libertad, al pueblo. Canciones con las que se formó, tal y como él mismo afirmó, entre ellas: Amar o morir, Ódiame, Con las alas rotas, Mi viejo, Amada amante, Los hombres de rabia lloran, Jesucristo, Libre, y Tu pueblo, entre otras.
Luego llegó la magia de Frank Fernández al piano. Rivera evocó algunas piezas de su disco Las amargas verdades, con letras de Sindo Garay y del puertorriqueño Rafael Hernández.
También se hizo acompañar en algunas de sus piezas por el grupo vocal Novel Voz, y el Coro Nacional de Niños, a quienes, junto a Puerto Rico, estuvo dedicado además este Cubadisco 2009.
Como colofón de la velada, y cuando parecía que Cubadisco ya decía adiós hasta el año próximo, entró en escena Alexis Díaz Pimienta, para con su verso en seguidilla, recordar que la Feria del 2010 estará dedicada a la música campesina y a todos los repentistas del mundo.
En esta gala clausura se hizo entrega del Premio al Productor Fonográfico del Cubadisco 2009 a Frank Fernández y el Premio de Honor a Danny Rivera.
El recital ofrecido por quien es conocido en su país como el Cantante Nacional fue disfrutado por un público que ovacionó cada una de las canciones magistralmente interpretadas y acompañadas por la Sinfónica dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa.
Por si fuera poco, el boricua regaló momentos inolvidables con Frank Fernández, fundador de la escuela pianística contemporánea, quien lo acompañó al piano en la interpretación, entre otras, de lo que se ha convertido en imprescindible en su repertorio, Madrigal, solicitada reiteradamente por el público que colmo la sala.
Otro momento especial aconteció con Danny al lado de Omara Portuondo, la cantante cubana con mayores lauros en el exterior, con quien en un inigualable dúo ocasional, interpretaron, como ellos sólo podían hacer y acompañados al piano por Frank, la siempre joven 20 Años, que hizo famosa a Maria Teresa Vera.
Danny Rivera le cantó al amor, la amistad, la familia, la libertad, al pueblo. Canciones con las que se formó, tal y como él mismo afirmó, entre ellas: Amar o morir, Ódiame, Con las alas rotas, Mi viejo, Amada amante, Los hombres de rabia lloran, Jesucristo, Libre, y Tu pueblo, entre otras.
Luego llegó la magia de Frank Fernández al piano. Rivera evocó algunas piezas de su disco Las amargas verdades, con letras de Sindo Garay y del puertorriqueño Rafael Hernández.
También se hizo acompañar en algunas de sus piezas por el grupo vocal Novel Voz, y el Coro Nacional de Niños, a quienes, junto a Puerto Rico, estuvo dedicado además este Cubadisco 2009.
Como colofón de la velada, y cuando parecía que Cubadisco ya decía adiós hasta el año próximo, entró en escena Alexis Díaz Pimienta, para con su verso en seguidilla, recordar que la Feria del 2010 estará dedicada a la música campesina y a todos los repentistas del mundo.
En esta gala clausura se hizo entrega del Premio al Productor Fonográfico del Cubadisco 2009 a Frank Fernández y el Premio de Honor a Danny Rivera.
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